No hay nada más desesperante que no poder dormir cuando estás exhausto y enfermo. El descanso es una parte esencial de la capacidad del cuerpo de combatir las enfermedades, por eso dormir bien en la noche debe ser una prioridad para ti cuando estás enfermo. Si eres un adulto que no logra conciliar el sueño cuando está enfermo, adopta medidas para aliviar los síntomas específicos que presentas al acostarte, crea un ambiente relajante para dormir y elige los medicamentos adecuados.

Método 1
Método 1 de 4:
Aliviar tu enfermedad a la hora de acostarte

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    Aprende a tratar una fiebre. La fiebre ayuda al cuerpo a combatir las infecciones, así que es mejor dejar que siga su curso en vez de tratarla, a menos que sea superior a 39 °C (102 °F) (para los adultos). Sin embargo, existen formas de sentirte más cómodo si tienes fiebre alta al momento de acostarte.
    • Si la fiebre supera los 39 °C (102 °F), toma ibuprofeno, paracetamol o aspirina. Sigue siempre la dosis adecuada que indica el paquete y llama al doctor si la fiebre es superior a 39,4 °C (103 °F) o dura más de 3 días.[1]
    • Si la fiebre es más baja, ponte un pijama delgado, utiliza solo sábanas en vez de una manta o incluso duerme desnudo si así te sientes más cómodo. También puedes acostarte con el pelo húmedo o dormir con un trapo húmedo en la frente o el cuello, siempre y cuando no sientas mucho frío.
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    Trata la tos. Los ataques de tos son extremadamente perturbadores a la hora de dormir. Eleva el cuerpo con varias almohadas al acostarte e intenta dormir de costado para evitar la acumulación de líquidos en los pulmones.
    • Toma una cucharada de miel para recubrir la garganta antes de dormir. También puedes tomar té con miel para disminuir las ganas de toser mientras concilias el sueño.
    • Si tienes tos productiva (es decir, con flema), toma un medicamento para expulsar parte del moco una hora antes de acostarte. A este producto se le llama "expectorante" y te hace escupir el moco.
    • También puedes tomar un antitusivo o utilizar un ungüento calmante como Vicks Vaporub.
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    Alivia los dolores corporales. Es muy difícil conciliar el sueño cuando te duele el cuerpo, ya sea debido a la gripe, una infección o una lesión. Aliviar el dolor te ayudará a dormir más rápido y a quedarte dormido por más tiempo.
    • Toma un analgésico sin prescripción médica como el paracetamol o el ibuprofeno 30 minutos antes de acostarte.
    • Si el dolor persiste, prueba con el calor. Pon una bolsa de agua caliente en las zonas adoloridas. Si tienes una almohadilla térmica con un interruptor de apagado temporizado, también es seguro utilizarla al dormir.
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    Trata la irritación de garganta. Es muy difícil conciliar el sueño con una garganta irritada, puesto que la irritación parece intensificarse al acostarte.
    • Antes de acostarte, toma un té herbal con limón y miel. Puedes utilizar cualquier té herbal como la frambuesa o la manzanilla o preparar uno tú mismo dejando unas rodajas de limón en infusión en agua caliente y añadiendo 1 o 2 cucharaditas de miel. El calor alivia la garganta por sí solo, así que el tipo de té no es importante siempre y cuando no contenga cafeína.
    • Primero, toma un analgésico de acción prolongada como ibuprofeno 30 minutos antes de acostarte. Luego, cuando llegue el momento de acostarte, utiliza un espray adormecedor como Chloraseptic o Cepacol para adormecer de forma temporal el dolor y poder conciliar el sueño.
    • Ten un vaso de agua junto a tu cama para mantenerte hidratado. Toma cada vez que te despiertes durante la noche. Abraza un peluche o una bolsa caliente para distraerte. Utiliza miel para recubrir la garganta.
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    Toma medidas para aliviar las náuseas y el malestar estomacal. Los síntomas como los gases, la hinchazón, las náuseas, los vómitos o la diarrea pueden mantenerte despierto toda la noche. Toma un medicamento, como Pepto-Bismol, antes de acostarte e intenta ponerte cómodo.
    • Para las náuseas, también puedes tomar un té con jengibre. Si tienes jengibre y limón frescos, córtalos en rodajas y déjalos en infusión en una taza de agua hirviendo durante 5 minutos. Añade un poco de miel y toma esta infusión de a sorbos antes de acostarte. El jengibre y el limón ayudan a calmar el estómago.
    • Si tienes una almohadilla térmica, duerme en posición fetal alrededor de ella. De lo contrario, llena una media de tubo con maíz seco o arroz crudo y ata bien el extremo. Calienta la media en el microondas por 1 minuto. Los granos retendrán el calor y actuarán como una almohadilla térmica.
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    Trata la congestión o el goteo nasal. Si tu nariz gotea o está congestionada, es difícil respirar y esto puede costarte horas valiosas de sueño. Prueba las siguientes estrategias al momento de acostarte:
    • Eleva la cabeza con una o dos almohadas adicionales. Ya sea que tengas congestión o goteo nasal, el hecho de elevar la cabeza permitirá el drenaje de los senos nasales mientras duermes, lo que te facilitará la respiración.
    • Utiliza un enjuague nasal como la olla neti o un espray de solución salina poco antes de acostarte. Luego, suénate bien la nariz y toma un medicamento para el resfriado que sea específico para la congestión o el goteo nasal. Mantén una caja de pañuelos desechables junto a la cama. Aunque el medicamento debe reducir el flujo, aún es posible que necesites sonarte la nariz durante la noche.
    • Si tienes congestión nasal y te es difícil respirar por la nariz, cubre tus labios con una capa gruesa de bálsamo labial o vaselina e intenta respirar por la boca mientras duermes.

Método 2
Método 2 de 4:
Adoptar medidas para dormir bien en la noche

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    No tomes medicamentos que te pongan nervioso antes de acostarte. Si Benadryl te deja nervioso, toma la última dosis unas horas antes de acostarte. Lo ideal es utilizar un medicamento que no te estimule, pero en ocasiones no tienes otra alternativa. Lo mejor que puedes hacer es esperar a calmarte antes de acostarte.
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    Duerme en la posición adecuada cuando tengas congestión nasal. Al acostarte, la sangre llega fácilmente a la nariz e inflama las venas y los tejidos de la zona porque no tiene que luchar contra la gravedad. Por esa razón, parece que necesitas sentarte en la cama cada varios minutos para despejar la nariz cuando está congestionada.[2]
    • Levanta la cabeza con almohadas cuando intentes conciliar el sueño y deja que la gravedad mantenga la inflamación nasal bajo control.
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    Utiliza un espray nasal antes de acostarte. La congestión nasal que te impide respirar es una razón común para no poder dormir cuando estás enfermo. Utiliza un espray nasal localizado poco antes de acostarte y vuelve a utilizarlo conforme sea necesario durante la noche para mantener despejadas las vías nasales.
    • Los espráis nasales descongestionantes disminuyen la hinchazón de los senos y los tejidos nasales. Puedes encontrarlos con o sin prescripción médica, pero no debes utilizarlos por un periodo prolongado, nunca más de 3 días.[3]
    • Los espráis nasales con agua salada no contienen compuestos que disminuyen la hinchazón, pero aún son eficaces para soltar el moco y facilitar su expulsión para despejar las vías nasales al sonarte la nariz. Puedes utilizarlos tan seguido como sea necesario.
    • Las tiras nasales son una buena alternativa a los espráis si estos te mantienen despierto.
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    Toma una bebida caliente justo antes de irte a dormir. En ocasiones, la enfermedad te hace sentir tan mal que pierdes el apetito y las ganas de tomar líquidos, pero mantener el cuerpo hidratado es esencial para acelerar tu recuperación. Sin embargo, más importante aún para dormir es tomar una bebida caliente justo antes de acostarte para aliviar la irritación de garganta, inhibir la tos y expulsar el moco congestivo que puede dificultar la respiración.[4]
    • Evita las bebidas con cafeína (como el café y el té con cafeína) antes de acostarte. Busca versiones descafeinadas de tus bebidas calientes favoritas.
    • Existen tés específicos para ayudarle al cuerpo a combatir el resfriado en el supermercado, como los tés enriquecidos con vitamina C o equinácea.

Método 3
Método 3 de 4:
Crear un buen ambiente para dormir

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    Enciende un humidificador en tu habitación durante la noche. El humidificador es un aparato que genera niebla o vapor para aumentar la humedad del aire. Esto mantiene el moco suelto y facilita el paso del aire por las vías nasales durante el sueño.[5]
    • Sin embargo, el ruido que produce el humidificador podría impedirte dormir, así que opta por uno silencioso. Si vas a comprar uno nuevo, busca reseñas en Internet para tener una idea de qué tanto ruido hace.
    • Intenta mantener el humidificador justo al exterior de la puerta de tu habitación. De este modo, aún tendrás algo de humedad y reducirás el ruido.
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    Ajusta el termostato a una temperatura moderada. Las temperaturas extremas (sean frías o calientes) impiden tener una buena noche de sueño. El cerebro, encargado de regular la temperatura corporal sin que te des cuenta, intenta alcanzar distintas temperaturas internas cuando estás despierto, a diferencia de cuando estás dormido. Bajar ligeramente la temperatura externa le permitirá al cuerpo reducir su temperatura para descansar.[6] La temperatura ideal para dormir es de 20 °C (68 °F).
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    Mantén tu habitación oscura en la noche. Aunque tal vez creas que leer un libro o mirar televisión te ayudará a conciliar el sueño, la luz que utilizas para dichas actividades te mantendrá despierto por más tiempo. Cuando los ojos perciben y procesan la luz, el sistema nervioso estimula las zonas del cerebro que controlan las hormonas y la temperatura corporal. Al ocurrir esto, la química del cuerpo hace que te mantengas en un estado de alerta que te impide dormir.[7]
    • A la hora de dormir, apaga todas las fuentes de luz y cubre cualquier dispositivo que tenga luces parpadeantes para evitar mantener el cerebro activo.
    • Deja de utilizar cualquier dispositivo electrónico, como el celular, la tablet y la laptop, mínimo 30 minutos antes de acostarte (o mejor aún varias horas antes), puesto que la luz azul que emiten las pantallas te mantienen despierto.
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    Mantén un ambiente calmado y relajante. Si algún miembro de tu casa está escuchando música o mirando televisión con el volumen alto, pídele que lo baje lo suficiente para no escucharlo en tu habitación. Mientras menos distracciones tengas, más probabilidades tendrás de conciliar el sueño.

Método 4
Método 4 de 4:
Elegir los medicamentos adecuados

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    Conoce cómo reaccionas a los medicamentos. Aunque los efectos secundarios que figuran en las instrucciones del medicamento son un buen indicador de cómo reaccionarás al producto, observa la respuesta real de tu cuerpo a lo que introduces en él.
    • Por ejemplo, Benadryl produce somnolencia en algunas personas, mientras que a otras las hace sentirse muy nerviosas.
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    Evita los medicamentos para la gripe y el resfriado que incluyan efedrina o pseudoefedrina.[8] Podría ser necesario leer incluso las letras pequeñas del paquete para saber lo que en realidad contiene tu medicamento, pero en especial debes evitar dichos medicamentos si intentas tener una buena noche de sueño. Aunque estos descongestionantes te permiten respirar mejor, también son estimulantes ligeros que pueden mantenerte despierto.
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    Descifra el paquete del medicamento.[9] Los medicamentos sin prescripción médica suelen hacer afirmaciones en sus paquetes que están más dirigidas a promocionar la venta del producto que a informar sobre el tratamiento. Es bueno aprender la diferencia entre los términos “sin somnolencia”, “noche” y “día”.
    • El término “sin somnolencia” indica que el medicamento no contiene ingredientes diseñados para inducir el sueño. Sin embargo, esto no significa que esté formulado para mantenerte despierto o evitar que te pongas somnoliento. No asumas que los medicamentos sin somnolencia no te provocarán efectos secundarios: por ejemplo, muchos de ellos contienen pseudoefedrina.
    • Los medicamentos de “noche” o “PM” contienen compuestos diseñados para ponerte somnoliento. Ten cuidado con mezclar o duplicar las dosis. Si tu medicamento de “noche” ya trata la fiebre o el dolor, no le añadas fármacos adicionales para tratar dichos síntomas.
    • Los medicamentos de “día” o “AM” pueden ser equivalentes a las fórmulas “sin somnolencia” o contener cafeína para aumentar el estado de alerta. Lee el paquete con cuidado para saber lo que estás tomando. No asumas que los medicamentos de “día” no están diseñados de forma específica para ponerte somnoliento. Si tomas uno antes de acostarte, es posible que te mantenga despierto.
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    Ten cuidado con los medicamentos de “noche” en general.[10] Aunque estos pueden hacerte dormir rápido, la calidad del sueño que te dan no es un sueño reparador. Además, el alcohol presente en dichos medicamentos puede deshidratarte mientras duermes, lo que retrasa el proceso de recuperación.
    • Ciertos medicamentos de noche pueden volverse un hábito. La dependencia prolongada de dichos productos para dormir puede alterar los hábitos de sueño saludables.

Consejos

  • Duerme lo suficiente para permitirle al cuerpo combatir la enfermedad. No te acuestes muy tarde ni te levantes muy temprano.
  • No resistas las ganas de vomitar, ya que esta es la forma natural del cuerpo de expulsar la enfermedad. Después de vomitar, toma un vaso de agua para limpiar tu boca.
  • Si vomitas, es buena idea darte una ducha rápida antes de volver a acostarte.
  • No te cepilles los dientes justo después de vomitar, puesto que los dañarás más.

Acerca de este wikiHow

Luba Lee, FNP-BC, MS
Coescrito por:
Junta de revisión médica
Este artículo fue coescrito por Luba Lee, FNP-BC, MS. Luba Lee es una enfermera profesional certificada en Tennessee. Recibió su maestría en Ciencias de Enfermería en la Universidad de Tennesee en 2006. Este artículo ha sido visto 6327 veces.