El magnetismo ocurre cuando las partículas negativas y positivas de un objeto se alinean de una manera específica, lo cual crea una atracción o repulsión con respecto a las partículas cercanas. Siempre y cuando el metal tenga un poco de hierro, puedes magnetizarlo usando otro metal magnético o un electroimán.[1] Aunque es necesario que uses un imán fuerte para magnetizar otro metal, el producto del magnetismo probablemente no sea muy fuerte. Sin embargo, será suficiente para recoger un sujetapapeles o un tornillo. La fuerza del imán depende del contenido de hierro.

Método 1
Método 1 de 3:
Frotar el metal con un imán fuerte

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    Reúne los materiales necesarios. Para magnetizar un metal con este método, simplemente necesitas un imán fuerte y un pedazo de metal que contenga hierro. No podrás magnetizar metales que no contengan hierro.
    • Puedes comprar un imán fuerte, como el neodimio, en Internet.
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    Identifica el polo norte del imán. Todos los imanes tienen dos polos, un polo norte y un polo sur. El polo norte es el lado negativo, mientras que el polo sur es el lado positivo. Algunos imanes tienen polos con etiquetas sobre ellos.[2]
    • Si el imán no está etiquetado, puedes usar un imán identificador de polos magnéticos. Se trata de un imán que tiene los polos etiquetados sobre él. Coloca el identificador cerca del imán y observa a qué lado se adhiere. Los lados opuestos se atraen, así que si el imán se adhiere al polo sur del imán identificador, ese lado será el polo norte.
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    Frota el polo norte desde la mitad del metal hacia el extremo. Pasa el imán rápidamente presionándolo con firmeza a lo largo del pedazo de metal. El acto de frotar el imán a lo largo del metal permitirá que los átomos de hierro se alineen en una dirección. Golpear el metal varias veces proporcionará a los átomos más oportunidades para alinearse.[3]
    • Golpea nuevamente hacia el polo negativo al menos diez veces. Diez golpes es un buen número para empezar. Puedes dar más o menos golpes siempre y cuando el metal funcione como un imán según tus preferencias.
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    Pon a prueba el magnetismo. Golpea el metal contra una pila de sujetapapeles o trata de pegarlo sobre el refrigerador. Si los sujetapapeles se pegan o permanecen sobre el refrigerador, habrás magnetizado el metal lo suficiente. Si el metal no se magnetiza, continúa frotando el imán en la misma dirección a lo largo del metal.
    • Si vas a magnetizar un destornillador, colócalo junto a un tornillo para que observes si se adhiere a él.
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    Continúa frotando el imán contra el objeto para incrementar el magnetismo. Asegúrate de frotar siempre el imán en la misma dirección. Después de diez golpes, verifica el magnetismo nuevamente. Repite el procedimiento hasta que el imán sea lo suficientemente fuerte para levantar los sujetapapeles. Si frotas en la dirección opuesta al polo norte, en realidad desmagnetizarás el metal.[4]
    • Si el metal todavía no mantiene el magnetismo, probablemente no contenga mucho hierro. Usa este método nuevamente con un metal que contenga más hierro.

Método 2
Método 2 de 3:
Golpear el metal con un martillo

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    Reúne los materiales necesarios. Para magnetizar un metal usando un martillo, necesitarás una brújula, un martillo y un pedazo de metal que contenga un poco de hierro. Puedes comprar estos artículos en una ferretería local.
    • Es poco probable que una aleación de metal que no contenga hierro sea magnética. Con este método, no puedes magnetizar el oro puro, la plata, el cobre, etc.
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    Identifica el norte con la brújula. Las brújulas funcionan debido a los polos magnéticos de la Tierra. Hay una aguja magnetizada pequeña en la brújula que siempre apunta hacia el norte debido a los polos. Coloca la brújula plana sobre la mesa y deja que la aguja se balancee hasta que deje de moverse. La dirección hacia la que la aguja apunte será el norte.[5]
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    Sitúa el pedazo de metal mirando hacia el norte.[6] Coloca el pedazo de metal sobre una mesa y oriéntala de manera que se sitúe en la misma dirección de la aguja de la brújula (norte). El pedazo de metal debe situarse mirando hacia el norte, de manera que los átomos de hierro se alineen junto con el polo magnético de la Tierra.[7]
    • Asegura el pedazo de metal a la mesa usando cinta adhesiva o una abrazadera como un torno.
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    Golpea el extremo del metal con el martillo. Golpea el extremo inferior (extremo que apunta hacia el sur) de la pieza de metal con el martillo teniendo en cuenta que el metal esté asegurado en su lugar.[8] Golpear el metal permite que los átomos de hierro se desplacen alrededor y se alineen en la dirección del campo magnético de la Tierra.
    • Golpea el extremo varias veces para incrementar el magnetismo del metal.
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    Pon a prueba el magnetismo del metal. Coloca la pieza de metal en la parte superior de algunos sujetapapeles y observa si se pegan. Si eso sucede, el metal se habrá magnetizado. De lo contrario, golpea el extremo del metal unas cuantas veces más.
    • Si te parece que este método no funciona, la cantidad de hierro en la pieza de metal podría ser demasiado pequeña. Inténtalo con otra pieza que contenga más hierro.

Método 3
Método 3 de 3:
Hacer un electroimán

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    Reúne los materiales necesarios. Para hacer un electroimán, necesitarás alambre de cobre aislado, un pedazo de metal que contenga hierro, una batería de 12 voltios (u otra fuente de alimentación de DC), pelacables o cúteres y una cinta aislante.[9]
    • El alambre de cobre aislado debe ser lo suficientemente delgado para enrollarlo fácilmente alrededor del metal y lo suficientemente largo para enrollarlo unas cuantas veces.
    • Asegúrate de que el metal no esté magnetizado antes de comenzar.
    • También puedes usar una fuente de alimentación AC, aunque no es recomendable por el alto voltaje que tiene y el riesgo potencial de choque eléctrico.[10]
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    Envuelve el alambre aislado alrededor del pedazo de metal. Toma el alambre dejando una cola de aproximadamente 2,5 cm (1 pulgada) y envuélvelo fijamente alrededor del metal unas cuantas veces.[11] Cuantas más veces lo envuelvas, más fuerte será el imán. También deja una cola en el otro extremo del alambre.
    • En este punto, debes tener dos alambres colgando de ambos extremos del metal, con el alambre enrollado fijamente alrededor de él.
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    Pela los extremos del alambre de cobre. Pélalo al menos de 6 mm (1/4 de pulgada) a 1,3 cm (1/2 pulgada) en ambos lados usando un pelacables. Debes exponer el cobre, de manera que pueda estar en contacto con la fuente de alimentación y proporcione electricidad al sistema.
    • Ten cuidado de cortar a través del alambre cuando lo peles.
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    Conecta los alambres a la batería. Toma un extremo pelado del alambre y envuélvelo alrededor del terminal negativo de la batería. Usa una cinta aislante, asegúrala en su lugar y cerciórate de que el metal del alambre toque el alambre del terminal. En cuanto al otro alambre, enróllalo y asegúralo alrededor del terminal positivo de la batería.[12]
    • No importa qué alambre esté conectado a qué terminal siempre y cuando ambos estén asegurados fijamente a los separados.
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    Verifica el magnetismo. Cuando la batería esté conectada apropiadamente, proporcionará una corriente eléctrica que hará que los átomos de hierro se alineen creando polos magnéticos.[13] Eso hace que el metal se magnetice. Golpea el metal contra algunos sujetapapeles y verifica si puedes recogerlos.
    • Algunos metales permanecen magnetizados cuando se retira la batería, mientras que otros, como el “hierro suave”, requieren de una corriente eléctrica para que se magneticen.

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Categorías: Metalistería