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La mayoría de los consejos en torno al óxido se centran en cómo eliminarlo, pero hay ocasiones en las que en realidad quieres hacer que el metal se oxide con más rapidez. Independientemente de que seas un diseñador profesional o un novato, podrías tener que oxidar un metal para que así tu proyecto luzca como quieres.
Pasos
Método 1
Método 1 de 3:Utilizar una solución de ácido y cobre
Método 1
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1Asegúrate de que el metal con el que vayas a trabajar se pueda oxidar. Solo los metales que contienen hierro se oxidan y algunas aleaciones de hierro se oxidan lentamente o no lo hacen. El acero inoxidable, una aleación de hierro y cromo, es muy difícil de oxidar. El hierro fundido y el hierro forjado se oxidan con más facilidad.
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2Mide un poco de ácido clorhídrico en una botella de plástico. El ácido clorhídrico está disponible en bajas concentraciones en las ferreterías, etiquetado frecuentemente como ácido muriático. Vierte con cuidado aproximadamente 60 ml (2 oz) en una botella de plástico resistente. Debes usar guantes de goma y gafas de protección al hacer esto.[1]
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3Disuelve un poco de cobre en el ácido clorhídrico. Disolver cobre en ácido clorhídrico crea una solución que acelera el proceso de oxidación. La mejor manera de hacerlo es envolviendo un pedazo pequeño de alambre de cobre en una bobina y sumergiéndolo en el ácido por una semana.
- Al dejar el cobre remojando, no cierres la botella ajustándola mucho. Los gases que se producen durante la reacción química hacen que se produzca una presión dentro de la botella. Además, asegúrate de etiquetar la botella claramente y almacenarla fuera del alcance de los niños y las mascotas.
- También se pueden usar las monedas de cobre. Asegúrate de que el contenido de la moneda sea en gran parte cobre; por ejemplo, solo el 2,5 % de los centavos americanos hechos después de 1982 es de cobre. Sin embargo, los centavos hechos antes de 1982 son el 95 % de cobre.
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4Diluye el cobre y la solución de ácido con agua. Luego de que un poco de cobre se haya disuelto en el ácido, ponte guantes protectores y retira cuidadosamente el cobre de la solución. Una vez que lo hayas retirado de la solución, puedes desecharlo. Diluye el ácido con agua a una proporción de aproximadamente 1 parte de ácido y 50 partes de agua. Si utilizaste 60 ml (2 oz) de ácido clorhídrico, debes mezclarlo con 4 litros (1 galón) de agua.[2]
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5Limpia el acero o hierro completamente. El ácido y la solución de cobre funcionan mejor cuando el metal está bien limpio. Existen productos comercialmente disponibles diseñados para limpiar escamas o corrosión en el metal, pero un lavado y un enjuague con agua y jabón generalmente es suficiente.
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6Aplica la solución. Aplica una capa fina de la solución en el metal y déjala secar al aire libre. El ácido se puede aplicar con un atomizador o una brocha, aunque el ácido deteriorará rápidamente cualquier componente de metal del atomizador. Usa guantes y gafas de protección al aplicar la solución de ácido y trabaja en un lugar bien ventilado, de preferencia al aire libre.
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7Deja que el metal se oxide. En un lapso de una hora, deberías ver una oxidación evidente en el metal. No necesitas limpiar ni enjuagar el lavado de ácido, se desvanecerá naturalmente. Si quieres una capa más gruesa de óxido, aplica otro lavado de la solución de ácido.
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8Listo.
Método 2
Método 2 de 3:Utilizar peróxido y sal
Método 2
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1Escoge un lugar bien ventilado donde trabajar. El peróxido puede ser peligroso si se inhala demasiado a la vez. Escoge una pieza de metal que sea de hierro o de lata; ambos funcionarán con este método.
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2Transfiere el peróxido a un atomizador. El atomizador facilitará la aplicación del mismo en el metal. Rocía la pieza de metal con una cantidad considerable de peróxido. Rociar más peróxido ayudará a acelerar el proceso de oxidación.[3]
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3Espolvorea sal sobre la pieza de metal. Debes hacer esto mientras el peróxido aún esté mojado. El proceso de oxidación comenzará casi inmediatamente y en realidad es fácil de ver. Puedes verter más o menos sal, dependiendo de qué tan grueso o crujiente quieres que quede el óxido.[4]
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4Deja que la pieza de metal seque al aire libre. Si limpias y sacas la sal mientras el peróxido aún está mojado, afectarás el proceso de oxidación y harás que el óxido quede manchado. Una vez que esté seco, frota, retira la sal y admira tu trabajo.
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5Experimenta con este método. Aunque acabas de leer sobre la manera básica en que puedes usar el peróxido y la sal para oxidar metal, en realidad el límite es el cielo cuando se trata de esta técnica. Frota y retira la sal y luego rocía la pieza con peróxido nuevamente. Prueba diferentes cantidades de sal o sumerge tu metal en agua una vez que ha secado. El agua le dará una textura más lisa al óxido.
Advertencias
- Siempre ten precaución al trabajar con ácido clorhídrico, lejía o peróxido. Incluso en bajas concentraciones, estos químicos pueden causar irritación en la piel y en la mucosa.
Cosas que necesitarás
Método del ácido y cobre
- hierro o aleaciones de hierro
- guantes de goma
- gafas de protección
- ácido clorhídrico
- cuchara medidora
- atomizador
- alambre de cobre
- jarra de un galón
- agua
- jabón
- trapo
- atomizador o brocha
Método del peróxido y la sal
- peróxido de hidrógeno
- sal de mesa
- atomizador