Hay muchas razones por las que podrías querer mejorar tu sentido del olfato ya que, entre otras cosas, está íntimamente conectado con el sentido del gusto. ¡Si no lo crees, intenta probar la comida con la nariz tapada! También es una habilidad requerida para describir los aromas del vino, del café, de la cerveza y hasta del té. El sentido del olfato tiende a disminuir con la edad y hay varios problemas de olfato que requieren de tratamiento médico, pero puedes hacer varias cosas para mejorar y mantener tu sentido del olfato.

Método 1
Método 1 de 3:
Actuar para mejorar el sentido del olfato

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    Presta más atención a lo que ya puedes oler. El dicho dice que "lo que no se usa se pierde", refiriéndose a los músculos, pero lo mismo se puede aplicar a los sentidos. Cuanto más uses tus sentidos, más mejorarán. Aprende a describir los olores. Hasta podrías querer llevar un diario del olfato. Para practicar más, pídele a alguien que te dé a oler varias cosas mientras tienes los ojos vendados y comprueba si puedes identificar los diferentes olores.
    • La próxima vez que bebas una taza de café, tómate un tiempo para realmente inhalar el aroma antes de beberlo. Cuando estés a punto de darle un bocado a un queso fuerte, asegúrate de olerlo antes de comerlo.
    • Con el tiempo, tu sentido del olfato mejorará si te propones a oler las cosas antes de consumirlas.[1]
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    Entrena a tu nariz. Además de prestar más atención a los olores que te encuentras en tu vida diaria, puedes hacer un esfuerzo extra y desarrollar un programa de entrenamiento para tu sentido del olfato. Simplemente comienza por elegir cuatro olores que te gusten, como el café recién molido, los plátanos, el jabón o champú y el queso azul. Luego, tómate unos minutos al día para oler cada uno por separado, a fin de estimular los receptores que se encuentran dentro de tu nariz. Trata de repetir este ejercicio entre cuatro y seis veces al día.[2]
    • Existe evidencia de que visualizar los olores puede ayudar a mejorar el sentido del olfato. Tómate un minuto para imaginar tus olores favoritos.[3]
    • Cuando estés intentando identificar un olor en particular, te podría resultar útil oler con una inhalación superficial más que con una profunda y prolongada.[4]
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    Haz mucho ejercicio. Los estudios sugieren que el sentido del olfato es más agudo después de hacer ejercicio. La causa de esto es incierta, pero se ha reportado que la capacidad de percibir olores parece ser mejor después de hacer ejercicio.[5] La actividad física suficiente como para sudar, al menos una vez a la semana, también se ha conectado con un riesgo menor de que el sentido del olfato disminuya con la edad.
    • Esto se podría deber a que el ejercicio mejora las funciones cerebrales o a que contribuye a una mejor salud general.[6]
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    Habla con tu médico sobre la posibilidad de usar espráis nasales. Si tu sentido del olfato está mermado a causa de algún trastorno obstructivo como congestión nasal, alergias, sinusitis o pólipos nasales, será necesario que trates el problema subyacente con la finalidad de mejorarlo. Habla con tu médico sobre la posibilidad de usar esteroides nasales que puedan ayudar a despejar tus fosas nasales, así como a respirar y oler mejor.
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    Añade más zinc y vitamina B12 a tu dieta. En ocasiones, la hiposmia (el término médico para los trastornos del sentido del olfato) está conectada con una deficiencia de zinc y de vitamina B12 en los vegetarianos.[7] A fin de fortalecer tu sentido del olfato, come alimentos ricos en zinc tales como ostras, lentejas, semillas de girasol y pacanas, además, considera la posibilidad de tomar todos los días un suplemento multivitamínico que contenga al menos 7 miligramos de zinc.[8]
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    Nota cómo te hacen sentir ciertos olores. Los nervios que perciben los olores están directamente conectados con la parte emocional del cerebro, lo que deja a la racionalidad fuera de la ecuación. Algunos estudios encontraron, por ejemplo, que el olor de las envolturas de la comida rápida y el pan o los pasteles recién horneados puede aumentar la cólera de la carretera, la menta y la canela mejoran la concentración y disminuyen la irritabilidad de los conductores y el limón y el café promueven el pensamiento claro y los altos niveles de concentración en general.[9]
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Método 2
Método 2 de 3:
Saber qué evitar

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    Evita los alimentos que causen una producción excesiva de mucosidad. ¿Te has dado cuenta de que tu sentido del olfato disminuye, o desaparece por completo, cuando estás resfriado? La congestión en las membranas de la nariz que contienen las terminaciones nerviosas sensibles a los olores puede disminuir tu habilidad para percibir olores. Debido a lo anterior, podría ser benéfico evitar los alimentos que promueven la congestión nasal, como por ejemplo leche, queso, yogur y helado. Reintroducir gradualmente estos alimentos, uno a uno, te ayudará a identificar cuáles tienen el mayor impacto en tu olfato.[10]
    • Hay un canal que recorre desde la parte posterior de la garganta a las células sensoriales que se encuentran en la nariz. Si este canal está bloqueado por cualquier tipo de congestión, tu habilidad para saborear la comida quedará afectada.[11]
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    Evita las sustancias que puedan perjudicar a tu sentido del olfato. Existen diferentes contaminantes, tales como los vapores químicos, que pueden interferir con tu capacidad para percibir olores. Fumar es un ejemplo común de una sustancia que puede comprometer tu olfato, por lo que abandonar el hábito te podría ayudar a recuperarlo o mejorarlo.[12] Considera que tu olfato estará más disminuido durante los treinta minutos posteriores a fumar un cigarrillo.
    • Hay varios medicamentos que pueden perjudicar tu sentido del olfato. Estos incluyen a los estimulantes, los depresores y los antibióticos, entre otros. Si piensas que tomas algún medicamento que podría estar perjudicando tu sentido del olfato, contacta a tu médico.[13]
    • Algunos medicamentos para el resfriado pueden hacer que pierdas tu sentido del olfato.[14]
    • Asegúrate de no dejar de tomar un tratamiento de medicamentos prescritos por tu médico antes de hablar con él.
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    Aléjate de los hedores. Se cree que la exposición prolongada a los malos olores tiende a reducir el sentido del olfato. Por ejemplo, alguien que trabaja con compost todos los días, con el tiempo podría volverse menos sensible al olor.[15] Trata de evitar la exposición prolongada a los olores penetrantes y, si te tienes que exponer a ellos, considera la posibilidad de cubrir tu nariz y tu boca con una máscara. Ten en mente que el uso de una máscara puede ayudar a filtrar parte de los olores.[16]
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Método 3
Método 3 de 3:
Analizar el sentido del olfato

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    Comprende las causas de un menor sentido del olfato. Existen numerosas causas potenciales para la pérdida del sentido del olfato. Estas incluyen el daño a las membranas mucosas que cubren el interior de la nariz y las obstrucciones en el pasaje nasal. El daño a las membranas mucosas se podría presentar a causa de un resfriado, influenza, la fiebre del heno o la sinusitis. Todas las anteriores son las causas más comunes para la pérdida del olfato y generalmente esta es temporal.
    • Las obstrucciones tales como los pólipos nasales, pueden causar problemas de olfato y, en algunos casos, podrían requerir de cirugía.
    • El daño cerebral o en los nervios también puede afectar el sentido del olfato. Una lesión en la cabeza podría resultar en la pérdida de la capacidad para percibir olores.[17]
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    Evalúa tu sentido del olfato. Antes de considerar la posibilidad de ir al médico, puedes formularte algunas preguntas, a fin de evaluar el grado de deterioro de tu sentido del olfato. Las respuestas a estas preguntas ayudarán al médico a hacer su diagnóstico en el caso de que decidas consultarlo. Comienza por preguntarte cuándo te diste cuenta de la pérdida del olfato y luego recuerda las condiciones en las que esto ocurrió.
    • ¿Fue esta una experiencia única o es recurrente? De ser así, ¿qué tienen en común las circunstancias en las que recurre la pérdida olfativa? ¿Tenías fiebre del heno cuando esto sucedió?
    • ¿Tenías un resfriado o influenza en ese momento?
    • ¿Has sufrido de una lesión en la cabeza?
    • ¿Estuviste expuesto a contaminantes o sustancias tales como el polvo, que puedan haber sido la causa de una reacción alérgica?[18]
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    Determina el momento necesario para visitar al médico. Los cambios breves en tu sentido del olfato son relativamente comunes, si estás resfriado, por ejemplo, pero si los problemas persisten y tu olfato no regresa es aconsejable que vayas al médico. De ser necesario, él te referirá con un especialista que te hará estudios y te dará un diagnóstico.[19] Tal vez el médico te pida que huelas olores específicos en un cuadernillo de papel y podría realizarte una endoscopia nasal.
    • Tal vez no parezca ser el problema de salud más serio, pero tu sentido del olfato es importante y es recomendable que consultes a un médico si estás preocupado.
    • Si no puedes percibir los olores, ten mucho cuidado con los dispositivos de gas y asegúrate de no comer ningún alimento cuya fecha recomendada de consumo haya expirado.
    • Los problemas con tus sentidos químicos podrían ser una señal temprana de condiciones de salud más serias, como la enfermedad de Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis múltiple.
    • Los problemas de olfato también podrían estar relacionados con la hipertensión, la obesidad, la desnutrición y la diabetes.[20]
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Advertencias

  • No todos los olores son placenteros. Si tu sentido del olfato mejora, tal vez descubras que percibes más malos olores.
  • La pérdida repentina del sentido del olfato generalmente se debe a una infección en las vías respiratorias altas, tales como la sinusitis y el resfriado común.
  • Más ocasionalmente, la incapacidad de percibir los olores se podría deber a enfermedades tales como un daño en el primer nervio craneal (el nervio del olfato), a los pólipos nasales causados por la fibrosis quística, al hipotiroidismo, al Parkinson, al Alzheimer y al síndrome de Kallman. Por favor acude al médico si sufres de una pérdida del sentido del olfato a la que no le encuentres una explicación.
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Acerca de este wikiHow

Chris M. Matsko, MD
Coescrito por:
Médico de medicina familiar
Este artículo fue coescrito por Chris M. Matsko, MD. El Dr. Chris M. Matsko es un médico retirado con sede en Pittsburgh, Pennsylvania. Con más de 25 años de experiencia en investigación médica, el Dr. Matsko recibió el Premio a la Excelencia de la Universidad de Pittsburgh Cornell. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Cornell y un doctorado en medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Temple en 2007. El Dr. Matsko recibió una certificación de Escritura de Investigación en la Asociación Americana de Escritores Médicos (AMWA, por sus siglas en inglés) en 2016 y una Certificación de Escritura y Edición Médica en la Universidad de Chicago en 2017. Este artículo ha sido visto 116 584 veces.
Categorías: Salud
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