Perdonar a un agresor es duro, en especial si es alguien que debió de haberte amado y protegido incondicionalmente. Perdonar a un padre abusivo (o madre abusiva) requiere de mucha fuerza, pero puede ayudarte a seguir adelante y a curar las heridas del pasado, ya sea que decidas hacerlo parte de tu vida ahora o no.

Método 1
Método 1 de 3:
Evaluar tus expectativas

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    Perdona a tu padre por los motivos correctos. Perdona a tu padre por tu propio bien, no por el suyo. Hazlo para recuperar tu vida y liberar todo el rencor venenoso al que podrías estar apegándote. No esperes que te pida perdón ni que tengan una mejor relación después de perdonarlo.[1] Aunque tengan buenas intenciones, otras personas podrían tratar de convencerte de restablecer la relación con tu padre. No dejes que te convenzan. Solo hazlo si estás preparado.
    • Es importante que perdones bajo tus propios términos porque las demás personas podrían estar siendo manipuladas por tu padre abusivo o podrían sugerirte que restablezcas una relación con él basándose en las relaciones saludables que tienen con sus propios padres.
    • El perdón es una decisión interna que libera el dolor causado por el abuso e impide que te siga dañando.
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    Recuerda que perdonar a alguien no significa que apruebas su comportamiento. Perdonar a un padre abusivo no quiere decir que su comportamiento te parezca aceptable y no quiere decir que dejarías que pasara de nuevo. Libera tu rencor y amargura, pero no le restes importancia a la manera en que el abuso ha afectado tu vida.[2]
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    Establece límites en la relación con tu padre. No tienes necesariamente que tener un vínculo afectivo con tu padre si no lo deseas. Si quieres que siga siendo parte de tu vida, hazlo bajo tus propios términos. Decide con cuánta frecuencia quieres verlo y dile cómo quieres que te trate. Prepárate para defender tus límites o distánciate si tu padre te reta.[3]
    • Por ejemplo, si le has dicho a tu madre abusiva que no quieres hablar con ella si empieza a decirte cosas crueles, entonces quizá tengas que colgarle el teléfono unas cuantas veces antes de que empiece a respetar tus deseos.
    • Si se niega a poner el más mínimo esfuerzo para cambiar la relación, la mejor opción quizá sea sacarlo de tu vida. Perdonar a alguien no significa que esa persona sea parte de tu vida.[4]
    • Aunque tu padre abusivo sea un adulto mayor, no estás obligado a cuidar de él. Colabora con otros miembros de la familia para encargarte de su cuidado. Es importante que te protejas a ti mismo, aunque tu padre trate de hacerte sentir culpable.
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Método 2
Método 2 de 3:
Encarar el abuso de un padre

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    Decide si quieres ponerte en contacto con tu padre. Puedes perdonar a tu padre sin tener que verlo en persona o decirle que lo perdonas. No te sientas presionado a hablar con él, pero recuerda que pueden conversar si así lo deseas. No intentes conversar si te sientes amenazado de alguna manera en su presencia. Si tu padre te ha agredido físicamente en el pasado, considera la posibilidad de llamarlo por teléfono o de enviarle un correo electrónico.
    • Si tienes un terapeuta, consúltale si ponerte en contacto con él es una buena idea o no. El especialista puede ayudarte a practicar la interacción, a prepararte para múltiples escenarios y a darte consejos para cuidar de ti durante la conversación.
    • Si crees que tu padre estará a la defensiva o evadirá el tema, también podrías contactarlo indirectamente con otro método.[5]
    • Si tu padre ha fallecido, considera la posibilidad de acudir a un consejero para procesar verbalmente lo ocurrido, de escribirle una carta o de visitar su tumba para “hablar” con él.
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    Considera la idea de hacer que un tercero sea parte de la interacción. Quizá te haga sentir más cómodo si no estás a solas con tu padre. Pídele a un terapeuta, consejero, familiar o amigo que vaya a la reunión contigo. Escoge a alguien de confianza y que pueda ayudar a calmar las cosas, de ser necesario.
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    Toca el tema del abuso. Aclara las cosas con tu padre tocando el tema del abuso. Dile cómo te hace sentir y cómo te ha afectado.[6]
    • Haz lo posible por adherirte a los hechos y no hacer suposiciones ni acusaciones. Céntrate en sus actos, en cómo te hicieron sentir y en cómo su abuso ha afectado tu vida.
    • Puedes iniciar la conversación diciendo lo siguiente: “Padre, necesito hablar contigo. Cuando me ninguneas o me insultas siempre me haces sentir muy mal. Quiero tener una mejor relación contigo en el futuro, pero necesito que dejes de tratarme así”.
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    Dale la oportunidad de hablar. Una vez que expreses lo que sientes acerca del abuso, dale la oportunidad de hablar. Escucha activamente sus palabras. Dale la oportunidad de disculparse o de empezar a resarcir las cosas.[7]
    • Si responde de manera positiva y con gran remordimiento, reafirma su reacción expresando tu gratitud.
    • Es posible que tengas más dolor que procesar o que quieras confrontar algunas de las cosas que diga, pero resérvalo para conversaciones futuras.
    • Claro que nada puede compensar un pasado de agresión, pero dale el beneficio de la duda si trata de enmendar las cosas. Solo porque tu relación anterior haya sido amarga, no quiere decir que el futuro tenga que ser igual.
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    Extiende tu perdón. El perdón no es solo para el bien de tu padre, también es necesario para que puedas pasar página. Si ves que tu padre está haciendo un esfuerzo verdadero en el presente, haz lo posible por perdonar sus errores del pasado.[8]
    • Quizá puedes decirle “No entiendo por completo por qué hiciste lo que hiciste, pero quiero salir adelante. No quiero que el pasado me oprima por siempre. Te perdono y me gustaría que hagamos el esfuerzo de tener una relación positiva en el futuro”.
    • Otra opción es que le expliques que no quieres tener contacto con él o que establezcas las condiciones en las cuales estarías dispuesto a tratarlo.
    • El perdón puede tomar tiempo, así que no te preocupes si no sucede de inmediato. Trázalo como objetivo y decide qué vas a hacer para alcanzarlo.
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Método 3
Método 3 de 3:
Curar tus heridas

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    Acepta la realidad del pasado. Sé honesto contigo mismo sobre lo ocurrido y la manera en que ha afectado tu vida. No trates de ignorar el pasado ni de disimularlo. Para curar tus heridas, tendrás que reconocer el abuso y rememorar tus recuerdos.[9]
    • Es probable que sientas todo tipo de emociones al pensar en el pasado, pero no te preocupes. No te juzgues por lo que estés sintiendo.
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    Ten compasión de ti mismo. Acepta el hecho de que el abuso no es culpa tuya y que no te mereces el haber sido herido. No restrinjas tu enojo, tristeza, el dolor de la traición o cualquier otra emoción que tengas. Si sientes que has perdido parte de tu vida debido al abuso o si no te place la manera en que lo has sobrellevado, perdónate y comprométete a seguir adelante.[10]
    • Sé delicado contigo mismo mientras curas tus heridas. Recuerda que la recuperación es un proceso continuo que puede tomar años.
    • Tener compasión por uno mismo consiste en parte creer que mereces amor y ayuda, así que ábrete a la gentileza de los demás y la tuya.
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    Cuídate mucho durante el proceso de sanación. Sobre todo si te cuesta perdonar a tu padre o te parezca que no puedes superarlo, es importante que tomes medidas para que puedas mejorar como persona y la relación con tu padre. Abre tu corazón con algún amigo de confianza o consejero y tómate el tiempo de meditar, de practicar la atención plena y de hacer ejercicio.
    • Evita recurrir al alcohol, a las drogas o a otros mecanismos de superación autodestructivos, porque solo te causarán estrés y te harán retroceder.
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    Opta por centrarte en el presente. Respira hondo y comprométete a vivir lo mejor que puedas aquí y ahora. Decídete a salvar lo que puedas de la relación con tu padre, aunque te hayan herido en el pasado. No desperdicies energías sumido en las cosas que ni tú ni tu padre pueden cambiar.[11]
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    Comprende el motivo por el que tu padre podría no cambiar nunca. Por desgracia, muchos agresores siguen empleando las mismas tácticas todas sus vidas. No te decepciones si tu padre vuelve a lo mismo o se niega a admitir que hizo algo malo. Recuerda que no podrás cambiarlo, pero al menos sabrás que hiciste lo mejor que pudiste.[12]
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Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011. Este artículo ha sido visto 23 066 veces.
Categorías: Adolescentes y familia
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