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La prevención de la delincuencia juvenil puede ayudar a mejorar la calidad de vida de los niños, hacer que las comunidades sean más seguras e incluso impulsar la economía. Antes de poder trabajar para prevenir la delincuencia juvenil, deberás identificar qué menores están en mayor riesgo. Como padre, maestro o amigo, puedes revisar los factores de riesgo que pueden causar delincuencia más adelante. Los trabajadores sociales y los maestros pueden establecer intervenciones con las familias de los niños en riesgo, sus escuelas y sus comunidades.
Pasos
Método 1
Método 1 de 3:Identificar factores de riesgo de delincuencia
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1Toma en cuenta un historial de abuso. Los niños que sufren abuso mental o físico, especialmente antes de los 5 años, tienen más probabilidades de desarrollar un comportamiento delictivo más adelante en la vida. Si conoces a un niño que ha sufrido este tipo de abuso, haz una cita para que consulte a un profesional de salud mental lo antes posible.[1]
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2Busca comportamiento antisocial o extrovertido en niños pequeños. Si notas que un niño de tan solo 3 o 4 años no quiere jugar con otros niños o interactuar con miembros de la familia durante un largo período de tiempo, puede estar en riesgo de delincuencia juvenil más adelante.[2]
- Si un niño se acerca a la adolescencia, alrededor de los 12 años, es normal que se retire de los miembros de la familia. Pero si nunca interactúa con otros y se inquieta cuando sugieres que lo hace, ese comportamiento puede ser un problema.
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3Verifica si hay signos de hiperactividad. Si un niño exhibe signos de hiperactividad, puede estar en mayor riesgo de delincuencia juvenil más adelante. Los niños que hablan de forma constante y rápida, no se quedan quietos incluso cuando están sentados, y parecen demasiado torpes en sus movimientos, pueden ser hiperactivos.[3]
- Si crees que tu hijo puede ser hiperactivo, haz una cita con el pediatra. Puede confirmar el diagnóstico o enviarte con un especialista y ayudar a que el niño reciba el tratamiento que necesita. Si no eres el padre del niño, sugiéreles a sus padres que tal vez deben evaluar a su hijo.
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4Estudia el entorno del hogar y familiar del niño. La dinámica familiar y el historial son los factores de riesgo más obvios para la delincuencia juvenil. Del mismo modo, vivir en áreas con altos índices de delincuencia o pobreza, aumenta la probabilidad de delincuencia. Si conoces a niños afectados por estos factores ambientales, dirígete a ellos para una intervención.[4]
- Si alguien en la familia, particularmente un padre o un hermano mayor, fuera un delincuente juvenil, es más probable que los niños también lo sean.
- Si los padres no están en casa a menudo, y los niños no tienen una supervisión adecuada o regular, el riesgo de delincuencia juvenil aumenta.
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5Descubre quiénes son sus amigos. Incluso si los niños no son susceptibles a otros factores de riesgo, con quién se juntan puede ponerlos en riesgo de delincuencia. Si sus amigos son antisociales o ya están involucrados en comportamiento delictivo, es más probable que los niños desarrollen ese comportamiento también.[5]
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6Examina el rendimiento escolar del niño. Hay muchas razones por las cuales los niños pueden no tener un buen desempeño en la escuela. Pero si no hay otras explicaciones, como una discapacidad de aprendizaje, el bajo rendimiento escolar puede indicar que la delincuencia es un riesgo.[6]
Método 2
Método 2 de 3:Utilizar intervenciones familiares
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1Realiza intervenciones con padres en riesgo pronto y con frecuencia. Debido a que la dinámica familiar es un factor tan importante, intervenir con los padres lo antes posible puede ayudar a prevenir la delincuencia. Los programas comunitarios que cuentan con enfermeras y trabajadores sociales que se comunican con las nuevas madres y bebés hasta una vez por semana, pueden ayudar a fomentar una mejor supervisión de los niños y prevenir la delincuencia.[7]
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2Anima a los niños a hablar con sus padres. Si los niños sienten que pueden hablar con sus padres sobre sus vidas en el hogar o cosas que les molestan, es menos probable que se vuelvan delincuentes. Los programas comunitarios y escolares que proporcionan un entorno neutral y un mediador para esas conversaciones, pueden ayudar a mejorar la dinámica familiar y reducir la delincuencia.[8]
- Si eres un padre que sospecha que su hijo puede convertirse en delincuente, aliéntalo a hablar contigo preguntándole sobre su día y sus amigos. Cuanto más abierto seas con tus hijos, más probabilidades tendrá de confiar en ti.
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3Realiza actividades compartidas disponibles para padres y niños. Mientras más saludable sea la relación de un niño con sus padres, es menos probable que se convierta en delincuente. Las escuelas y las comunidades pueden organizar actividades en las que los niños y sus padres puedan participar juntos. Proporciona una experiencia compartida y brinda a los niños la oportunidad de interactuar con sus padres de manera positiva.[9]
- Por ejemplo, algunas comunidades tienen clases de natación entre padres e hijos y actividades artísticas.
- Si eres padre y la comunidad ofrece actividades compartidas, intenta asistir a ellas regularmente con tus hijos.
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4Busca un miembro de la familia que te apoye. Si un niño siente que lo escuchan y apoyan en casa, es menos probable que se convierta en delincuente. Un familiar adulto, ya sea un padre, un hermano mayor, una tía, un tío o un abuelo, que actúa como aliado y orientador, puede evitar que los niños se vuelvan delincuentes.[10]
- Los consejeros escolares o los trabajadores sociales pueden trabajar con los niños para identificar a los adultos en sus vidas en los que pueden confiar. Entonces puede ser útil para el consejero o trabajador social reunirse con ese adulto y explicarle la importancia de dicha relación.
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5Ingresa al niño en un programa de tutoría. Si el niño no tiene un miembro de la familia que pueda brindarle apoyo y aliento, ponlo en contacto con un tutor externo. Programas como Grandes Hermanos y Hermanas de América, son excelentes lugares para encontrar este tipo de tutores.
- Si eres padre y trabajas mucho, puedes inscribir a tu hijo tú mismo. De esta manera, sabes que los niños tienen una interacción positiva con otro adulto, incluso cuando no puedes estar allí.
Método 3
Método 3 de 3:Crear ambientes estables y seguros
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1Prevén el acoso escolar en las escuelas. Si eres un administrador escolar, reúnete con la facultad y demás para tratar qué es el acoso escolar, cuál es la política de acoso escolar y cuáles son las consecuencias para ayudar a todos a identificar y prevenir el acoso escolar. Pide que haya más personal presente en los pasillos y alienta a los maestros a abordar el acoso escolar en sus propias aulas tan pronto como lo vean. También puedes alentar a los estudiantes a hablar con un maestro o consejero en el que confíen si sufren de acoso.[11]
- Si eres es un padre preocupado por el ambiente en la escuela de tu hijo, solicita reunirte con un administrador de la escuela o ve a la próxima reunión de la junta escolar del distrito y comparte esas preocupaciones.
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2Fomenta la participación en actividades sancionadas por la escuela. Si los niños se involucran en actividades sanas y seguras autorizadas por la escuela, es menos probable que abandonen la escuela o se involucren en relaciones poco saludables. Pregúntale cuáles son sus intereses y ayúdalos a encontrar una actividad escolar que coincida con esos intereses.
- Por ejemplo, si les gustan las películas, aliéntalos a audicionar para una obra de teatro o participar en el club de teatro. Si les gusta la música, la banda o el coro pueden ser una buena opción.
- Si el costo impide que algunos estudiantes participen en tales actividades, considera establecer un fondo de becas que cubra parte o la totalidad del costo de esas actividades.[12]
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3Establece actividades comunitarias para niños. Algunas escuelas no pueden permitirse ofrecer muchos deportes o actividades. Si ese es el caso, trabaja con la comunidad para proporcionar actividades para los niños. Habla con la alcaldía sobre convertir un lote vacío en un parque comunitario. Habla con los líderes del centro comunitario sobre cómo organizar actividades gratuitas como baile, yoga o clases de arte.[13]
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4Anima a los niños a participar en el desarrollo comunitario. Cuanto más se sientan los niños comprometidos en sus propias comunidades, es menos probable que se conviertan en delincuentes dentro de ellas. Designa un lugar en las juntas comunitarias para un representante juvenil. También puedes establecer un comité juvenil, que es responsable de proponer ideas para incluir y servir a los jóvenes en la comunidad.[14]
Consejos
- Si un niño ya empezó a exhibir un comportamiento delictivo, el castigo puede empeorarlo. En cambio, aliéntalo a involucrarse más en la escuela o en su comunidad. Esa participación puede ayudar a revertir la tendencia delictiva.
Referencias
- ↑ https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2771618/
- ↑ https://fosteringperspectives.org/fpv18n2/tips.htm
- ↑ https://youth.gov/youth-topics/juvenile-justice/risk-and-protective-factors
- ↑ https://www.ojp.gov/pdffiles1/ojjdp/frd030127.pdf
- ↑ http://www.un.org/esa/socdev/unyin/documents/ch07.pdf
- ↑ https://youth.gov/youth-topics/juvenile-justice/risk-and-protective-factors
- ↑ https://www.nap.edu/read/9747/chapter/6#119
- ↑ https://www.impactlaw.com/criminal-law/juvenile/prevention
- ↑ https://youth.gov/youth-topics/juvenile-justice/risk-and-protective-factors
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