¿Quieres plantar algunas plantas de tomate? Utilizando algunos pocos tomates sanos y maduros de los que seguramente tengas en tu cocina, podrás crecer varias plantas de tomates únicas en tu jardín. Si sigues algunas instrucciones sencillas, podrás aprender a cultivar una planta de tomate desde la semilla, ya sea que compres las semillas preenvasadas o que fermentes las tuyas.

Parte 1
Parte 1 de 4:
Empezar a sembrar las semillas

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    Compra semillas o elígelas de un tomate. Podrás comprar semillas en internet en páginas de intercambio de semillas, en el vivero de tu localidad o a través de otros jardineros. También podrás comprar semillas en la sección de jardinería de una tienda por departamentos. Si quieres recolectar semillas de una planta, necesitarás como mínimo un tomate de dicha planta. Make sure the tomato is from a plant that was grown from an heirloom or open pollinated seed. If you choose tomatoes from a hybrid, or a plant with chemically-treated seeds, the results may not be as impressive. A tomato plant may be categorized by:
    • Tradicionales o híbridos: Los tradicionales son tomates que no han sido genéticamente reproducidos durante varias generaciones sin haber cruzado especies. Básicamente, se trata de tomates puros. Los híbridos son los que han resultado de la cruza de dos variedades.
    • Determinados o indeterminados: Según esta clasificación, se distinguen las plantas por el periodo de tiempo durante el cual la planta produce el fruto. Las plantas determinadas los producen durante algunas semanas, mientras que las indeterminadas producen continuamente durante la temporada de crecimiento hasta que el clima se vuelve demasiado frío. Las plantas indeterminadas también se vuelven más grandes y requieren más cuidados en torno al podado y el uso de estacas.
    • Forma: También pueden clasificarse por su forma: redondos (los más populares), beefsteak (los más grandes), de pulpa (utilizados para hacer salsas) y cherry (los más pequeños), utilizados para ensaladas.[1]
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    Corta los tomates a la mitad y vierte su fruto en un recipiente plástico. Lo más conveniente es un recipiente con una tapa suelta, ya que la pulpa y las semillas reposarán en él por unos días. Aparecerá una capa de moho sobre las semillas. Este proceso puede favorecer la aparición de algunas enfermedades que se pasarán a las nuevas generaciones de plantas.
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    Etiqueta el recipiente. Si estás fermentando distintos tipos de semillas, lo más prudente es etiquetar los recipientes con el nombre correcto de la variedad, para así no confundirlas. Coloca la tapa sobre el recipiente, pero no lo selles para permitir que el oxígeno interactúe con la pulpa.
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    Coloca la pulpa en un lugar cálido, fuera de la luz directa del sol. El proceso de fermentación puede lucir y oler de forma desagradable, así que procura colocarlo en algún lugar donde no invada otros espacios. Por ejemplo, podrías colocar el recipiente debajo de un lavabo o en el garaje (siempre y cuando sea lo suficientemente cálido).
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    Revuelve el recipiente a diario hasta que se forme una capa de moho blanco sobre la superficie. Generalmente tarda unos 2-3 días en aparecer. Asegúrate de cosechar las semillas poco después de la formación de moho para que las semillas no germinen dentro del recipiente.
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    Cosecha las semillas. Con guantes, quita la capa de moho. Las semillas se habrán ido al fondo del recipiente.
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    Coloca agua dentro del recipiente para ablandar la mezcla. Deja que las semillas se asienten en el fondo y continúa eliminando las partes indeseadas de la solución sobre un colador. Ten cuidado de no perder semillas haciendo esto. Luego de haberlas recolectado por completo en el colador, tendrás que enjuagarlas bien con agua.
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    Esparce las semillas sobre una superficie que no sea pegajosa para que se sequen durante algunos días. Un plato plano de cerámica o vidrio, una bandeja para hornear, un pedazo de madera contrachapada o una pantalla de ventana servirán para este fin. Si utilizas tela o papel, remover las semillas cuando estén secas te resultará más difícil. Cuando estén secas, puedes guardarlas en una bolsa plástica hasta que llegue el momento de plantarlas. Escribe en la bolsa qué tipo de semillas son.
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    Guarda las semillas en un lugar fresco y oscuro. También puedes ponerla en un recipiente de cierre hermético dentro de la heladera para simular un clima invernal. Pero no pienses en ponerlas en el freezer o las arruinarás.

Parte 2
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Plantar tus semillas

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    Comienza con las plantas entre 6 y 8 semanas antes de la última helada. Para preparar la planta antes de trasplantarla, comienza con plantines mientras afuera sigue fresco. Las temperaturas frescas en primavera pueden detener el crecimiento de las plantas o incluso matarlas. Comienza con tus semillas bajo techo para que su crecimiento esté asegurado.
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    Compra pequeñas macetas plásticas para cultivar los plantines. Puedes comprarlas en cualquier vivero o tienda de suministros de jardinería de tu localidad.
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    Llénala con una mezcla de tierra humedecida. Por ejemplo, una mezcla podría contener 1/3 de musgo de turbera, 1/3 de vermiculita gruesa y 1/3 de abono orgánico. Tan solo deberás regarla antes de sembrar las semillas.
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    Entierra 2/3 semillas a una profundidad de 1 cmt. Cúbrela con tierra y compáctala.
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    Deja los contenedores en un cuarto con una temperatura media de 20 a 27 °C hasta la germinación. Cuando las semillas germinen, ponlas al sol o debajo de luces de crecimiento.
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    Rocía con poca agua las semillas durante los primeros 7-10 días. Cuando las semillas comiencen a brotar, podrán comenzar a regarlas con menos frecuencia. Muchas más plantas mueren si hay demasiada agua (pudre las raíces) que por lo contrario, así que riégalas con moderación después de que broten.
    • También puedes remojar las semillas en agua, así regarás las raíces desde el fondo. Si rocías el agua, quizás no sea suficiente para las raíces.
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    Revisa las macetas todos los días. Una vez que las plantas hayan roto la tierra, crecerán rápidamente.[2]

Parte 3
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Transplantar tus plantas

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    Comprueba que las plantas hayan crecido por lo menos 15 cm de alto. Cuando no habrá más heladas fuera, la planta alcanzó la temperatura adecuada, podrás pasarlas al aire libre.
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    Prepara las plantas. Una semana antes de trasplantarlas necesitas acostumbrar gradualmente a la planta a las temperaturas de afuera. Expón las plantas al sol de forma gradual, empezando en un área con sombra parcial y aumentando poco a poco la cantidad de horas que se quede al aire libre cada día. Empieza con una hora o menos al día, y aumento el tiempo de forma gradual a partir de dicho punto.
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    Prepara el sector del jardín en el que las plantarás. Lo mejor es un suelo bien drenado con bastante material orgánico.
    • Piensa en la posibilidad de agregar turba al suelo para mejorar el drenaje. También puedes agregar broza o abono orgánico.
    • Sin embargo, si de todas formas decides utilizar turba, no quites más de la mitad de tierra en el espacio donde plantarás las plantas y mézclala con la turba. Luego vuelve a colocar la mezcla en el mismo lugar.
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    Chequea el nivel de pH del suelo. Los tomates crecen mejor cuando están plantados en una tierra con entre 6 y 7 de pH.
    • Puedes acercarte a la autoridad local de tu zona y pedir las informaciones que ellos puedan facilitarte para tener éxito en la preparación del suelo.
    • Si el nivel de pH es inferior a 6, enriquece el suelo utilizando compost ácido o abono.
    • Si el pH está por encima de los 7, mezcla un poco de sulfuro granulado y disminuirás el nivel de pH.
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    Cava un hoyo de unos 60 cmts de profundidad. Debe ser lo suficientemente profundo como para que puedas plantar tus plantines de forma tal que solamente ¼ de la planta salga de la tierra. Coloca una capa de compost en el fondo del hoyo para que la planta tenga energías extra, y además moderarás el efecto que sentirá la planta al ser trasplantada.
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    Quita con cuidado las plantas de los recipientes y colócalas en el suelo. Intenta no dañar las raíces al hacerlo. Coloca la planta hasta una altura que la tierra llegue hasta las primeras hojas de la planta. Apelmaza con un golpeteo la tierra alrededor de la planta.
    • Tendrás que eliminar todas las hojas que se encuentren al nivel del suelo o por debajo de él. Los tomates pueden contraer enfermedades de sus hojas cuando entran en contacto con el suelo.
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    Fertiliza las plantas. Puedes fertilizar la tierra con alimento para peces, abono para pollo o mezclas bajas en nitrógeno, altas en fósforo y riega abundantemente. Deberás repetir el proceso de fertilización cada año.
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    Coloca guías junto a las plantas. Así podrán crecer fácilmente y además será más fácil que puedas cosechas los tomates. No dañes las raíces al colocar las guías.

Parte 4
Parte 4 de 4:
Cuidado de las plantas

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    Riega las plantas con frecuencia. Riega la base de la planta para evitar que crezca moho sobre las hojas. Rocía las plantas con algas líquidas y compost todas las semanas para aumentar la producción de tomates.[3]
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    Quita los retoños de las plantas. Si quieres generar un óptimo crecimiento y una mayor cantidad de frutos, retira los retoños de la planta con los dedos cuando aparezcan. Estos crecen en los espacios entre un tallo lateral y el principal. Deja algunos cerca de la parte superior de la planta a fin de evitar las quemaduras de sol.
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    Cosecha la fruta en su momento más alto. Unos 60 días después de ser trasplantadas, los tomates estarán listos para ser cosechados. Una vez que las plantas comiencen a madurar, contrólalas diariamente. Para cosecharlos, en vez de jalar, gíralos suavemente.

Consejos

  • Algunas semillas llevan bastante tiempo antes de secarse. Deja que las semillas se sequen durante algunas semanas (o más) si es necesario.
  • Los ventiladores de techo son un gran complemento para el crecimiento de plantas de tomate bajo techo.
  • Los tomates beefsteak son muy populares para los emparedados. Los italianos o para pasta se utilizan para cocinar, enlatar y hace jugo. Los tomates cherry son populares en las ensaladas.
  • Ten paciencia, ya que todas las plantas necesitan un tiempo para crecer.
  • Cultiva tomates en un lugar grande, ya que tendrán más frutos de esta manera.
  • Si vives en un área con mucha lluvia, obtendrás mejores resultados al cubrir las plantas. A los tomates no les favorece estar húmedos, y son propensos a las enfermedades cuando sus hojas se humedecen con frecuencia.
  • Al regar los tomates, no deberás mojar las hojas, tendrás que verter el agua en el suelo y no sobre la planta.

Advertencias

  • Las plagas pueden atacar tu planta. Por mencionar algunas, gusano cortador, moscas blancas y nematodos.
  • Enfermedades como fusarium y verticillium también son comunes, pero puedes evitarlas plantando variedades resistentes, rotando los cultivos y manteniendo el jardín limpio.[4]
  • Nunca pongas las semillas frente al sol a mayor temperatura que 29 °C. Incluso a menores temperaturas, el sol puede arruinar tus semillas.Incluso bajo el sol a una temperatura de 29 °C (85 °F), las semillas oscuras pueden sufrir daños, ya que se volverán más calientes que las de color claro.

Acerca de este wikiHow

Andrew Carberry, MPH
Coescrito por:
Especialista en sistemas alimentarios
Este artículo fue coescrito por Andrew Carberry, MPH. Andrew Carberry ha estado trabajando en sistemas alimentarios desde 2008. Tiene una maestría en Nutrición de Salud Pública y, Planificación y Administración de Salud Pública de la Universidad de Tennessee-Knoxville. Este artículo ha sido visto 389 977 veces.
Categorías: Siembra y cultivos