A las semillas de calabaza también se les conoce como pepitas. Estas se encuentran dentro de las calabazas y en otros miembros de la familia cucurbitácea. Casi todas las semillas de calabaza están dentro de un revestimiento amarillo o blanco denominado vaina. La semilla misma es verde y plana. Estas se pueden comer como parte de una dieta saludable, ya que son una buena fuente de magnesio, manganeso, fósforo, hierro, cobre, proteínas y zinc. Si bien la vaina es comestible, algunas personas pueden encontrarla muy difícil de disfrutar. Puedes quitar las cáscaras de calabaza al romper y después hervir las semillas. También puedes sacar las cáscaras una por una a mano.

Método 1
Método 1 de 3:
Quitar la cáscara a un gran grupo de semillas de calabaza

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    Quita las semillas de la calabaza. Si quieres semillas de calabaza frescas, puedes tomar las semillas directamente de las calabazas que venden en una tienda de comestibles. Para empezar, usa un cuchillo cuidadosamente para cortar un círculo alrededor de la parte superior de la calabaza cerca del tallo. Después, saca la sección que cortaste.
    • Usa las manos, o una cuchara si lo prefieres, para sacar el contenido de la calabaza.
    • Además de sacar las semillas, encontrarás una pulpa anaranjada. Tendrás que sacarla de las semillas después. Junta las semillas y la pulpa en un tazón.
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    Limpia las semillas que sacaste. Cuando hayas limpiado por completo el interior de la calabaza, debes limpiar las semillas hasta que no tengan pulpa ni jugo. Puedes hacerlo al colocar tanto las semillas como la pulpa en un colador. Después, mantén el colador debajo de agua fría en el fregadero de la cocina hasta quitar gran parte de la pulpa.
    • No hay problema en dejar algo de pulpa en las semillas, ya que una pequeña parte puede ser difícil de sacar. Sin embargo, debes asegurarte de quitar gran parte de la pulpa de las semillas, especialmente si planeas tostarlas después, ya que el exceso de pulpa podría quemarse en el horno.[1]
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    Pasa un rodillo sobre las semillas. Ahora, puedes empezar el proceso de quitar la cáscara externa dura de la calabaza. Estas cáscaras no son tóxicas, así que es seguro dejarlas; sin embargo, muchas personas prefieren las semillas más suaves del interior. Para empezar, espárcelas en una superficie dura, como una encimera o tabla para cortar.[2]
    • Trata de esparcir las semillas de forma uniforme, de manera que se superpongan poco.
    • Toma un rodillo. Pasa con cuidado el rodillo sobre las semillas, usa la fuerza suficiente para producir grietas leves en la cáscara.
    • No uses mucha fuerza en este punto. No debes dañar las semillas suaves en el interior. Solo pásalo con la fuerza suficiente para quebrar la superficie de las cáscaras ligeramente.
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    Hierve las semillas en agua por unos 5 minutos. Hierve agua en una olla lo bastante grande para contener todas las semillas de calabaza. Tómalas y viértelas en el agua. El proceso de ebullición debe causar que las cáscaras se desprendan de forma gradual.[3]
    • Vigila las semillas a medida que hiervan y sácalas del fuego una vez que la gran mayoría de las cáscaras se hayan desprendido. Notarás que estas se han caído de las semillas y que flotan en el agua o se reúnen en el fondo de la olla.
    • Por lo general, este proceso tarda alrededor de 5 minutos, pero puede demorar un poco más o menos según la cantidad de semillas que hiervas. Si hay pocas semillas, pueden estar listas en un par de minutos; en cambio, si hay más semillas, puede tardar aproximadamente 10 minutos para que las cáscaras se desprendan.
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    Saca las semillas y déjalas enfriar. Una vez que no se desprendan las cáscaras, saca las semillas del fuego. Cuélalas sobre el fregadero con un tamiz o colador, y después ponlas a secar.
    • Puedes colocar las semillas sobre una bandeja o encimera cubierta de papel toalla para absorber el agua.
    • Si queda algún trozo de cáscara en las semillas, puedes sacarlo con los dedos una vez que las semillas estén secas al tacto. Asegúrate de lavarte las manos primero.

Método 2
Método 2 de 3:
Sacar la cáscara de las semillas una a la vez

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    Saca y limpia las semillas. Si tomas semillas de una calabaza fresca, tendrás que sacar las semillas primero. Recuerda cortar un círculo alrededor del tallo de la calabaza. Quita la sección que cortaste al levantar el tallo y después sacar la pulpa y las semillas con las manos. Para lavar, puedes colocar las semillas en un colador y ponerlas bajo agua fría en el fregadero.
    • Asegúrate de sacar gran parte de la pulpa, especialmente si cocinas las semillas en el horno, ya que no querrás quemarlas.
    • Coloca las semillas en una superficie abierta y dales pequeños toques con papel toalla para secarlas. Si aún están un poco húmedas, quizás debas esperar un poco antes de empezar a quitarles la cáscara.
    • Puedes tostar las semillas antes de sacarles la cáscara si prefieres cocinarlas.
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    Toma una semilla y dóblala con cuidado hasta que se rompa. Quizás no quieras quitar la cáscara a una gran cantidad de semillas de calabaza para una gran receta. Si solo quieres comer las semillas de calabaza, puedes quitarles la cáscara a medida que avances. Para empezar, toma solo una semilla de calabaza y dóblala un poco.[4]
    • Para doblar, sostén una mitad de la semilla entre el dedo pulgar y el índice. Toma el otro extremo de la semilla con el dedo pulgar y el índice de la otra mano.
    • Dobla la semilla a la mitad. Continúa doblando hasta que la cáscara se rompa ligeramente. Esto no debe requerir mucho esfuerzo; además, las cáscaras de la calabaza no son muy duras.
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    Quita la cáscara. Una vez que la cáscara se haya roto, simplemente puedes quitar la cáscara con los dedos. Escarba con el pulgar en la grieta que hiciste y jala hacia arriba hasta que la cáscara se rompa a la mitad por completo. Arranca una mitad de la cáscara y después la otra.[5]
    • Si quedan algunos pedazos de la cáscara, considera pasar la semilla por agua para sacarlos.

Método 3
Método 3 de 3:
Comer las semillas

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    Haz un bocadillo crudo con las semillas. Muchas personas disfrutan comer las semillas de calabaza crudas. Estas constituyen un alimento muy nutritivo, ya que son ricas en fibra y una buena fuente de magnesio, cobre, selenio y zinc. Si eres vegetariano o vegano, las semillas de calabaza pueden ser un bocadillo saludable, ya que son ricas en proteínas.[6] [7]
    • Casi todas las personas comen semillas de calabaza sin ningún problema, especialmente si se les quita por completo las cáscaras. Sin embargo, si queda algún rastro pequeño de cáscara en las semillas, puede causar un dolor de estómago leve.
    • Si sirves las semillas de calabaza a niños, es una buena idea ser muy cauto respecto a quitar la cáscara para evitar que se asfixien.
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    Fríe las semillas de calabaza. Existen diferentes maneras en las que puedes preparar semillas de calabaza. Una forma es freírlas en aceite de oliva. Esparce aceite de oliva sobre una sartén. La cantidad que necesites depende de la cantidad de semillas que frías, pero debe ser lo suficiente para cubrir la sartén.[8]
    • Deja que el aceite se caliente por unos minutos y después echa las semillas. Cocínalas sobre el aceite hasta que empiecen a hacer un ruido de estallido.
    • Desde ese momento, agrega una cucharada de azúcar de mesa. Continúa friendo hasta que las semillas revienten otra vez. Sácalas del fuego, déjalas enfriar y disfruta.
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    Tuesta las semillas de calabaza. También puedes tostar las semillas de calabaza en un horno calentado a 190 °C (375 °F). Después, disponlas en una bandeja para hornear.[9]
    • Si te gustan las semillas simples, puedes colocarlas en el horno tal como están. Algunas personas prefieren rociarlas con curri en polvo, hojuelas de chipotle o pimienta de cayena. Se puede usar clavo, canela o nueza moscada para endulzar las semillas de calabaza.
    • Hornea las semillas por unos 20 minutos o hasta que se doren.
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    Listo.

Consejos

  • Muchos de estos métodos también se pueden usar para las semillas de otras verduras de la familia cucurbitácea.

Advertencias

  • Para evitar que te quemes las manos y los brazos, apártate del agua cuando cueles las semillas después de hervirlas.

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