¿Alguna vez te has encontrado en una habitación sin idea alguna de lo que fuiste a hacer? ¿O tienes el nombre de algo en la “punta de la lengua” pero te resulta imposible recordarlo? Nuestro cerebro es el encargado de adquirir, procesar y almacenar grandes cantidades de información, pero a veces los deslices del día a día pueden hacerte olvidar algo, incluso algo en lo que estabas pensando. Por suerte, te diremos algunos pasos que te ayudarán a recordar aquello que se te olvida.

Método 1
Método 1 de 2:
Estimula tu memoria

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    Conoce las etapas para recordar algo. Para que puedas recordar algo, tu cerebro necesita pasar por tres etapas: adquisición, consolidación y recuperación (a veces llamado “memoria”).[1] Si algo sale mal en una de estas etapas, será difícil que recuerdes lo que querías recordar.
    • En la etapa de la adquisición, la información recién aprendida se encuentra almacenada en la memoria a corto plazo antes de descartarse o pasar a formar parte de la memoria a largo plazo. Si no le prestas atención a algo, por ejemplo, dónde pones tus anteojos antes de irte de una habitación, es muy probable que olvides su ubicación a tu regreso.
    • En la etapa de consolidación, la información aprendida pasa a formar parte de la memoria a largo plazo. Es más probable que suceda si dicha información se relaciona con otros fragmentos de memoria a largo plazo, si es significativa de alguna manera (relacionado a eventos históricos o importantes) o tiene una impresión sensorial conectada a ella.
    • En la etapa de recuperación, la información almacenada en la memoria se recupera activando el patrón neuronal utilizado para almacenarla. Esta etapa suele ser donde la sensación de tener algo en “la punta de la lengua” tiene lugar, pero hay algunas cosas que puedes hacer para impulsar esta etapa.
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    Vuelve sobre tus pasos. Ciertos estudios han encontrado que gran parte de la memoria es contexto-dependiente, es decir, que es más fácil recordar información en un ambiente que coincide con el ambiente en el que la información se aprendió.[2]
    • Por ejemplo, si pensaste en algo en la sala, pero te lo olvidaste cuando llegaste a la cocina, trata de regresar a la sala. Es más probable que regresar a un contexto familiar te ayude a recuperar la información olvidada.
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    Reconstruye tu hilo de pensamiento. Si no puedes regresar físicamente al lugar donde se te ocurrió un pensamiento que ahora has olvidado, trata de imaginarte dónde estabas, qué hacías y cómo se conectaban tus pensamientos entre sí. Como muchos recuerdos están almacenados a lo largo de patrones neuronales superpuestos, reconstruir el hilo de pensamiento podría ayudarte a recuperar el pensamiento olvidado al estimular ideas relacionadas.[3]
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    Recrea las señales del ambiente original. Por ejemplo, si escuchabas determinada canción o buscabas una página web en particular cuando tenías en mente el pensamiento ahora olvidado, volver a vivir esa información probablemente te haga recuperar la información que habías olvidado.[4]
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    Piensa o habla sobre algo que no esté relacionado. Como el cerebro almacena tanta información en patrones neuronales superpuestos, puede ser fácil estancarse recuperando información relacionada, pero “equivocada”, como todos los demás actores que interpretaron a Batman, pero no justo en el que estabas pensando. Pensar en otra cosa puede ayudarte a “resetear” la recuperación.[5]
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    Relájate. La ansiedad puede dificultar el proceso de recordar incluso datos sencillos. Se te cuesta recordar algo, no te angusties. Más bien, inhala profundamente unas cuantas veces para calmarte y luego trata de pensar en la información.[6]
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Método 2
Método 2 de 2:
Mejora tu memoria

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    Crea señales distintivas cuando quieras recordar algo. Será más probable que proceses información en tu memoria a largo plazo si está asociada con información distintiva que puede servir como señal o punto de partida. Todo puede ser una señal, pero relacionar activamente información nueva a cosas que ya recuerdas es una buena estrategia.[7]
    • Por ejemplo, si tienes una conversación con un amigo en la cafetería y te dice que su cumpleaños se acerca, procura conectar el recuerdo de la conversación a algo que ya recuerdes bien: “Miguel me dijo que su cumpleaños era el 7 de junio. Solo una semana después del cumpleaños de mi mamá”.
    • Estas señales también pueden ser información sensorial. Por ejemplo, los olores pueden desencadenar recuerdos vívidos en muchas personas, como el aroma de las galletas en el horno te hacen recordar los días en que estabas en la casa de tu abuela.[8] Si el recuerdo está posiblemente conectado a un aroma, en este ejemplo, quizá el aroma a café o a panecillos de canela de la cafetería, trata de estimular tu memoria con un aroma familiar.
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    Conecta tus recuerdos a un lugar en particular. La memoria está fuertemente relacionada con los contextos ambientales en donde la información se aprendió originalmente.[9] Podrás usar esa conexión a propósito para procesar información y recordarla después.
    • Por ejemplo, conecta verbalmente la información que quieras recordar con un lugar: “Cuando nos reunimos en la cafetería nueva de la calle 7, Miguel me dijo que su cumpleaños era el 7 de junio”.
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    Repite la información inmediatamente. Si, como muchas personas, olvidas los nombres casi apenas te presentan a alguien, procura repetir verbalmente esa información apenas la recibas. Conectar la mayor cantidad posible de señales (cómo se veía físicamente, qué ropa tenía puesta, dónde estás) también te ayudará a recordarla posteriormente.[10]
    • Por ejemplo, si estás en una fiesta y un amigo te presenta a alguien con el nombre de “Masako”, míralo directamente con una sonrisa, dale la mano y dile: “Gusto en conocerte, Masako. ¡Tu camiseta tiene un bonito tono azul!”. Reforzar toda la información sensorial una sola vez podría ayudarte a procesar el recuerdo para después.
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    Crea un “palacio de los recuerdos”. Los palacios de los recuerdos son una técnica mnemónica muy usada para crear conexiones entre información y contextos ambientales, pero en este caso, todos esos contextos se encuentran en tu imaginación. ¡Incluso el afamado (aunque ficticio) detective Sherlock Holmes emplea esta técnica![11]
    • Esta técnica requiere de práctica para perfeccionarse, pero puede ser muy útil para almacenar la información que quieras recordar, porque enfatizará la formación de conexiones creativas, incluso absurdas, entre los lugares y los recuerdos.
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    Evita aprender en situaciones de mucho estrés. No siempre será una opción, pero si puedes evitar aprender información nueva bajo condiciones altamente estresantes, por ejemplo, horas antes de un examen muy importante, tu capacidad para recordarlo después mejore probablemente.[12]
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    Descansa bastante. El sueño, en especial el sueño REM (Rapid Eye Movement, o en español: movimiento ocular rápido), es crucial para procesar, consolidar y almacenar información. La falta de sueño afecta la reacción de las neuronas, lo cual dificulta el procesamiento y la recuperación de la información.[13]
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    Bebe agua. Si haces algo diferente y crees que es para ayudarte, lo recordarás.
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Consejos

  • Verbalizar las tareas mientras te desplazas de habitación a habitación podría ayudarte a recordarlas. Por ejemplo, si vas al baño a tomar tu multivitamínico, repítete: “Voy a tomar mi multivitamínico” hasta que llegues a tu destino.
  • Usa un planificador o una aplicación de celular para ayudarte a recordar la información realmente importante como las citas del médico y los cumpleaños. ¡Incluso puede servirles a los que tienen las mejores memorias!
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Advertencias

  • Los suplementos para la memoria como el ginkgo biloba son muy populares, pero hay pocas pruebas de que realmente sean efectivos y en realidad pueden tener efectos secundarios perjudiciales, pues podrían ser anticoagulantes y hemorrágicos.[14]
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