El hígado es único por muchas razones. Es el órgano interno más grande del cuerpo y uno de los pocos órganos con capacidad regenerativa limitada.[1] Cumple muchas funciones esenciales, desde eliminar las toxinas hasta ayudar con la digestión, pero puede tensarse con el uso excesivo. El nivel elevado de enzimas hepáticas es un síntoma de uso excesivo, pero los cambios sencillos en la dieta pueden reducir dicho nivel hasta devolverle un equilibrio saludable.

Método 1
Método 1 de 3:
Reconocer la enfermedad hepática

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    Aprende sobre las funciones que desempeña el hígado en el cuerpo.[2] El hígado contribuye con la función glandular y otros sistemas de órganos. Protege al cuerpo desintoxicando las hormonas, los fármacos y las moléculas biológicas que no se producen en el cuerpo humano. También sintetiza el colesterol y las proteínas que de otra manera podrían dar lugar a la coagulación sanguínea y a la inflamación. Almacena vitaminas, minerales y azúcar mientras elimina las bacterias.
    • El hígado participa en diversas funciones corporales importantes, así que puede sobrecargarse con el uso excesivo.
    • Es muy importante hacer que el hígado sobrecargado vuelva a niveles saludables de enzimas para garantizar que todos esos procesos sigan funcionando con normalidad.
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    Conoce las condiciones que pueden sobrecargar el hígado. El hígado es propenso a distintas enfermedades en parte debido a que lleva a cabo muchas funciones esenciales. Hay una gran variedad de enfermedades que pueden hacer que los niveles de enzimas hepáticas aumenten bruscamente:[3]
    • Esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) o hígado graso no alcohólico (HGNA): las grasas como los triglicéridos y el colesterol se acumulan en el hígado.
    • Virus de la hepatitis: las hepatitis A, B, C, D y E todas tienen distintas causas. Sin embargo, cada tipo distinto de infección por hepatitis sobrecarga el hígado.
    • Otras infecciones que sobrecargan el hígado incluyen: mononucleosis, adenovirus y citomegalovirus. Las picaduras de garrapata y los parásitos pueden provocar enfermedades dañinas como la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas o la toxoplasmosis.
    • Cáncer relacionado con infecciones virales anteriores y cirrosis hepática
    • Hepatitis alcohólica
    • Ictericia
    • Cirrosis (o la etapa final de la cicatrización del hígado)
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    Reconoce los síntomas de la enfermedad hepática. Dado que el hígado participa en muchos procesos distintos, no hay una lista única de síntomas que indiquen una enfermedad hepática. Sin embargo, cada trastorno hepático tiene síntomas únicos y compartidos. Si experimentas cualquiera de estos síntomas, consulta con tu doctor de inmediato:[4]
    • Piel y ojos amarillentos que sugieren ictericia
    • Dolor e hinchazón abdominal
    • Hinchazón de las piernas y los tobillos
    • Picazón en la piel
    • Orina rojiza o de color amarillo oscuro
    • Heces pálidas, sanguinolentas o alquitranadas
    • Fatiga crónica
    • Náuseas o vómitos
    • Pérdida del apetito
    • Pérdida de peso
    • Boca seca, aumento de la sed
    • Tendencia a hacerte moretones con facilidad
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    Acude a tu doctor para obtener un diagnóstico. Visita al doctor para hacerte un examen físico, proporciónale tus antecedentes médicos y describe tus síntomas al detalle. Él pedirá que te hagas una prueba de la función hepática (PFH) a través del análisis de una muestra de sangre. La PFH evaluará los niveles de varias enzimas hepáticas y proteínas. Tu doctor usará dicha información para establecer un diagnóstico. Algunas de estas pruebas de enzimas hepáticas son:[5]
    • Aspartato aminotransferasa (AST): se analizan los niveles de AST para determinar la probabilidad de hepatitis aguda o crónica.[6]
    • Alanina aminotransferasa (ALT): la ALT sirve para detectar y seguir el progreso de la hepatitis y las lesiones hepáticas.[7] Sus niveles altos se encuentran en las personas con alcoholismo, hepatitis viral y diabetes.
    • La relación entre los niveles de AST y ALT a menudo se usa para saber si la enfermedad hepática se debe a una infección, inflamación o uso del alcohol.[8]
    • Fosfatasa alcalina (FA): ayuda a diagnosticar enfermedades óseas, enfermedades hepáticas y trastornos de la vesícula.[9]
    • Gamma glutamil transferasa (GGT): junto con la FA, sirve para distinguir entre enfermedades hepáticas y enfermedades óseas. La GGT también es útil para determinar los antecedentes de consumo de alcohol. Es elevada en el 75 % de los alcohólicos crónicos.[10]
    • Deshidrogenasa láctica (DHL): la DHL (también conocida como deshidrogenasa del ácido láctico) se usa junto con otros valores de la PFH para monitorear el tratamiento de las enfermedades del hígado y otros trastornos. Se observan niveles altos de DHL en diversas enfermedades hepáticas, anemias, enfermedades renales e infecciones.[11]
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    Haz un seguimiento de tus niveles de enzimas hepáticas. Si tienes antecedentes de enfermedad hepática, es posible que necesites realizarte pruebas hepáticas cada mes o cada 6 a 8 semanas. Lleva un registro detallado de los resultados. Si los valores del laboratorio muestran una tendencia descendente durante seis a doce meses, esto indica que has logrado con éxito mantener la salud de tu hígado. Siempre mantén informado a tu doctor respecto a cualquier suplemento que tomes y hazle saber si hay algún cambio en tus síntomas.
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Método 2
Método 2 de 3:
Ajustar tu dieta

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    Come muchas verduras de hoja verde. Las verduras de hoja verde son ricas en vitaminas, minerales y otros nutrientes. Lo esencial para la función hepática es que pueden disminuir el nivel de los depósitos de grasa en el hígado.[12] Las verduras de hoja verde incluyen: espinaca, col berza, remolacha, nabo y hojas de mostaza, col rizada, verduras crucíferas (coliflor, repollo, brócoli, coles de Bruselas), acelga, hojas de diente de león y todos los tipos de lechuga.
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    Busca alimentos ricos en antioxidantes. Las remolachas por sí solas no reducen el nivel de las enzimas hepáticas, pero tienen un alto contenido de "flavonoides", los cuales actúan como antioxidantes que ayudan a la función hepática.[13] [14] Los aguacates también pueden ser útiles, ya que tienen mucha vitamina E, la cual es un antioxidante natural eficaz. Los aguacates y las nueces tienen precursores del antioxidante principal del cuerpo: el glutatión.[15]
    • Las nueces también son una buena fuente de ácidos grasos omega 3, los cuales pueden reducir la inflamación del hígado.[16]
    • Otros frutos secos (incluyendo las nueces, las nueces de Brasil, las pecanas y las almendras) también contienen vitaminas B y minerales en cantidades significativas.
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    Consume de 35 a 50 g de fibra al día. Los alimentos ricos en fibra evitan que el cuerpo absorba el colesterol. Al disminuir la cantidad de colesterol que el hígado debe procesar, aumentas la salud hepática y reduces los niveles de enzimas.[17] La fibra también aumenta la secreción de bilis en el hígado, lo cual mejora la digestión de las grasas y evita las enfermedades hepáticas en el futuro. Los alimentos ricos en fibra son:[18]
    • Avena, trigo, maíz, salvado de arroz
    • Frijoles (frijol lima, adzuki, negro, colorado, rojo, blanco y pinto), lentejas (roja, marrón y amarilla) y arvejas
    • Bayas (frambuesa, arándano, fresa, zarzamora, mora roja, grosella espinosa, mora de Boysen, mora naranja)
    • Granos enteros (trigo, avena, maíz, centeno, teff, trigo sarraceno, arroz marrón)
    • Verduras de hoja verde (Hojas de nabo, mostaza, col berza, remolachas, acelga, col rizada y espinaca)
    • Frutos secos (almendras, pistachos, anacardos, nueces) y semillas (ajonjolí, calabaza, linaza, girasol)
    • Frutas (en especial las de cáscara comestible como peras, manzanas, pasas, ciruelas, duraznos, albaricoques)
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    Bebe jugos cítricos ricos en vitamina C. La vitamina C contribuye a la reparación del tejido y a la curación de las heridas. Comer frutas cítricas o beber sus jugos ayudan a sanar el hígado, devolviendo los niveles de enzimas a niveles saludables. Las frutas cítricas también son conocidas por reducir el riesgo de cáncer de hígado.[19] Busca formas de incluir naranjas, toronjas, limones y limas en tu dieta. Al momento de comprar jugos, busca productos fortificados con vitamina C adicional.
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    Aumenta tu consumo de verduras crucíferas. La familia de las "verduras crucíferas" es conocida por equilibrar la producción de enzimas hepáticas desintoxicantes. Estas "enzimas de desintoxicación de la fase 2" neutralizan los carcinógenos causantes del cáncer en el cuerpo. Estas verduras también tienen muchas vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra:[20]
    • Brócoli
    • Coles de Bruselas
    • Coliflor
    • Rábanos
    • Rábano picante
    • Colinabo y nabos
    • Wasabi
    • Berros
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    Pregúntale a tu doctor sobre tu ingesta de proteínas.[21] Por lo general, la proteína es la clave para reparar el daño en el cuerpo, así que podrías pensar que debes aumentar tu consumo de proteínas para tratar un hígado tenso. Pero, dado que el hígado es el órgano que procesa la proteína, podrías agobiarlo con demasiada proteína. Esto produce aún más tensión, lo cual eleva más los niveles de enzimas.
    • Habla con tu doctor o nutricionista sobre la cantidad de proteína que debes consumir. Ellos podrán brindarte un plan específico para las necesidades de tu cuerpo.
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    Hidrata bien tu cuerpo. Beber suficiente agua ayuda a que el hígado elimine los desechos, lo cual reduce su carga laboral.[22] Bebe de ocho a diez vasos de 250 ml (8 onzas) de agua diariamente. Presta especial atención a beber agua en los siguientes momentos del día:[23]
    • Cuando te levantas por la mañana
    • Antes y durante las comidas
    • Antes y después de realizar actividades físicas
    • Justo antes de acostarte
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    Evita los alimentos que perjudican la salud del hígado.[24] Los alimentos saludables ayudan al hígado, pero los alimentos poco saludable lo dañan. El exceso de grasa, sal, azúcar o aceite puede sobrecargar el hígado. Si ya tienes niveles altos de enzimas, necesitas darle un descanso a tu hígado durante un tiempo. Evita los siguientes alimentos para equilibrar los niveles de enzimas:
    • Alimentos grasosos como cordero, carne de res, piel de pollo, alimentos hechos con materia grasa o manteca y aceites vegetales[25]
    • Alimentos salados como la mayoría de los alimentos procesados y preparados, bocadillos como pretzels y papas fritas y alimentos enlatados
    • Alimentos azucarados como pasteles, tartas o galletas
    • Frituras
    • Mariscos crudos o poco cocidos (estos podrían contener toxinas que dañan el hígado)
    • Debes evitar el alcohol (aunque no es comida) lo más que puedas, en especial si ya sufres de una enfermedad hepática.
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Método 3
Método 3 de 3:
Tomar hierbas y suplementos

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    Bebe tés herbales que mejoran la salud del hígado. Hay muchas hierbas que se han usado tradicionalmente para apoyar la función hepática. Poco se sabe sobre el funcionamiento de dichas hierbas, pero hay una larga historia respecto a su uso seguro. En general, la mayoría de ellas se han administrado como tés, así que la dosis a menudo no es clara. Sigue las instrucciones del fabricante y consulta con tu doctor para obtener la dosis adecuada. Las dosis que mencionamos a continuación solo deben usarse como pautas.
    • Cardo mariano: las investigaciones sugieren que podría ser más útil para los que padecen de enfermedades hepáticas relacionadas con el alcohol, la cirrosis y la hepatitis.[26] Las dosis varían desde 160 a 480 mg al día.
    • Astrágalo:[27] la dosis que se usa habitualmente es de 20 a 500 mg de extracto y se toma 3 a 4 veces al día.
    • Raíz de diente de león: disminuye el colesterol para reducir la carga del hígado. Bebe 2 a 4 tazas de té de raíz de diente de león al día o 2 a 4 g de raíz de diente de león al día.[28]
    • Fórmulas combinadas: hay muchas de ellas en el mercado, aunque la mayoría aún no ha sido comprobada clínicamente. Algunos ejemplos son: desintoxicante y regenerador del hígado de Now, apoyo profundo para el hígado de Gaia Herbs y suplemento de diente de león y cardo mariano de Oregon’s Wild Harvest.
    • Té verde: reduce el riesgo de enfermedad hepática, pero en algunas personas, puede aumentar los problemas del hígado. Lo mejor es hablar con tu doctor respecto al uso del té verde. En general, se ha demostrado que 2 a 4 tazas de té verde reducen el riesgo de enfermedades hepáticas.[29]
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    Cocina con ajo y cúrcuma. Estas hierbas no solo saben delicioso, sino también son conocidas por mejorar la salud hepática. Añádelas al gusto y usa al menos una de ellas diariamente.
    • El ajo también previene el cáncer de hígado y las enfermedades cardiacas, además de fortalecer el sistema inmunológico.[30]
    • La cúrcuma tiene propiedades antiinflamatorias que ayudan al hígado reduciendo la inflamación que provoca hepatitis, esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), cáncer de hígado y cirrosis.[31]
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    Toma suplementos antioxidantes. Aunque hay muchas formas de obtener antioxidantes a través de la dieta, los suplementos pueden ayudarte a obtener aún más. El ácido alfa lipoico (ALA) es un antioxidante que ha sido estudiado en el tratamiento de la diabetes, las enfermedades cardiacas y las enfermedades hepáticas. Contribuye al metabolismo del azúcar en el hígado y previene la enfermedad hepática alcohólica. La dosis más común es 100 mg tres veces al día.[32] [33] La N-acetilcisteína (NAC) actúa como un precursor del glutatión, el principal antioxidante del cuerpo. La dosis más común para fortalecer el hígado es 200 a 250 mg dos veces al día.
    • El ALA podría interactuar con los medicamentos para la diabetes, así que consulta con tu doctor respecto a la dosis más adecuada para ti.
    • Ha habido casos raros en los que las dosis muy altas de NAC aumentaron las enzimas del hígado.[34]
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Consejos

  • Las pruebas de la función hepática se realizan cada 6 meses o según lo que indique el doctor, hasta que las enzimas hepáticas se encuentren en un nivel aceptable.
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Advertencias

  • Las personas que presentan niveles altos de enzimas hepáticas no deben tomar estatinas. Revisa tu lista de medicamentos con el doctor para asegurarte de que no haya fármacos de este tipo en dicha lista.
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  1. https://labtestsonline.org/understanding/analytes/ggt/tab/test/
  2. https://labtestsonline.org/understanding/analytes/ldh/tab/test/
  3. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24192144
  4. http://www.hindawi.com/journals/omcl/2012/165127/
  5. Xiao J, Högger P., Metabolism of dietary flavonoids in liver microsomes. Curr Drug Metab. 2013 May; 14(4):381-91.
  6. http://www.sciencedaily.com/releases/2000/12/001219074822.htm
  7. http://umm.edu/health/medical/altmed/supplement/omega3-fatty-acids
  8. http://healthyeating.sfgate.com/foods-eat-good-liver-health-4150.html
  9. http://www.todaysdietitian.com/newarchives/063008p28.shtml
  10. http://www.sciencedaily.com/releases/2015/01/150119082958.htm
  11. http://www.cancer.gov/about-cancer/causes-prevention/risk/diet/cruciferous-vegetables-fact-sheet
  12. http://www.liversupport.com/influencing-liver-disease-with-diet/
  13. http://www.dailymail.co.uk/health/article-116157/Love-liver.html
  14. http://www.liversupport.com/for-your-livers-sake-the-best-times-to-drink-water/
  15. http://www.liverfoundation.org/education/liverlowdown/ll0813/healthyfoods/
  16. http://nutritiondata.self.com/foods-000015000000000000000-w.html
  17. http://umm.edu/health/medical-reference-guide/complementary-and-alternative-medicine-guide/herb/turmeric
  18. Zhang, B. Z., Ding, F., and Tan, L. W. [Clinical and experimental study on yi-gan-ning granule in treating chronic hepatitis B]. Zhongguo Zhong Xi Yi Jie He Za Zhi 1993; 13(10):597-9, 580.
  19. Sannia, A. [Phytotherapy with a mixture of dry extracts with hepato-protective effects containing artichoke leaves in the management of functional dyspepsia symptoms]. Minerva Gastroenterol Dietol. 2010; 56(2):93-99.
  20. http://www.medscape.com/viewarticle/578882
  21. http://umm.edu/health/medical-reference-guide/complementary-and-alternative-medicine-guide/herb/garlic
  22. http://umm.edu/health/medical-reference-guide/complementary-and-alternative-medicine-guide/herb/turmeric
  23. Podymova S. D., Davletshina I. V. [Efficacy of using alpha-lipoic acid (berlition) in patients with nonalcoholic steatohepatitis]. Eksp Klin Gastroenterol 2008; (5):77-84.
  24. Schimmelpfennig W, Renger F, Wack R, and et al. [Results of a prospective double-blind study with alpha-lipoic acid against placebo in alcoholic liver damage] (Ergebnisse einer prospektiven Doppelblindstudie mit Alpha-Liponsäure gegen Plazebo bei alkoholischen Leberschäden). Dtsch Gesundheitswes 1983; 38(18):690-693.
  25. Badawy, A. H., Abdel Aal, S. F., and Samour, S. A. Liver injury associated with N-acetylcysteine administration. J Egypt.Soc Parasitol. 1989; 19(2):563-571.

Acerca de este wikiHow

Lyssandra Guerra
Coescrito por:
Consultora certificada en nutrición y bienestar
Este artículo fue coescrito por Lyssandra Guerra. Lyssandra Guerra es una consultora certificada de nutrición y bienestar, y fundadora de Native Palms Nutrition con sede en Oakland, California. Tiene más de cinco años de experiencia en coaching nutricional y se especializa en brindar apoyo para superar problemas digestivos, sensibilidades alimentarias, antojos de azúcar y otros dilemas relacionados. Recibió su certificación de nutrición holística de la Universidad de Bauman: Nutrición Holística y Artes Culinarias en 2014. Este artículo ha sido visto 252 131 veces.
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