Las plantas pueden darle un toque decorativo natural a tu casa o revitalizar tu patio. No obstante, cada planta tendrá necesidades diferentes, por lo que podrías tener dificultades para mantenerlas en constante desarrollo. Si tienes una a la cual quieras devolverle la vida, deberás identificar el problema, regarla de forma apropiada, cambiar su entorno y cuidar bien sus hojas.

Método 1
Método 1 de 4:
Identificar el problema

  1. 1
    Identifica las hojas marchitas para determinar si no la riegas lo suficiente. Si las hojas de la planta están marchitas, es probable que no la riegues lo suficiente. Si este es el caso, quizás también notes que muchas de las hojas se desprenden.[1]
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    Lauren Kurtz

    Lauren Kurtz

    Horticultora profesional
    Lauren Kurtz es especialista en naturalismo y horticultura. Lauren ha trabajado para Aurora, Colorado administrando el jardín Water-Wise en el Centro Municipal de Aurora para el Departamento de Conservación del Agua. Recibió una licenciatura en estudios ambientales y de sostenibilidad en la universidad Western Michigan en 2014.
    Lauren Kurtz
    Lauren Kurtz
    Horticultora profesional

    Lauren Kurtz, horticulturista profesional, aconseja: "Otra señal de un mal regado es la marchitez. Si la planta es flácida y la tierra está seca al tacto, riégala más a menudo".

  2. 2
    Toca la tierra para conocer el nivel de humedad. Toma un puñado de tierra a unos centímetros (o pulgadas) por debajo de la superficie, y apriétala. Si la tierra se aglomera y te mancha la piel, esto significará que está muy húmeda y que podrías estar regándola en exceso. Si esta se desarma y no te mancha, estará seca y quizás necesites regarla más.[2]
  3. 3
    Observa si la planta está empapada y caída, para determinar si la riegas en exceso. Si está muy blanda y caída, podría estar enferma a causa del exceso de agua. Otra manera de determinarlo es tocar la tierra justo por debajo de la superficie. Si está muy húmeda, podrías estar dándole demasiada agua.[3]
  4. 4
    Verifica si las raíces están podridas. Regar en exceso hará que la tierra se mantenga húmeda de forma constante y evitará que la planta reciba oxígeno suficiente. Esto puede hacer que las raíces se pudran. Retira la planta del suelo o la maceta con cuidado, y échale un vistazo a las raíces. Si tienen un color oscuro, están blandas y se desarman al tocarlas, es probable que se hayan podrido.[4]
  5. 5
    Identifica las manchas oscuras o las áreas decoloradas para determinar si la planta se ha quemado. Las manchas decoloradas suelen brotar en las hojas de las plantas que se han expuesto a demasiada luz solar. Estas manchas suelen tener un color muy oscuro o muy claro.[5]
  6. 6
    Observa si las hojas tienen un color pálido, lo que se deberá a un exceso de sombra. La planta podría tener problemas porque no recibe suficiente luz solar. Si este es el caso, lo más probable es que las hojas sean mucho más pálidas y pequeñas de lo que solían ser.[6]
  7. 7
    Busca información sobre la planta. Cada tipo de planta necesitará cuidados diferentes. Las hierbas y los vegetales se desarrollarán al exponerse a mucha luz solar, pero el exceso de la misma puede causarles problemas a los helechos. Deberás navegar en internet o acudir a un vivero local para así conseguir información sobre los cuidados específicos de tu planta.[7]
    Anuncio

Método 2
Método 2 de 4:
Regar la planta

  1. 1
    Remójala. Remojarla de forma abundante podrá mejorar sus problemas de salud, salvo que tenga raíces podridas. Si no está en maceta, deberás regarla de forma abundante con una manguera para jardín hasta que el agua empiece a acumularse sobre la tierra, en lugar de que esta la absorba. Por otro lado, si la tienes en maceta, tendrás que llenar una cubeta o un lavabo con agua fría, y colocarla allí por unas horas.[8]
    • Si notas que la planta está muy quemada, tendrás que remojarla varias veces al día hasta que notes una mejora. Llévala a un área con más sombra para así protegerla del sol.[9]
  2. 2
    Si tienes plantas secas, agrégales cristales que almacenen agua. Podrás colocar estos cristales en la tierra si descubres que el mal estado de tu planta se debe a que está seca a pesar de regarla con frecuencia. Estos están diseñados para hacer que la tierra retenga agua con más facilidad, por lo que harán que la planta tolere mejor los periodos entre cada riego.[10]
  3. 3
    Riega la tierra, no la planta. Si riegas a esta última, esto puede generarle enfermedades por hongos. Podrás mantenerla protegida si solo viertes el agua directamente en la tierra.[11]
  4. 4
    Supervisa la tierra con mucha atención y échale agua según lo necesite. Se requiere un equilibrio delicado para regar de forma apropiada. Puedes dañar la planta si lo haces en exceso o de manera insuficiente. Para garantizar que reciba la cantidad de agua adecuada, siempre deberás tocar la tierra y cerciorarte de que esté seca antes de regarla.
    • Podrás calcular aproximadamente el nivel de humedad si introduces un dedo en la tierra. Si se siente seca, podrías tener que regarla más.
    • Averigua sobre las necesidades de riego de la planta y riégala siguiendo al pie de la letra la frecuencia recomendada.[12]
  5. 5
    Riega con menos frecuencia durante los meses de invierno. Durante el invierno, tendrás que regar la planta menos que en otras estaciones. Esta necesitará menos agua durante este periodo, ya que será su temporada inactiva.[13]
    Anuncio

Método 3
Método 3 de 4:
Cambiar el entorno de la planta

  1. 1
    Colócala en otra maceta con nueva tierra. En ocasiones, la tierra puede volverse hidrofóbica y empezar a repeler el agua si está seca por demasiado tiempo. Por este motivo, será una buena idea que retires la planta de su maceta o el suelo con cuidado, y cambies la tierra por otra nueva. Podrás regresarla al mismo lugar, pero si no se desarrolla allí, puedes colocarla en otro punto.[14]
    • En el caso de las plantas de maceta de interiores, tendrás que cambiar de maceta en intervalos de unos años. Esto garantizará que sigan creciendo y desarrollándose.
  2. 2
    Mide los nutrientes de la tierra. Ve a un vivero local, consigue un kit de medición de nutrientes para tierra y sigue las instrucciones al pie de la letra. Por lo general, cada tipo de planta necesitará una cantidad mayor o menor de determinados nutrientes para así desarrollarse. Al medir la tierra, podrás descubrir si la planta obtiene los nutrientes que necesita.
    • Por ejemplo, los niveles elevados de nitrógeno aumentarán el crecimiento de las hojas, pero reducirán la cantidad de flores o frutos que la planta genere.[15]
  3. 3
    Mide el pH de la tierra. También podrás comprar un kit de medición de pH para la tierra en el vivero de tu localidad, pero a veces este vendrá incluido en un kit junto con el de nutrientes. La medición de pH determinará lo básica o ácida que sea la tierra. Será vital que el pH se encuentre en el nivel adecuado para tu planta; de lo contrario, esta no podrá absorber los nutrientes disponibles.[16]
  4. 4
    Cambia la tierra que tenga por una mejor. La planta podría tener dificultades tan solo porque la tierra no tiene suficientes nutrientes. Si crees que esto es lo único que podría estar perjudicando la salud de tu planta, tendrás que retirarla de la maceta o el suelo con cuidado, y reemplazar la tierra que tenga con una mezcla para macetas de alta calidad.[17]
    • Elige una tierra con un contenido elevado de material orgánico. Esta ayudará a la planta a desarrollarse por muchas temporadas. Las de marcas comerciales con un menor contenido orgánico podrían durar solo una temporada.
  5. 5
    Aplícale fertilizante. Si descubres que su tierra tiene niveles bajos de nutrientes, podrías tener que agregarle un poco de fertilizante a la tierra. Consigue uno de “liberación lenta” para así garantizar que la planta no se alimente demasiado y con mucha rapidez. Sigue las indicaciones incluidas con el producto para agregarle la cantidad adecuada a la tierra.[18]
  6. 6
    Modifica el pH de la tierra, si es necesario. Si descubres que la tierra de la planta es muy básica, deberás reducir el pH agregándole abono o una mezcla con partes iguales de café y agua fríos.[19] Si la tierra es demasiado ácida, tendrás que agregarle caliza dolomítica, concha de ostra molida o cáscara de huevo molida y seca; así aumentarás su pH.[20]
  7. 7
    Lleva las plantas quemadas a un área con más sombra. Si crees que la planta tiene problemas por recibir demasiado sol, tendrás que llevarla a un lugar con más sombra. Si esta se encuentra en un jardín al aire libre, deberás retirarla de la tierra con cuidado y colocarla en un área del patio con más sombra, como una cercana a un árbol. Si la tienes en maceta, tan solo llévala a un área de la casa o el patio que tenga más sombra.[21]
  8. 8
    Lleva la planta a un área más soleada si ha estado recibiendo demasiada sombra. Si crees que esta no recibe suficiente luz solar, tendrás que llevarla a un área más soleada. Si la mantienes en el patio, deberás alejarla de los árboles grandes y cerciorarte de que no esté bajo la sombra de tu casa. Si la mantienes en un espacio cerrado, deberás acercarla a una ventana por donde pase mucha luz solar.
    • En el hemisferio norte, las ventanas que apuntan al sur recibirán la mayor cantidad de luz solar; mientras que en el hemisferio sur, aquellas que apunten al norte tendrán la mayor iluminación.
    • Si la planta requiere sombra de forma parcial, tendrás que colocarla en una ventana que apunte al este.[22]
  9. 9
    Llévala a un invernadero por unos días. Esta podría necesitar un ambiente más húmedo para poder desarrollarse. Si tienes acceso a un invernadero, deberás cubrir la planta con una bolsa plástica y dejarla allí por 4 o 5 días.[23]
    Anuncio

Método 4
Método 4 de 4:
Cuidar las hojas de la planta

  1. 1
    Elimina las plagas en la planta. Los insectos como las arañuelas rojas, las moscas de la fruta y los mosquitos de los hongos suelen verse atraídos a las plantas. Podrás evitar que la dañen si limpias las hojas con un paño humedecido con agua siempre que veas insectos en ellas.[24]
    • Si esto no los mantiene alejados de las hojas, podrás humedecer el paño con jabón insecticida mezclado con agua.[25]
  2. 2
    Corta las partes muertas. Si la planta tiene muchas hojas y tallos muertos, deberás cortarlos. De este modo, los nutrientes solo irán a las partes saludables, en lugar de desperdiciarse en las muertas.[26]
  3. 3
    Rocíala si la mantienes dentro de casa. Coloca agua tibia en un rociador y aplícale una cantidad moderada a la planta de vez en cuando. Esto le dará la humedad adicional que podría requerir. Si la rocías con frecuencia, esto evitará que las hojas se sequen y que el polvo se acumule en ellas.[27]
    Anuncio

Acerca de este wikiHow

Lauren Kurtz
Coescrito por:
Horticultora profesional
Este artículo fue coescrito por Lauren Kurtz. Lauren Kurtz es especialista en naturalismo y horticultura. Lauren ha trabajado para Aurora, Colorado administrando el jardín Water-Wise en el Centro Municipal de Aurora para el Departamento de Conservación del Agua. Recibió una licenciatura en estudios ambientales y de sostenibilidad en la universidad Western Michigan en 2014. Este artículo ha sido visto 5985 veces.
Categorías: Jardinería
Anuncio