Los lirios de la paz son una de las variedades más populares de plantas de interior. Estos son fáciles de cuidar y pueden ser una adición encantadora para tu hogar. Si las cuidas adecuadamente, tendrás plantas de hogar hermosas por varios años.

La horticultora Lauren Kurtz escribe lo siguiente: “¡A los lirios de la paz les encanta la sombra! Las hojas pálidas y rizadas pueden ser un signo de un exceso de luz, y las hojas secas y marrones pueden señalar el daño por la luz solar directa. Coloca la planta en áreas con una luz baja o moderada, y nunca bajo la luz directa del sol”.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Mantener un lirio de la paz

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    Escoge un lugar para el lirio de la paz. Los lirios de la paz son una planta nativa de las selvas tropicales calientes, húmedas y con mucha sombra. Por eso, no pueden dejarse al aire libre todo el año en la mayoría de climas temperados. Sin embargo, dentro de casa, donde por lo general es relativamente tibio y húmedo a comparación del medio ambiente exterior, la planta podrá vivir sin problemas. Esta planta deberá estar cerca de una ventana en una habitación tibia en la casa, no directamente debajo de ella, en donde se beneficiará de la luz solar indirecta. Lo mejor será ponerla al Norte o al Oeste, pues en estas direcciones no recibirá luz solar directa todo el día. Evita exponerla al aire frío o a demasiado sol, ya que podría debilitarla haciendo que sus hojas se pongan de color marrón y se marchiten.

    Consejo:Dependiendo de tu clima, podrías dejar el lirio de la paz al aire libre durante algunos meses del año en un patio con sombra o un lugar similar en donde la temperatura sea cálida y húmeda. Sin embargo, si vives en una zona tropical, podrás ponerla al aire libre todo el año.

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    Riega el lirio de la paz adecuadamente. El mejor cuidado que podrás darle al lirio de la paz será regarlo con atención. Si (solo si) la tierra de la maceta está seca, échale el agua suficiente para humedecerla, pero no tanto como para que se empoce. Si le echas muy poca agua, la planta se marchitará y morirá, de hecho, si olvidas regarla verás que se inclinará hacia abajo. No obstante, si le echas demasiada agua podrías provocarle una afección llamada “putrefacción de la raíz”, la cual podría ser fatal. Procura regarla una vez a la semana, cuando la tierra esté seca. A veces se recomienda esperar hasta que la planta haya empezado a marchitarse muy ligeramente para recién regarla.
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    Rocía las hojas varias veces a la semana con una botella rociadora. Los lirios de la paz crecen en niveles altos de humedad de los trópicos, así que además de regar la tierra, rocíalos con una botella rociadora para imitar el aire húmedo de la selva. Hazlo con mayor frecuencia mientras crece en el verano.[1] cuanta más agua puedas suministrar a las flores, más saludable será.
    • Esta planta es sensible al cloro, por lo que debes usar agua declorada. Puedes declorar el agua dejándola a temperatura ambiente por 24 horas.
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    Poda todas las hojas enfermas de la planta. A diferencia de otras plantas, los lirios de la paz no necesitan podarse muy frecuentemente. Sin embargo, si por alguna razón, uno o más de las extremidades u hojas del lirio se torna de color marrón o se marchita, tendrás que podar las hojas para evitar que la planta desperdicie energía en la zona marchita. Para sacar toda zona muerta o enferma, usa tijeras comunes o de jardinería limpias y afiladas. Los cortes deberán ser limpios, los más cercanos posible al nivel de la tierra, sin dañar el tejido saludable.
    • Las hojas marrones y marchitas simplemente podrían indicar que olvidaste regar la planta, pero también podría ser un síntoma de un problema más grave. Si ves que muy a menudo tienes que podarla, aunque la hayas cuidado como se debe, observa si hay signos de un problema más grave (ver “Curar las enfermedades de los lirios de la paz” más adelante).
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    Si le echas fertilizante, hazlo con precaución. Aparte del agua y la luz solar indirecta, la planta no necesitará más cuidados. No tendrás que usar fertilizantes ni suplementos de nutrientes para que crezca de manera saludable. Sin embargo, si deseas hacerlo (por ejemplo, si quieres que sus flores sean excepcionalmente grandes y vibrantes), ten cuidado de no echarle demasiado fertilizante, ya que es una planta relativamente sensible. Utiliza un fertilizante de plantas caseras estándar de 20-20-20 a la mitad o un cuarto de su fuerza recomendada aproximadamente una vez al mes durante la primavera y el verano, cuando el crecimiento de la planta es más activo.
    • Las flores verdes son un signo de que la planta está recibiendo demasiado fertilizante.[2] Si muestra este síntoma, deja de echarle fertilizante y la próxima temporada de crecimiento échale la mitad de la dosis.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Trasplantar un lirio de la paz

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    Reconoce los signos que indican que es necesario trasplantarlo. Como con casi todas las plantas de maceta, si se las deja crecer, los lirios de la paz con el tiempo se volverán demasiado grandes para que puedan vivir cómodamente en su maceta original. Cuando estos lirios se vuelven más grandes que su maceta, notarás que la frecuencia de riego se volverá cada vez más frecuente y/o sus hojas se tornarán amarillas sin motivo alguno. También verás sus raíces atiborradas en la superficie de la tierra. Generalmente, los lirios de la paz deberán trasplantarse al cabo de 1 o 2 años, así que si ha pasado ese periodo de tiempo y has observado algunos de los síntomas mencionados, es muy probable que sea un candidato ideal para plantarlo en otra maceta.
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    Usa una maceta del tamaño adecuado. A la hora de trasplantar el lirio de la paz, evidentemente deberás usar una maceta más grande que la anterior para que la planta tenga más espacio para expandir sus raíces y crecer. El diámetro de la maceta nueva deberá ser 5 cm (2 pulgadas) mayor que la maceta anterior. Solo será necesario aumentar el tamaño de la maceta un poco, porque de igual manera tendrá el espacio suficiente para crecer durante varios años. Por lo general, los lirio de la paz no requerirán macetas de más de 25 cm (10 pulgadas) de diámetro, así que si tu maceta es más grande que esa medida y el lirio muestra síntomas problemáticos, podría deberse a otro tipo de problema.[3]
    • En cuanto a los materiales de la maceta, casi todos son aptos: cerámica, plástico, arcilla.
    • Asegúrate de que la maceta tenga uno o más hoyos de drenaje en el fondo. Será esencial que el agua pueda drenar de la maceta, de lo contrario, el lirio podría correr el riesgo de padecer putrefacción de raíz
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    Usa la mezcla para siembra adecuada. Como ya lo hemos mencionado anteriormente, los lirios de la paz son plantas nativas de la selva tropical. Normalmente crecen debajo de un techo grueso de selva de varias capas, por eso casi siempre están constantemente rodeados por materia vegetal en descomposición. A la hora de comprar la mezcla para siembra, escoge una que retenga esa cualidad. Usa tierra a base de turbera que contenga mantillo de corteza junto con arena o perlita. Lo ideal será que la mezcla sea ligera y mullida (para que pueda drenar apropiadamente) y no tenga olor.[4]
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    Transfiere la planta a su nueva maceta. Prepara la maceta nueva llenándola con la cantidad suficiente de tierra compacta para que la planta esté cómoda sobre ella. Lo ideal será que solo tengas que agregar tierra a los lados de la planta, no debajo ni sobre ella. Aplasta suavemente la tierra para que sea un soporte firme de la planta y para que esta no se hunda. Cava hasta sacar el lirio de la paz de su maceta y colócala encima de la tierra de la maceta nueva. Agrégale tierra de la maceta original alrededor de la planta en su maceta nueva. Tendrás que hacerlo porque la tierra familiar hará que la transición de la planta a su nuevo hogar sea más llevadera. Riégala y agrégale más tierra cuando el agua se empoce. Cuando la transición se haya completado, la tierra de la maceta nueva deberá estar uniforme a 1 cm a 3 cm (1/2 pulgada a 1 pulgada) debajo del borde de la maceta.

    Consejo: Si te cuesta sacar la planta de su maceta original que de hacerlo la romperías o la rajarías, riégala generosamente y déjala remojando una hora.

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    Prepárate para usar una estaca para sostener la planta nueva. Después de trasplantarla, las raíces de la planta no se agarrarán fuertemente a la tierra nueva de inmediato, por eso le costará mucho mantenerse derecha. Si te cuesta equilibrarla, sostén el lirio con una estaca o clavija de madera resistente. Entierra la estaca en la tierra de la maceta (con cuidado de no dañar las raíces) y une el tallo y la estaca con un alambre. Saca la estaca cuando la planta haya establecido sus raíces y pueda sostenerse por sí sola.
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    Para crear dos plantas separadas, trasplanta una “corona” de la planta anterior. Si en vez de poner la planta a una maceta nuevas quieres que crezca una planta totalmente nueva en otra maceta, saca una de las coronas de la planta y ponla en la maceta nueva en vez plantar todo el lirio. Las “coronas” del lirio de la paz son grupos de dos o más hojas que están separadas y son distintas de la parte principal de la planta.
    • Para separar una corona del lirio principal, primera saca toda la planta de la maceta, con todo y coronas. Empieza por la parte superior de la corona hasta las raíces, desenreda las raíces de la corona desde las raíces de la planta principal. Podría tomarte algún tiempo y hasta podrías romper accidentalmente la raíz, cosa que es muy común, pero evita romper las raíces más de lo necesario. Cuando hayas separado la corona de la planta principal por completo, plántala en su propia macetita (su diámetro no tendrá que ser mayor a 15 cm [6 pulgadas]), al igual que con un lirio de la paz.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Curar las enfermedades de los lirios de la paz

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    Reconoce los signos de la falta y del exceso de riego. Una de las causas de problemas más comunes a la hora de cultivar lirios de la paz es un régimen de riego inapropiado. Echarle poquísima agua o demasiada agua podría provocar una diversidad de síntomas no específicos que a veces se sobreponen a otras afecciones de los lirios. Sin embargo, debido a que un riego inapropiado es uno de los problemas más fáciles de solucionar, procura aplicar las soluciones a continuación antes de adoptar una más drástica.
    • No regarlo lo suficiente será bastante evidente: verás que la tierra estará seca, las hojas estarán amarillentas, marchitas y el tallo estará inclinado. Para solucionarlo, riégalo y rocíalo con mayor frecuencia (al menos una vez a la semana para cada una). Ten en cuenta que a las plantas que crecen hasta sobrepasar sus macetas les costará más absorber el agua que necesitan de una sesión de riego común y corriente.
    • Regarlo en exceso podría ser un poco más difícil de diagnosticar, pero a menudo se reconocerá porque las puntas de las hojas estarán marrones. Ten en cuenta que regarlo demasiado podría provocar la putrefacción de la raíz, afección mucho más grave.
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    Trasplanta una planta que padezca de putrefacción de raíz. Esta afección es muy grave, puede afectar a cualquier planta en una maceta que tenga raíces debajo de la superficie y puede matarla fácilmente. Generalmente, la putrefacción de raíz se debe a un riego excesivo o drenaje pobre. Si las raíces tienen contacto con agua empozada durante mucho tiempo, les será más difícil obtener el aire que necesitan para funcionar correctamente, como consecuencia, empezarán a pudrirse. Ciertos tipos de microorganismos, llamados mohos de agua, contribuyen a esparcir la putrefacción, cuyas esporas podrían contaminar otras plantas con esta misma afección si encuentran las condiciones de humedad adecuadas. Por lo general, la putrefacción de raíz es fatal, pero para tratar de curarla, saca el lirio inmediatamente de su maceta y corta todas las zonas muertas, viscosas o podridas de la raíz. Plántalo en una maceta nueva que tenga tierra seca y un drenaje adecuado.
    • Si bien la putrefacción de raíz infecta a la planta debajo de la superficie, hará que la planta sobre la tierra empiece a verse muerta. Si el lirio parece cada vez más marchito aunque reciba luz solar apropiada y un riego frecuente, lo más probable es que la putrefacción sea la culpable.

    Note: Otra solución alternativa: si las raíces no están podridas, podrías optar por trasplantar una corona del lirio en otra maceta. La planta original podría morir, pero la segunda será una copia genética de la primera.

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    Usa jabón insecticida para eliminar plagas como áfidos o ácaros. Los lirios de la paz en ocasiones son susceptibles a las infecciones de áfidos, ácaros u otros artrópodos pequeños. Si observas que las hojas empiezan a marchitarse o a morir, sobre todo si ves plagas, residuos viscosos y pegajosos o telarañas blancas, entonces es probable que la planta tenga una infestación de plaga. Con un chorro potente de agua, saca las plagas de la planta, luego asegúrate de que no regresen con un insecticida apto para plantas o con la siguiente receta casera de jabón insecticida:
    • Mezcla 1 cucharada de aceite vegetal, 3 cucharadas de pimienta cayena y 1 cucharada de jabón a base de grasa natural (no líquido lavavajilla) en 1 litro de agua tibia. Con una botella rociadora, baña la planta a profundidad, pero primero prueba este jabón en una zona pequeña de la planta dejándolo un día para asegurarte de que no le cause ningún daño.[5]
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    Limpia o desecha la planta infectada por hongos. Las infecciones por hongos pueden ser inocuas o potencialmente fatales. Si ves que en la superficie de la tierra hay un crecimiento desordenado, gris o blanco, no tendrás que preocuparte tanto, pues este tipo de hongos no son un peligro para la planta (aunque podría irritar a algunas personas, sobre todo las que padecen alergias). Para deshacerte de este crecimiento micótico menor, deberás rociar canela (tiene propiedades antimicóticas) a los hongos.[6] Sin embargo, si el lirio en sí desarrolla una capa oscura o negra en el tallo o las hojas sin motivo alguno (daño por las heladas, etc.), es probable que la planta tenga una infección micótica seria.
    • En este caso, desechar toda la planta casi siempre será una opción viable, ya que las esporas de los hongos pueden ser muy persistente, podrían permanecer en la tierra y en las áreas aledañas durante un periodo de tiempo considerable, por eso podría volver a infectar otras plantas. No obstante, si quisieras salvar tu lirio de la paz, corta con cuidado todas sus zonas afectadas y deséchalas en un lugar donde no puedan ser un peligro (como el basurero). A continuación, riégalo con té de composta, un fungicida natural, para tratar de matar las esporas que todavía queden en la tierra.
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Consejos

  • Observa si las hojas de tu planta muestran señales de que necesite atención. Si las hojas comienzan a caerse o las hojas bajas comienzan a ponerse amarillas y se marchitan, quizás necesites echarle más agua. Si las hojas comienzan a ponerse amarillas, puede ser porque la planta esté recibiendo mucha luz solar. Muévela a un área más sombreada.
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Advertencias

  • Aunque los lirios son hermosos, también son venenosos. Las hojas en particular son muy tóxicas, tanto para animales como para humanos, así que mantenlas alejadas de los niños y de tus mascotas.
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Cosas que necesitarás

  • un lirio de la paz
  • agua
  • una botella rociadora

Acerca de este wikiHow

Lauren Kurtz
Coescrito por:
Horticultora profesional
Este artículo fue coescrito por Lauren Kurtz. Lauren Kurtz es especialista en naturalismo y horticultura. Lauren ha trabajado para Aurora, Colorado administrando el jardín Water-Wise en el Centro Municipal de Aurora para el Departamento de Conservación del Agua. Recibió una licenciatura en estudios ambientales y de sostenibilidad en la universidad Western Michigan en 2014. Este artículo ha sido visto 297 745 veces.
Categorías: Jardinería
Resumen del artículoX

Para cuidar lirios de la paz, plántalos en tierra que tenga buen drenaje y mantenlos en un área con mucha luz pero lejos de la luz solar directa. Los lirios de la paz son plantas fáciles de cultivar que prosperan en interiores y también puedes plantarlos en exteriores si el clima donde vives es húmedo y cálido. Cuanto más brillante sea el área, más probabilidades habrá de que produzcan flores. Riega los lirios cada vez que la tierra se sienta seca al tacto, pero evita hacerlo en exceso, pues las hojas podrían tornarse amarillas. Trasplántalos una vez al año en la primavera usando macetas al menos 5 cm más grandes que las antiguas. Trasplantar los lirios les dará espacio para crecer y mantenerlos saludables. También debes limpiar las hojas una vez al año para quitar el polvo, pues este puede impedirles absorber la luz solar. Fertiliza los lirios cada 6 semanas usando un fertilizante líquido balanceado en caso de que crezcan con luz solar brillante o cada 12 semanas si crecen con poca luz. Si notas que las puntas de las hojas se doran, podría ser una señal de que no las riegas lo suficiente o que les proporcionas demasiada luz solar. Si quieres más consejos sobre cómo fertilizar y replantar los lirios de la paz, ¡sigue leyendo!

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