Las orquídeas son flores hermosas que florecen en ciclos. Simplemente porque sus flores se hayan caído no significa que las orquídeas estén muertas. Tan solo están en una fase de dormancia y probablemente florezcan nuevamente. Puedes estimular el florecimiento podando y trasplantándolas. Asegúrate de proporcionarles la cantidad adecuada de agua y luz. ¡Antes de que te des cuenta, las flores aparecerán!

Método 1
Método 1 de 2:
Estimular el florecimiento de una orquídea

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    Poda el tallo cuando las flores se caigan. Usa unas tijeras de podar filosas y esterilizadas o una navaja de afeitar para podar el tallo cuando la planta haya dejado de florecer. Deja aproximadamente 3 cm (1 pulgada) del tallo, o espiga floral, para que pueda volver a crecer.[1]

    Consejo: corta 6 mm (1/4 de pulgada) sobre un nudo (o protuberancia) del tallo para estimular nuevamente el florecimiento de la orquídea con mayor rapidez.

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    Trasplanta la orquídea a una maceta nueva cuando las raíces comiencen a emerger desde la parte inferior. Riega la orquídea y retira la planta de su maceta cuidadosamente. Usa las manos para aflojar un poco las raíces y sacudir cualquier medio de cultivo que quede pegado a las raíces. Luego, coloca la orquídea cuidadosamente en una maceta nueva.[2]
    • Si es posible, escoge una maceta diseñada para orquídeas. Si no puedes encontrar una maceta, opta por una que tenga varios agujeros de drenaje para dejar que el aire fluya hacia adentro y el agua pueda drenarse. Pon un platillo debajo de la maceta para atrapar el exceso de agua.
    • Si las raíces de la orquídea comienzan a crecer fuera de los agujeros en la parte inferior de la maceta, es una indicación de que la maceta es demasiado pequeña y debes trasladarla a una maceta más grande.

    Consejo: escoge una maceta lo suficientemente pequeña para que las raíces de la orquídea quepan en ella. Deben estar en la maceta de manera cómoda para que se mantengan juntas. Sin embargo, no escojas una maceta demasiado pequeña como para que se llene completamente de raíces.[3]

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    Añade un medio de crecimiento nuevo para darle a la orquídea un mayor contenido nutritivo. Para estimular el reflorecimiento de las orquídeas, mezcla 2 partes de corteza formulada específicamente para orquídeas con una parte de musgo de turba para crear el medio de crecimiento. Rellena el espacio alrededor de las raíces con el medio de crecimiento y añade una capa ligera encima. Sin embargo, asegúrate de no cubrir las hojas.[4]
    • Las orquídeas necesitan un buen medio de drenaje con varias burbujas de aire para florecer. Evita usar tierra para macetas común en macetas para orquídeas.
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Método 2
Método 2 de 2:
Proporcionar las condiciones ideales de crecimiento

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    Riega la planta con menor frecuencia si notas raíces blandas. La mayoría de los problemas de las orquídeas se ocasionan por exceso de riego. La orquídea podría tener demasiada agua si las raíces están blandas o las hojas están podridas, débiles o descoloridas. Tan solo disminuye la cantidad y la frecuencia en la que riegues la orquídea para que luzca mejor.[5]
    • Si las raíces están podridas, poda la parte más dañada y vuelve a plantarla para proporcionarle nutrientes adicionales.
    • Asegúrate de vaciar cualquier resto de agua que se acumule en el platillo de abajo después de regar.
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    Incrementa la cantidad de agua con la que las riegas si las raíces están secas y arrugadas. Por otro lado, algunas orquídeas no reciben agua suficiente y al final fracasan para crecer. Si las raíces lucen secas y marchitas en lugar de frondosas y rechonchas, significa que la planta está deshidratada. Otra señal de exceso de riego son las hojas marchitas y descoloridas. Riega la orquídea con mayor frecuencia para corregir este problema.[6]
    • Usa agua a temperatura ambiente para regar la orquídea. El agua de lluvia es ideal, aunque el agua de grifo dejada en reposo durante 24 horas también funcionará, ya que le da al cloro tiempo para evaporarse.

    Consejo: rocía las raíces y el follaje con agua cada día para proporcionarle un ambiente húmedo a la orquídea.[7]

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    Proporciónale más luz a la planta si sus hojas son de color verde oscuro. Las orquídeas se desarrollan en ambientes soleados. Si la orquídea tiene hojas verdes oscuras, quizá no reciba suficiente agua. Trasládala frente a una ventana o a una zona externo más soleada.[8]
    • Si la orquídea está afuera, las hojas u otro follaje alrededor de las plantas o los árboles probablemente proporcionen demasiada sombra.
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    Reduce la cantidad de luz que la orquídea reciba si está quemada por el sol. Las hojas de las orquídeas que reciben demasiada luz pueden lucir amarillentas. A medida que el tiempo pasa, las hojas pueden volverse blancas y, luego, marrones. Asimismo, si las hojas son calientes al tacto, recibirán demasiado sol. Si notas estos síntomas, traslada la orquídea a un área con menos luz solar directa.[9]
    • Puedes mover la planta más lejos desde una ventana o proporciona más sombra situándola cerca de plantas más altas o árboles.
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    Eleva la temperatura si la orquídea luce descolorida, tiene marcas o lesiones. Mantener la orquídea a una temperatura inadecuada puede ocasionar muchos problemas. Si la orquídea está en una zona con temperaturas debajo de 10 °C (50 °F) probablemente no florezca. Traslada la orquídea a una ubicación más cálida si está descolorida, tiene huecos, lesiones o áreas hundidas.[10]

    Consejo: si la orquídea está plantada afuera, coloca cuidadosamente el mantillo alrededor de su base para aislarla. Luego, cúbrela con una lona para escarcha o un pedazo de arpillera para proteger el follaje del frío.

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    Traslada la orquídea a un lugar más frio si las hojas de la planta lucen marchitas, coriáceas o amarillentas. Así que el ambiente demasiado frío puede tener un efecto en la orquídea, lo mismo puede ocurrir con el calor extremo. Traslada la orquídea a una nevera portátil o proporciona un poco de sombra si la temperatura esté sobre los 27 °C (80 °F). Los síntomas de estrés térmico incluyen hojas amarillentas, marchitas, coriáceas, puntas de hojas y raíces marrones.[11]
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Consejos

  • Ten en cuenta que las variedades diferentes de orquídeas podrían requerir de enfoques ligeramente diferentes. Por lo tanto, es recomendable que adaptes los métodos a la orquídea específica que vayas a revivir.
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Categorías: Jardinería
Resumen del artículoX

Puedes revivir una planta de orquídeas trasplantándola a un medio de cultivo fresco. Primero, corta los tallos muertos, dejando aproximadamente 2,5 centímetros (o 1 pulgada). Luego, riega un poco la orquídea y sácala de su maceta actual. Vuelve a plantarla en una maceta nueva con medio de cultivo fresco para darle un impulso de nutrientes. Usa 2 partes de corteza para orquídeas mezclada con 1 parte de turba. Evita la tierra para macetas normal, ya que es demasiado densa para las raíces de las orquídeas. Si las raíces de la orquídea estaban secas y arrugadas cuando la trasplantaste, significa que no está recibiendo suficiente agua. Si, por el contrario, estaban blandas, significa que está recibiendo demasiada agua. Procura regar la orquídea una vez a la semana en invierno y dos veces por semana en primavera, verano y otoño. Coloca la orquídea en un lugar donde reciba mucha luz solar indirecta para que crezca. Para aprender a crear las mejores condiciones de crecimiento para la orquídea, ¡sigue leyendo!

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