Este artículo trata de traer disciplina a la vida en general. La disciplina no debe restringirse únicamente a los niños, ya que cuando una persona llega a la adultez no se vuelve automáticamente disciplinada. De igual forma, la disciplina no es sinónimo castigos, imposición o un ambiente estricto. Cualquier persona puede ser disciplinada con los siguientes consejos.

Parte 1
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Hacer un autoanálisis

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    Analízate a ti mismo. Determina las cosas que te impiden tener más disciplina en el momento. Quizás se trate de fallas en tu carácter, la incapacidad de encontrar lo que buscas en la vida o porque prefieres perderte en estimulantes o adicciones. También es posible que te conformes demasiado sin pensar por tu cuenta. Puede ser fácil seguir el concepto de disciplina de otra persona sin encontrar una disciplina que funcione para ti y cumpla con tus necesidades reales. Independiente del motivo, trata de determinarlo en primer lugar.[1]
    • ¿Por qué sientes que no tienes la disciplina suficiente en el momento? ¿Cuáles son los factores que te impiden tener más disciplina?
    • Considera el impacto de las otras personas en tu vida, además de evaluar tus propias limitaciones. ¿Complaces demasiado a otras personas y no tienes tiempo para ti? ¿Cedes siempre a los deseos de los demás mientras dejas de lado a los tuyos?
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    Trata de convencerte de que quieres tener disciplina para creer en ti mismo. Esto es especialmente importante si pierdes mucho tiempo complaciendo a los demás. Será mucho más difícil mantener la disciplina si sientes que necesitas a otras personas para que creen vínculos por ti o te digan lo que debes hacer y pensar.[2]
    • ¿Tu conciencia te dice que eres un fracaso o que no vales la pena? Estos son pensamientos negativos infundados que debes enfrentar para tener autoestima y disciplina en tu vida. Quizás necesites asesoramiento o posiblemente puedas destruir los pensamientos negativos con técnicas de atención plena o terapia cognitiva-conductual.

Parte 2
Parte 2 de 2:
Añadir más disciplina a tu vida

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    Elige un área en la que quieras tener más disciplina. ¿En cuál área quieres tener más disciplina? Quizás sea el trabajo, el estudio, la higiene personal, dejar un mal hábito, etc.
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    Adopta una actitud positiva. Haz los cambios que sean necesarios y trata de adherirte a ellos. Ten en cuenta que esto no será fácil y trátalo como un buen desafío, mas no como una fuente de dificultades o privaciones. Cuando te decidas a hacer algo, debes terminarlo sin importar todo lo demás. A menudo tendrás momentos en los que la pereza obstaculizará tu trabajo. Sin embargo, no olvides que dicho sentimiento es normal y que incluso los más grandes triunfadores lo tienen. Las personas que triunfan no son "mejores" que tú en ningún aspecto, sino que tienen el hábito de atrapar los momentos de pereza y rechazarlos antes de que ganen importancia.[3]
    • Acepta el hecho de que eres la única persona que puede cambiar tu propia vida y que nadie más puede hacerlo. No eres un niño de tres años que necesita instrucciones. Aprovecha el día y haz lo que tengas que hacer.
    • La rutina tradicional es cómoda y conocida. Por lo tanto, es muy probable que te haga recaer. Usa algunas señales que te hagan ver cuando estés a punto de caer en malos hábitos y toma decisiones para evitarlo.
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    Actúa y compórtate con templanza. Los rasgos del comportamiento humano se ven influenciados por la cultura, las actitudes divergentes, las emociones, los valores y otras normas sociales dentro del grupo o la comunidad de una persona. Asegúrate de comportarte con cortesía y sentido común en todas las situaciones.[4]
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    Aprende los conceptos fundamentales de la autogestión. Desde crear un presupuesto hasta organizar una reunión, tendrás que aprender a manejar ciertas cosas por tu cuenta. Esto no tiene que ver con lo que necesitas para crear una gran corporación, sino con darle un sentido de orden a tu vida. Haz más cosas en un momento determinado y comienza con algo simple. Por ejemplo, almuerza después del mediodía y cena luego de las 8.00 p. m.[5]
    • Planea tu trabajo. Prepara un cronograma y síguelo rigurosamente.
    • Divide el trabajo en secciones pequeñas y alcanzables.
    • No permanezcas sentado por más de una hora. Levántate de la silla, estírate y camina un poco para descansar tu cuerpo y mente. Así regresarás a tus tareas con energías nuevas y relajado físicamente.
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    Permanece limpio y ordena tus cosas. Además de beneficiarte, te hará sentir bien. La limpieza hace que te sientas de una manera diferente, además de mejorar tu entorno y hacerlo más fresco. Puedes encontrar muchos artículos para mejorar la limpieza en wikiHow.[6]
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    Usa los gestos apropiados. Comunícate de forma elocuente y asertiva, además de usar los gestos apropiados cuando sea necesario. No grites ni uses intensificadores cuando hables. La disciplina en el arte sutil de la comunicación puede hacer una gran diferencia en la disciplina que apliques en otras áreas más notables de tu vida.[7]
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    Ten en cuenta que posiblemente otras personas traten de disuadirte de tus metas. Siempre habrá otra persona que se beneficie de tu falta de disciplina y cuando le dejes claro que quieres cambiar, se sentirá amenazada. Permanece alerta a las personas que traten de desviarte de tu camino nuevo y tu deseo de adherirte a él. Escúchalas, sé cortés, pero no te dejes influenciar por sus tácticas para demorarte o distraerte. Sigue con lo que sepas que es lo mejor para ti.
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    Cuando aprendas a hacer algo correctamente, sigue haciéndolo de esa manera. Haz que tus rutinas sean automáticas, tal como el acto de respirar.[8]
    • Incluye un sistema de recompensar por alcanzar tus metas.

Consejos

  • Nunca podrás ser autodisciplinado. Sin embargo, una cualidad que puedes adquirir es ser un discípulo de la autodisciplina.
  • La autodisciplina no se trata de un factor externo, sino interno. La autodisciplina no es una cuestión de cantidad, sino de calidad y puedes traerla a tu vida, más no comprarla.
  • Recuerda tus razones para seguir con tus metas para mantener la motivación.

Advertencias

  • Trata de no regañar ni molestar a las personas que parezcan poco disciplinadas. Déjalas lidiar con sus problemas, aunque si te afectan de alguna manera, conversa con ellas amablemente. No olvides que no puedes cambiar a los demás; solo a ti mismo.
  • Evita el desgaste. Realiza una sola actividad a la vez en vez de tratar de solucionarlo todo al mismo tiempo. Incluso los problemas más sencillos pueden ser agotadores si los unes.
  • No te excedas. Las personas que sienten la necesidad de poner la rutina sobre el sentido común y el bienestar pueden mostrar rasgos del trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Si tus rutinas sobresaltan o molestan a los demás, puede ser una señal de que tienes que calmarte.

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