¿Alguna vez has tenido la sensación subconsciente de no ser honesto contigo mismo? Quizás te engañas a ti mismo para creer que tu carrera o tu relación van muy bien cuando no es así o quizás crees que te va mal económicamente pero en realidad vas bien. De cualquier manera, ser honesto contigo mismo es una gran oportunidad de desarrollar habilidades útiles para la vida, de superar desafíos, de aceptarte a ti mismo y de ser más auténtico.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Prepárate para autoevaluarte

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    Adopta la actitud correcta. Ten la disposición a autoevaluarte, pues puede ser una gran herramienta para resolver problemas. Debes hacerlo sin vergüenza ni culpa.[1] No es necesario ser brutalmente honesto contigo mismo.[2] En su lugar, sé gentil y amable, al mismo tiempo que honesto.
    • Piensa que eres un amigo que te da consejos. Esto evitará que seas demasiado duro contigo mismo.
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    Identifica un área en la que autoevaluarte. No es necesario evaluar cada aspecto de tu vida para comenzar a ser honesto contigo mismo. Piensa en cosas que te incomodan y que pueden cambiarse.[3] Algunos puntos en los que concentrarte son tus metas, tu carrera, la espiritualidad, el dinero, tu familia y el amor.
    • También puedes examinar cómo pasas el tiempo. Por ejemplo, ¿con quién pasas el tiempo? ¿Cuál es la calidad del tiempo que pasas con los demás?
    • También puedes examinar las elecciones que tomas para ti mismo. Por ejemplo, tus metas, tus ejercicios, la comida, la bebida y tus hábitos de trabajo.
    • También puedes evaluar tu desempeño en los roles que tomas, como en el trabajo, la paternidad, tu relación, etc. Evalúa tus metas y avanza hacia ellas.
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    Sé valiente. Un buen punto para comenzar son los problemas con los que no te molesta tratar, para así avanzar hacia los problemas que te incomodan. A medida que obtienes confianza en tu capacidad de ser honesto contigo mismo, continúa desafiándote tratando temas con los que no te sientas tan cómodo.[4]
    • Ten cuidado de no elegir basándote en cómo te hace sentir determinado tema. Si evitas las cosas que te incomodan, quizás evites lo más importante.
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    Destina tiempo para ti. Levántate más temprano o más tarde que tu familia o encuentra un lugar tranquilo donde puedas sentarte y pensar. Algunas personas piensan mejor al realizar otras tareas simples (como lavar) o al caminar. Descubre lo que funciona para ti.

Parte 2
Parte 2 de 3:
Realiza una autoevaluación

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    Anota las cosas. Plasmar algo en palabras te ayuda a ser específico. Puedes hacerlo de la forma que desees, ya sea en listas, en notas, en caricaturas, dibujos o mapas. Si no eres bueno escribiendo, considera usar un grabador para grabar tus pensamientos.
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    Sé específico y completo. En lugar de una evaluación vaga y amplia, analiza áreas y capacidades específicas que quieras mejorar. Esto te ayudará al momento de actuar. No te concentres solo en las áreas por mejorar, sino también en las capacidades y habilidades.[5]
    • Por ejemplo, en lugar de anotar que eres “demasiado tímido”, puedes decir “Me gustaría ser más firme para dejar clara mi posición en las reuniones de trabajo”.
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    Comienza con tus fortalezas. ¿En qué eres bueno? ¿Qué te apasiona hacer? ¿Por qué te felicitan los demás o en qué dicen que eres bueno? Cuando las hayas listado, piensa cómo mejorar incluso más o sacarles provecho.
    • Tómate diez minutos para completar la siguiente oración de tantas formas distintas como puedas. Una de mis fortalezas es...[6]
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    Lista las áreas en las que puedas mejorar. ¿Qué te disgusta? Centrarte en áreas en que puedas mejorar puede poner todo en perspectiva. Una vez que las hayas listado, puedes elegir si mejorar en determinadas áreas o si dejarlas de lado.
    • Tómate otros diez minutos y completa la siguiente oración de tantas formas distintas como puedas: Las cosas no van bien cuando...[7]
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    Anota las oportunidades. Pueden basarse en cómo usar tus fortalezas o mejorar. A nivel personal, una oportunidad no es solo la posibilidad de ganar dinero. En su lugar, una oportunidad satisface tus necesidades o te ayuda a mejorar.
    • Por ejemplo, aprender a tocar un instrumento puede no representar una oportunidad financiera, pero la satisfacción de aprender a tocarlo puede ser suficiente.
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    Lista los factores que se interponen entre tú y el éxito. ¿Qué puede interponerse entre tú y esas oportunidades? ¿Qué arruina tus expectativas o desvía tu éxito? Identificar estos factores los hará menos amenazadores y te hará más consciente.
    • Algunos riesgos están más allá de tu control, pero pueden disminuirse o anticiparse.
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    Realiza una autoevaluación verbal. Coloca una silla vacía frente a ti e imagínate sentado en ella. Di en voz alta todas las cosas que te guardas a ti mismo. Pueden ser cosas positivas o negativas sobre ti.[8]
    • Si te sientes más cómodo hablando con otra persona, puedes imaginarla sentada en la silla. Quizás incluso quieras contactar a esa persona y decirle las cosas que dijiste de verdad.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Revisa y modifica tu autoevaluación

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    Revisa tu lista de fortalezas, oportunidades y áreas por mejorar. Tacha las cosas que no tienen sentido o que no parecen reales luego de pensarlo bien. Remplázalas con cosas que notas que faltan. Además, pon un asterisco al lado de las cosas que son especialmente verdaderas o que te hacen reaccionar.[9]
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    No te rindas. Lucha contra los sentimientos de desesperanza y desaliento a medida que identificas las áreas por mejorar. Una forma de hacerlo es darte recompensas pequeñas por identificar áreas por mejorar y actuar en consecuencia. Además, cuando se presenten sentimientos de desesperanza y desaliento, concéntrate en “la fruta más baja” y evalúa algo que se siente relativamente indoloro y fácil de reparar.[10]
    • Recuerda que no puntúas tu valor como ser humano, sino que identificas las diferencias entre tu yo real y tu yo ideal.
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    Pregúntale a amigos en quien confíes cómo te ven. Evaluarte objetivamente no siempre es tan sencillo, por lo que la evaluación honesta de un tercero puede ayudarte a comprobar si tu evaluación personal es razonable.
    • Mantén las cosas en perspectiva. No has ganado un premio Nobel aún, pero tampoco la mayoría de nosotros. Eres humano y nadie, ni siquiera tú mismo, debe esperar que seas perfecto.
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    Crea un plan de acción. Elige las áreas por mejorar y crea metas que alcanzar. Considera partir las metas que parecen demasiado atrevidas en partes más pequeñas, Asegúrate de definir el éxito de una manera que te permita identificar cuándo has tenido éxito y cuándo es probable que lo tengas.[11] [12]
    • Por ejemplo, si crees que tienes un problema de peso, parte la meta “perder 50 kilos” en pasos más pequeños que te lleven hacia ella. Piensa en cambios pequeños que puedan sumarse con el tiempo para llegar a la meta. Por ejemplo, deja de tomar gaseosas y bebidas con azúcar en la primera semana. En la segunda semana, deja de consumir productos envasados, como galletas o rosquillas y reemplázalos con versiones más saludables. Continúa restructurando tu dieta hasta comer saludable casi todo el tiempo.
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    Lleva registro de tu progreso. Crea una lista para recordar tanto tus fortalezas como tus metas nuevas. Cuando completes una acción o llegues a una meta, táchala y añade otro elemento a la lista. Si te atascas, identifica las barreras y piensa en cómo superarlas.
    • Por ejemplo, si no puedes deshacerte de tu ambición por el juego, analiza cómo comenzaste el proceso y en qué punto no tuviste éxito. Quizás identifiques que empiezas a jugar los fines de semana cuando no tienes más que hacer y puedas planear actividades distintas para ocupar tu tiempo.
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    Sé suave contigo mismo y mantén la perspectiva. Al atravesar el proceso, recuerda distinguir entre tu comportamiento y quién eres como persona. No eres tus acciones y tus acciones no definen tu valor como persona. Cuando te centres en las áreas por mejorar, puede parecer que solo “mejoras”, por lo que debes asegurarte de centrarte en áreas en las que no necesites mejorar.[13]
    • Por ejemplo, si te centras en ejercitarte más y has cumplido con todos tus ejercicios durante el último mes, es aceptable tomarte un día libre e ir al cine en lugar de salir a correr. Solo debes tener cuidado de no recaer y desperdiciar todo el trabajo realizado.

Consejos

  • Recuerda que no hay nada de malo con anotar algo. Puedes no compartirlo, destruirlo, editarlo o simplemente mantenerlo en secreto.
  • Si no sabes dónde comenzar, prueba a tomar un test de personalidad (revisa los enlaces externos). No lo descubrirán por ti, pero pueden darte una pista.
  • Siempre puedes recurrir a ayuda profesional sin importar el progreso que obtengas. Ser honesto contigo mismo no implica que debas trabajar solo.

Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011. Este artículo ha sido visto 40 434 veces.
Categorías: Aceptación personal