El salmón ahumado abarca cualquier forma de salmón que haya sido ahumado y curado. Si está ahumado a una temperatura más alta, se vende como salmón ahumado en caliente, que tiende a ser más grueso y se asemeja al salmón a la parrilla. El salmón ahumado en frío está ahumado a temperaturas más bajas y posee una textura más lisa. Aunque el lox y el gravlax técnicamente no son salmón ahumado, en esencia están hechos de la misma manera y pueden sustituir al salmón ahumado en recetas que lo requieran. Puedes prepararlo para hacer aperitivos, salsas para mojar, ensaladas, sándwiches y entradas. También puedes disfrutarlo por sí solo sin ninguna cocción adicional.

Ingredientes

Crostinis de salmón ahumado

  • 120 g (4 onzas) de salmón ahumado
  • 1 baguette
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 120 g (4 onzas) de queso crema
  • 2 cucharadas de eneldo
  • 1 cucharada de rábano picante
  • sal al gusto
  • pimienta negra al gusto

Rinde para 24 crostinis

Sándwich de salmón ahumado con queso de cabra

  • 40 g (1,25 onzas) de salmón ahumado
  • 15 g (0,5 onzas) de queso de cabra
  • 2 cucharadas de yogur natural
  • 1/4 de un pepino
  • 1 limón
  • sal al gusto
  • pimienta negra al gusto
  • 2 rebanadas de pan

Rinde para 1 sándwich

Salsa de salmón ahumado

  • 500 g (1 libra) de salmón ahumado
  • 2/3 de taza (230 g) de crème fraiche (o crema fresca)
  • 2/3 de taza (165 g) de yogur griego natural
  • 4 cucharaditas de rábano picante

Rinde para 3 tazas

Método 1
Método 1 de 5:
Elegir un salmón ahumado

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    Compra el salmón ahumado en frío si buscas una textura más sedosa. El salmón ahumado en frío implica que ha sido elaborado a una temperatura inferior a 27 °C (80 °F), por lo general durante 15 horas o más. Dado que el salmón nunca se calienta, mantiene gran parte de sus texturas crudas y tiende a ser más liso que el salmón ahumado en caliente. Suele utilizarse en las rosquillas, las galletas saladas o consumirse por sí solo como un bocadillo simple.[1]
    • El salmón ahumado en frío con frecuencia se vende como Nova, que es la forma corta de Nueva Escocia. Este salmón ahumado en frío proviene de las costas orientales de América del Norte y Canadá.

    Consejo: puedes consumir el salmón ahumado en frío sin cocinarlo o calentarlo. Cualquier bacteria peligrosa arruinará el pescado, así que siempre y cuando no se pudra o pase su fecha de vencimiento, no es necesario cocinarlo.

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    Elige el salmón ahumado en caliente si te encanta el sabor ahumado. Este ahumado se realiza por un periodo de tiempo más corto a una temperatura más alta: generalmente, a 65 °C (145 °F) durante 8 horas. Dado que este proceso cocina por completo el salmón, la carne tiende a ser más escamosa y firme, lo que permite obtener un producto final que se asemeja al salmón a la parrilla. El salmón ahumado en caliente suele emplearse como ingrediente en ensaladas y cazuelas.[2]
    • Del mismo modo que el salmón ahumado en frío, el salmón ahumado en caliente también puede consumirse por sí solo sin cocción adicional.
    • El salmón ahumado en caliente tiende a ser más ahumado que el salmón ahumado en frío. Si te encanta la barbacoa, amarás el salmón ahumado en caliente.
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    Opta por el lox o el gravlax para una textura más tradicional. El lox es un estilo de salmón sin cocinar que en realidad no está ahumado, pero suele venderse junto con el salmón ahumado como una alternativa. Por lo general, se pone en las rosquillas y posee una textura sedosa y un sabor salado. El gravlax tampoco está ahumado, pero suele venderse junto con el salmón ahumado. En esencia, es un lox que ha sido curado con especias y condimentos. Ambas son excelentes alternativas si deseas un salmón ahumado pero no puedes encontrarlo en el supermercado o la fiambrería de tu localidad.[3]
    • Aunque estos salmones no están ahumados, su semejanza al salmón ahumado es inconfundible. El lox o el gravlax pueden sustituir al salmón ahumado en cualquier receta que te lo pida.
    • El gravlax es un plato nórdico tradicional, pero puede ser un poco más difícil de conseguir que el lox o el salmón ahumado. Cualquier receta escandinava que requiera gravlax puede sustituir al salmón ahumado en frío o caliente.

Método 2
Método 2 de 5:
Preparar crostinis simples

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    Corta la baguette en 24 rebanadas finas. Coloca la baguette en una tabla de cortar y agarra un cuchillo de sierra. Mantén la baguette en su lugar con tu mano no dominante y corta 24 rebanadas de pan individuales. Empieza en el extremo de la baguette y avanza hacia el otro extremo. Evita cortar trozos con un grosor mayor a 4 cm (1,5 pulgadas).[4]
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    Coloca las rebanadas de pan en una bandeja para horno y úntalas con aceite. Coloca una hoja de papel aluminio sobre una bandeja para horno. Llena un bol pequeño con 2 cucharadas de aceite de oliva y agarra una brocha de repostería. Moja la brocha en el aceite y pásala por ambos lados de cada crostini. Coloca cada rebanada de modo que quede plana sobre la bandeja para horno.[5]
    • No hay problema si las rebanadas se topan entre sí en los costados, siempre y cuando estén planas sobre la bandeja.
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    Hornea el pan a 200 °C (400 °F) por 4 a 5 minutos por cada lado. Coloca la bandeja en la rejilla del centro del horno y cocina los crostinis hasta que el pan esté dorado por cada lado. Al cabo de 4 o 5 minutos de horneado, retira la bandeja del horno y voltea cada crostini con una espátula o pinzas. Luego, hornéalos por 4 o 5 minutos más.[6]

    Consejo: completa el resto de los pasos mientras se hornean los crostinis. Así podrás juntarlos mientras aún están calientes.

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    Combina el queso crema, el rábano picante y el eneldo en un bol. Si aún no está cortado, pica el eneldo antes de combinar los ingredientes. Toma 120 g (4 onzas) de queso crema, 2 cucharadas de eneldo y 1 cucharada de rábano picante y viértelos en un bol. Añade sal y pimienta si deseas sazonar la mezcla. Mezcla todos los ingredientes con una cuchara de madera hasta que estén bien combinados.[7]
    • Si no sabes qué cantidad de sal o pimienta deseas añadir, opta por 0,25 cucharaditas de cada una.
    • Puedes omitir la sal si deseas un bocadillo más saludable.
  5. 5
    Corta el salmón en tajadas finas de 10 a 13 cm (4 a 5 pulgadas). Saca el salmón ahumado del paquete. Si ya viene cortado, no es necesario hacer nada. De lo contrario, agarra un cuchillo de cocinero y córtalo hasta obtener 24 tajadas finas individuales. El tamaño no necesariamente es importante, puesto que vas a doblar las tajadas sobre los crostinis, pero una buena opción son las tajadas de 10 a 13 cm (4 a 5 pulgadas).[8]
    • Si te encanta el sabor del salmón ahumado, corta tajadas más grandes para que dominen el perfil de sabor.
  6. 6
    Saca los crostinis del horno y esparce la salsa por encima. Utiliza una manopla para retirar el pan del horno cuando haya terminado de hornearse. Coloca los crostinis en una bandeja de servir y esparce la salsa de queso y rábano picante sobre cada uno utilizando un cuchillo de mantequilla.[9]
  7. 7
    Coloca las tajadas de salmón por encima de los crostinis y sazónalos al gusto. Dobla cada tajada de salmón ahumado sobre cada crostini. Presiona un poco cada tajada para adherirla al pan. Espolvorea el eneldo restante por encima de los crostinis. Añade sal y pimienta adicional si lo deseas.[10]
    • Las sobras de crostinis se mantendrán bien por 1 o 2 días. Guárdalas en un recipiente hermético en el refrigerador.

Método 3
Método 3 de 5:
Crear un sándwich de salmón y pepino

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    Machaca el queso de cabra con el tenedor y mézclalo con el yogur. Coloca 15 g (0,5 onzas) de queso de cabra en un bol y empieza a separarlo y condensarlo con un tenedor. Añade 2 cucharadas de yogur natural y mezcla todo hasta obtener una preparación homogénea y que el queso de cabra se mezcle por completo con el yogur.[11]
    • Si deseas, puedes comprar queso de cabra desmenuzado y omitir la tarea de machacarlo. Pero aún será necesario mezclar los ingredientes.
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    Esparce el queso y el yogur sobre 2 rebanadas de pan. Coloca 2 rebanadas de pan de trigo integral, centeno o multigrano en un plato y utiliza un cuchillo de mantequilla para esparcir el queso y el yogur de manera uniforme sobre 1 lado de cada rebanada.[12]

    Consejo: puedes utilizar cualquier tipo de pan para el sándwich, pero las opciones más comunes son el de trigo integral, de centeno o multigrano. También son más saludables que muchos otros panes.

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    Añade el salmón ahumado a una de las rebanadas de pan. Si el salmón ahumado ya viene cortado, puedes colocarlo por encima de una de las rebanadas de pan. De lo contrario, utiliza un cuchillo de cocinero para cortar 40 g (1,25 onzas) de salmón ahumado en 4 o 5 tajadas finas.[13]
    • Las tajadas más finas son mejores que las más gruesas, puesto que el salmón ahumado puede tener una textura extraña en un sándwich si muerdes un trozo grande.
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    Corta 1/4 de un pepino en trozos finos y añádelos al sándwich. Pasa un pepino debajo de un chorro de agua fría para limpiarlo. Ponlo en la tabla de cortar y mantenlo presionado con tu mano no dominante. Corta 1/4 del pepino en rodajas de 1,3 a 2,5 cm (1/2 a 1 pulgada) con un cuchillo de cocinero. Añádelas sobre el salmón.[14]
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    Sazona el sándwich con jugo de limón, sal y pimienta. Corta un limón en 4 a 6 rodajas. Exprime el jugo de limón sobre el sándwich para darle un sabor cítrico. Espolvorea una pizca de sal y pimienta sobre el sándwich. También puedes añadir más sal y pimienta u omitirlo por completo. Todo depende de tu preferencia personal. Añade la segunda rebanada de pan sobre el salmón y disfruta del sándwich.[15]
    • No es necesario utilizar todo el limón. Puedes exprimir la cantidad de jugo de limón que desees sobre el sándwich.
    • La cebolleta y el eneldo son ingredientes populares que puedes añadir fácilmente al sándwich.
    • El sándwich se mantendrá en buen estado por 1 día después de haberlo preparado. Después del tiempo indicado, el pan empezará a ponerse pastoso y la salsa de yogur empezará a echarse a perder.

Método 4
Método 4 de 5:
Presentar una fuente de salmón

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    Coloca una fuente simple con un poco de crema agria de eneldo para mojar. En una fuente, coloca unas cuantas hileras de salmón ahumado en frío cortado en tajadas finas. Mezcla 0,25 tazas (60 g) de crema agria con 2 cucharadas de eneldo en un bol pequeño. Coloca la crema agria en un bol pequeño para salsas en el centro de la fuente. En el otro lado del bol, añade algunos chalotes, galletas saladas, crostinis y alcaparras para combinarlos con el salmón ahumado.[16]
    • Los invitados pueden utilizar la crema agria con eneldo como una salsa para mojar o utilizar un cuchillo para aplicar la crema agria en una galleta salada o un crostini y hacer un bocadillo abierto simple.
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    Presenta una variedad de salmones ahumados para que las personas comparen. Dado que el salmón ahumado viene en diversos estilos, cada uno con sus propios sabores y condimentos únicos, deja que tus invitados prueben una variedad de salmones. En una fuente grande, pon un poco de salmón ahumado en frío, lox, gravlax y salmón ahumado en caliente. Coloca cada variedad en un plato en 4 hileras y dobla ingeniosamente las tajadas una encima de la otra. Coloca algunas galletas saladas o rosquillas pequeñas en una fuente junto al salmón con rodajas de tomate, queso crema y alcaparras.[17]
    • Combina la fuente de salmón con una ensalada o verduras frescas para darles a las personas una variedad de opciones.
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    Crea una fuente de desayuno para los grupos grandes por la mañana. Agarra una fuente grande y coloca tajadas de salmón ahumado alrededor del borde. Corta 2 limones en rodajas finas y acomódalas a lo largo del interior de las tajadas de salmón. Esparce unas cuantas rodajas de cebolla roja sobre los limones. Luego, extiende 45 g (0,25 tazas) de alcaparras escurridas sobre las cebollas. Sazona todo el plato con eneldo picado y pimienta. En el centro del plato, coloca un poco de crema agria o queso crema en un bol.[18]
    • Coloca algunas galletas saladas, rosquillas o tostadas para darles a los invitados varias opciones.
    • Los huevos revueltos, escalfados o duros combinan muy bien con el salmón ahumado para un desayuno más saciante. Si optas por los huevos duros, pélalos y ponlos alrededor de la salsa.

Método 5
Método 5 de 5:
Utilizar el salmón ahumado en otros platos

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    Coloca salmón ahumado en frío por encima de una rosquilla con queso crema. Aunque el lox es la opción popular para este bocadillo, puedes utilizar cualquier tipo de salmón ahumado. Tuesta una rosquilla y úntala con queso crema. Toma 1 o 2 tajadas finas de salmón ahumado o lox y colócalas sobre el queso crema. Para un sabor adicional, añade 2 o 3 rodajas de tomate.[19]
    • Sustituye el tomate con unas rodajas de aguacate si deseas una versión moderna de este bocadillo.

    Consejo: puedes comer cada mitad de la rosquilla por separado o juntar las dos mitades y comerlas como un sándwich.

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    Añade salmón ahumado a una ensalada. El salmón ahumado constituye una excelente adición a una ensalada. El salmón ahumado en caliente combina bien con verduras más sustanciosas como la zanahoria y el hinojo, mientras que el ahumado en frío puede utilizarse para sustituir el pollo en la mayoría de las recetas. Utiliza vinagreta o un aliño con semillas de amapola en vez de la salsa César o el aliño ranchero al preparar una ensalada de salmón ahumado.[20]
    • Puedes cortar el salmón en tajadas finas antes de añadirlo a una ensalada o hacerlo pedazos con un tenedor. También puedes prensarlo con una lata o un bol pesado antes de cortarlo si deseas retirar gran parte de los jugos.
    • El salmón ahumado no queda muy bien en las ensaladas que emplean mucha fruta. Los sabores dulces y el pescado no tienden a combinar bien.
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    Crea una salsa de salmón ahumado que quede bien con pan o papas fritas. Combina 2/3 de taza (230 g) de crème fraiche y 2/3 de taza (165 g) de yogur griego natural en un bol. Añade 4 cucharaditas de rábano picante y mezcla los ingredientes. Tritura 500 g (1 libra) de salmón cortado en tajadas finas en un procesador de alimentos. Añádelo a la mezcla de yogur y revuelve todo para crear una salsa sabrosa que combine bien con los crostinis y las papas fritas.[21]
    • Añade sal, pimienta o jugo de limón sobre la salsa si deseas darle un perfil de sabor más dinámico.
    • La salsa de salmón se conservará bien por 3 o 4 días si la guardas en un recipiente hermético en el refrigerador.

Cosas que necesitarás

Preparar crostinis simples

  • un cuchillo de sierra
  • una tabla de cortar
  • una bandeja para horno
  • una brocha de repostería
  • una manopla

Crear un sándwich de salmón y pepino

  • un bol
  • un tenedor
  • un cuchillo de mantequilla
  • una tabla de cortar
  • un cuchillo de cocinero

Presentar una fuente de salmón

  • una fuente de servir
  • un bol pequeño para salsas
  • platos pequeños

Utilizar salmón ahumado en otros platos

  • un bol
  • un cuchillo
  • un plato
  • un procesador de alimentos

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Categorías: Salmón | Recetas