Los pies callosos y los talones secos y agrietados no son nada atractivos, y pueden acumular mucha suciedad. Querrás lucir unos pies jóvenes y suaves, especialmente durante el verano. Para mantener unos pies que se vean y se sientan sanos, puedes usar un raspador de pies a fin de deshacerte de los callos y las durezas desagradables.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Prepararte para usar el raspador de pies

  1. 1
    Considera otras maneras de eliminar la piel muerta. [1] Es posible que quieras usar una de las diversas opciones para eliminar la piel muerta de los pies antes de usar un raspador. Por ejemplo, es posible que quieras usar una herramienta para suavizar los pies que no sea tan áspera como algunos raspadores, o podrías tener que usar algo más fuerte para deshacerte de los callos muy gruesos.[2]
    • Usa un exfoliante para los pies. [3] Esta es la opción más segura para los pies porque no existe riesgo de lesiones relacionadas con la fricción. Hay muchos exfoliantes especializados disponibles en la mayoría de las tiendas. Todo lo que harás es frotar el exfoliante sobre los pies para deshacerte de la piel seca y muerta.
    • Otra forma de suavizar los pies de manera segura y deshacerte de la piel agrietada o muerta es usar piedras de cerámica hechas para exfoliar. Estas piedras, como los raspadores, generalmente tienen lados tanto ásperos como finos. Sin embargo, las piedras de cerámica suelen ser más seguras de usar que los raspadores, especialmente para las personas diabéticas.
    • Considera usar un quitacallos para los pies. Los quitacallos suelen estar hechos de acero inoxidable y están diseñados para tratar los callos muy gruesos o muy secos. En realidad, cortan las capas de piel para llegar a la piel más suave y nueva que se encuentra debajo. Ten en cuenta que puedes dañarte la piel si cometes un error al utilizarlo, lo que podría derivar en una infección. Por lo general, puedes conseguir un quitacallos para los pies en cualquier farmacia por aproximadamente $10 a $20.
  2. 2
    Elige un raspador de pies. Existen muchos tipos de raspadores de pies disponibles que tal vez quieras examinar. Mientras que el más común está hecho con un mango de plástico o de madera y cuenta con un raspador de doble cara, también vienen en presentaciones de arcilla, vidrio, metal o eléctricas. Decide con qué tipo se te hará más fácil cuidar de esos hermosos pies.
    • La mayoría de los raspadores de pies tienen un lado más áspero que el otro para así ayudar a eliminar las durezas o los callos más gruesos. También puedes usar el lado más áspero primero y seguir con el lado de grano más fino para pulir la piel.
    • Los raspadores de pie eléctricos o los eliminadores de callos son similares a las herramientas de microdermoabrasión de venta libre. A menudo podrás lograr unos resultados profesionales con estas herramientas duraderas. Si bien el raspador eléctrico puede brindarte unos pies suaves de manera rápida, fácil y eficiente, toma en cuenta que muchos de ellos tienen partes que deben reemplazarse regularmente, como los discos redondos de la lima. Asegúrate de abastecerte de estos repuestos.
    • También puedes conseguir un raspador de pies de vidrio fácil de limpiar y esterilizar para raspar la piel gruesa de los pies. Estas herramientas se pueden hervir o remojar en desinfectante para mantener limpia la superficie no porosa. Asegúrate de conseguir un raspador de vidrio que sea grueso, para que no se rompa tan fácilmente.
    • Un raspador de arcilla es seguro para la piel y no es tan duro como los otros. Es una herramienta tradicionalmente utilizada en los países asiáticos.
  3. 3
    Consigue una piedra pómez. Muchas personas prefieren incluir un masaje con piedra pómez después del raspado para así obtener unos pies mucho más suaves. Si eliges terminar el proceso con una piedra pómez, deberás conseguir una que esté sujeta a un mango de plástico o de madera, para que te sea más fácil maniobrarla. También puedes usar la piedra pómez en su estado natural, por supuesto, si así lo prefieres.
  4. 4
    Prepara una tina con agua. Cualquier recipiente te servirá mientras puedas sumergir los pies en él. Una tina de spa para pies no es un requisito, aunque puede ser agradable. El agua en su interior deberá estar lo más caliente que puedas soportar sin quemarte la piel.
  5. 5
    Añade los aceites, las sales, el jabón y las vitaminas que prefieras. El remojo de los pies puede personalizarse para adaptarlo mejor a tu gusto. Puede que quieras agregar champú o jabón de manos al agua en la tina para hacer espuma, o quizás prefieras algún aroma en específico que coincida con tu estado de ánimo. Algunas personas usan remojos para pedicura que están hechos específicamente para los pies o que contienen vitamina A, E o D.
    • Considera agregarle sal mineral o sal de Epsom al agua. La sal de Epsom (sulfato de magnesio), especialmente, puede ayudarte a tratar la piel agrietada y los pies adoloridos. [4]
    • Puedes decidir si quieres agregar algunos aceites al agua para hidratarte mejor la piel. El aceite de oliva, los aceites aromáticos y los aceites esenciales, como la manzanilla o la lavanda, son buenas opciones. Agrega una cucharadita de estos aceites al agua y prepárate para unos pies supersuaves.
    • También considera agregarle algunas algas que sean ricas en minerales al remojo para los pies, como las algas marinas o el mentol.
    Anuncio

Parte 2
Parte 2 de 3:
Usar el raspador de pies

  1. 1
    Remoja los pies. [5] Ahora que tienes un baño de agua tibia para remojar los pies, colócalos dentro y disfruta. Remójalos durante al menos cinco minutos, pero idealmente, hazlo durante 15 minutos para así obtener una piel más suave. Lo recomendable es que los pies estén lo más suaves posible, incluso arrugados, antes de usar el raspador, para así evitar el sangrado.
  2. 2
    Sécatelos. Coloca una toalla junto a la tina con agua. Cuando hayas terminado de remojarte los pies, sácalos y colócalos sobre la toalla. Sécalos suavemente. Deberán estar lo suficientemente secos como para usar el raspador de pies de manera efectiva, pero tan húmedos como para mantenerse suaves.
  3. 3
    Palpa las áreas ásperas. Ahora que los pies están más suaves después del remojo, revisa la piel en busca de las áreas callosas. Pasa las manos sobre el pie, prestando mucha atención a las partes que a menudo se ven afectadas por la piel gruesa, como el metatarso, el talón, la parte superior de los dedos y los lados de los pies. Una vez que hayas determinado en qué áreas trabajar, puedes comenzar a usar el raspador de pies.
  4. 4
    Usa el raspador. Levanta un pie y colócalo en la rodilla opuesta para tenerlo en una buena posición en la cual usar el raspador. Flexiona el pie, estirándolo, para que el metatarso sobresalga más. Sostén el raspador contra el pie y utiliza un movimiento hacia abajo para raspar la piel engrosada. Continúa raspando la piel hasta que todas las áreas del pie estén suaves.
    • Usa el raspador donde determines que tienes la piel áspera. Evita las zonas sensibles o muy suaves.
    • A veces solo se desprenderá un poco de piel cuando uses el raspador. Esto podría ser porque no hay mucha piel engrosada en esa área. Sin embargo, si puedes notar que todavía hay piel dura, prueba con el otro lado del raspador o utiliza un quitacallos.
    • Usa el raspador en el otro pie colocándolo sobre la rodilla opuesta.
  5. 5
    Usa una piedra pómez. La piedra pómez es una roca volcánica ligera, muy porosa y útil como exfoliante. Después de usar el raspador de pies, una piedra pómez puede ser particularmente eficaz para eliminar las células muertas de la piel. Aplica loción o aceite en el pie o la piedra pómez para así ayudar a que se deslice por la piel con mayor facilidad. Frota todo el pie, con movimientos circulares.[6]
    • Las piedras pómez son ásperas y pueden ser muy fuertes para la piel sensible. De ser así, no la presiones con tanta fuerza sobre la piel. Hazlo de manera suave.
    • Repite en el otro pie.
    Anuncio

Parte 3
Parte 3 de 3:
Retocar los pies

  1. 1
    Revisa los pies. Pasa las manos sobre los pies y asegúrate de que la piel esté suave. Verifica las áreas que hayas notado que necesitaban ser tratadas antes de comenzar a usar el raspador. Si aún sientes algunas áreas ásperas, vuelve a usar el raspador y la piedra pómez. Definitivamente deberás notar la diferencia.
    • No exageres. Podrías raspar demasiado, causando enrojecimiento e irritación o cortes.
  2. 2
    Hidrátate los pies.[7] Después de raspar los callos, es recomendable usar una crema hidratante para los pies a fin de mantenerlos hidratados. [8] Pon especial atención a aquellas áreas que hayas tratado con el raspador. Puedes usar una loción perfumada, una crema o un aceite, pero asegúrate de que retenga bien la humedad en la piel.
  3. 3
    Masajéatelos.[9] Los masajes son muy buenos para los pies y la piel recién expuesta. Estos aumentan la circulación sanguínea, relajan los músculos y alivian el dolor. Masajea un pie a la vez y continúa masajeándolos durante al menos un minuto cada uno.[10]
    • Sujeta el pie con ambas manos. Usa ambas manos para apretar el pie cerca de los dedos. Poco a poco sube hacia el tobillo.
    • Usa ambas manos para torcer el pie ligeramente en direcciones opuestas. Empieza por los dedos de los pies y sube hasta el tobillo.
    • Masajea con los dedos de ambas manos a lo largo del pie con movimientos circulares. Siente las grietas entre los huesos y las articulaciones. Presiona y masajea esas áreas.
    • También puedes usar los nudillos en la parte inferior del pie. Masajear la piel con los nudillos ofrecerá una mayor presión y se sentirá muy bien.
    Anuncio

Advertencias

  • Evita usar un quitacallos en los pies durante una pedicura fuera del hogar. Puedes contraer una infección por hongos o bacterias por los baños de pies sucios y las herramientas insalubres.[11]
  • Si sufres de diabetes, evita raspar o utilizar el quitacallos en los pies. Una llaga abierta en el pie puede ser muy grave. Prueba las piedras de cerámica o una crema exfoliante en su lugar.[12]
Anuncio

Cosas que necesitarás

  • tina con agua tibia
  • sal de Epsom u otras sales de baño
  • aceites
  • crema hidratante
  • un raspador de pies
  • una piedra pómez
  • jabón líquido
  • papel de periódico o una toalla (en el suelo para recoger las raspaduras)

Acerca de este wikiHow

wikiHow es un "wiki", lo que significa que muchos de nuestros artículos están escritos por varios autores. Para crear este artículo, 17 personas, algunas anónimas, han trabajado para editarlo y mejorarlo con el tiempo. Este artículo ha sido visto 21 728 veces.
Categorías: Cuidado de los pies
Anuncio