Las cocinas a gas son valoradas por su rápida respuesta de calentamiento y ajuste sencillo de temperatura. Sin embargo, si nunca las has utilizado, es posible que te sientas un poco confundido la primera vez que lo hagas. Una vez que aprendas a usarlas, notarás que son tan fáciles de manejar y mantener como sus contrapartes eléctricas. Podrás usarlas con facilidad siempre y cuando les des un buen cuidado y tomes las precauciones de seguridad necesarias mientras cocines.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Encender una cocina a gas

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    Verifica que tu cuerpo esté seguro antes de encenderla. Para evitar incendios mientras prendes la cocina a gas, enróllate las mangas de la camisa más arriba del codo y átate el cabello largo con una cola. Si tienes alguna joyería puesta, quítatela antes de encenderla.[1]
    • Si usas zapatos, asegúrate de que sean antideslizantes a fin de evitar un accidente en la cocina.
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    Gira la perilla de la cocina para encenderla. La mayoría de las cocinas a gas están equipadas con una perilla que enciende la hornilla. Por lo general, podrás ajustar el calor a bajo, medio y alto dependiendo del uso que le darás. Gira la perilla y espera a que la hornilla se encienda, luego ajústala al calor que gustes.
    • En algunos casos, el fuego no se encenderá de inmediato. Esto es común en las cocinas más viejas y no es nada de lo que debas preocuparte.
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    Prueba limpiar los orificios de la hornilla y el encendedor si no se enciende de inmediato. Si la hornilla está obstruida con restos de comida, es posible que no se encienda automáticamente. Límpiala junto con el encendedor usando un cepillo de dientes rígido (sin agua ni soluciones de limpieza), para así eliminar la grasa o las migas.[2]
    • Usa una aguja para sacar la comida de los lugares difíciles de alcanzar, como los orificios de la hornilla.
    • Llama a un técnico en reparación si la limpieza de la hornilla no da resultados. El encendedor podría estar roto y probablemente sea necesario reemplazarlo.
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    Enciende la cocina a gas manualmente, como una alternativa. Si el encendedor de la cocina a gas está roto, la mayoría de las cocinas de este tipo podrán encenderse con un fósforo o un encendedor. Gira la perilla del gas a fuego medio, luego prende el fósforo o el encendedor. Sostenlos cerca del centro de la hornilla, luego espera de 3 a 5 segundos hasta que se encienda. Quita la mano rápidamente para no quemarte.[3]
    • Usa un encendedor de mango largo para una opción más segura. Los encendedores de mango largo se pueden encontrar en la mayoría de las ferreterías o tiendas de artesanía.
    • Si nunca has encendido una cocina a gas o no has visto a alguien hacerlo, es posible que no debas hacerlo por tu cuenta. Encender una cocina manualmente puede ser peligroso si nunca lo has hecho antes.

Parte 2
Parte 2 de 3:
Usar una cocina a gas de forma segura

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    Revisa la llama piloto de la cocina si es un modelo antiguo. La mayoría de las cocinas a gas más antiguas estarán equipadas con llamas piloto que permanecerán encendidas en todo momento, incluso si la cocina está apagada. Verifica con el fabricante para determinar si tu modelo tiene esta función. Para los modelos con llama piloto, deberás retirar las rejillas de las hornillas de la cocina y abre el panel de la cubierta. La llama piloto será una llama pequeña ubicada directamente debajo de los paneles de la cocina.
    • Si está apagada y huele a azufre, sal de la casa y llama a emergencias, ya que la cocina podría tener una fuga de gas.[4]
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    Mantente siempre atento a la cocina cuando esté encendida. Al cocinar con una cocina a gas, nunca deberás alejarte de ella. Un incendio puede comenzar en cuestión de segundos si dejas la comida sola, y será importante que mantengas las hornillas a la vista en todo momento.[5]
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    Usa la cocina a gas solo para cocinar. Las cocinas a gas solo están hechas para cocinar alimentos. Nunca las uses para calentar la casa, ya que mantenerlas encendidas por un largo periodo de tiempo aumentará la probabilidad de que ocurra una fuga de gas.[6]
    • Si tienes un horno a gas, no lo uses para calentar habitaciones.
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    Presta atención si hay un silbido o un olor a gas natural. Si percibes un olor sulfuroso como a "huevo podrido" o escuchas un silbido que viene de la cocina, sal de la casa inmediatamente y llama a los servicios de emergencia. La cocina puede tener una fuga de gas natural y puede ser mortal si no se arregla de inmediato.[7]
    • No prendas fósforos, no uses linternas ni enciendas o apagues interruptores eléctricos si sospechas que la cocina está botando gas.
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    Guarda en la cocina un extintor de incendios en caso de emergencia. Mantén un extintor de incendios en un gabinete cerca de la cocina a gas en caso de incendios por grasa. Guarda bicarbonato de sodio en el mismo gabinete, ya que esparcir bicarbonato de sodio en las llamas puede detener un pequeño incendio por grasa.[8]
    • Nunca eches agua sobre un incendio por grasa. Los incendios por grasa son inflamables y pueden propagarse si entran en contacto con el agua.
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    Evita colocar artículos inflamables cerca de la cocina. Los artículos inflamables, como las toallas o las cortinas de poca altura, pueden causar accidentes si se colocan muy cerca de la cocina. Mantén estos artículos alejados de la cocina y evita el uso de elementos inflamables como los cigarrillos mientras cocines.
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    Apaga la cocina después de usarla. Para evitar incendios o quemaduras, recuerda girar la perilla de la cocina a “apagado” después de usarla. Si tienes problemas para recordarlo, lo mejor será colocar un recordatorio de notas adhesivas en la nevera o en un gabinete cerca de la cocina para que no se te olvide.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Limpiar una cocina a gas de forma rutinaria

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    Quita las rejillas de las hornillas de la cocina y límpialas por separado. Quita las rejillas de las hornillas de la cocina y ponlas en el fregadero. Luego llena el fregadero con agua caliente y jabón. Deja que las rejillas se remojen durante varios minutos y límpialas con una esponja o un paño húmedo.[9]
    • Coloca también las tapas de las hornillas en el agua y lávalas con agua caliente y jabón.
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    Limpia las migas de la cocina con un paño seco. Después de que hayas retirado todas las migas con un paño seco, deberás rociar la cocina con una botella rociadora que tenga una mezcla de una parte de agua y una de vinagre blanco. Deja reposar la mezcla durante unos minutos y luego límpiala con una esponja o un paño húmedo.[10]
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    Vuelve a colocar las rejillas y las tapas de las hornillas. Después de limpiar las migas y las manchas de la cocina, tendrás que secar las rejillas y las tapas de las hornillas. Coloca las rejillas y las tapas de nuevo en su lugar para volver a montar la cocina y dejarla lista para usar.[11]
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    Limpia las perillas de la cocina y los paneles traseros, si es necesario. Limpia las perillas de la cocina y el panel trasero con un paño húmedo para así eliminar el polvo o las manchas pequeñas. Si hay manchas de comida más grandes en las perillas o en los paneles, rocíalas con la mezcla de vinagre y agua, y déjalas remojar durante varios minutos antes de limpiarlas nuevamente.[12]

Consejos

  • Usa las hornillas traseras en lugar de las delanteras tanto como sea posible para no tener que estar alejando las ollas de los bordes.[13]
  • Inspecciona la alarma de humo e instala un detector de monóxido de carbono para así poder usar la cocina a gas de forma segura.
  • Limpia la cocina como mínimo una o dos veces al mes para mantenerla en las mejores condiciones.

Advertencias

Acerca de este wikiHow

AG
Coescrito por:
Profesional de limpieza de casas
Este artículo fue coescrito por Andrii Gurskyi. Andrii Gurskyi es el propietario y fundador de Rainbow Cleaning Service, una empresa de limpieza de Nueva York especializada en apartamentos, hogares y mudanzas. Fundó Rainbow Cleaning Service en 2010 en Nueva York, y desde entonces ha brindado servicios a más de 35 000 clientes. RCS emplea soluciones de limpieza libres de fragancias artificiales y no tóxicas cuyo uso es seguro en hogares con mascotas y niños pequeños. Este artículo ha sido visto 20 473 veces.