Nada mejor que una galleta tibia y esponjosa recién salida del horno. Lograr que las galletas después de almacenarlas mantengan la misma calidad puede parecer complicado; afortunadamente, puedes envolverlas y conservarlas muy fácilmente. Si te sobraron galletas y quieres preservarlas por un tiempo más largo, puedes guardarlas en el refrigerador. Para que las galletas queden inmejorablemente frescas, congela la masa cruda y hornéalas cuando las necesites.

Método 1
Método 1 de 2:
Guardar las galletas horneadas

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    Coloca las galletas horneadas en una rejilla para que se enfríen durante 30 minutos aproximadamente. Cuando las galletas se terminen de cocinar, sácalas del horno y ponlas en una rejilla, si tienes una a la mano. Esto permitirá que se enfríen más rápidamente. En su defecto, colócalas sobre papel de cocina o en una bandeja para hornear fría. Espera a que se enfríen completamente antes de guardarlas.[1]
    • La forma más rápida de que las galletas se enfríen es colocarlas en una rejilla. Si utilizas otro método, tomará más tiempo.
    • La bandeja para hornear que utilizaste inicialmente para cocinar las galletas aún estará tibia cuando la retires del horno. Esto podría ocasionar que se cocinen de más, por eso trasládalas a una rejilla lo antes posible para que se enfríen.
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    Coloca las galletas en un envase hermético cuando se hayan enfriado. Una forma sencilla de almacenar las galletas es colocarlas en bolsas de plástico herméticas. Antes de cerrarlas elimina todo el aire que sea posible. Los recipientes o potes de plástico también funcionan; sin embargo, no podrás controlar la cantidad de aire que se quedará dentro con las galletas y podrían secarse antes de lo normal.[2]
    • Otra alternativa es envolverlas con firmeza en unas cuantas láminas de papel de aluminio o envoltura de plástico.
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    Refrigera las galletas hasta por 1 semana si contienen ingredientes perecederos. Puedes guardar todo tipo de galletas en el refrigerador, pero aquellas que tienen queso o queso para untar deben refrigerarse permanentemente. Asegúrate de que el recipiente hermético esté bien cerrado para que conserven la consistencia adecuada hasta el momento en que las vayas a usar.[3]
    • Si alguna galleta huele mal o se ve mohosa, debes desecharla.
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    Conserva las galletas hasta por 2 días si vas a mantenerlas a temperatura ambiente. Puedes dejarlas fuera del refrigerador, siempre y cuando las almacenes debidamente. Colócalas sobre la mesa de la cocina o en la alacena. Desafortunadamente, se secarán conforme pase el tiempo, así que si no vas a usarlas de inmediato, elige otra forma de almacenarlas.[4]
    • Si preparas pocas galletas, puedes guardarlas a temperatura ambiente sin ningún inconveniente. Si preparas un lote grande, guárdalo en el refrigerador para evitar que se pongan duras tan rápidamente como si las hubieras dejado sobre la mesa de la cocina.
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    Almacena las galletas en el congelador hasta por 3 meses. La mejor forma de conservarlas es en bolsas selladas al vacío. Si no las tienes a la mano, las bolsas plásticas aptas para congelador, los recipientes, las envolturas de plástico y el papel de aluminio también funcionan bien. Antes de poner las galletas en el congelador verifica que estén envueltas herméticamente.[5]
    • Las galletas pueden durar indefinidamente en el congelador. Después de 3 meses quizá no tengan la misma calidad, pero aún pueden consumirse sin problemas.
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Método 2
Método 2 de 2:
Congelar la masa cruda

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    Corta la masa en círculos de 2,5 cm (1 pulgada) de grosor. Prepara la masa como sueles hacerlo cuando vas a hornear galletas. Luego, córtala con un cortapastas tratando de que queden del mismo tamaño para que las galletas se cocinen de manera uniforme cuando las lleves al horno.
    • Una alternativa sencilla es cortar la masa en cuadrados con un rascador de masa.
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    Extiende la masa sobre una placa forrada con papel de horno. Distribuye las galletas sobre la placa en una sola capa. El papel de horno evitará que la masa se pegue a la placa. Si no tienes este papel, puedes colocar la masa directamente sobre la placa, pero debes esperar a que se endurezca lo suficiente antes de intentar sacarla.[6]
    • En el caso de la masa que viene previamente envasada, solo debes ponerla en el congelador. Aunque cortarlas antes de congelarlas facilitaría el horneado más adelante, no tienes que hacerlo necesariamente.
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    Cubre la masa y congélala hasta por 3 horas. Coloca una envoltura de plástico de manera holgada sobre la bandeja antes de ponerla en el congelador. La masa cruda se congela rápidamente, así que revísala cada 30 minutos. Espera a que se endurezca completamente antes de sacarla del congelador. Puedes tocarla para comprobarlo.[7]
    • Evita dejar la masa en el congelador por mucho tiempo, particularmente si no está cubierta, puesto que con el tiempo podría secarse y perder sabor.
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    Coloca la masa congelada en un envase sellado al vacío. Desprende la masa congelada del papel para hornear y colócala dentro de un envase apto para congelador. Las bolsas plásticas funcionan bien, sin embargo, antes de cerrarlas debes sacarle todo el aire que puedas. No es necesario que guardes las galletas individualmente, así que pon todas las que entren en cada bolsa o recipiente.[8]
    • También puedes envolverlas en papel de aluminio o envoltura de plástico. Empaquétalas con firmeza en unas cuantas láminas para evitar que la escarcha las eche a perder.
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    Congela las galletas hasta por 3 meses. Guarda la masa sellada herméticamente en el congelador hasta que la vayas a usar. De esta manera, la masa puede durar indefinidamente, aunque es posible que después de 3 meses empiece a perder la calidad.[9]
    • En el momento que la vayas a usar, podrás sacar lo necesario y hornearla hasta que dore.
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Consejos

  • Puedes recalentar las galletas que guardaste ya sea en la cocina o en el horno. Otra forma de hacerlo es envolverlas en un paño húmedo y ponerlas en el microondas por 2 minutos aproximadamente.
  • Corta y congela la masa con anticipación de tal forma que puedas preparar las galletas cada vez que las necesites. A menudo, lo más trabajoso de hacer galletas es preparar la masa, pero si la tienes congelada, hornearlas es facilísimo.
  • Considera la posibilidad de preparar solo la cantidad de masa que piensas usar en el día.
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Cosas que necesitarás

Almacenar galletas horneadas

  • rejilla para enfriar
  • bolsas herméticas, recipientes o envoltura
  • refrigerador o congelador

Congelar la masa cruda

  • placa para hornear
  • papel para horno
  • bolsas aptas para congelador, recipientes o envoltura
  • congelador

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