Muchas personas sueñan con asumir riesgos en la vida, pero hacerlo realidad les da demasiado miedo, quizá porque les preocupa lo que otros pensarán de sus decisiones o porque podrían sentirse demasiado incómodos ante la idea de salir de sus zonas de confort. Sea lo que sea que te impide asumir un riesgo, llegó el momento de superarlo. Con un poco de planificación y análisis, puedes decidir si algo vale la pena realmente como para arriesgarse. Si decides que sí, puedes superar tus temores a los riesgos al tomar decisiones inteligentes y aumentar tu confianza en ti mismo.

Método 1
Método 1 de 3:
Armarte de valor

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    Deja de subestimarte. Una de las razones por las que las personas luchan con la idea de asumir riesgos es porque no están seguras de que podrán manejar el estrés, la responsabilidad o la presión que esto conlleva. Tú eres capaz de hacer mucho más de lo que crees, ¡así que deja de dudar de tus propias capacidades![1]
    • Si estás considerando trasladarte a otro lugar, recuerda que tienes muchas habilidades y talentos, así que no debes tener miedo ante la idea de no poder encontrar un empleo o hacer nuevos amigos.
    • Si quieres invitar a alguien a salir, pero te preocupa que la persona podría decir que no, recuerda que tú eres una buena persona con mucho por ofrecer y que estarás bien incluso si ella te dice que no.
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    Considera los riesgos de conformarte. Podrías estar tan abrumado con las preocupaciones sobre las consecuencias de asumir riesgos que también te olvidas de las consecuencias involucradas en no asumir riesgos en absoluto. Si nunca asumes riesgos, siempre te estarás conformando y vivirás con arrepentimiento. Esto también es un riesgo serio, ya que podrías no estar viviendo la vida plena que realmente quieres.[2]
    • Por ejemplo, si estás pensando en aceptar un nuevo trabajo que crees que disfrutarás más que tu trabajo actual, pero te preocupa que no sea tan seguro como el trabajo que tienes ahora, considera que corres el riesgo de no ser feliz y nunca disfrutar de tu trabajo si te quedas donde estás.
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    Recuerda que el riesgo es relativo. Todos tienen una tolerancia distinta al riesgo y al peligro. Puede resultar beneficioso si te sales un poco de tu zona de confort para luchar por las cosas que quieres lograr, pero no es necesario que compares la forma en la que tú asumes riesgos con la de los demás.[3]
    • No dejes que nadie te presione para asumir riesgos. Deberías asumirlos porque quieres hacerlo, no porque otras personas quieren que lo hagas.
    • Por otro lado, no dejes que otras personas te convenzan de no hacer algo arriesgado solo porque ellos no se sentirían cómodos haciéndolo. Lo que importa es tu nivel de comodidad, no el de nadie más.
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    Sé realista acerca de las cosas que podrían salir mal. Siempre existe la posibilidad de que el riesgo que asumas podría no dar buenos resultados, pero es importante mantener las consecuencias en perspectiva. Las personas tienden a sobrestimar tanto la probabilidad de que algo salga mal como la severidad de las consecuencias que se presentarán. Tómate un momento para reflexionar acerca de lo que sucedería en realidad si tu riesgo no diera buenos resultados y cómo lo manejarías.[4]
    • Por ejemplo, si quieres asumir el riesgo de hacer un anuncio público sobre un asunto importante, podrías detenerte porque piensas que se te olvidará lo que tienes que decir, que las personas se reirán de ti y que toda tu vida se arruinará. Considera que incluso si se te olvidara lo que querías decir y las personas se rieran de ti, es muy poco probable que esto arruine el resto de tu vida.
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    Olvídate de lo que otros piensan. Deja de vivir la vida que crees que otras personas esperan que vivas y empieza a vivir la vida que realmente quieres vivir. Si no te preocupas constantemente por decepcionar a otros o pasar una vergüenza, será mucho más fácil que asumas riesgos en la vida.[5]
    • Si tienes mucha presión por parte de tus familiares y amigos acerca de tus decisiones, intenta hablar con ellos. Diles algo como “Realmente quiero hacer esto, y me parece muy molesto que me juzguen tanto”.
    • Puedes tratar de explicarle tus decisiones a otras personas, pero no sientas que tienes que justificarlas delante de nadie más, excepto de ti.
    • Considera con quién quieres compartir tu gran riesgo y habla con esa persona después de tomar tu decisión.
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    Imagina que todo sale bien. Una vez hayas decidido que vale la pena asumir un riesgo, trata de visualizar un escenario varias veces en el que todo sale exactamente como lo planificaste. No dejes que tu mente sea invadida por pensamientos negativos acerca de las cosas que podrían salir mal. Esta manera positiva de pensar ayudará a que desarrolles la confianza que necesitas para llevar a cabo tu riesgo.[6]
    • Si encuentras que piensas mucho en los posibles resultados negativos, trata de repetirte en voz alta el resultado que deseas. También podría ser útil que recuerdes todas las precauciones que tomarás para impedir que ocurra el suceso negativo.
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Método 2
Método 2 de 3:
Sacarle el mayor provecho a tus riesgos

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    Empieza con pasos pequeños. No hay ninguna razón por la que debas asumir un enorme riesgo enseguida. Empezar con riesgos pequeños ayudará a mejorar tu tolerancia hacia los riesgos y te dará la confianza que necesitas para asumir más.[7]
    • Puedes empezar con simplemente decir “sí” a todas las oportunidades que se te presentan, en lugar de tratar de abrirte nuevas oportunidades enseguida. Por ejemplo, si alguien te pregunta si te gustaría dedicarte a un nuevo proyecto en el trabajo, acéptalo. Si alguien te invita a probar un deporte nuevo con él o ella, dale una oportunidad incluso si no es algo que harías normalmente.[8]
    • Otra forma de empezar poco a poco es solo dar un paso hacia el riesgo que quieres asumir. Por ejemplo, si quieres empezar a bucear pero intentarlo te asusta demasiado, da un paso pequeño en la dirección correcta al practicar el buceo de superficie en una piscina.
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    Trata de abordar tu mayor temor. Todos tienen un temor enorme que los limita en la vida, ya sea el temor a hablar en público o el temor a las alturas. Independientemente de cuál sea tu temor, haz lo que tengas que hacer para enfrentarlo directamente.[9]
    • Las personas tienen muchos temores, y a menudo la mejor forma de superarlos es si te expones a ellos. Por ejemplo, si le tienes miedo a las alturas, trata de caminar por un puente alto. Asegúrate de optar por algo seguro. Si algo malo sucede, tu temor podría empeorar.
    • Si la idea de afrontar tu mayor miedo es demasiado abrumadora, elige una parte que abordarás. Por ejemplo, podrías conducir cerca de un puente alto y simplemente mirarlo en lugar de cruzarlo, o podrías dar unos cuantos pasos hacia él con la ayuda de un amigo. No es necesario que enfrentes tus miedos solo para que “cuenten”.
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    Encuentra tu lugar feliz. Asumir algunos riesgos podría hacer que tu vida sea más feliz y plena, pero otros riesgos podrían no tener el mismo efecto. Experimenta con tomar riesgos en pasos pequeños para determinar cuál es el nivel de riesgo que mejora tu vida. No hay razón para desafiar tu propia zona de confort con riesgos que no te harán ningún bien.[10]
    • Recuerda que todos son diferentes. A algunas personas les va mejor bajo una presión constante, mientras otras son más felices con una rutina más estable. Tú sabrás que has encontrado el equilibrio correcto cuando te sientas satisfecho y no te arrepientas de los riesgos que no tomaste.
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    Debes saber que siempre puedes echarte para atrás. Solo porque has decidido asumir un riesgo no significa que no puedes cambiar de opinión. Siempre sigue tu instinto y no tengas miedo de cambiar tu plan en el camino.[11]
    • Existe una diferencia entre cambiar de opinión y rendirte. Trata de no echarte para atrás porque tienes demasiado miedo de asumir el riesgo. En cambio, échate para atrás si te das cuenta de que no vale la pena asumir el riesgo o si surge una alternativa que te proporcionará los mismos o mayores beneficios.
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Método 3
Método 3 de 3:
Ser inteligente respecto a los riesgos

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    Evita los riesgos insensatos. Hay algunos riesgos que nunca valen la pena, como conducir en estado de ebriedad o cometer un crimen. Si existe algún riesgo sustancial de sufrir una lesión o castigo y no existe un verdadero beneficio, no asumas el riesgo.[12]
    • Los riesgos que representan un daño innecesario para otras personas por lo general tampoco valen la pena. No es correcto que arriesgues la seguridad de otras personas.
    • Los deportes arriesgados como el paracaidismo podrían ser la excepción para esta regla. Para algunas personas, este podría ser un riesgo razonable porque el torrente de adrenalina y el verdadero disfrute que experimentas son una enorme recompensa. Para otras personas, este podría parecer un riesgo insensato.
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    Siempre considera los riesgos y beneficios. Si quieres hacer elecciones inteligentes, es muy importante que entiendas cuánto riesgo implica cierta actividad, cuán significativo es el riesgo y cuáles son los posibles beneficios. Compara cuidadosamente las posibles consecuencias con los posibles beneficios a fin de determinar si un riesgo realmente vale la pena para ti.[13]
    • Algunos riesgos podrían valer la pena en ciertas situaciones, pero no en otras. Por ejemplo, si quieres renunciar a tu empleo y trasladarte a otra ciudad sin tener un plan, los riesgos serán más altos si la economía no está bien y si tienes muchas deudas por pagar. En cambio, ocurrirá lo contrario si la economía está prosperando y estás libre de deudas.
    • Resulta útil tener un entendimiento tan claro como sea posible de qué es lo que podría salir mal en realidad. Si puedes obtener datos objetivos o hablar con un experto sobre el posible resultado, hazlo. Sino, tómate un tiempo para pensar en las posibles consecuencias cuidadosamente.
    • Trata de asignarle un valor numérico a cada riesgo y beneficio. (Mientras más alto sea el riesgo o mayor sea el beneficio, más alto deberá ser el número). Esto puede ayudarte a comparar los riesgos y beneficios de una actividad específica de una forma muy lógica. Por ejemplo, si estás considerando hacer una inversión muy arriesgada, asígnale un número a la posibilidad de perder tu inversión (quizá un 8) y uno a la posibilidad de hacer una fortuna (quizá un 10). Luego, compara estas dos cifras para ayudarte a determinar si el riesgo vale la pena.
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    Mantén una red de seguridad. Si bien asumir riesgos a menudo es algo bueno, siempre deberías asegurarte de que haya un elemento que te proteja en el escenario del peor de los casos. Por ejemplo, si quieres empezar un negocio, tu conocimiento y experiencia pueden protegerte del fracaso. Si quieres nadar con tiburones, una jaula puede protegerte de que te coman.[14]
    • En muchos casos, una red de seguridad financiera es una muy buena idea. Tener un pequeño cojín que te proteja en contra de perder tu casa y no poder alimentar a tu familia puede hacer que asumir el riesgo de empezar un negocio sea mucho más fácil.
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    Ten un plan para el fracaso. Es importante que no te concentres en el peor escenario posible (porque esto puede impedir que asumas cualquier tipo de riesgo), pero sin duda es bueno que estés preparado. Antes de que asumas un riesgo que tenga consecuencias posiblemente serias, planifica cómo manejarás el escenario del peor de los casos.[15]
    • Por ejemplo, si quieres invertir todos tus ahorros en una nueva empresa, piensa en una forma en la que podrás pagar tu hipoteca si el negocio fracasa, como alquilar una habitación de tu casa.
    • Si estás asumiendo un riesgo al invitar a salir a un extraño, decide con anticipación que dirás algo como “Bien, no hay problema. Que tengas un buen día” si dice que no.
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    Considera a los demás. Siempre que asumas un riesgo, es importante pensar en cómo tu decisión podría afectar a los demás. Por ejemplo, si lo que quieres hacer conlleva un riesgo serio de resultar herido o morir, piensa en cómo esto afectará a tu familia cuando decidas si el riesgo vale la pena.
    • Si tu riesgo tendrá un impacto serio en otra persona, podría ser una buena idea hablar con él o ella al respecto. Si bien al final es tu decisión, será útil saber cómo se siente la otra persona al respecto.
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Consejos

  • Incluso si haces un plan detallado para asumir tu riesgo, ¡aún necesitas dar ese salto! Ten confianza en ti mismo en que has hecho las preparaciones adecuadas y no permitas que tu temor te limite.
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Advertencias

  • No hagas nada que sea extremadamente peligroso. Lanzarte en caída libre desde un acantilado alto no es un buen riesgo para asumir.
  • Siempre respeta la ley. Si bien robar dinero de un banco es un riesgo, es ilegal y no deberías hacerlo.
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Acerca de este wikiHow

Sydney Axelrod
Coescrito por:
Coach de vida certificada
Este artículo fue coescrito por Sydney Axelrod. Sydney Axelrod es una coach de vida certificada y la propietaria de Sydney Axelrod LLC, un negocio de coaching de vida centrado en el desarrollo profesional y personal. A través del coaching individual, cursos digitales y talleres grupales, Sydney trabaja con sus clientes para descubrir su propósito, navegar por las transiciones de la vida, y establecer y lograr objetivos. Sydney tiene más de 1000 horas de certificaciones de coaching relevantes y tiene una licenciatura en Administración de Empresas en Marketing y Finanzas otorgada por la Universidad de Emory. Este artículo ha sido visto 11 584 veces.
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