¿No sabes qué hacer con tantas remolachas que cosechaste en el jardín o te excediste un poco comprando tu verdura favorita en el supermercado o el mercado de productores? No te preocupes, puedes congelarlas y conservarlas fácilmente hasta 12 meses manteniendo toda su frescura. Con una buena selección, preparación y cocción, podrás disfrutarlas cada vez que se te antojen.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Seleccionar y preparar las remolachas

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    Elige remolachas de cáscara suave y sin cortes ni magulladuras superficiales. Evita elegir las de cáscara flácida, arrugadas o blandas con manchas húmedas. Si tienes remolachas con hojas, estas deben ser de color verde oscuro, pequeñas y crujientes al tacto.[1]
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    Quita las raíces y las hojas. Aunque puedes cortarlas con un cuchillo, será más fácil con un par de tijeras. Si has comprado las remolachas en un supermercado o un mercado de productores, a veces vienen sin hojas y parte de las raíces.[2]
    • Al momento de cortar las remolachas, deja al menos 5 cm (2 pulgadas) de las raíces y 1,3 cm (1/2 pulgada) de los tallos. Si quitas más, las remolachas se desteñirán durante la cocción.[3]
    • ¡No tires las hojas si están frescas! Puedes utilizarlas en una ensalada o cocinarlas como si fueran espinacas y añadirles vinagre, sal y pimienta para darles más sabor.[4]
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    Lávalas y frótalas bajo un chorro de agua fría. Retira la suciedad con un cepillo para verduras. En caso de no tener uno, también es fácil frotar las remolachas con una toallita. Colócalas en un colador para escurrir el exceso de agua.[5]
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Cocinar las remolachas

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    Pon a hervir una olla grande con agua. Lleva la olla a hervir a fuego fuerte y alto.[6]
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    Coloca las remolachas limpias en la olla con agua hirviendo y cúbrela. Cocínalas a fuego bajo hasta que estén tiernas. Si son pequeñas, esto tardará de 25 a 30 minutos. Las medianas o grandes necesitan cocinarse de 45 a 50 minutos.[7]
    • Si te preocupa que las remolachas se destiñan durante la cocción, añade 2 cucharadas de vinagre o jugo de limón al agua.[8]
    • El hervido es la forma más común de cocinar remolachas, pero también puedes asarlas al horno. Para asarlas, coloca las remolachas previamente lavadas y frotadas en una fuente para hornear poco profunda llena con 1/4 de taza (60 ml) de agua. Cúbrela con papel aluminio, envuélvela bien y cocina durante 1 hora a 200 °C (400 °F).[9]
    • Algunas personas prefieren preparar las remolachas para su almacenamiento cocinándolas al vapor. Para hacerlo, llena una olla grande con agua y ponla a hervir. Coloca las remolachas en la vaporera, cúbrelas, baja el fuego y cocínalas por 30 minutos o hasta que estén listas.[10]
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    Verifica si están tiernas. A medida que se acerca el final del tiempo de cocción, verifica si la verdura está lista con un cuchillo. Elige la parte más gruesa de una remolacha e inserta un cuchillo o un tenedor. Si el utensilio entra fácilmente en la remolacha, está cocida. Si sientes algo de resistencia, las remolachas necesitan cocinarse por más tiempo.[11]
    • Si no están lo bastante tiernas, sigue revisándolas cada 15 minutos hasta que estén listas.[12]
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    Escúrrelas en un colador y enfríalas en un baño de hielo. Enfriar las remolachas detiene de inmediato el proceso de cocción y las hace seguras de manipular. Déjalas reposar en el baño de hielo por 5 a 10 minutos.[13]
    • Enfriarlas en un baño de hielo también ayuda a soltar la cáscara para retirarla con facilidad.[14]
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    Retira las raíces y los tallos con un cuchillo. Quita la cáscara con un pelador de verduras, teniendo cuidado de no quitar más de lo necesario. Si no tienes un pelador a la mano, frota suavemente la cáscara bajo un chorro de agua fría. No olvides utilizar un par de guantes para evitar mancharte las manos.[15]
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    Corta las remolachas en rodajas de 0,5 cm (1/4 de pulgada). Como alternativa, puedes cortarlas en cuartos o en dados. Si miden cerca de 2,5 cm (1 pulgada), puedes dejarlas enteras. Pero, ten presente que las remolachas enteras no se congelan tan bien.[16]
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Almacenar las remolachas

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    Coloca las remolachas en bolsas de plástico para congelador. Puedes congelarlas en bolsas Ziploc. Para porciones individuales, es mejor optar por las de 1 litro (1/4 de galón). Debes dejar de 1,3 a 2,5 cm (1/2 a 1 pulgada) de espacio en la parte superior de la bolsa antes de sellarla y almacenarla.[17]
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    Retira la mayor cantidad posible de aire de las bolsas de plástico y séllalas de forma hermética. Una forma de retirar el aire es empujarlo fuera de la bolsa y sellarla, dejando una pequeña abertura en el extremo. En la abertura, inserta una pajilla y succiona todo el aire restante y luego sella la bolsa con rapidez.[18]
    • Otra forma de retirar el aire es utilizando un sistema de sellado al vacío. Este es un método garantizado para retirar todo el aire de la bolsa y reducir las probabilidades de que la verdura sufra quemaduras por congelación. Aunque estos sistemas son costosos, son muy valiosos si se utilizan con frecuencia.[19]
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    Etiqueta las bolsas. También anota la fecha actual. Las remolachas duran hasta 12 meses en un congelador profundo. Si las mantienes en el congelador más de 18 meses, terminarán arrugadas y pastosas. El mejor momento para utilizar las remolachas congeladas es de 6 a 9 meses.[20]
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Coescrito por:
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