A la hora de preparar tartas, ya sea para una fiesta familiar o una festividad, no siempre es práctico terminar de hornearlas justo antes de servirlas. A veces debes preparar varias tartas con anticipación y congelarlas para hornearlas y servirlas más adelante. Puedes hornear, congelar y recalentar casi cualquier tipo de tartas con éxito. También puedes congelar las tartas sin hornear y luego cocinarlas poco antes de servirlas.

Método 1
Método 1 de 3:
Congelar tartas de frutas o frutos secos

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    Hornea las tartas según las instrucciones de la receta. Aunque es posible (y a veces preferible) congelar tartas sin hornear, lo habitual es congelarlas después de hornearlas. Esto simplifica el proceso de descongelación y recalentamiento.
    • Las tartas con rellenos de frutas o frutos secos (como las pecanas, las nueces, las cerezas, las manzanas, etc.) son relativamente fáciles de hornear, congelar y recalentar, puesto que la textura firme de los rellenos se mantiene así durante la congelación.[1]
    • No es necesario cambiar la receta solo porque vas a congelar las tartas en vez de consumirlas poco después de hornearlas.
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    Déjalas enfriar por completo, una vez horneadas. Esto puede tardar varias horas, pero es un paso importante. Las tartas deben estar frías cuando puedas apoyar la mano en la base del molde para tarta y no sentir calor. Si las congelas sin antes dejarlas enfriar por completo, la calidad disminuirá y pueden volverse pastosas o perder su sabor.[2]
    • Puedes colocar las tartas en la encimera para que se enfríen o dejarlas enfriar en el refrigerador.
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    Cúbrelas individualmente con un material hermético. Primero coloca varias capas de papel film alrededor de las tartas. El papel film evitará que adquieran malos sabores u olores del congelador.
    • Para mayor protección, coloca cada tarta envuelta en un recipiente de almacenamiento hermético. Puedes envolverlas en bolsas grandes para congelador con cierre o en recipientes de plástico herméticos.
    • Si no tienes bolsas con cierre o recipientes grandes tipo Tupperware, puedes envolver bien las tartas con papel aluminio.
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    Busca un lugar seguro para las tartas en el congelador. No debes permitir que estén inestables y se caigan. De lo contrario, su base se romperá y serán mucho más difíciles de hornear y servir.
    • También debes evitar colocar las tartas en una posición en la que tengan más alimentos apilados por encima. Aunque las tartas congeladas serán relativamente estables, su base aún puede aplastarse y dañarse si colocas objetos pesados sobre ellas.
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    Colócalas con cuidado en el congelador. No pongas las tartas una encima de la otra. Cada tarta no debe tener nada encima durante su permanencia en el congelador.
    • Si no tienes espacio en el congelador para distribuir cada tarta por separado, trata de encontrar una forma de apilarlas sin dañar el relleno o la base. Primero, congela cada tarta individualmente y luego apílalas dentro de cajas para pizzas vacías y limpias.
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    Revísalas de vez en cuando para asegurarte de que los recipientes se mantengan herméticos. Si los recipientes se abren, las tartas pueden sufrir quemaduras por congelación o adquirir un mal olor o sabor del congelador.
    • Las tartas de frutas o frutos secos pueden mantenerse congeladas por un tiempo relativamente largo. Durarán en el congelador hasta por 4 meses.[3]
    • Si tienes un congelador profundo, mantendrá las tartas congeladas con seguridad por un periodo más prolongado.[4]
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    Retíralas del congelador varias horas antes de servirlas. Deja que las tartas se descongelen por completo antes de servirlas. Si deseas servirlas calientes, precalienta el horno a 180 °C (350 °F). Luego, colócalas en el horno por 6 minutos.
    • Si tienes suficiente tiempo antes de necesitar servir las tartas, puedes optar por dejarlas descongelarse lentamente en el refrigerador. En ese caso, debes darles al menos 24 horas para descongelarse.
    • Si prefieres servirlas calientes (por ejemplo, las tartas de manzana o pecanas), déjalas reposar a temperatura ambiente por 30 minutos y luego colócalas en el horno a 180 °C (350 °F) por otros 30 minutos.
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Método 2
Método 2 de 3:
Congelar tartas de crema, crema pastelera y calabaza

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    En lo posible, evita congelar las tartas de crema o crema pastelera. Las tartas que carecen de un relleno firme, como las frutas o los frutos secos, son difíciles de congelar con éxito. Debido a su consistencia líquida, las tartas de crema y crema pastelera pueden hacer que la base quede pastosa.[5]
    • Si planeas congelarlas por un periodo corto, considera refrigerarlas.
    • Las tartas de merengue, como la tarta de limón, son difíciles de congelar por las mismas razones. Trata de servirlas frescas para mantener su sabor y consistencia.
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    Congélalas en dos partes. El principal problema al congelar tartas de crema o crema pastelera es que el relleno se descompondrá y se volverá pastoso, lo que también dejará pastosa la base.[6] Para evitar este problema, congela el relleno de crema por separado de la base de la tarta.
    • Congela la base de tarta horneada (no congeles la masa cruda).
    • Congela el relleno de crema, crema pastelera o calabaza en un recipiente de plástico hermético, por ejemplo, uno tipo Tupperware es una buena opción.
    • Evita congelar las tartas de calabaza por más de 4 o 5 semanas.
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    Descongela el relleno de crema pastelera en el refrigerador.[7] Si descongelas el relleno de crema, crema pastelera o calabaza a temperatura ambiente, se volverá aguado y puede producir una tarta pastosa.
    • Dale al relleno de crema o crema pastelera unas 24 horas para que se descongele por completo en el refrigerador.
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    Primero hornea la base de la tarta, luego añade el relleno y termina de hornear la tarta. A diferencia de hornear una tarta de frutas o frutos secos, no debes hornear el relleno de crema pastelera en una base de tarta cruda. Una vez que el relleno haya terminado de descongelarse por 24 horas, retira la base congelada del congelador. Hornéala hasta que se dore, luego añade el relleno de crema, crema pastelera o calabaza y termina la tarta según lo indica la receta.
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Método 3
Método 3 de 3:
Congelar tartas sin hornear

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    Enfría la corteza y el relleno de la tarta. Si vas a hacer una tarta de doble corteza (una debajo del relleno y otra por encima), estira ambas partes de la corteza como de costumbre. Presiona la corteza inferior en el molde para tarta y coloca con cuidado la corteza superior sobre una hoja de papel encerado. Pon el molde (con la corteza inferior) y la hoja de papel encerado (con la corteza superior) en el refrigerador hasta que ambas mitades de la corteza estén frías por completo.[8]
    • Prepara el relleno de la tarta y también ponlo a enfriar en el refrigerador.
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    Arma la tarta con el relleno y las cortezas frías. Una vez que las cortezas y el relleno se hayan enfriado por completo, arma la tarta como de costumbre: vierte el relleno en la corteza inferior y añade la corteza superior al final, luego haz pliegues en los bordes.
    • No añadas cortes en la parte superior de la corteza. Aunque cumplen un papel importante en el horneado de una tarta, reducirán la calidad y el sabor de la tarta congelada sin hornear.
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    Envuélvela en papel film para mantenerla hermética. Dos o tres capas serán suficientes.[9] Para asegurarte de que la tarta esté hermética y se congele bien, debes protegerla aún más colocándola dentro de dos bolsas grandes con cierre.
    • Asegúrate de sacar todo el aire del papel film y las bolsas con cierre al momento de colocar la tarta en el congelador.
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    Prepárala para hornear. Cuando llegue el momento de hornear y comer la tarta, sácala del congelador y desenvuelve las capas de papel film y bolsas con cierre. En este punto, debes hacer cortes en la parte superior de la tarta para que se hornee mejor.
    • No descongeles la tarta antes de hornearla.
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    Hornéala antes de servirla. Precalienta el horno a 220 °C (425 °F) y coloca con cuidado la tarta en el estante central. Hornéala por 15 minutos, luego reduce el fuego a 190 °C (375 °F) y hornéala por 30 a 45 minutos más.[10] En este punto, la tarta estará del todo cocida y lista para servirse.
    • Como alternativa, puedes descongelar la tarta a temperatura ambiente por 1 hora en vez de hornearla a 220 °C (425 °F). Una vez descongelada, hornéala a 190 °C (375 °F) por 30 a 45 minutos.
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    Listo.
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Consejos

  • Puedes preparar y congelar las tartas de frutas de doble corteza antes de hornearlas. Retíralas del congelador, descongélalas y hornéalas.
  • Puedes congelar las tartas sin tapar por varias horas y luego colocarlas en las bolsas para congelador. Esto te ayudará a la hora de introducirlas en las bolsas para congelador. Así serán más estables.
  • No debes dejarlas en el congelador por mucho tiempo o no tendrán buen sabor cuando las saques. No congeles las tartas de frutas o frutos secos por más de 4 meses.
  • Presta mucha atención al molde que estás utilizando. Es posible que no desees arriesgarte a congelar tus moldes costosos.
  • Si vas a hornear o calentar la tarta después de congelarse, dale tiempo al molde de vidrio para que vuelva a la temperatura ambiente antes de meterlo en el horno.
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Cosas que necesitarás

  • moldes para tarta
  • papel film
  • bolsas para congelador
  • recipientes de almacenamiento
  • papel aluminio
  • un congelador

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