El quingombó es una verdura de uso común en la cocina sudamericana, donde en ocasiones también se le llama “dedos de dama” por su forma alargada y delgada. Asimismo, es un ingrediente que se utiliza en la gastronomía de la India, de África del Norte, del Medio Oriente y de Brasil. El quingombó cocido, toma una textura gelatinosa, por lo que algunas personas prefieren no utilizarlo; sin embargo, si lo cortas utilizando la técnica adecuada, podrás disminuir la gomosidad y disfrutar de este vegetal sano y sabroso en una diversidad de platos.[1]

Parte 1
Parte 1 de 2:
Cocinar el quingombó

  1. 1
    Lava el quingombó antes de cortarlo. Cuando estés listo para cocinar, enjuaga las vainas enteras bajo el agua corriente. Frota suavemente con las manos una por una para eliminar de la superficie cualquier resto de tierra o de pesticida.[2]
    • Lava el quingombó justo antes de cortarlo y empezar a cocinar; de lo contrario, tomará una textura gelatinosa.[3]
  2. 2
    Seca completamente las vainas con papel de cocina o con un paño. Si el interior del quingombó entra en contacto con el agua, se volverá gelatinoso. Por lo tanto, antes de cortarlo, asegúrate de secarlo completamente.[4]
    • Asimismo, al refregar las vainas para secarlas, se elimina parte de la pelusa de la superficie.[5]
  3. 3
    Corta la parte más dura del tallo. Con un cuchillo de pelar afilado, corta el extremo más grueso del tallo, el cual puede ser amargo y difícil de masticar. Evita cortar el tegumento (tejido que recubre las semillas), en especial si piensas cocinar el quingombó entero.[6]
  4. 4
    Remoja las vainas enteras en vinagre con el fin de reducir la gomosidad. Algunos cocineros apuestan por remojar el quingombó en vinagre para evitar que tome una textura demasiado gelatinosa. Si quieres intentarlo, mezcla vinagre (de cualquier tipo) y agua en un recipiente grande y sumerge el quingombó por un tiempo corto.[7] Antes de cocinarlo, asegúrate de enjuagarlo y secarlo por completo.
    Anuncio

Parte 2
Parte 2 de 2:
Cortar el quingombó

  1. 1
    Corta el quingombó en rebanadas pequeñas para guisarlo o freírlo. Corta el extremo puntiagudo de la vaina con un cuchillo de cortar afilado. Luego, córtala transversalmente en círculos uniformemente espaciados de aproximadamente ½ cm (1/4 pulgada) de grosor cada uno.[8]
    • Al cortarlas de esta forma, se libera una sustancia gelatinosa del interior, la cual puedes usar para espesar una sopa o un guiso, como la sopa de quingombó.[9]
  2. 2
    Corta la vainas a lo largo para asarlas o saltearlas. Corta cada una de las vainas por la mitad a lo largo con un cuchillo de pelar afilado. Ten cuidado de que ambas mitades queden parejas, de lo contrario, no se cocinarán de manera uniforme.[10]
    • Si cortas el quingombó a lo largo y lo cocinas a fuego alto, la sustancia que está en el interior perderá densidad y se reducirá la gomosidad.[11]
  3. 3
    Deja las vainas enteras si las vas a poner a hervir, si las vas a cocinar a la parrilla o si las vas a encurtir. Muchas de las recetas indican que las vainas deben estar enteras y que solo debes retirarles la parte dura del tallo. Si las vas a cocinar enteras, trata de escoger las más pequeñas con el fin de asegurar que no se vuelvan demasiado gelatinosas y así queden más sabrosas, ya que con frecuencia las vainas más grandes contienen más mucílago (sustancia gomosa).[12]
    Anuncio

Advertencias

  • Utiliza siempre un cuchillo afilado y, para evitar accidentes, corta sobre una superficie plana y maciza.
Anuncio

Acerca de este wikiHow

Personal de wikiHow
Coescrito por:
wikiHow Staff Writer
Nuestro equipo de editores e investigadores capacitados han sido autores de este artículo y lo han validado por su precisión y amplitud.

wikiHow's Content Management Team revisa cuidadosamente el trabajo de nuestro personal editorial para asegurar que cada artículo cumpla con nuestros altos estándares de calidad.
Anuncio