Morderse accidentalmente la lengua es una conducta común que sucede algunas veces cuando las personas mastican alimentos, hablan o se les traba la lengua. Las pequeñas mordidas pueden curarse el mismo día, mientras que los cortes más profundos pueden tomar hasta una semana. Para acelerar el proceso de curación, evalúa inmediatamente la herida y aplica una compresa fría. Luego continúa con una serie de enjuagues diarios para aliviar el dolor y prevenir la infección. Consulta con un doctor o con un ortodoncista si sufres de lesiones recurrentes por mordidas.

Método 1
Método 1 de 4:
Practicar los primeros auxilios inmediatamente

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    Lávate las manos. Antes de tocar el interior de tu boca, tómate un minuto para lavarte las manos con agua caliente y jabón. Si no puedes hacerlo por alguna razón, usa desinfectante para las manos. La meta es impedir que los gérmenes de las manos se transmitan a la herida abierta de la lengua, lo que puede causar una infección.[1]
    • Los virus resistentes también pueden causar una infección si entran en contacto con una herida sangrante.
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    Aplica presión. Probablemente, la lengua empezará a sangrar en el momento en que la muerdas, pues es altamente vascular. Aplicar presión al área reducirá el flujo sanguíneo y promoverá la coagulación. Es importante actuar inmediatamente después de que se efectúe la herida.[2]
    • Si la punta de la lengua está lesionada, empújala contra el paladar y sostenla en esa posición por intervalos de cinco segundos. También puedes presionar la lengua contra el interior de las mejillas.
    • Si la herida está a la vista, toma un pedazo de hielo y colócalo en el área mordida. Puedes sostener el cubo de hielo usando el paladar duro y presionarlo con la lengua, en el caso de que no sea muy doloroso. Pon y quita el hielo hasta que se derrita. También puedes colocar un paño o una gasa médica en el área, presionando un poco mientras lo haces.[3]
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    Examina la herida. Abre ampliamente la boca y usa un espejo para mirar tu lengua. Si el sangrado se ha detenido y la herida parece superficial, puedes seguir tratándola en casa. Si el sangrado continúa o aumenta, y el corte parece profundo, llama al dentista para saber si necesitas suturas.
    • Si el sangrado es intenso, también puede tratarse de una emergencia. En este caso, debes llamar al servicio de emergencias o acudir a urgencias en caso de que sea necesario.
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    Busca otras lesiones. Morderte la lengua suele ser el resultado de una lesión deportiva o de una caída. Examínate la boca para saber si tienes alguna otra lesión, si has perdido un diente o si te sangran las encías (lo cual puede ser producto de una fractura dental). Mueve la mandíbula hacia arriba y hacia abajo para ver si tienes algún dolor adicional. Si tienes una de estas lesiones, ponte en contacto con un doctor o con un dentista.[4]
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    Aplica una compresa fría Tu lengua se empezará a hinchar inmediatamente después de la lesión. Esto hará que sea más fácil que te muerdas de nuevo. Coloca algo frío (como hielo envuelto en un paño limpio) en el lugar de la herida. Sostén la compresa ahí por un minuto, hasta que empieces a sentir adormecimiento, y luego quítala. Repite este procedimiento. Debes hacerlo varias veces en el transcurso de los siguientes días.[5]
    • Si es un niño el que se ha lesionado, entonces quizás debas usar una barra de fruta para adormecer el área.[6]
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    Toma una pastilla para el dolor. Escoge un medicamento antiinflamatorio que puedas tolerar (como ibuprofeno) y toma la dosis recomendada lo más pronto que puedas. Esto te ayudará a reducir la hinchazón y también a contrarrestar la aparición del dolor, lo cual puede ocurrir inmediatamente después de la lesión.[7]
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    Usa enjuague bucal. Si tienes un enjuague bucal a la mano, úsalo rápidamente para enjuagarte la boca. Esta acción ayudará a limpiar el área y a prevenir cualquier infección. Esto cobra mayor importancia si estabas comiendo cuando te mordiste. Escupe el enjuague bucal y repite la operación una vez más si estás sangrando.[8]

Método 2
Método 2 de 4:
Limpiar y curar la herida con enjuagues

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    Haz un enjuague de agua salada. Toma 1 taza (250 ml) de agua caliente. Añade una cucharadita (5 g) de sal y mezcla con una cuchara. Enjuágate la boca con esta mezcla por 15 o 20 segundos y luego escúpela. Puedes repetir este proceso tres veces al día hasta que la herida se haya curado. Esta técnica es especialmente efectiva después de comer.[9]
    • La sal ayuda a matar las bacterias malas de la boca. Hace que el área esté más limpia y reduce la posibilidad de una infección. Además, tiene propiedades curativas que pueden ayudar a que la herida se cure más rápido.
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    Enjuágate la boca con peróxido de hidrógeno y agua. Mezcla partes iguales de peróxido de hidrógeno (3 %) y agua en un vaso. Enjuágate la boca con esta mezcla por 15 o 20 segundos y luego escúpela. Ten cuidado de no tragarla. Puedes repetir este proceso hasta cuatro veces al día.[10]
    • El peróxido de hidrógeno es un antiséptico poderoso que te ayudará a controlar la actividad bacteriana en la herida. También actuará como un agente limpiador eliminando los desechos del corte y distribuyendo una cantidad constante de oxígeno a las células, lo cual también contribuye a detener el sangrado.
    • También viene en forma de gel, el cual puedes aplicar directamente a la herida usando un bastoncillo limpio.
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    Enjuágate con un antiácido y un antihistamínico. Mezcla un poco de difenhidramina (como Benadryl líquido) y un poco del antiácido (como leche de magnesia). Enjuágate la boca con esta mezcla por un minuto y luego escúpela. Puedes hacerlo una o dos veces al día.
    • Los antiácidos controlan los niveles de ácido en la boca, lo cual promueve la curación. Un antihistamínico reduce la inflamación. Las personas llaman a esta combinación de medicamentos “el enjuague bucal milagroso”.[11]
    • Si no te sientes cómodo enjuagándote con esta mezcla, también puedes hacer la solución un poco más densa y aplicarla como una pasta.
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    Usa un enjuague bucal tradicional. El clorhidrato de bencidamina, el gluconato de clorhexidina al 0,12 % o el enjuague bucal estándar son buenas opciones. Pon la cantidad sugerida en tu boca y enjuágala aproximadamente por 15 o 30 segundos. Escupe el líquido. Repite este proceso después de comer. Esto ayudará a mantener la herida limpia de partículas de comida, lo cual también promueve la curación al prevenir las infecciones.[12]

Método 3
Método 3 de 4:
Curar y calmar el dolor

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    Sigue usando la bolsa de hielo o la compresa fría. Coloca algunos cubos de hielo en una bolsa plástica y luego ponla en tu lengua hasta que el dolor disminuya. También puedes envolver la bolsa en una toalla de mano húmeda para un mayor confort. Chupa una paleta helada o toma bebidas frías para sentir alivio, pero nada que sea ácido.
    • Si la herida se vuelve a abrir, esto detendrá el sangrado y reducirá el dolor durante el proceso de curación.
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    Aplica áloe vera. Puedes comprar gel de áloe vera en una farmacia. También puedes cortar una hoja de áloe vera y exprimir un poco de la gelatina del interior. Aplica esta sustancia a la herida por un máximo de 3 veces al día. Para obtener mejores resultados, hazlo después de enjuagarte la boca y antes de ir a dormir por la noche.[13]
    • El áloe vera es un remedio natural de origen vegetal que se ha demostrado que mejora la circulación de la sangre. Además, combate ciertos tipos de bacterias perjudiciales. Solo debes tener cuidado de no tragar el gel directamente.[14]
    • También puedes aplicar el gel a un pedazo de gasa esterilizada y mantenerla en la herida. Esta acción puede proporcionar un efecto de mayor duración al impedir que la saliva diluya el gel.
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    Aplica un gel bucal. Compra un gel anestésico y antiséptico de una farmacia local. Orajel, por ejemplo, viene en un tubo pequeño para una aplicación sencilla. Solo pon un poco del gel en un bastoncillo limpio y aplícalo al área de la herida. Repite esta aplicación 2 o 4 veces al día hasta que la herida se haya curado.
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    Prueba una pasta adhesiva oral. Esta funciona de manera similar a los geles bucales. Pon un poco de la pasta en un bastoncillo y aplícala al lugar de la herida. Puedes usar este método 4 veces al día hasta que la herida se haya curado. También puedes aplicar la pasta directamente a tu dedo.
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    Usa bicarbonato de sodio. Mezcla una cucharadita de bicarbonato de sodio con agua hasta que se forme una pasta suave. Hunde un bastoncillo en la mezcla y aplícala al área de la mordida. El bicarbonato de sodio reduce la producción de ácidos y de bacterias. Es útil para reducir la hinchazón y el dolor inflamatorio.[15]
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    Consume miel. Llena una cucharadita con miel, lámela o deja que gotee sobre el área de la herida. Repite este proceso dos veces al día. La miel cubrirá tu boca y prevendrá la acumulación de bacterias perjudiciales. Para obtener mejores resultados, añade una pizca de cúrcuma a la miel. La cúrcuma es antibacteriana y ayudará a combatir a las bacterias. Además, promueve la curación cuando se combina con propóleo de abeja.[16]
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    Aplica leche de magnesia a la herida. Remoja un bastoncillo en una botella de leche de magnesia. Aplica la medicina al área de la herida. Puedes hacerlo tres o cuatro veces al día. Este método es aún más efectivo cuando se realiza después de un enjuague. La leche de magnesia es un antiácido activo. Hará que el entorno de tu boca sea más hospitalario para las bacterias buenas.[17]

Método 4
Método 4 de 4:
Tomar medidas de precaución

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    Visita a un dentista. Debes visitar a un dentista al menos dos veces al año para un tratamiento de rutina. Si necesitas cuidado adicional debido a problemas de mordidas, tendrás que hacer citas más frecuentes. Algunas personas están especialmente en riesgo de tener lesiones bucales, como las que tienen dientes afilados o las que tienen muchas caries que puedan causar fracturas y dejar bordes afilados. Si es tu caso, el dentista puede recomendarte soluciones posibles.[18]
    • Por ejemplo, si tus dientes no están bien alineados, es probable que te muerdas varias veces. El dentista o el ortodoncista podrá ofrecerte sugerencias preventivas.
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    Comprueba el ajuste de tu dentadura postiza. Asegúrate de que tu dentadura postiza esté bien ceñida a las encías y que no se mueva demasiado. No debe tener bordes afilados. Visita a un dentista para asegurarte de que encaje correctamente si sufre problemas de mordidas.[19]
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    Evita la irritación que producen los aparatos de ortodoncia. Si usas aparatos de ortodoncia, asegúrate de que se ajusten bien a tu boca y de que no se muevan mucho. Consulta con el ortodoncista acerca del nivel de movimiento normal. Esto te ayudará a hacer correcciones y a evitar morderte la lengua. Además, coloca una bola pequeña de cera sobre los brackets afilados que puedan punzar tu lengua.
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    Usa equipo de protección. Si practicas un deporte en el que tu boca pueda estar en riesgo, usa un protector bucal o un casco. Estos dispositivos estabilizarán tu mandíbula en caso de un impacto y reducirán la posibilidad de que te muerdas la lengua o de otras lesiones.[20]
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    Controla la epilepsia de manera segura. Si tienes epilepsia, da instrucciones detalladas a las personas que te rodean. Colocar un objeto en tu boca durante una convulsión puede ocasionar más mal que bien y puede conducir a lesiones de mordidas. En vez de eso, deben llamar por ayuda y ponerte de costado hasta que lleguen los paramédicos.

Consejos

  • Si no hay una reducción del dolor, si no hay progresos en la curación después de una semana, si el lugar de la herida desarrolla un olor extraño o si desarrollas fiebre, consulta con un doctor o con un dentista inmediatamente.[21]
  • Mantén una buena higiene oral. Sigue cepillándote los dientes 3 veces al día con un cepillo de cerdas suaves. Ten cuidado de no irritar el área de la herida.

Advertencias

  • Mastica los alimentos lentamente y no consumas alcohol ni productos del tabaco (como cigarrillos o tabaco masticable), lo cual irritará y retardará el proceso de curación.
  • Evita consumir bebidas muy calientes, alimentos picantes o bebidas ácidas, todo lo cual irrita el área mordida y conduce al malestar.[22]

Acerca de este wikiHow

Alina Lane, DDS
Coescrito por:
Dentista
Este artículo fue coescrito por Alina Lane, DDS. La Dra. Alina Lane es una dentista que dirige All Smiles Dentistry, un consultorio dental de práctica general con sede en la ciudad de Nueva York. Después de completar un doctorado en Ciencias Odontológicas en la Universidad de Maryland, la Dra. Lane completó una pasantía de un año en Implantología en la Universidad de Maryland, donde se centró en la restauración avanzada de implantes dentales. Continuó su educación avanzada al completar una residencia de práctica general en Woodhull Medical Center, una filial de la Facultad de medicina de la NYU. Fue galardonada como residente del Centro Médico Woodhull entre el periodo 2012 y 2013. Este artículo ha sido visto 398 249 veces.
Categorías: Dientes y boca