¿Siempre te quedas mirando por la ventana durante largo tiempo, a pesar de que tienes trabajo que hacer? ¿Buscas información inútil o juegas en Internet cuando sabes que tienes tareas más importantes y urgentes? Podría ser el momento de admitir que tienes la tendencia de dejar las cosas para después. La clave para administrar el tiempo de forma más eficaz es reducir al mínimo las distracciones, concentrarte en las tareas más importantes que debes completar y encontrar una forma confiable de medir tu productividad.

Método 1
Método 1 de 2:
Evitar los hábitos que te hacen perder el tiempo

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    Mantente alejado de Internet. Teniendo acceso a Internet a un clic o a un toque de distancia, no es de extrañarse que constantemente se luche contra el impulso de revisar los diferentes sitios que tienes en tus marcadores. Cuando sabes que tienes que dejar de perder el tiempo y trabajar en algo, evitar entrar en Internet es una forma fácil de evitar posponer las cosas.[1]
    • Si tu fuerza de voluntad por sí sola no puede mantenerte alejado de Internet o peor aún, si el trabajo que tienes que hacer implica usar Internet de todos modos, puedes instalar las herramientas para bloquear sitios para diferentes navegadores. Simplemente enciende la aplicación cuando tengas que mantener la concentración y deja que el programa sea tu fuerza de voluntad.[2]
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    Mantén cerrada tu bandeja de entrada del correo electrónico. Una encuesta realizada a los empleados de Microsoft demostró que dedican un promedio de diez minutos para responder a un correo electrónico y luego quince minutos más para volver a concentrarse en las tareas pendientes.[3] Si realmente necesitas concentrarte en una tarea específica, configura una respuesta automática en tu correo electrónico y evita revisarlo hasta que hayas terminado el trabajo.
    • El mismo principio básico funciona con los mensajes de texto, mensajes instantáneos, notificaciones push, alertas móviles, etc.[4] Estas distracciones te hacen dejar las cosas para después porque suelen sentirse más productivas que otros factores que te hacen perder el tiempo, pero rara vez lo son. Apaga el teléfono por completo cuando puedas si la ansiedad por la separación de la conexión no te sirve también como distracción.
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    Haz todo el trabajo en un solo dispositivo. Pasar de la computadora para trabajar en una hoja de cálculo y luego al teléfono para revisar el correo electrónico y a la tableta para hacer una presentación es la combinación perfecta para el desastre. Cada vez que te cambias de dispositivo, es probable que caigas ante una distracción o dos y luego tengas que volver a concentrarte. Lo más frecuentemente posible, trata de reunir todo lo que necesites en un solo dispositivo durante el período de preparación antes de empezar, para que puedas trabajar y avanzar en el mismo dispositivo.[5]
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    Escribe un horario. La mayoría de la gente odia la idea de mantener un calendario completo, pero no todos los horarios tienen que ser completos. Cuando te dispongas a completar una tarea específica, toma cinco minutos para hacer una lista, un esquema o un horario correspondiente para la tarea.[6] Al darte un plazo manejable, también es más probable que cumplas con el trabajo pendiente.[7]
    • Usar “casillas de tiempo” o segmentos fijos de tiempo para las tareas específicas también las divide en partes más manejables, haciendo que se sienta más fácil involucrarte en una jornada de trabajo abierta.[8] Esta práctica puede funcionar con todo, desde las tareas escolares hasta los trabajos en la oficina o las reparaciones en el hogar.
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    Ve más lento. Suena totalmente contraproducente al manejo del tiempo, pero tratar de trabajar demasiado rápido o hacer varias tareas importantes a la vez puede hacerte perder el tiempo. Algunos estudios han demostrado que solo el 2 % de la gente puede realizar varias tareas a la vez de una forma verdaderamente eficaz y ahorrando tiempo.[9]
    • Ir más lento también te da la oportunidad de asegurarte de completar cada tarea clara y totalmente, haciendo que sea menos probable que tengas que volver y aclarar o corregir errores, lo que podría llevar más tiempo.[10]
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    Apégate a la tarea pendiente. No es ningún secreto que muchos estudiantes universitarios tienen los apartamentos relucientes en la semana antes de los exámenes finales. Con frecuencia, se suelen dejar las cosas para después al asumir otras tareas importantes (aunque no sean sensibles al tiempo), en lugar de la tarea más importante que tenemos que completar. Pasar tiempo en actividades menos importantes también es un paso hacia atrás y una pérdida de tiempo cuando se acercan otras fechas límite o de vencimiento.[11] Reconoce cuando la tarea en la que estás trabajando no es la que debería estar en la parte superior de tu lista.
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    Tómate un tiempo para detenerte. Trabajar sin tener en mente un tiempo para detenerte es una forma segura de consumirte y frustrarte. Sin importar si el tiempo para detenerte es al final de la jornada laboral, cuando tienes una cena programada o algo completamente diferente, tener en mente un tiempo para terminar te ayudará a impedir que trabajes en exceso, lo cual solo hará que disminuyas la calidad del trabajo de todas formas.[12]
    • Aunque estés en medio de una crisis con un trabajo trimestral que debes entregar al día siguiente, programa algunos descansos que te den el tiempo suficiente para recuperarte antes de seguir.

Método 2
Método 2 de 2:
Usar la prueba de repetición

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    Crea una forma de administrar el tiempo para el día. Ahora que en el método 1 tienes una colección de pasos para ayudarte a mantenerte concentrado, la prueba de repetición es una forma excelente de probar con qué eficacia los usas. Empieza por crear una hoja de cálculo o puedes simplemente dibujar un formulario en un pedazo de papel o en una pizarra. Haz una columna con una lista de las horas del día y luego haz una columna más ancha dejando espacio a la derecha de cada hora.[13]
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    Detente al inicio de cada hora. Esta prueba requiere que te tomes un minuto o dos al inicio de cada hora para evaluar la forma en que usaste la hora anterior.[14] Ajusta un temporizador si necesitas asegurarte de detenerte el tiempo suficiente para llenar el formulario.
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    Considera cómo invertiste la hora. Durante el período de evaluación, considera lo que completaste durante la hora anterior. Puede ser cualquier cosa, desde hacer una rutina de ejercicios hasta estudiar para un examen o pasar la hora en frente de la televisión. Sé honesto contigo mismo sobre la forma en que invertiste la hora.
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    Pregúntate si repetirías la hora. Este es el paso por el que la prueba tiene ese nombre. Una vez que hayas evaluado la hora, simplemente pregúntate si la repetirías.[15] Básicamente, la pregunta busca hacer que te preguntes si crees que invertiste la hora de una forma productiva. Es menos probable que repitas la hora si la respuesta es no.
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    Resume la hora y anota tu evaluación en la columna de la derecha. Llevar un registro escrito del día para ver cuántas horas repetirías y cuántas no, también es una herramienta de motivación eficaz. Escribe unas cuantas palabras de lo que hiciste durante la hora en la columna de la derecha junto con tu evaluación de la repetición.[16]
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    Reconoce las partes de tu día sobre las que tienes control. Uno de los inconvenientes de la prueba de repetición es que puedes caer rápidamente en el hábito de juzgar cada hora por su utilidad general. Una clase en la que el instructor no cubre el nuevo material, una reunión de trabajo improductiva y otras partes de tu día pueden empezar a sentirse como pérdidas de tiempo frustrantes en sí.[17] Trata de recordar que a veces no tienes un control completo sobre cada hora del día y que cumplir con una obligación, como estar presente en la reunión improductiva, aún puede ser una parte necesaria de tu día.

Consejos

  • Evalúa de forma honesta tu productividad durante las largas horas de trabajo. A veces, lo mejor que puedes hacer es detenerte para caminar un poco, comer algo o hablar con un amigo durante unos minutos cuando necesitas recargarte después de trabajar duro.

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