Deshidratar tomates es una excelente manera de almacenarlos a largo plazo; una vez deshidratados, retienen gran parte de su sabor y nutrientes. Puedes hacerlo usando un deshidratador, un horno o la luz del sol. A continuación se describe el proceso a seguir para deshidratar tomates usando los métodos mencionados.

Ingredientes

Rinde 340 g (12 oz) de tomates deshidratados

  • 4 a 6 tazas (1 a 1.5 l) de tomates cortados o en rodajas
  • Sal gruesa, al gusto (opcional)
  • Aceite de oliva, al gusto (opcional)
  • Polvo de ajo o cebolla, al gusto (opcional)
  • Pimienta negra molida, al gusto (opcional)
  • Hierbas picadas como orégano, tomillo o perejil, al gusto

Método 1
Método 1 de 3:
Método uno: Usar un deshidratador

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    Si es posible, precalienta el deshidratador. Algunos tienen un termostato, mientras que otros simplemente tienen un interruptor de “encendido/apagado”. Si tu deshidratador tiene un termostato, colócalo a 57 o 60°C (135 a 140°F) y déjalo precalentar mientras preparas los tomates.[1]
    • Si tu deshidratador solo tiene un interruptor de “encendido/apagado”, no necesitas precalentarlo. Simplemente enciéndelo después de colocar los tomates en el artefacto.
    • Para poder monitorear la temperatura durante el proceso si tu deshidratador no tiene un termostato, es una buena idea colocar un termómetro de cocina en la bandeja inferior del deshidratador.
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    Prepara los tomates. Es necesario lavarlos, secarlos, pelarlos, descarozarlos, cortarlos y despepitarlos.
    • Lava los tomates bajo el grifo y sécalos suavemente con papel toalla limpio.
    • Pela los tomates solo si así lo deseas. Haz un corte en forma de “X” en la parte inferior de cada tomate, solo lo suficientemente profundo como para atravesar la cáscara. Blanquéalo en agua hirviendo por 25 a 30 segundos, luego extráelo con una cuchara ranurada y sumérgelo en agua helada. Desprende la cáscara usando los dedos.
    • Utiliza un cuchillo de mondar para extraer el carozo, haciendo un corte en forma cónica desde el extremo del tallo. Además, corta una pequeña sección de la parte inferior.
    • Corta los tomates en pedazos de tamaño adecuado. Los tomates cereza pueden cortarse a la mitad, los tomates italianos (ciruela) en mitades o cuartos y los tomates más grandes en trozos de 6.5 mm (1/4 de pulgada).
    • Despepitar los tomates es opcional. Extrae las semillas con una cuchara, sin sacar la pulpa. Puedes secar el líquido excedente usando papel toalla.
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    Engrasa las bandejas del deshidratador. Rocíalas con una capa delgada de espray para cocinar o frótalas con una pequeña cantidad de aceite de oliva, usando papel toalla limpio.
    • Engrasar las bandejas evitará que los tomates se peguen. Además, el aceite puede añadir sabor a los tomates.
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    Coloca los tomates en las bandejas del deshidratador. Acomoda los trozos de tomate de forma que el lado cortado esté hacia arriba y estén aproximadamente a 1.25 cm (1/2 pulgada) de distancia entre sí.
    • Evita colocar los trozos de tomate de forma que se toquen unos a otros. Eso causará que se deshidraten de forma dispareja.
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    Sazona como desees. La opción más simple es espolvorearlos con sal. Usa tanta como necesites, según tus gustos personales.
    • También puedes espolvorearlos ligeramente con pimienta negra molida, polvo de ajo, polvo de cebolla o una mezcla de hierbas molidas como orégano, perejil y tomillo. Puedes utilizar hierbas frescas o secas.
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    Seca los tomates en el deshidratador. Coloca las bandejas en el deshidratador y sécalos por 8 a 12 horas o hasta que estén más pequeños, ajados y curtidos, pero ya no pegajosos.
    • Mantén entre 2.5 y 5 cm (1 a 2 pulgadas) de distancia entre las bandejas. Así el aire podrá circular de forma que alcance a todos los tomates por igual.
    • Mientras se están deshidratando, revisa los tomates cada hora. Rota las bandejas si notas que algunos se están secando más rápidamente que otros.
    • Si algunos trozos se secan más rápido que otros, retíralos del deshidratador para evitar que se chamusquen o se quemen.
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    Almacénalos. Cuando los tomates estén listos, retíralos del horno y déjalos enfriar completamente, a temperatura ambiente. Empácalos en bolsas para el congelador, bolsas selladas al vacío, recipientes o frascos de plástico, y almacénalos en un lugar fresco, seco y oscuro hasta que quieras consumirlos.
    • Por lo general, los tomates deshidratados, si se conservan en recipientes herméticos a temperaturas frescas, duran entre 6 y 9 meses.[2]

Método 2
Método 2 de 3:
Método dos: Usar un horno

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    Precalienta el horno. La primera parte del proceso consiste en chamuscar los tomates a 218°C (425°F).[3] Primero, precalienta el horno a esa temperatura.
    • Mientras tanto, prepara dos bandejas de horno forrándolas con papel aluminio antiadherente o papel de horno. Si no quieres usar papel aluminio o de horno, también puedes rociar las bandejas con espray de cocina antiadherente, pero usar papel hace que la limpieza posterior sea más fácil.
    • Usa una bandeja de horno con bordes, de forma que el exceso de jugos y líquido que se produce durante el proceso esté contenido y no gotee en tu horno.
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    Prepara los tomates. Es necesario lavarlos, secarlos, descarozarlos y cortarlos. Despepitarlos es opcional.
    • Toma en cuenta que todavía no debes pelar los tomates.
    • Enjuaga los tomates bajo agua fría en el grifo y sécalos suavemente con papel toalla limpio.
    • Con un cuchillo pequeño de mondar, haz un corte de forma cónica en el extremo de tallo, para remover el carozo.
    • Corta los tomates en trozos del tamaño adecuado. Los tomates cereza pueden cortarse a la mitad, los tomates italianos (ciruela) en mitades o cuartos y los tomates más grandes en trozos de 6.5 mm (1/4 de pulgada).
    • Si deseas puedes despepitar los tomates, pero muchos prefieren dejar las semillas y la pulpa, ya que contienen mucho sabor. Si decides retirar las semillas, hazlo con tus dedos o una cuchara y trata de conservar la mayor cantidad posible de pulpa.
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    Coloca los tomates sobre bandejas de horno. Acomódalos sobre las bandejas preparadas con el lado cortado hacia arriba. Colócalos de forma que cada trozo esté aproximadamente a 1.25 cm (1/2 pulgada) de los demás.
    • No apiles los trozos de tomate ni dejes que se toquen. Hacerlo puede provocar que los tomates no se deshidraten uniformemente, lo que ocasiona que alguno se resequen o quemen mientras otros aún están muy húmedos para ser usados.
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    Sazona los tomates como desees. Algunos condimentos populares para los tomates deshidratados son sal, pimienta negra molida, hierbas, polvo de ajo y polvo de cebolla. Espolvorea generosamente los tomates con el condimento de tu elección, o según tu gusto.
    • Si utilizas hierbas, elige opciones como orégano, perejil y tomillo. Puedes usar hierbas secas o frescas.
    • En vez de usar polvo de ajo, puedes esparcir ajo fresco picado sobre los tomates.
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    Rocía con aceite. Vierte un chorro delgado de aceite de olive sobre los tomates, cubriéndolos uniformemente.
    • El aceite de oliva mejora el sabor de los tomates y evita que se cocinen mal.
    • Si estás usando aceite de oliva comprado en la tienda, en su envase original, coloca tu pulgar sobre el pico mientras lo viertes, para poder controlar la cantidad y velocidad del chorro.
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    Voltea los tomates. Usa tus manos o unas pinzas para voltearlos de modo que el lado de la cáscara quede hacia arriba.
    • Esto es importante, pues vas a chamuscar los tomates antes de deshidratarlos por completo. Exponiendo el lado de la cáscara directamente al calor, evitarás que la pulpa se queme demasiado rápido.
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    Ampolla los tomates. Colócalos en el horno precalentado y déjalos ahí por 30 minutos.
    • Cuando la cáscara se haya arrugado y dorado, estarán listos.
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    Escurre y pela los tomates. Retíralos del horno y desecha el exceso de líquido que ha empezado a salir de los tomates. Sosteniéndolos con pinzas, quita la cáscara.
    • Puedes escurrir el líquido inclinando la bandeja y dejándolo caer en un bol, o puedes succionarlo usando una jeringa de cocina.
    • Apenas retires los tomates del horno, debes reducir la temperatura a 150 °C (300 °F). No termines de rostizar los tomates a 220 °C (425 °F).
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    Rostiza los tomates. Vuelve a colocar los tomates en el horno y cocínalos por 3 a 4 horas. Los tomates terminados deben verse secos y tener algunos bordes oscuros.
    • Después de la primera hora de cocción, voltea los tomates de forma que el lado cortado quede hacia arriba.
    • Escurre o extrae el exceso de jugo cada 30 minutos.
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    Almacena. Retira los tomates del horno y déjalos enfriar a temperatura ambiente. Cuando estén listos, puedes colocarlos en una bolsa plástica o contenedor hermético y congelarlos por hasta 3 meses.
    • Una alternativa consiste en colocar los tomates en un bol y cubrirlos con aceite de oliva extra virgen. Envuelve todo el bol en papel film y refrigéralo por hasta 2 meses.

Método 3
Método 3 de 3:
Método tres: Usar el sol

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    Prepara los tomates. Los tomates necesitan ser lavados, secados, descarozados, cortados y despepitados.
    • Antes de empezar, es importante tomar en cuenta que secar tomates al sol solo puede hacerse en climas cálidos y poco húmedos. Completar el proceso toma aproximadamente tres días, así que espera a que el pronóstico del tiempo indique un clima adecuado por al menos ese tiempo.[4]
    • Nota que no debes pelar los tomates.
    • Enjuaga los tomates bajo agua fría en el grifo y sécalos suavemente con papel toalla limpio.
    • Con un cuchillo pequeño de mondar, haz un corte de forma cónica en el extremo de tallo, para remover el carozo.
    • Corta los tomates en dos o más pedazos. Los tomates cereza pueden cortarse a la mitad, los tomates italianos (ciruela) en mitades o cuartos y los tomates más grandes en trozos de 6.5mm (1/4 de pulgada).
    • Para utilizar este método, debes despepitar los tomates. Retira las semillas con tus dedos o una cuchara, tratando de conservar la mayor cantidad posible de pulpa.
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    Coloca los tomates en bandejas. Acomódalos con el lado cortado hacia abajo y a una distancia de aproximadamente 1.25 cm (1/2 pulgada) entre cada trozo.
    • No apiles los trozos de tomate ni dejes que se toquen; hacerlo hará que los tomates se deshidraten desigualmente.
    • Utiliza una bandeja poco profunda, con marco de madera y fondo de malla de nailon. No uses una bandeja con un fondo sólido, pues este limitará la circulación de aire entre los tomates y puede provocar la aparición de moho.
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    Cubre las bandejas. Para proteger los tomates, coloca una malla o estameña holgadamente sobre la bandeja.
    • Esta capa protectora evitará que insectos, pestes de jardín y otras potenciales amenazas dañen tus tomates.
    • Asegúrate de que la capa protectora sea muy porosa y ligera, de modo que suficiente aire y calor puedan atravesarla sin dificultad.
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    Coloca directamente al sol. Coloca la bandeja de tomates en un área que reciba tanta luz solar a lo largo del día como sea posible. Es recomendable colocarla sobre bloques de madera o cemento en vez de hacerlo directamente sobre el suelo.
    • Necesitarás bloques o algún otro objeto que permite que el aire circule a través del fondo de la bandeja. La circulación adecuada de aire es esencial para este método.
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    Voltéalos cuando sea necesario. Los tomates necesitan secarse por aproximadamente tres días. Después del primer día y medio, voltéalos para exponer el lado del corte a la luz solar.
    • Después del atardecer o si el clima se torna muy frío, lluvioso o húmedo, debes colocar las bandejas en un área resguardada.
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    Almacénalos. Cuanto estén listos, los tomates estarán secos pero flexibles. Empácalos en recipientes herméticos, bolsas de plástico resellables o de vacío y consérvalos por 2 a 4 meses en un lugar fresco, seco y oscuro.

Consejos

  • No deshidrates tomates enteros. Si bien algunas variedades pequeñas como el tomate cereza se pueden deshidratar enteras, será imposible monitorear el proceso si no los cortas. Como resultado, podrías terminar almacenando tomates que todavía están frescos y se arruinarán más rápido que los tomates deshidratados.

Cosas que necesitarás

Usar un deshidratador

  • Deshidratador
  • Papel toalla limpio
  • Cuchillo de pelar
  • Cuchillo de cocina
  • Bandejas de deshidratador
  • Espray de cocina
  • Recipientes herméticos

Usar el horno

  • Horno
  • Bandeja de horno con bordes
  • Papel de horno, papel aluminio o espray de cocina
  • Papel toalla limpio
  • Cuchillo de pelar
  • Cuchillo de cocina
  • Pinzas
  • Bol
  • Recipientes herméticos

Usar el sol

  • Papel toalla limpio
  • Cuchillo de pelar
  • Cuchillo de cocina
  • Bandeja con bordes de madera y fondo de malla de nailon
  • Estameña o malla protectora
  • Bloques de madera o cemento
  • Recipientes herméticos

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