Lidiar con un niño que sufre de un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) puede ser muy difícil, pues ellos necesitan utilizar técnicas disciplinarias distintas a las utilizadas con los demás niños. De lo contrario, podrías correr el riesgo de justificar de manera innecesario el comportamiento de tu hijo o ser demasiado estricto al castigarlo; por ello, debes realizar la intrincada labor de equilibrar ambos extremos. Los expertos en el tratamiento de niños con TDAH afirman que disciplinarlos puede ser una tarea desafiante. No obstante, también sugieren que los padres, cuidadores, maestros, etc. que tienen a su cargo a niños que sufren TDAH pueden disciplinarlos si lo hacen con paciencia y constancia.[1]

Parte 1
Parte 1 de 4:
Establecer rutinas y organizaciones

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    Trata las necesidades apremiantes dentro del horario y organización de la familia. Los niños con TDAH tienen grandes dificultades para planificar, pensar en los procedimientos, manejar el tiempo, así como otras habilidades cotidianas. Un sistema organizacional sólidamente estructurado será imprescindible para la vida diaria de tu familia. En otras palabras, crear un rutina puede evitar la necesidad ejercer disciplina en primer lugar debido a que tu hijo tendrá menos probabilidades de comportarse mal.
    • Muchas de las acciones del niño pueden tener su origen en una falta de organización que conduce a un caos total. Por ejemplo, algunos de los problemas más grandes entre un niño con TDAH y sus padres están relacionados con los quehaceres simples, la limpieza de su habitación y la realización de las tareas. Es posible evitar estos conflictos si el niño está rodeado de una estructura y organización sólidas que desarrollen buenos hábitos y que sirvan como base de su capacidad para alcanzar el éxito.
    • Por lo general, esto incluye cosas tales como las rutinas matutinas, la hora para la tarea, la hora de dormir, así como cosas como videojuegos que pueda jugar.
    • Asegúrate de dejar en claro las expectativas. Algo como “Limpia tu habitación” es vago, y un niño con TDAH podría confundirse con respecto a por dónde empezar y cómo continuar antes de perder la concentración. Probablemente sea mejor dividir la tarea en partes cortas y específicas, como “Recoge los juguetes”, “Aspira la alfombra”, “Limpia la jaula del hámster”, “Pon la ropa en el clóset”.
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    Establece rutinas y reglas claras. Asegúrate de tener una serie de reglas y expectativas claras para toda tu familia y tu hogar. Es poco probable que los niños con TDAH capten las sutilezas. Comunica tus expectativas con claridad y lo que tu hijo debe hacer a diario.
    • Por ejemplo, una vez que hayas elaborado la rutina del hogar para la semana de trabajo, establece un horario en la habitación de tu hijo. Puedes utilizar una pizarra blanca y hacerla divertida al emplear colores, pegatinas y otras decoraciones. Explica y señala todo en el horario para que tu hijo pueda entenderlo de diferentes maneras.
    • Establece rutinas para todos los tipos de labores diarias, entre las que se incluyen las tareas de la escuela, las cuales tienden a ser un gran problema para la mayoría de los niños con TDAH. Asegúrate de que tu hijo anote su tarea todos los días en una agenda y de que tenga un momento y un lugar regular para hacerla. También asegúrate de revisar su tarea antes de que empiece y cuando la termine.[2]
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    Divide las tareas grandes en partes pequeñas. Los padres deben entender que la desorganización que generalmente acompaña a los niños con TDAH normalmente es el resultado de sentirse visualmente abrumados.[3] Como resultado, el niño con TDAH necesita que los grandes proyectos, como limpiar su habitación o doblar y guardar la ropa limpia, estén divididos en muchas tareas pequeñas, dadas una a la vez.
    • Por ejemplo, en el caso de la ropa, pídele a tu hijo que empiece buscando todos sus calcetines y que luego los guarde. Puedes convertirlo en un juego al reproducir un CD y desafiarlo a completar la tarea de encontrar todos los calcetines y ponerlos en el cajón apropiado para cuando termine la primera canción. Una vez que cumpla su tarea y lo halagues por terminarla correctamente, puedes pedirle que haga lo mismo con su ropa interior, sus pijamas, etc. hasta que complete todas las tareas.
    • Dividir el proyecto en partes más pequeñas repartidas dentro de un plazo no solo evita un mal comportamiento producto de la frustración sino que también les da a los padres muchas oportunidades para proporcionar una retroalimentación positiva mientras se les da a los niños muchas oportunidades para experimentar el éxito. Mientras más éxito se experimente y se recompense, más comenzará un niño a identificarse como exitoso, lo que mejorará considerablemente su autoestima y le ayudará a ser más exitoso en el futuro. Después de todo, ¡el éxito produce más éxito![4]
    • Es posible que aún necesites guiar las rutinas de tu hijo. El TDAH dificulta la concentración y la capacidad para realizar tareas aburridas. Eso no significa que el niño deba desentenderse de los quehaceres. No obstante, esperar que pueda realizarlos de manera independiente podría ser algo realista o irreal, dependiendo en gran medida del niño. Es mejor trabajar juntos en dichas tareas de una manera tolerante y convertirlas en una experiencia positiva en lugar de esperar demasiado y convertir la acción en un motivo de frustración y discusiones.
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    Organízate. Establecer rutinas fomenta hábitos que durarán toda la vida, pero también es necesario que haya un buen sistema organizacional que apoye dichas rutinas. Ayuda a tu hijo a que organice su habitación. Recuerda que los niños que padecen TDAH se sienten abrumados porque observan todo a la vez, así que mientras más puedan categorizar sus cosas, más fácil les será lidiar con esa gran cantidad de estímulos.[5] [6]
    • Los niños con TDAH tienen una buena capacidad para almacenar cubos, estantes, ganchos de pared y similares con la finalidad de poder separar los objetos en categorías y minimizar el hacinamiento.[7] [8]
    • Los códigos de colores, las imágenes y las etiquetas para estantes también ayudan a minimizar el estrés visual. Recuerda que los niños con TDAH se sienten abrumados porque se dan cuenta de todo al mismo tiempo, así que mientras más puedan organizar sus pertenencias, más sencillo les será lidiar con esa gran cantidad de estímulos.[9] [10]
    • Ordena las cosas. Además de la organización en general, elimina las "cosas" que distraigan a tu hijo ayudará a hacer que el ambiente sea más relajado. Esto no significa necesariamente dejar la habitación vacía. Sino que significa que te deshagas de los juguetes que ya no son apropiados para su edad, la ropa que ya no se pone, limpiar los estantes que no tengan gran atractivo para el niño puede ser de mucha ayuda para hacer que el ambiente sea más armonioso.
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    Atrae la atención de tu hijo. Como adulto, debes estar seguro de que tu hijo te presta atención antes de hacer alguna petición, dar alguna directiva u ordenar algo. Si no te está escuchando, no llegarán a ningún lado. Una vez que empiece a realizar la tarea, no lo distraigas de la labor al darle órdenes adicionales o al entablar una conversación que desvíe su atención.[11]
    • Asegúrate de que tu hijo te observe y que haya contacto visual entre ustedes dos. Si bien esto no garantiza la total atención, es más probable que tu mensaje llegue a él.
    • Las conversaciones airadas, frustradas o negativas son ignoradas en cierto modo. Por lo general, este es un mecanismo de defensa. Los niños con TDAH tienden a recibir críticas por algo que no pueden controlar en realidad. Por ejemplo, los gritos podrían no captar la atención de tu hijo.
    • Los niños con TDAH reaccionan bien a las cosas divertidas, inesperadas y extravagantes. Lanzarle una pelota generalmente llamará su atención, sobre todo si lo haces de un lado a otro un poco antes de hacerle la pregunta. Decirle algo como “toc toc” y luego hacer una broma podría ser de utilidad. Un patrón de llamada y respuesta o un aplauso también podrían funcionar. Estos son métodos lúdicos que generalmente surten efecto al llamar la atención.
    • Los niños con TDAH tienen problemas de concentración, así que cuando se concentran en algo, es necesario darles la mejor oportunidad para que se mantengan así al no interrumpirlos o distraerlos de la tarea que realizan.
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    Haz que tu hijo se involucre en actividades físicas. Los niños con TDAH funcionan mucho mejor cuando utilizan sus cuerpos en diferentes actividades físicas que los ayudan a obtener la estimulación cerebral que ansían.
    • Los niños con TDAH deben realizar algún tipo de actividad física al menos de 3 a 4 días a la semana. Las mejores alternativas son artes marciales, natación, baile, gimnasia y otros deportes que emplean una variedad de movimientos corporales.
    • Incluso puedes hacer que tu hijo realice una actividad física durante los días en que no practique deportes, como columpiarse, montar bicicleta, jugar en el parque, etc.
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Parte 2
Parte 2 de 4:
Adoptar un método positivo

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    Proporciona una retroalimentación positiva. Puedes empezar con recompensas tangibles (pegatinas, paletas heladas, juguetes pequeños) por cada éxito. Con el tiempo, puedes disminuir las recompensas a halagos esporádicos (al decirle “¡Buen trabajo!” o darle un abrazo) pero seguir brindándole una retroalimentación positiva después de que tu hijo haya desarrollado buenos hábitos que produzcan éxitos regulares.[12] [13]
    • Hacer que tu hijo se siente bien por lo que hace es una estrategia clave para evitar la necesidad de disciplinarlo en primer lugar.
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    Actúa de manera racional. Utiliza un tono de voz bajo y firme cuando necesites disciplinar a tu hijo. Con una voz firme pero sin emociones, di la menor cantidad de palabras posible cuando des instrucciones. Cuanto más digas, menos recordará.
    • Un experto les recuerda a los padres la siguiente frase “Actúen, ¡no cotorreen!”. Sermonear a un niño con TDAH no tiene sentido, mientras que las consecuencias fuertes lo dicen todo.[14]
    • Evita reaccionar de manera emocional ante el comportamiento del niño. Si te molestas o gritas, podrías aumentar la ansiedad del niño y fomentar su creencia de que es un niño malo que nunca hace nada bien. Asimismo, también lo incitas a que sienta al control de la situación debido a tu pérdida de compostura.[15]
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    Aborda directamente el comportamiento del niño. Los niños con TDAH necesitan más disciplina que los niños promedio y no menos. Si bien podría ser tentador tener una mayor flexibilidad con tu hijo debido a la condición que padece, hacerlo solo aumentará la probabilidad de que siga comportándose de la misma manera.
    • Al igual que con la mayoría de las cosas en la vida, si lo ignoras, aumentará y empeorará. Por lo tanto, tu mejor alternativa es lidiar inmediatamente con el comportamiento problemático la primera vez que se produzca. Ejerce la disciplina inmediatamente después de que se produzca el comportamiento de modo que tu hijo pueda relacionar su conducta con el acto disciplinario y con tu respuesta. De esta manera, aprenderá con el tiempo que este comportamiento tiene consecuencias y con suerte dejará de actuar de esa forma.
    • Los niños con TDAH son impulsivos y no consideran las consecuencias de sus acciones. A menudo, ni siquiera se dan cuenta de que han hecho algo malo. El ciclo es tal que si no hay ninguna consecuencia, este problema empeorará. Por lo tanto, necesitan que los adultos los ayuden a notar esos detalles para aprender lo incorrecto de su comportamiento y las consecuencias potenciales de continuar con el mismo.
    • Acepta el hecho de que los niños con TDAH simplemente necesitarán más paciencia, orientación y práctica. Si comparas a un niño que sufre TDAH con uno “normal”, probablemente te frustres demasiado. Deberás dedicar más tiempo, energía y tolerancia al cuidado de este tipo de niños. Deja de comparar a tu hijo con otros niños “más fáciles” de criar. Esto es fundamental para lograr interacciones y resultados más positivos y, por ende, más productivos.
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    Brinda un refuerzo positivo. Los padres logran mejores resultados con sus hijos que sufren TDAH al recompensar el buen comportamiento con una mayor frecuencia que al castigar el malo. Halaga sus aciertos en lugar de criticar sus errores.[16]
    • Muchos padres han tenido más éxito en cambiar el mal comportamiento de sus hijos (p.ej. malos modales en la mesa a la hora de comer) al enfocarse en alentarlos de manera positiva y elogiarlos cuando hacen algo bien. En lugar de criticar la manera en que tu hijo se sienta en la mesa o habla con la boca llena, procura halagarlo cuando utilice los utensilios de manera correcta y cuando sea un buen oyente. Esto le ayudará a prestar más atención a lo que hace con la finalidad de recibir elogios.
    • Presta atención a la proporción entre retroalimentación positiva y negativa. Asegúrate de que tu hijo reciba más comentarios positivos que negativos. Es posible que a veces debas salir de tu actitud habitual para “reconocer su buen comportamiento”, pero los beneficios de elogiar más que castigar serán incalculables.[17]
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    Desarrolla un sistema de refuerzo positivo. Existen muchos trucos para inspirar un mejor comportamiento; a menudo una recompensa funciona mejor que las amenazas. Por ejemplo, si tu hijo está vestido y en la cocina listo para desayunar a una hora determinada, podrá escoger gofres en lugar de cereal. Brindar alternativas es una buena manera de reforzar de manera positiva el buen comportamiento de tu hijo.
    • Considera la posibilidad de establecer un sistema de comportamiento positivo que le permita a tu hijo a aprender algunos privilegios, como una bonificación en su mesada, un paseo especial o algo similar. Del mismo modo, el mal comportamiento provoca la pérdida de puntos, los cuales pueden volver a ganarse al realizar quehaceres adicionales u otras actividades similares.[18]
    • Un sistema de puntuación puede darles a los niños la motivación que necesitan para obedecer. Si tu hijo no está motivado a ordenar sus juguetes antes de irse a dormir, saber que ganará puntos para obtener un privilegio puede ser todo el incentivo que necesita para obedecer. La mejor parte de este plan es que los padres ya no son los malos cuando los niños no obtienen privilegios, pues estos últimos son dueños de sus destinos y tienen la responsabilidad de sus decisiones.
    • Ten en cuenta que los niños tienen un mayor éxito con un sistema de puntos cuando se especifica claramente por medio de una lista de verificación, un horario y plazos límite.[19] [20]
    • Ten en cuenta que las listas de verificación y los horarios tienen límites. El TDAH hace que incluso los niños motivados tengan dificultades para mantenerse concentrados en la tarea. Si las expectativas son demasiado altas o no son adecuadas, es posible que el niño no logre ningún éxito, lo que invalidaría el sistema.
      • Por ejemplo: un niño tiene dificultades para completar un ensayo y simplemente le dedica tanto tiempo a eso que sobrepasa la fecha límite para practicar con el violín podría encontrarse en un terrible aprieto.
      • Otro ejemplo: un niño tiene un gran problema con una lista de comportamiento y nunca recibe suficientes estrellas doradas como para obtener un premio. Sin el refuerzo positivo, se comportará mal en lugar “creer” en el sistema.
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    Procura plantear todo en términos positivos en lugar de negativos. En lugar de decirle a tu hijo que no siga con un mal comportamiento, dile lo que debe hacer. Por lo general, los niños con TDAH no serán capaces de pensar inmediatamente en un buen comportamiento con el cual reemplazar el malo, así que les será difícil dejar de hacerlo. Como guía, tu trabajo es recordarle cuál es el comportamiento correcto. Asimismo, tu hijo podría no escuchar completamente el “no” en tu oración, así que es posible que no entienda correctamente lo que dices. Por ejemplo::
    • En lugar de decir “Deja de saltar en el sofá” di “Sentémonos en el sofá”.
    • En lugar de decir “Deja de jalarle la cola al gato” di “Toca al gato con cuidado”.
    • En lugar de decir “Deja de levantarte de la mesa” di “Es hora de comer”.
    • Enfocarse en las tareas positivas también tiene buenos resultados cuando se elabora las reglas familiares. En lugar de decir “No juegos de pelota en la casa”, di “Las pelotas son para jugar al aire libre”. Podrías obtener mejores resultados al decir “Camina despacio por la sala” en lugar de decir “¡No corras!”.[21]
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    Evita prestarle demasiada atención al mal comportamiento. Recuerda que la atención (buena o mala) es una recompensa para los niños con TDAH. Por lo tanto, deberás prestarle mucha atención a tu hijo cada vez que se comporte de manera correcta, pero limítala dicha atención cuando se porte mal, pues podría interpretarlo como una recompensa.[22]
    • Por ejemplo, si tu hija se levanta de la cama para jugar durante la noche, llévala de vuelta a la cama de manera silenciosa pero firme sin abrazarla ni prestarle atención. Siéntete libre de confiscar los juguetes, pero no discutas al respecto en ese momento o tu hija sentirá que la recompensas con tu atención o que las reglas son debatibles. Si realizas esta acción de manera constante, dicho comportamiento deberá desaparecer con el tiempo.
    • Si tu hijo está cortando su libro para colorear, simplemente quítale las tijeras y el libro. Una frase simple como “Cortamos papel, no libros” es todo lo que se necesita.
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Parte 3
Parte 3 de 4:
Establecer las consecuencias y la constancia

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    Sé la autoridad, pues eres el adulto. No permitas que tu hijo sea quien tome las decisiones. El padre debe ser el que tenga el control, pero con mucha frecuencia, la persistencia del niño derribará la voluntad de los padres.[23]
    • Por ejemplo, supongamos que tu hijo te pide un refresco de cola cinco o seis veces en tres minutos, siempre cuando estás hablando por teléfono, ocupándote de otro bebé o tratando de preparar la cena. A veces es tentador (y, de hecho, más sencillo) ceder y decir “Está bien, te lo daré, ¡pero déjame en paz!”. Sin embargo, el mensaje que le envías es que la persistencia dará buenos frutos y que tu hijo es quien tiene el control, no tú.
    • Los niños con TDAH no presentan buenos resultados con la disciplina permisiva. Estos niños necesitan una orientación y límites firmes y cariñosos. Las discusiones prolongadas sobre las reglas y las reglas por que las imponemos no surtirán efecto. Al principio, algunos padres se sienten incómodos con este método. Sin embargo, mantener las reglas firmes, constantes y tolerantes no es algo severo o cruel.
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    Asegúrate de que hayan consecuencias por el mal comportamiento. La regla principal es que la disciplina debe ser constante, inmediata y fuerte. Cualquier castigo debe reflejar el mal comportamiento.[24]
    • No envíes a tu hijo a su habitación como forma de castigo. La mayoría de los niños que padecen TDAH se distraerán fácilmente con sus juguetes y pertenencias, llegando a pasar un momento maravillo, por lo que el “castigo” se convertirá en una recompensa. Asimismo, enviar a tu hijo a su habitación generalmente se aleja o no se relaciona con la falta en específico, y él tendrá dificultades para relacionar su comportamiento con el castigo para aprender a no repetirlo en el futuro.
    • Las consecuencias también deben ser inmediatas. Por ejemplo, si a un niño se le dice que es momento de guardar la bicicleta y entrar a la casa pero sigue manejando, no le digas que no podrá hacerlo el día siguiente. Las consecuencias retrasadas tienen muy poco significado o ninguno en lo absoluto para un niño con TDAH, pues tiende a vivir en el presente y lo que ocurrió el día anterior no tendrá un significado real hoy. Como resultado, este método probablemente terminará en un golpe al día siguiente, cuando la consecuencia se imponga y el niño en realidad no haya comprendido lo que debe hacer. En lugar de eso, confisca la bicicleta y explícale que discutirás los términos necesarios para recuperarla en otro momento.
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    Sé constante. Los padres tendrán mejores resultados en lo relativo al comportamiento si son constantes en sus respuestas. Por ejemplo, si empleas el sistema de puntos, sé razonable y constante al dar y quitar puntos. Evita las acciones arbitrarias, en especial cuando estés molesto. Tu hijos solo aprenderán a comportarse adecuadamente con el tiempo y con un aprendizaje y refuerzo prolongado.[25] [26]
    • Siempre cumple con tus afirmaciones o amenazas. No des demasiadas advertencias o hagas amenazas vacías. Si das muchas oportunidades o advertencias, haz que cada una tenga un nivel de consecuencia con la final, la segunda o la tercera, junto con el castigo o la disciplina prometida. De lo contrario, tu hijo te pondrá a prueba cada vez para ver cuántas oportunidades le darás esta vez.
    • Es necesario asegurarse de que ambos padres estén de acuerdo con este plan disciplinario. Para poder cambiar el comportamiento, el niño necesita obtener la misma respuesta de ambos padres.[27]
    • Al ser constante, el niño sabrá qué esperar cuando se comporte mal sin importar el lugar. En ocasiones, los padres tienen miedo de castigar a sus hijos en público, temerosos de que los demás perciban la situación, pero es importante demostrar que el mal comportamiento en particular tiene consecuencias sin importar dónde se encuentre tu hijo.
    • Coordina con la escuela, la guardería o la escuela dominical de tu hijo para asegurarte de que en todos esos lugares se empleen consecuencias constantes, inmediatas y sólidas. No querrás que tu hijo reciba mensajes contradictorios.
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    Evita iniciar un debate con tu hijo. Evita involucrarte en una discusión con tu hijo o carecer de carácter al momento de tomar alguna medida.[28] [29] Tu hijo necesita saber que eres el jefe y eso es todo, punto final.
    • El momento en que te involucres en una discusión o parezcas flaquear, el mensaje que envíes será de que tratas al niño como un igual que tiene la oportunidad de salir victorioso. De esta manera, en la mente del niño existe una razón para seguir insistiendo y discutiendo contigo.
    • Siempre sé específico en tus instrucciones y mantente firme al señalar que deben respetarse.
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    Establece un sistema de tiempo fuera. Un tiempo fuera puede darle a tu hijo la oportunidad para tranquilizarse en su propio tiempo. En lugar de enfrentarse entre sí y ver quién llega a enojarse más, designa un lugar donde el niño pueda quedarse parado o sentado hasta que se calme y esté listo para hablar del problema. No lo sermonees mientras se encuentra ahí, y dale su tiempo y espacio para que ponga las cosas bajo control. Deja en claro que el tiempo fuera no es un castigo sino una oportunidad para comenzar de nuevo.[30]
    • El tiempo fuera es un castigo eficaz para un niño con TDAH. Se le puede aplicar inmediatamente para ayudar al niño a ver la conexión con sus acciones. Los niños con TDAH detestan quedarse quietos y en silencio, así que es una respuesta muy eficaz ante un mal comportamiento.
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    Aprende a anticipar los problemas y planifica con anticipación. Habla con tu hijo acerca de tus preocupaciones y solucionen los problemas juntos para planificar el éxito. Esto es especialmente útil para poder controlar a tu hijo en público. Trabajen en conjunto para decidir las recompensas y consecuencias que se aplicarán a la situación y luego pídele a tu hijo que repita el plan en voz alta.[31] [32]
    • Por ejemplo, si tu familia sale a cenar, la recompensa para el buen comportamiento podría ser el privilegio de ordenar un poster, mientras que la consecuencia podría ser tener que ir directamente a la cama al volver a casa. Si el comportamiento comienza a deteriorarse en el restaurante, un recordatorio sutil (“¿Qué recompensa tiene el buen comportamiento esta noche?”) seguido de un segundo comentario más severo si es necesario (“¿Necesitas ir a la cama temprano esta noche?”) debería encarrilar nuevamente a tu hijo.
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    Perdona con rapidez. Siempre recuérdale a tu hijo que lo amas sin importar nada y que es un buen niño, pero que sus acciones tienen consecuencias.
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Parte 4
Parte 4 de 4:
Comprender y lidiar con el TDAH

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    Entiende cómo se diferencian los niños con TDAH. Los niños con TDAH pueden ser desafiantes, agresivos, reacios a la disciplina, anárquicos, extremadamente emocionales, apasionados y carentes de inhibiciones. Si bien por mucho tiempo los médicos asumieron que estos niños eran víctimas de malos padres, a principios del siglo veinte los investigadores comenzaron a señalar al cerebro como la causa del TDAH.[33]
    • Los científicos que estudian la estructura cerebral de los niños que padecen TDAH informan que algunas partes de sus cerebros son más pequeñas de lo normal. Una de ellas son los ganglios basales, los cuales regulan el movimiento muscular, indican a los músculos cuándo son necesarios para realizar una actividad determinada y cuándo deben descansar. Para la mayoría de nosotros, cuando estamos sentados, las manos y los pies no necesitan moverse, pero los ganglios basales menos eficaces en un niño con TDAH no son capaces de inhibir la actividad excesiva, de modo que sentarse es aún más difícil para él.[34]
    • En otras palabras, los niños con TDAH carecen de estimulación en el interior de sus cerebros y tienen un control de los impulsos deficiente, de modo que les será más difícil “comportarse” para obtener esa estimulación necesaria.[35]
    • Una vez que los padres se den cuenta de que su hijo simplemente no es obstinado o desconsiderado, y que su cerebro solo procesa las cosas de manera diferente a causa del TDAH, a menudo les será más sencillo lidiar con esos comportamientos. La nueva comprensión y compasión brindan más paciencia y voluntad para reestructurar la manera en la que lidian con su hijo.[36]
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    Entiende las otras razones por las que un niño con TDAH podría tener un mal comportamiento. Existen otros factores que podrían agravar los problemas que enfrentan los padres de niños con un diagnóstico de TDAH, pues a menudo este trastorno se presenta en conjunto con otros.
    • Por ejemplo, alrededor del 20 % de las personas que padecen TDAH también tienen trastornos bipolares o depresivos, mientras que más del 33 % sufren un trastorno de conducta o un trastorno de oposición desafiante.[37] Muchos niños con TDAH también tienen problemas de aprendizaje o de ansiedad.[38]
    • Los trastornos o problemas adicionales al TDAH pueden hacer que el trabajo de disciplinar a tu hijo sea más difícil. Esto es especialmente importante si existen múltiples medicamentos con una variedad de efectos secundarios potenciales que hay que tomar en cuenta cuando se trata de controlar el comportamiento de tu hijo.
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    Evita frustrarte por que tu hijo no se comporte “con normalidad”. No existe una medida real de lo que es normal, y el concepto de “comportamiento normal” es relativo y subjetivo. El TDAH es una discapacidad y tu hijo necesitará recordatorios adicionales y diversos tipos de adaptaciones.[39] . No obstante, esto no es diferente del hecho de que alguien con una visión menos perfecta necesite anteojos y que aquellas personas con una audición menos perfecta necesiten audífonos.
    • El TDAH de tu hijo es su propia versión de “normalidad”. ¡Es un trastorno con el que se puede lidiar de manera eficaz y tu hijo puede llevar una vida feliz y saludable!
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Consejos

  • La clave para una vida de éxito al momento de lidiar con un niño que padece TDAH es establecer una infraestructura sólida en su vida que incluya la compasión, el entendimiento y el perdón, muestras de amor por tu hijo independientemente de su comportamiento, incentivos fuertes para seguir las reglas, el establecimiento de programas organizacionales que fomenten el funcionamiento cerebral de tu hijo y la aplicación de consecuencias constantes, inmediatas y fuertes cada vez que se produzca un mal comportamiento.
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Referencias

  1. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  2. Putting On The Brakes: Young People’s Guide to Understanding Attention Deficit Hyperactivity Disorder (ADHD) por Patricia O. Quinn y Judith M. Stern (1991).
  3. Why Is My Child’s ADHD Not Better Yet? Recognizing The Undiagnosed Secondary Conditions That May Be Affecting Your Child’s Treatment por David Gottlieb, Thomas Shoaf y Risa Graff (2006).
  4. Organize Your ADD/ADHD Child: A Practical Guide For Parents por Cheryl R. Carter (2011).
  5. Putting On The Brakes: Young People’s Guide to Understanding Attention Deficit Hyperactivity Disorder (ADHD) por Patricia O. Quinn y Judith M. Stern (1991).
  6. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  7. Putting On The Brakes: Young People’s Guide to Understanding Attention Deficit Hyperactivity Disorder (ADHD) por Patricia O. Quinn y Judith M. Stern (1991).
  8. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  9. Putting On The Brakes: Young People’s Guide to Understanding Attention Deficit Hyperactivity Disorder (ADHD) por Patricia O. Quinn y Judith M. Stern (1991).
  1. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  2. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  3. Organize Your ADD/ADHD Child: A Practical Guide For Parents por Cheryl R. Carter (2011).
  4. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  5. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  6. Dr. Larry’s Silver’s Advice to Parents on ADHD por Larry N. Silver (1999).
  7. Dr. Larry’s Silver’s Advice to Parents on ADHD por Larry N. Silver (1999)
  8. Dr. Larry’s Silver’s Advice to Parents on ADHD por Larry N. Silver (1999)
  9. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  10. Organize Your ADD/ADHD Child: A Practical Guide For Parents por Cheryl R. Carter (2011).
  11. Why Is My Child’s ADHD Not Better Yet? Recognizing The Undiagnosed Secondary Conditions That May Be Affecting Your Child’s Treatment por David Gottlieb, Thomas Shoaf y Risa Graff (2006).
  12. Organize Your ADD/ADHD Child: A Practical Guide For Parents por Cheryl R. Carter (2011).
  13. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  14. Dr. Larry’s Silver’s Advice to Parents on ADHD por Larry N. Silver (1999).
  15. Dr. Larry’s Silver’s Advice to Parents on ADHD por Larry N. Silver (1999).
  16. Dr. Larry’s Silver’s Advice to Parents on ADHD por Larry N. Silver (1999)
  17. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  18. Dr. Larry’s Silver’s Advice to Parents on ADHD por Larry N. Silver (1999).
  19. Organize Your ADD/ADHD Child: A Practical Guide For Parents por Cheryl R. Carter (2011).
  20. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  21. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  22. Taking Charge of ADHD: The Complete, Authoritative Guide For Parents por Russell A. Barkley (2005).
  23. Why Is My Child’s ADHD Not Better Yet? Recognizing The Undiagnosed Secondary Conditions That May Be Affecting Your Child’s Treatment por David Gottlieb, Thomas Shoaf y Risa Graff (2006)
  24. The ADHD Update: Understanding Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder por Alvin y Virginia Silverstein, y Laura Silverstein Nunn (2008)
  25. Why Is My Child’s ADHD Not Better Yet? Recognizing The Undiagnosed Secondary Conditions That May Be Affecting Your Child’s Treatment por David Gottlieb, Thomas Shoaf y Risa Graff (2006).
  26. 2. The ADHD Update: Understanding Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder por Alvin y Virginia Silverstein, y Laura Silverstein Nunn (2008).
  27. Brainstorms: Understanding and Treating the Emotional Storms of Attention Deficit Hyperactivity Disorder from Childhood Through Adulthood por H. Joseph Horacek, Jr. (1998).
  28. Why Is My Child’s ADHD Not Better Yet? Recognizing The Undiagnosed Secondary Conditions That May Be Affecting Your Child’s Treatment por David Gottlieb, Thomas Shoaf y Risa Graff (2006).
  29. The ADHD Update: Understanding Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder por Alvin y Virginia Silverstein, y Laura Silverstein Nunn (2008).
  30. Brainstorms: Understanding and Treating the Emotional Storms of Attention Deficit Hyperactivity Disorder from Childhood Through Adulthood por H. Joseph Horacek, Jr. (1998).

Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011. Este artículo ha sido visto 70 447 veces.
Categorías: Hijos | Discapacidades
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