Tener una discapacidad puede ser realmente difícil, pero hay muchas maneras de aceptar tu circunstancia. En este artículo, aprenderás cómo lidiar con el hecho de tener una discapacidad.

Pasos

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    Organízate adecuadamente. Mantener tu habitación, cuerpo y estilo de vida limpios y organizados realmente puede disminuir tu nivel de estrés y ayudarte a tener más confianza. Busca ayuda para las tareas domésticas que no puedes hacer por ti mismo. Si no puedes asearte, lavar tu propia ropa o preparar tus propias comidas, todavía existen varias opciones:
    • Pídele ayuda a tu familia. Si tienes miembros de tu familia que están dispuestos a ayudarte, esta suele ser la mejor opción. Sin embargo, no dejes que la dependencia real atraiga la codependencia. Algunas veces, el riesgo de recibir ayuda de la familia recae en las relaciones familiares poco saludables, sobre todo cuando se comportan de manera abusiva o condescendiente. Evalúa tus relaciones familiares y si parece que estas interacciones te perjudican, busca otras alternativas de ayuda.
    • Una segunda opción es pedirles ayuda tus amigos y ser recíproco con las cosas que puedes hacer. Si no puedes moverte, pero eres bueno creando páginas web o enlistando artículos de subastas en línea, quizás puedas intercambiar ese trabajo en el sitio web de un amigo o enlistar sus artículos para vender, a cambio de ayuda con los quehaceres del hogar. Naturalmente, no continúes brindado tu ayuda si no es recíproco. Tu tiempo y esfuerzo son tan valiosos como los de las personas con discapacidad.
    • Una opción confiable, si la tienes, es buscar recursos locales para la residencia con discapacidad. Algunas ciudades, países, programas de hospitales, etc. tienen ya sea organizaciones benéficas o programas gubernamentales que ayudan a las personas con discapacidad a cumplir sus necesidades de cuidado personal. Es posible que te asignen un asistente personal a quien le paguen por ayudarte con los recados, pasar tiempo contigo o llevarte a lugares si no puedes hacer estas cosas por tu cuenta. Busca en línea y llama a los hospitales, las clínicas y las oficinas gubernamentales de tu localidad en busca de números de contacto. No te rindas al pensar que no te ofrecen nada. No sabes los recursos que tienes hasta que los hayas comprobado.
    • Considera mudarte a una nueva ciudad o área con mejores recursos hechos para ayudar a las personas con discapacidades que viven de manera independiente. Tienes el derecho de vivir en un ambiente cómodo y limpio, y recibir ayuda para tener un cuerpo limpio si no puedes asearte por tu cuenta. No es tu culpa que no puedas hacer estas cosas por tu cuenta. Tu discapacidad no es un defecto.
    • Acepta la ayuda con gracia y busca activamente mejores alternativas si las personas que te ayudan son condescendientes, crueles o abusivas. Esto es importante a largo plazo. Lo que es aceptable en una emergencia podría ser mejor que nada, pero no permitas quedar atrapado en una mala situación. Busca líneas de ayuda y asistencia externa de agencias estatales, provinciales, regionales, federales o nacionales, y organizaciones benéficas si te encuentras en una mala situación y necesitas ayuda para salir de ella.
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    Ejercítate con frecuencia. Ejercítate todo lo que puedas de cualquier manera posible. Si estás en una silla de ruedas, consulta con un médico acerca de las opciones de ejercicio para ti, ya que hay muchas. Si no puedes hacer ejercicio, haz todo el ejercicio mental que puedas.
    • No te sientas avergonzado si no puedes hacer ejercicio como lo hacen las demás personas. Los ejercicios están diseñados para las personas con cuerpos estándar y un conjunto completo de habilidades normales. No midas tu progreso en comparación con el de las demás personas. Juzga tu progreso de manera realista en comparación con tus propios esfuerzo y resultados pasados. Detente si te duele, sobre todo si tienes una lesión en la espalda, rodillas y cualquier otra afección que pueda causar lesiones deportivas.
    • Recuerda que las Olimpiadas Especiales tienen razón: todos son ganadores. Si puedes hacer cualquier ejercicio o alguna mejora en tu función física, has ganado algo. Tu esfuerzo cuenta mucho más de lo que contaría para alguien capacitado. No esperes que tus resultados sean los mismos que los de una persona con capacidad y que decide cambiar un estilo de vida sedentario.
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    Sé educado y mantén la calma con las personas ofensivas. Incluso si alguien se burla de ti, siempre hay maneras de cambiar la situación. Cuando alguien se burle de ti, mantén tu dignidad. Ten en cuenta que esa persona acaba de destruir su reputación. Un comentario sarcástico o dos pueden ayudar: mide tu tiempo y las reacciones de las personas que están cerca de la persona que te ofendió. Sé más divertido que ella, sobre todo en situaciones públicas con muchos testigos. Si te ríes de alguien que trata de hacerte sentir mal, a veces eso puede cambiar el juego. Involucra a la audiencia, no al idiota. No podrás cambiar su opinión, pero puedes hacer que se vea tan tonto por la manera en que se comporta.
    • Sé consciente de que muchas personas se sienten nerviosas con respecto a la manera en que deben comportarse cuando están cerca de alguien discapacitado. Tienen miedo de avergonzarse a sí mismos y posiblemente sean condescendientes (cuando en realidad no se dan cuenta), en un intento de verse como buenas personas. Sé firme cuando rechaces ayuda innecesaria. Este es otro gran obstáculo social.
    • Sé generoso con el nerviosismo de las demás personas. Edúcalas de manera adecuada, y una vez que estén acostumbradas, podrán conocerte como persona. Muchas personas parecen tener la idea de que las personas discapacitadas deben estar patéticamente agradecidas por los consejos no deseados y cualquier atención. Cuanto más dejes de reforzar esta creencia, más fácil será empezar a hacer un filtro a tus conocidos para reconocer a las personas que te tratan con respeto.
    • Exige respeto, y mantén la calma cuando lo hagas. Mantener la calma frente a todos los desafíos sociales de discapacidad desarrolla una verdadera valentía. Con el tiempo, todos los estereotipos mezquinos, las reacciones estúpidas, los juegos mentales codependientes y las actitudes condescendientes de los demás se volverán familiares. Cada situación tiene sus propias maneras efectivas de lidiar con ellas. Aprende a ser asertivo en lugar de agresivo o pasivo. Necesitarás más habilidades sociales que alguien que no se destaque por ser diferente.
    • Existe el estereotipo de que las personas con discapacidad deben ser dulces, santas, amables con todos y que nunca tienen un mal día. Ser amable con todos en una primera reunión y pasar por alto las malas reacciones iniciales puede ayudar, pero si no es el caso, busca formas efectivas y asertivas para lidiar con personas difíciles. Identifica quiénes son los amigos en quienes puedes confiar. No dejes que “ser amable con todos” se convierta en “ser la persona que todos pueden pisotear y que nunca puede decir nada negativo”. No tienes que ser desvalido para exigir el respeto humano.
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    Permítete sufrir y pasar por las cinco etapas de aflicción con respecto a tu discapacidad. Busca el apoyo real de terapeutas, consejeros y amigos o familiares de confianza. Aprende a identificar quién es realmente solidario y quién se compadece. La lástima no es más que otro sabor de humillación y, por lo general, encubre el terror de la otra persona de terminar en tu situación. Haz tu mejor esfuerzo para no enojarte con las personas en tu vida que realmente te tratan de ayudar, incluso si no son buenas haciéndolo.
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    Si no eres amable con todos, no te castigues por eso. Definitivamente, no te castigues si otras personas te tratan mal. Ese es su problema. Es una forma de medir cuán ignorantes, mezquinos y crueles son.
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    No te sorprendas si la gente empieza a pensar que eres valiente. Cuando hayas superado la aflicción y te hayas acostumbrado a algo todos los días, tu situación dejará de ser una crisis o una tragedia. En el momento en que aceptes que tu discapacidad es simplemente la forma en que son las cosas y estés acostumbrado a esto, este tipo de reacción puede sentirse condescendiente. Esto es justo y normal, incluso cuando las personas tratan de ser amables y comprensivas. Cuando sea posible, trata de aceptar los cumplidos acerca de tu valentía con amabilidad, pero no tengas miedo de explicarles que no te sientes más valiente que cualquier persona. Puedes decir algo como “Bueno, cada uno tiene diferentes desafíos en la vida. No hay necesidad de centrarse en los míos, cuando estoy seguro de que cada uno tiene los suyos. ¡Ambos somos valientes o ninguno de los dos lo es!”.
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    Acepta tu discapacidad. Esta es la parte más difícil, ya que puede ser bastante desalentadora. Acepta que posiblemente nunca puedas caminar, escuchar o ver de nuevo y que aun así puedes disfrutar de la vida. Si tu discapacidad se puede revertir con terapia física y tratamiento, aprovecha el tiempo y lucha todos los días.
    • Aceptar tu discapacidad significa sufrir la pérdida de un estado normal sin estigma en tu contra y una vida sin grandes inconvenientes. No está bien, no es justo, no es bueno. No hay nada positivo, pero en el otro lado, tampoco es que haya algo malo contigo. La pena se toma el tiempo que necesita.
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    Saca ventaja de las cosas que se pueden hacer. Algunas afecciones, como la ceguera o la pérdida de una extremidad, requieren una reeducación extensa para usar prótesis y estrategias de vida que pueden enriquecer tu vida. Incluso si no puedes cambiar tu discapacidad en sí, puedes mejorar tu vida al usar todas las ayudas y estrategias disponibles. No te avergüences de usar un bastón blanco, un perro de servicio o una silla de ruedas. Te sorprenderás de lo fácil que es la vida cuando tienes ayudas.
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    Solicita asistencia a la comunidad de otras personas discapacitadas, especialmente a las que tienen las mismas afecciones que tú. Ellas entienden y han pasado por todo lo que pasas ahora. Posiblemente tengan listas de números de contacto y recursos para cosas que crees que no puedes pagar. Ellas entienden y aceptan que el dolor viene con la discapacidad repentina y las presiones sociales.
    • Busca grupos de apoyo con personas que enfrentan los mismos desafíos. Piensa en ellos como desafíos en lugar de pensar en ti mismo como víctima. Este es un gran paso que te aleja de la autocompasión. Recuerda que tus retos sociales son reales. No te pongas de acuerdo con las personas que te reprimen o se ríen de ti. Tal vez sea lo más difícil de aprender. No puedes tolerar las actitudes que denigran a las personas discapacitadas; de lo contrario, cavarías tu propia tumba.
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    Trata de superar otros prejuicios. Una persona de una religión, raza, cultura o clase social diferente puede tener mucha más experiencia en lidiar con los prejuicios con los que vives en comparación con los que tuviste cuando te volviste discapacitado. Si tratas a las personas que te rodean con dignidad, lo mejor de ellos saldrá a la luz y al menos podrás darte cuenta de quiénes son los ignorantes obstinados.
    • Los conocidos ofensivos no valen la pena. Los amigos y familiares ofensivos pueden tener una mayor oportunidad de mejorar en la relación, aunque tengas que poner más esfuerzo de tu parte, pero reconoce que algunas veces serán un muro de ladrillos.
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    Practica un pasatiempo. Busca algo que te guste para distraerte de las cosas, como coser, hacer joyas, hacer carpintería, hacer álbumes de recortes, pintar, dibujar, escribir, observar aves, coleccionar cosas, etc. Explora tus intereses. Algunos incluso pueden darte tu propio trabajo o nuevas habilidades para tu trabajo. Muchos pasatiempos son la profesión de alguien más. Sobre todo, busca actividades que disfrutes. Conocerás a otras personas que tengan el mismo pasatiempo y tendrán algo más interesante de lo cual hablar que tu discapacidad.
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    Consigue buen acceso a Internet y una buena computadora si tienes todos los recursos financieros para hacerlo. Muchas personas consideran más interesante y útil estar en línea que ver la televisión, pero obviamente las opiniones de todos son diferentes. Las actividades de Internet involucran a otras personas y pueden ser reales. Forma parte de sitios como wikiHow y otras comunidades en línea. No solo te reunirás con amigos y desarrollarás una vida social, sino que tus aportes serán reales y tu vida social incluirá áreas que tu discapacidad no afectará en lo absoluto.
    • Después de un tiempo, las personas con las que te conectas regularmente en línea o fuera de línea se acostumbrarán a tu discapacidad. Incluso puedes no decirles nada al respecto. El internet tiene muchos sitios simplemente para chatear con otras personas de cualquier tipo de cosas, así que si crees que tu discapacidad no influirá en la forma en que contribuyes, solo comparte lo que quieras sobre ti. Otros sitios permiten juegos de roles donde cualquier persona puede ser cualquier cosa, desde un gato hasta un pingüino. Debido a que nadie en los sitios de juegos de roles es uno mismo, puedes tratar de jugar estos juegos. La mayoría de las personas en línea, al igual que las personas del mundo real, dejará de tratarte de manera diferente, o posiblemente nunca te trate diferente. El momento más difícil es al principio cuando descubres quiénes son tus verdaderos amigos. Desarrollar una red social sólida, ya sea en línea o el mundo real, es vital para vivir bien, ya seas una persona discapacitada o no. Esto es algo que las personas con todas sus capacidades pueden aprender de ti.
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    Recuerda que el dinero no es el único indicador de éxito en la vida. Si tu tiempo es útil para otras personas y las cosas que haces son apreciadas y usadas genuinamente, eso importa para tu autoestima. Algunos tipos de beneficios por discapacidad no te permitirán ganar dinero sin antes pasar por una revisión, y podrías perder beneficios de atención médica si ganas dinero. Si estás en esa situación, considera ofrecer tu tiempo como voluntario a causas que te apasionen. Más que el dinero en sí, las personas trabajan porque necesitan sentirse necesarias y útiles. Puedes ser necesario y útil sin importar cuáles sean tus límites físicos. Por lo tanto, no te menosprecies o pienses que el voluntariado es de alguna manera menos importante que el trabajo remunerado. Tu tiempo y experiencia son mucho más importantes. Muchas personas que no tienen tiempo porque luchan por ganarse la vida se sentirán agradecidas de que hayas dado lo que puedas.
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    Esfuérzate lo mejor que puedas. No elegiste ser discapacitado, pero lo bien que vivas sí depende de ti, todos los días. Es mucho más importante felicitarte por tus éxitos que reclamarte por tus errores. No te juzgues en base a las demás personas, sé consciente de lo que realmente puedes hacer y considera cualquier progreso como una base para seguir desarrollándote.

Consejos

  • Reconoce y sé consciente de que la única persona con la que puedes contar de manera realista eres tú mismo. Sé más selectivo con la información que brindes sobre ti y en quién confías.
  • Los médicos se pueden equivocar. Recuerda que pueden estar equivocados en ambas direcciones. Incluso los expertos pueden juzgar erróneamente si tu condición puede mejorar de alguna manera o si no pones el “suficiente esfuerzo” para adaptarte. Eres el único que sabe cuánto esfuerzo haces para adaptarte a tu condición.
  • Sé un ser humano normal que se lleve bien con la vida si quieres. No estás obligado a sentir la necesidad de lidiar emocionalmente con ser diferente. Al igual que la mayoría de las personas, puedes ser perfectamente capaz de seguir con tu vida.
  • Cualquiera que sea tu discapacidad, y por muy mala que parezca, te acostumbrarás. Es posible que te sientas solo e incomprendido al principio. Sin embargo, tus verdaderos amigos estarán ahí para ti, ¡y nunca estarás realmente solo!
  • Recibe ayuda de un consejero. Él te puede ayudar.
  • No compares tu discapacidad con la de otros, incluso si no ves la tuya representada.

Advertencias

  • Si te encuentras en una situación de abuso, busca ayuda. Haz tu mejor esfuerzo para mantener las comunicaciones abiertas con el resto del mundo. Hay recursos para ayudar a las personas a lidiar con el abuso, y tienes el derecho de vivir libre de este, incluso si ese derecho es difícil de defender.

Cosas que necesitarás

  • pasatiempos
  • equipo para facilitarte las cosas en casa y cuando salgas

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