Tener una discapacidad, ya sea nueva o crónica, puede parecer increíblemente difícil. La sociedad está programada para servir a las personas que no tienen discapacidades, aunque el 20 % de personas las tengan. Independientemente de tu locación o tu estilo de vida, puedes hacer cambios que te ayuden a vivir con la discapacidad de manera más fácil y a tener una vida más feliz. Haciendo ajustes en el aspecto emocional y físico, podrás aceptar que tu discapacidad no te define ni restringe tu capacidad de estar cómodo o feliz.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Realiza ajustes emocionales

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    Aprende acerca de tu discapacidad. El conocimiento es poder, así que aprender sobre tu discapacidad puede darte el poder de vivir con ella. Especialmente si la discapacidad es nueva para ti, debes hablar con tu médico con respecto a qué debes esperar. Algunas preguntas que debes hacer pueden incluir:
    • ¿La discapacidad es temporal o permanente?
    • ¿Habrán complicaciones comunes o enfermedades secundarias que se presenten con frecuencia con la discapacidad?
    • ¿Hay recursos físicos o emocionales, o grupos de apoyo disponibles en tu área?
    • ¿Se requerirá un tratamiento continuo o una terapia física para controlar la discapacidad?
    • ¿Qué alteraciones puedes necesitar hacer a tu estilo de vida previo, a tu trabajo o a tus actividades para adaptarlas a la discapacidad nueva o progresiva?
    • Si tu discapacidad es progresiva, ¿qué tan rápida es la probabilidad de que la progresión se dé? ¿Existen medios para retardarla?
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    Acepta tu situación. Posiblemente, el aspecto más duro de los ajustes emocionales ante una discapacidad es ponerte de acuerdo con tu pronóstico. Aunque siempre es bueno tener esperanza y trabajar para la recuperación, si lo haces sintiendo desprecio por tu estado actual, puedes terminar deprimido y sin éxito. Tienes que aceptar tu estado actual así como tu futuro posible. Al hacerlo, podrás enfocar tus esfuerzos en mejorar tu estándar de vida, en vez de en cuán molesto estás por la manera en que se dieron las cosas.
    • No confundas la aceptación con la pereza. Aceptar simplemente significa que entiendes plenamente tu situación; sin embargo, aún tienes la capacidad de trabajar para mejorarla.
    • Negar o ignorar la severidad de tu discapacidad puede complicar las tareas regulares de carácter emocional y físico.
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    Concéntrate en el presente y en el futuro, no en el pasado. Si tener una discapacidad es algo nuevo para ti, ya sea porque sufriste un accidente o por una enfermedad progresiva, puede ser muy difícil no comparar tu estado actual con la manera en que eran las cosas en el pasado. Dejar ir el pasado va de la mano con aceptar tu situación. [1] No necesitas olvidar cómo eras antes, pero no debes mirar a tu pasado con desesperación debido a tu estado actual. Disfruta los recuerdos del pasado (antes de que sufrieras la discapacidad), pero no permitas que te detengan. Siempre trata de permanecer en el proceso de avanzar y tener como objetivo mejorar tu condición actual.
    • Aún puedes pasar tiempo recordando, pero no permitas que los recuerdos te depriman.
    • Si te das cuenta de que pasas todo el tiempo pensando sobre tu vida pasada, debes tratar de hacer otras actividades que te obliguen a planear el futuro.
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    Permítete sentir tristeza. Es normal para las personas que experimentan una discapacidad nueva o progresiva lamentar la pérdida de su “antiguo yo”. Está bien tomarte un tiempo para reconocer las emociones que tienes con respecto a los cambios en tu vida.[2] Saber que está bien estar triste o molesto acerca de la situación cambiante y permitirte sentir esas emociones puede ayudarte a superarlas.
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    Haz tu mejor esfuerzo para mantenerte con una mentalidad positiva.[3] Las personas que son optimistas cuando sufren una circunstancia problemática tienden a estar más felices y saludables que otras que son pesimistas con respecto a sus vidas. Puedes hacer una gran diferencia en tu funcionamiento mental y físico al tratar de mantener una mentalidad positiva aunque atravieses alguna circunstancia difícil. Aunque la expresión pueda sonar como un cliché, siempre tratar de mirar el lado positivo de las cosas. No puedes depender de estímulos externos para ser feliz, debes ser responsable de tu propia felicidad o probablemente nunca la encuentres.
    • Trata de encontrar el lado positivo de cada situación, aunque sea algo pequeño.
    • Cuando sientas deseos de hacer un comentario negativo, detente conscientemente. Date cuenta de que es un pensamiento negativo y trata de contrarrestarlo con uno positivo.
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    No te aísles. Puede ser tentador el deseo de evitar a las personas y a las situaciones sociales cuando te sientes desanimado, pero hacerlo solo hará que te sientas peor.[4] No uses tu discapacidad como una excusa para aislarte de los amigos y de la familia o de las actividades que amas. En cambio, debes hacer lo contrario. Aprovecha cualquier oportunidad que tengas para salir y experimentar cosas nuevas y emocionantes. Sal con tus amigos, ve a reuniones sociales, visita a la familia, prueba nuevos pasatiempos, etc. Te sentirás mucho más feliz si haces cosas que disfrutas con las personas que amas.
    • Pasar tiempo contigo mismo es diferente que aislarte. Siempre debes buscar un tiempo a solas, pero no pases todo el tiempo solo.
    • Considera pasar un día a la semana con un amigo o un familiar cercano. De esta manera, siempre tendrás una razón para salir y ver a alguien que quieras.
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    Concéntrate en tus fortalezas. Adaptarte a tu discapacidad puede hacer difícil que descubras tus fortalezas y habilidades. En vez de pensar en las cosas que ya no puedes hacer, piensa en las cosas para las que aún eres bueno. Estimula y cultiva estas fortalezas cuando sea posible. Incluso es posible que descubras nuevas fortalezas que emergen de tus experiencias con la discapacidad.[5]
    • Al hablar de tu discapacidad, no te concentres en hacer una lista de las cosas que ya no puedes hacer. Siempre habla primero de tus habilidades.
    • Considera tomar clases que te ayuden a cultivar tus talentos y habilidades.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Encuentra recursos y apoyo

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    No sientas vergüenza de pedir ayuda. Uno de los más grandes obstáculos para superar el hecho de tener una discapacidad reciente es lograr sentirte cómodo al pedir ayuda cuando sea necesario. Aunque puede ser frustrante o vergonzoso, pedir ayuda es a menudo algo que debes hacer. Tienes que saber cuándo es apropiado hacer algo por tu cuenta, pero no excedas tus límites. Presionarte demasiado a lograr algo puede ser peligroso y puede provocarte una lesión física. Aprende que no debes sentir vergüenza de pedir ayuda y que recibirla no significa que no seas competente o que seas incapaz de lograr algo que quieres.
    • Si es necesario, asegúrate de tener todo el tiempo personas (o una enfermera) cerca que te puedan ofrecer ayuda.
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    Visita a un terapeuta. Aunque la idea de contarle a un extraño tus problemas pueda parecer inicialmente aterradora, no hay mejor persona que pueda ayudarte a hacer la transición con una discapacidad que un terapeuta. Los terapeutas están preparados para ayudar a las personas a lidiar con el trauma mental y emocional que puede acompañar a una discapacidad.[6] Un terapeuta puede proporcionarte los recursos y los servicios que necesitas para aceptar tu discapacidad. Haz una cita con un consejero en tu área que se especialice en los servicios de discapacidad.
    • Si sufres de una enfermedad emocional o mental que se relacione con tu discapacidad, un terapeuta podrá ofrecerte la terapia o los medicamentos que puedan ayudarte.
    • Ver a un terapeuta regularmente también es una buena manera de obtener ayuda con los problemas que no se relacionen con tu discapacidad. Una discapacidad nueva o progresiva puede hacer que resurjan sensaciones del pasado.
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    Asiste a terapia grupal. La terapia grupal para las personas que tienen discapacidades es una buena manera no solo para superar tus problemas emocionales, sino también para conocer personas que luchan con los mismos tipos de problemas que tú.[7] Las personas que asisten a las terapias de grupo terminan generalmente más felices y mejor adaptadas emocionalmente a sus discapacidades. Busca terapias de grupo en tu área y fíjate si hay alguna especializada para la discapacidad que enfrentas.
    • Si ves a un terapeuta, es probable que tenga sugerencias de terapias grupales a las que puedas asistir.[8]
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    Busca programas de ayuda del gobierno. No es fácil tener una discapacidad, pero no debes luchar sin apoyo. Si tu discapacidad impacta significativamente tu vida diaria, hay programas a través del gobierno y organizaciones benéficas importantes que están disponibles para ofrecer ayuda. Ponte en contacto con un asistente social de tu localidad a fin de averiguar para qué programas calificas y cómo te pueden beneficiar.[9]
    • Recuerda que muchos programas requieren varias visitas al doctor para verificar tu discapacidad, así que no te ofendas si te solicitan un chequeo con un nuevo doctor.
    • Busca organizaciones benéficas en tu área que puedan ayudarte con tu discapacidad específica.
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    Considera conseguir un perro de servicio. Los perros de servicio son increíblemente beneficiosos por dos razones individuales: pueden ayudarte a realizar tareas que tu discapacidad no te permite realizar y, además, proporcionan terapia animal, reduciendo el riesgo de que sufras de depresión y soledad. Si tu discapacidad te impide lograr exitosamente las tareas de cada día, debes considerar la posibilidad de conseguir un perro de servicio. Un perro de servicio te permitirá recibir ayuda cuando la necesites sin tener que confiar o depender de las personas en tu vida.[10]
    • Debe haber un programa del gobierno o una organización benéfica que pueda ayudarte a conseguir un perro de servicio.
    • Algunos programas de perros de servicio tienen largas listas de espera, así que ten en cuenta que es probable que no obtengas el tuyo inmediatamente.
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    Busca una organización que pueda ofrecerte apoyo. Existen organizaciones que pueden ayudarte a controlar tu discapacidad, conoce tus derechos en los lugares de trabajo y en los espacios públicos y busca los recursos locales. Algunos sitios que puedes empezar a seguir son:
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Vive con tu discapacidad

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    Mantén pasatiempos e intereses cuando sea posible. Si dejas de hacer las cosas que más disfrutas, te sentirás peor. Cuando sea posible, haz tu mejor esfuerzo para mantener tus pasatiempos y actividades favoritos.[11] Si ya no puedes hacer las cosas que amabas hacer anteriormente, busca nuevas maneras para realizarlas. Por ejemplo, si solías disfrutar de leer pero ya no puedes hacerlo, considera escuchar audiolibros. Si ahora usas una silla de ruedas y te encantan los deportes, busca equipos en tu área que se adapten a las sillas de ruedas.
    • También considera empezar nuevos pasatiempos.
    • Tomar clases para un nuevo pasatiempo es una buena manera de ser sociable y hacer algo que disfrutas.
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    Cuida tu salud en general. Una buena dieta y hacer ejercicios regularmente es importante para todos, pero puede ser especialmente beneficioso si tratas de adaptarte a una discapacidad. Asegúrate de comer comidas regulares que incorporen abundantes frutas y vegetales.[12] Dependiendo de tu conjunto y nivel de habilidades, trata de hacer actividad física cada día. Mantener bajo control tu dieta y tus ejercicios también reducirá el riesgo de depresión y soledad, ya que ambos incrementan los niveles de dopamina y serotonina (las hormonas de la felicidad) en el cerebro.
    • Si es necesario, puedes tener la terapia física como tu rutina de ejercicios.
    • Siempre pregunta a tu doctor antes de alterar significativamente tu dieta.
    • Los ejercicios regulares te ayudarán a fortalecer y a mantener los músculos, lo cual puede ayudarte a superar una discapacidad física.[13]
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    Busca trabajos que complementen tus habilidades. Tal vez, como resultado de tu discapacidad, no puedas conservar tu trabajo anterior o cumplir con tareas del trabajo que solías hacer. Para permanecer financieramente solvente y entretenido, puedes buscar un nuevo trabajo en el que puedas ser competente sin importar tu discapacidad. Haz una lista de las cosas para las que eres bueno y las ocupaciones posibles que se relacionen a esos talentos. Busca estos tipos de trabajo en tu área y mira qué sucede. Recuerda, es ilegal para un empleador preguntar siquiera por tu discapacidad. Siempre y cuando puedas cumplir con el trabajo en cuestión, tu discapacidad no debe impedir que te contraten.[14]
    • Si pueden hacerlo, los lugares de trabajo que están bajo la Ley de Discapacidad de América deben proporcionarte alojamiento.
    • Si el dinero no es un problema, considera hacer trabajo voluntario por diversión. Esto puede ayudarte dándote algo constructivo para hacer y cambiando tu atención de ti mismo. Muchas personas que hacen trabajo voluntario se sienten más felices.
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Advertencias

  • Siempre habla con tu doctor o terapeuta antes de hacer cualquier cambio importante en tu vida.
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Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011. Este artículo ha sido visto 15 730 veces.
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