¿Vas a sembrar un huerto por primera vez? Si quieres prepararte para la época de siembra, elige las verduras que deseas cultivar y el lugar perfecto del terreno. Aunque no hay una única manera de hacer un huerto, cada una de estas recomendaciones pueden ayudarte a diseñar el tuyo y que se adapte bien al clima. Cuando hayas resuelto todas tus dudas, estarás preparado para crear un huerto próspero.

Método 1
Método 1 de 3:
Elegir las hortalizas

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    Elige dos o tres verduras para empezar. Los horticultores novatos suelen cometer el error de plantar más hortalizas de las que se pueden encargar. Por esta razón, en la primera siembra, te aconsejamos que elijas un máximo de tres plantas que desees para tu huerto y, entre cada temporada de cultivo, podrás alternar diferentes plantas.[1]
    • Consulta los catálogos de horticultura, tanto impresos como en línea, si te resulta difícil pensar en una planta.
    • Ten en cuenta que algunas plantas fructificarán durante toda la temporada mientras que otras solo lo harán una vez. Los tomates, los pimientos y las calabazas, por ejemplo, darán frutos todo el año y producirán grandes cosechas, mientras que el maíz, las zanahorias y los rábanos solo fructificarán una vez.
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    Prueba con plantas fáciles de cultivar en tu primer año de horticultura. Investiga si las verduras que has elegido son adecuadas para principiantes en lo relativo a su dificultad de plantación. No intentes abarcar más de lo que puedas gestionar, ya que, a medida que ganes más experiencia en este tipo de cultivos, podrás elegir plantas más difíciles.
    • Algunas plantas vegetales recomendables para principiantes son las zanahorias, los rábanos, los guisantes, la remolacha y la lechuga.[2]
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    Selecciona verduras autóctonas o adaptables al clima. No tienes que buscar plantas que solo crezcan en tu zona, sino las que se adapten a climas similares. Si tu ciudad es calurosa y húmeda, por ejemplo, compra plantas que necesiten humedad (o al contrario si vives en un desierto).[3]
    • Los tomates, por ejemplo, se originaron en América del Sur, pero crecen muy bien en el Mediterráneo.
    • Evita las plantas poco comunes o caprichosas que requieran más cuidado del que puedes dar.[4]
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    Busca hortalizas adecuadas para la temporada. Las verduras se clasifican en dos tipos principales: "estación cálida" y " estación fría". Las del primer tipo se siembran y cosechan desde mediados de primavera hasta principio de verano y las segundas, desde finales de verano hasta mediados de otoño. Elige, por tanto, la variedad que sea compatible con la temporada para mantener a las plantas sanas.[5]
    • Las verduras de clima cálido incluyen judías, melones, pepinos, quingombós, pimientos, guisantes, maíz dulce, tomates y sandías.
    • Las hortalizas de clima frío incluyen remolacha, brócoli, coliflor, cebolla, patata, rábano y nabo.
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    Busca plantas o semillas resistentes a enfermedades. Consulta un catálogo de semillas o acude a un trabajador de vivero para buscar plantas resistentes a plagas o enfermedades fúngicas. Las medidas preventivas pueden evitar que las enfermedades se propaguen y que destruyan todas las plantas de tu huerto.[6]
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    Elige plantas que dispongan de suficiente espacio. Algunas, como el maíz, crecen mucho y otras, como los pepinos, tienen enredaderas que precisan de vallas o espalderas. Investiga el proceso de crecimiento de cada posible planta para que no escojas una más grande del espacio con el que cuentas.
    • Las plántulas suelen ser engañosas por su pequeño tamaño al principio.
    • Las verduras ideales para espacios pequeños son el tomate, la lechuga, las judías trepadoras, la acelga, los rábanos, las berenjenas, los aguacates, los limones y la mayoría de hierbas.[7]

Método 2
Método 2 de 3:
Encontrar el lugar adecuado

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    Define cuánto espacio vas a necesitar. Investiga el espacio que va a requerir cada planta. Los tomates, por ejemplo, necesitan más espacio que los pimientos. En función del espacio del que dispongas, decide cuántas plantas vas a cultivar.
    • Asegúrate de dejar espacio suficiente en el huerto para caminar a través de él también. Necesitarás sitio para quitar la maleza, regar y cosechar.
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    Elige un lugar que reciba de seis a ocho horas de luz solar. La mayoría de las hortalizas necesitan condiciones de “pleno sol”, es decir, al menos seis horas de sol al día, o no podrán crecer mucho. Evita los lugares sombreados por árboles o tu casa durante la tarde.[8]
    • Comprueba las condiciones de crecimiento de las plantas para obtener más información específica sobre la cantidad de sol que necesitan.
    • Si el único espacio del que dispones no recibe sol por completo, puedes cultivar en su lugar vegetales que solo necesiten sol en parte, como la espinaca y la lechuga.
    • Si vives en un clima cálido, evita las hortalizas que requieran sombra parcial como los guisantes.
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    Localiza un lugar con suministro de agua portátil. El agua en grandes cantidades, en especial la necesaria para regar un huerto, es pesada. Elige, por lo tanto, un lugar al que puedan llegar rociadores, mangueras o el sistema de riego. En el caso de que no dispongas de ninguno, escoge una ubicación cerca de tu casa para no tener que transportar el agua lejos.[9]
    • La mayoría de las plantas necesitan 2,5 cm (1 pulgada) de agua a la semana. Comprueba las condiciones de crecimiento de las plantas para obtener más información detallada.
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    Coloca tu huerto en un lugar protegido del viento. Si las plantas no tienen protección contra las corrientes de aire, pueden estropearse, secarse o caerse. Por este motivo, es recomendable elegir un lugar al lado de una valla de rejillas, un cerco o una pequeña arboleda.[10]
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    Busca un terreno con buen drenaje y humedad para que las hortalizas crezcan bien. Para comprobar el drenaje, cava un hoyo de 30 a 46 cm (12 a 18 pulgadas) por 30 a 46 cm (12 a 18 pulgadas) en el suelo. Llena el agujero de agua y observa el tiempo que tarda en penetrar en la tierra. Los suelos con mejores propiedades de drenaje perderán agua de forma rápida.[11]
    • Diez minutos o menos es lo ideal. Si el tiempo es mayor, se trata de un suelo con mal drenaje.
    • También puedes intentar cultivar en una caja elevada para asegurar un buen drenaje.
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    Busca un jardín comunitario si resides en la ciudad. La horticultura urbana puede parecer imposible, pero muchas ciudades ofrecen huertos comunes para que todo el mundo pueda plantar semillas. Busca en internet huertos comunitarios cercanos y las cuotas de socios. Escoge la ubicación que más se adapte a tus hortalizas y a tu bolsillo.[12]

Método 3
Método 3 de 3:
Prepararte para cultivar el huerto

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    Traza tu huerto en un folio. El dibujo no tiene que ser demasiado detallado, pero puede servirte de guía durante el proceso de cultivo. Esboza la forma aproximada del huerto y elige un símbolo (como X u O) para cada verdura y así saber dónde vas a cultivar cada una.[13]
    • Anota las fechas de la siembra al lado de cada dibujo para tener una referencia.
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    Crea un calendario de siembra para cada una de las verduras. No necesitas plantarlas todas al mismo tiempo, sino dos o tres variedades a la vez: primero las de clima cálido, y luego las de clima frío. Si planificas cuándo vas a cultivar cada planta, obtendrás mayores cosechas.[14]
    • Para comprobar la mejor época de siembra de una hortaliza específica, te aconsejamos consultar un almanaque en internet.
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    Organiza las plantas de una manera eficiente con el espacio. Cuando sepas el espacio que necesita cada planta, presta atención a estos factores a la hora de la organización. Coloca las verduras altas en el lado norte del huerto para que no den sombra a las más bajas. A continuación, agrupa las plantas también por tiempo, es decir, junta las que vayan a madurar a la vez para facilitar la cosecha.[15]
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    Asegúrate de que cada hortaliza disponga del espacio suficiente para crecer. Por lo general, las verduras más altas tienen raíces de mayor alcance y, por tanto, requieren más espacio. Estudia cada planta antes para asegurarte de que le das el espacio suficiente. De este modo, evitarás que una planta “robe” agua o nutrientes del suelo a otra.
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    Selecciona un fertilizante orgánico para las plantas. Estos fertilizantes se adaptan mejor a los huertos al proporcionar nutrientes de forma lenta y constante, y así ayudan a combatir enfermedades fúngicas y bacterianas. Los fertilizantes químicos en cambio, aunque suelen ser baratos, no aportan materia orgánica.[16]

Consejos

  • Asegúrate de cuidar el suelo del huerto después de cada temporada de siembra. Tendrás que arrancar malezas y restos de plantas, arar la tierra y agregar al suelo nutrientes como el mantillo.
  • Espacia las verduras para evitar la saturación del huerto.
  • Evita comprar plantas exóticas que necesiten cuidado las veinticuatro horas del día, sobre todo si se trata de tu primer huerto.
  • Invierte en herramientas básicas de horticultura (como una pala, azada o carretilla) para cultivar y realizar el cuidado rutinario de las plantas.
  • Prepárate para la recolección de antemano para saber qué hacer cuando llegue el momento.
  • También puedes cultivar verduras en macetas si no tienes espacio para cultivar un huerto tradicional.

Acerca de este wikiHow

Ben Barkan
Coescrito por:
Diseñador de jardines y paisajismo
Este artículo fue coescrito por Ben Barkan. Ben Barkan es un diseñador de jardines y paisajismo, y es el propietario y fundador de HomeHarvest LLC, un negocio de construcción y huertos con sede en Boston, Massachusetts. Ben tiene más de 12 años de experiencia trabajando con jardinería orgánica y se especializa en diseñar y construir hermosos paisajes con construcción personalizada e integración creativa de plantas. Es diseñador certificado en permacultura, tiene licencia de supervisor de construcción en Massachusetts y es un contratista con licencia para mejoras en el hogar. Tiene un título de asociado en Agricultura Sostenible de la Universidad de Massachusetts Amherst. Este artículo ha sido visto 3570 veces.
Categorías: Jardinería