Adquirir un gatito nuevo puede ser una parte emocionante de tu vida, pero es posible que un gato que ya tengas no se acostumbre a él tan rápidamente. Si bien es normal que los gatos al principio se comporten de forma territorial, a veces las peleas pueden salirse de control. Si tu gato intimida o ataca al gatito, puedes hacer varias cosas para ayudar a que se sientan cómodos en la presencia del otro. Si tu gato de todos modos no deja en paz a tu gatito, quizás sea necesario que los separes y los vuelvas a presentar lentamente. Puede tomar varias semanas o meses pero, con suerte, tu gato y tu gatito aprenderán a vivir felices juntos.

Método 1
Método 1 de 3:
Deshacerte de los detonantes comunes

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    Lleva a tu gato al veterinario para descartar los motivos médicos para la agresividad. Es posible que tu gato simplemente esté comportándose de forma territorial, pero también podría estar incómodo y tener una mayor propensión a atacar si está enfermo. Programa una visita al veterinario de forma que pueda hacerle exámenes a tu gato y revisarlo para ver si tiene una enfermedad subyacente. Si hay un problema médico, el veterinario le recetará medicamentos para ayudar a aliviarle el dolor al gato.[1]
    • Entre las enfermedades comunes que ocasionan agresividad se encuentran el hipertiroidismo, la osteoartritis, la enfermedad dental y los problemas en el sistema nervioso.
    • Si tu gato no tiene ningún problema médico, es posible que haya problemas territoriales o ambientales en tu casa.
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    Dale a cada gato su propia comida, caja de arena y juguetes. Proporciona suficientes tazones y cajas de arena para la cantidad de gatos que tengas, además de uno adicional. Mantén cada tazón y caja de arena en zonas separadas de la casa de forma que el gato y el gatito puedan evitarse mientras comen o hacen sus necesidades. Además, dale a cada gato su propio conjunto especial de juguetes con los que pueda jugar para que no tengan que competir por ellos.[2]
    • Por ejemplo, si tienes un gato y un gatito, prueba con colocar 3 tazones distintos de comida por la casa.
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    Bloquea las zonas en donde tu gato suela esconderse antes de atacar. En ocasiones, los gatos se abalanzan desde un escondite para jugar, pero a un gatito nuevo puede darle la impresión de ser agresivo. Coloca artículos en el espacio vacío o una barrera de forma que tu gato ya no pueda entrar en esas zonas. Usa objetos con formas irregulares para que tu gato no pueda posarse sobre ellos ni esconderse detrás de ellos con facilidad.[3]
    • Por ejemplo, si tu gato se esconde debajo de tu cama, podrías colocar artículos alrededor de los bordes exteriores de forma que no pueda meterse debajo.

    Advertencia: evita deshacerte de todos los escondites de tu gato, ya que necesita un lugar a donde ir cuando esté estresado.

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    Restringe lo que tu gato pueda ver afuera si ataca después de ver a otro animal. Si tu gato ve a otro animal afuera, quizás se estrese e intente atacar en cambio a tu gatito. Cierra las cortinas o coloca una barrera sólida de forma que tu gato no pueda ver afuera. Supervísalo para asegurarte de que no se escabulla detrás de las cortinas o las mueva para poder ver de todos modos. De lo contrario, es posible que necesites cortinas más pesadas o tengas que bloquear la ventana.[4]
    • Puedes comprar una película adhesiva texturizada que se pega a la ventana para bloquearle la vista a tu gato sin restringir la cantidad de luz que entre por las ventanas.
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    Aléjate si observas que tu gato está ansioso por tener tu atención. Es posible que tu gato se ponga celoso cuando pases tiempo con tu gatito nuevo. Esto puede hacer que se ponga agresivo cerca de ti. Cuando tu gato se te acerque, fíjate si tiene las pupilas dilatadas, la postura corporal tensa o la cola en movimiento. De ser así, ponte de pie y sal de la habitación apenas puedas de forma que el gato reconozca que ese comportamiento es inaceptable.[5]
    • Si esperas demasiado, es posible que tu gato se excite lo suficiente como para atacar incluso después de que salgas de la habitación.
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    Esteriliza o castra a tu gato para reducir la agresividad. Los gatos "intactos" suelen ser más agresivos que los esterilizados o castrados, ya que tienen más hormonas. Programa una cita con un veterinario para que pueda esterilizar o castrar a tu gato. Deja que se recupere por completo antes de dejar que juegue con tu gatito otra vez.[6]
    • Puedes esterilizar o castrar a un gatito a los 4 meses de edad.[7]
    • Mantén al gato en otra habitación como mínimo por 12 horas al regresar del veterinario, ya que es posible que tenga olores que hagan que tus demás mascotas se pongan más agresivas.[8]

Método 2
Método 2 de 3:
Volver a presentar a los gatos

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    Mantén a tu gato en una habitación distinta de la del gatito. Si vas a llevar al gatito a casa por primera vez o si tu gato ataca al gatito de manera constante, colócalos en zonas distintas de la casa de forma que no puedan verse. Bríndales comida, agua, cajas de arena y juguetes separados a cada uno de forma que no tengan que competir. No dejes que estén en la misma habitación, ya que es posible que vuelvan a ponerse agresivos.[9]
    • No hay problema con que tus gatos puedan olerse o escucharse el uno al otro, ya que esto los ayudará a acostumbrarse el uno al otro.
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    Alimenta a los gatos en lados opuestos de la misma puerta. Dispón tazones de comida de forma que el gatito coma de un lado de la puerta y el gato mayor coma del otro lado. Aunque no puedan verse, se acostumbrarán a estar uno en presencia del otro mientras comen y no competirán tanto.[10]
    • Si tus gatos se comportan bien al estar cerca de la puerta, recompénsalos con premios pequeños.
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    Vuelve a presentar a los gatos cara a cara después de una semana. Espera a que los gatos estén tranquilos (por ejemplo, después de comer o jugar por mucho tiempo). Mantén al gatito en una jaula o transportín y deja que el gato entre en la habitación. Deja que explore alrededor de la jaula con libertad en tanto el gatito permanece a salvo adentro. Conforme el gato y el gatito se vayan sintiendo cómodos el uno con el otro, traslada la jaula a otra habitación por unos días más de forma que el gato se acostumbre a que el gatito esté en la casa.[11]
    • Si el gatito se asusta o no parece estar tranquilo, podrías distraerlo con comida en tanto el otro gato explora la zona.
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    Deja que el gato y el gatito interactúen cuando estén tranquilos. Supervísalos cuando los dejes interactuar por primera vez para asegurarte de que no empiecen a pelear. Abre la jaula y deja que el gatito deambule con libertad cerca del gato adulto para fijarte cómo se comportan el uno con el otro. Recompénsalos con premios si se comportan bien y mantienen la calma cuando están juntos.[12]
    • Si el gato empieza a atacar al gatito de nuevo, sepáralo de él por 1 o 2 días más y luego intenta presentarlos nuevamente.[13]

    Variación: consulta con un conductista veterinario si tu gato de todos modos es agresivo, ya que es posible que necesite una receta para tranquilizarse. Las recetas conductuales no curarán del todo a tu gato, y debes usarlas además de cambios ambientales por la casa.[14]

Método 3
Método 3 de 3:
Interrumpir una pelea

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    Escucha si cualquiera de los gatos sisea o chilla. Es normal que el gato y el gatito jueguen a las peleas, ya que esto los ayuda a forjar vínculos. Estarán bien y a salvo siempre y cuando haya tiempo entre cada pelea de juego. Sin embargo, si observas que tu gato sisea, chilla o muestra las garras, es posible que la cualidad juguetona se haya intensificado a una pelea de verdad.[15]
    • Si tu gato tiene las pupilas dilatadas, los bigotes a un lado del rostro y las orejas hacia atrás, está a punto de comportarse de forma agresiva.[16]
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    Haz un ruido fuerte para llamar la atención de los gatos. Si observas una pelea, da una palmada ruidosa, di el nombre de tu gato o sisea en dirección a ellos de forma que se detengan. Evita hacerlo con tanta fuerza que asustes a los gatos, ya que esto los estresará y hará que te tengan miedo en el futuro. Después de que hagas el ruido, tus gatos enfocarán su atención en ti.[17]
    • Asimismo, puedes probar con lanzarles un juguete suave o una toalla si el ruido fuerte no los distrae.

    Advertencia: no interrumpas la pelea con las manos ni levantando al gato, ya que es posible que se comporte de forma agresiva contigo por accidente.

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    Dales un poco de espacio a los gatos de forma que puedan tranquilizarse. Quizás creas que castigar a un gato disuade el mal comportamiento pero, de hecho, puede hacer que sea más temeroso.[18] En cambio, déjalo en paz y deja que se aleje del gatito. No intentes calmarlo, ya que es posible que de todos modos se comporte de forma agresiva contigo.[19]
    • Si intentas castigar a tu gato, es posible que intente atacarte cuando se ponga a la defensiva.
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    Revisa si tus gatos tienen heridas. Cuando tu gato y tu gatito estén tranquilos, pasa la mano por su pelaje y revisa si tienen heridas de la pelea. Si bien los rasguños pequeños en la piel son inofensivos, busca con cuidado marcas profundas de mordeduras o garras. Si observas alguna herida, lleva al gato al veterinario.[20]
    • Las heridas profundas pueden sanar en la superficie pero atrapar bacterias dentro y ocasionar una infección.

Consejos

  • Aunque tus gatos vivan en la misma casa, es posible que no sean "amigos". No debes tratar de obligar a tus gatos a estar juntos si se comportan con agresividad o ansiedad.[21]

Advertencias

  • Algunos gatos nunca se llevarán bien. Si el tuyo de todos modos no deja en paz al gatito, es posible que debas buscarle otro hogar al gato o al gatito.[22]
  • No debes dejar que los gatos resuelvan sus diferencias peleando por su cuenta, ya que, por lo general, se intensificará hasta que uno de ellos salga lastimado.[23]

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