Una de las alegrías de cuidar a los gatos es su naturaleza relajada. Los gatos son capaces de estar relajados y de vivir el estilo de vida que nosotros solo podemos soñar: jugar, comer y dormir. Por desgracia, estos hábitos pueden ser una desventaja si los gatos se enferman. De manera instintiva, los gatos pueden tratar de esconderse o exagerar un hábito regular (dormir). Para decidir si tu gato está realmente enfermo, es necesario saber qué señales buscar.

Método 1
Método 1 de 3:
Buscar cambios en su comportamiento y apariencia

  1. 1
    Presta atención a la cantidad de tiempo que duerme tu gato. Los gatos enfermos dormirán más. Si tu gato no tiene otras señales de enfermedad, como vómito, diarrea, pérdida de apetito o hinchazón evidente, mantenlo bajo observación. Si los síntomas aumentan, llévalo donde un veterinario.
    • Si tu gato no muestra otros síntomas, vigílalo durante 24 horas (por supuesto, es adecuado llevarlo donde un veterinario en caso de que estés preocupado). Si continúa con un cansancio excesivo durante más de un día, entonces es momento de llevarlo a una clínica veterinaria.[1]
  2. 2
    Revisa la temperatura de tu gato para ver si tiene fiebre. Utiliza un termómetro rectal para revisar la temperatura de tu gato. Sin embargo, si está estresado, es mejor dejar que tu veterinario lo haga. Una temperatura entre 37,5 y 39 °C (99,5 y 102,5 °F) es normal, mientras que cualquiera por encima de eso se le considera elevada y una de 39,4 °C (103 °F) es febril. Si tu gato tiene fiebre, llévalo al veterinario.[2]
    • Un gato con fiebre generalmente duerme mucho, puede negarse a comer y a menudo tiene un pelaje sin brillo que sobresale en ángulos raros. Su nariz y sus orejas pueden estar secas y calientes cuando las tocas con los dedos a una temperatura corporal normal. Si bien tocarles las orejas es una manera inexacta de verificar la temperatura, si estas se sienten frías, es poco probable que tenga fiebre.
  3. 3
    Vigila cualquier cambio en los hábitos de tu gato en su caja de arena. Presta atención a la frecuencia con la que tu gato usa la caja, si tiene dificultades para hacerlo, si hay sangre o moco en la orina, o si las heces son duras y similares a perlas.[3] Si el gato ha tenido diarrea pero sigue estresado o sufre de estreñimiento (señalado como heces secas y duras), llévalo al veterinario. El esfuerzo continuo y la ausencia de orina o la presencia de sangre en ella debe dar lugar a una llamada de urgencia al veterinario.[4]
    • Los gatos machos están propensos a problemas urinarios en donde tienen dificultades para pasar la orina. Las señales incluyen usar la caja de arena con frecuencia y quizás acuclillarse fuera de ella. El gato podría acuclillarse durante varios minutos o seguir levantado y moviéndose a un lugar nuevo para luego acuclillarse nuevamente. Si es posible, verifica si produjo orina (¿la arena está húmeda o seca?) y, si lo hizo, busca presencia de sangre.[5]
  4. 4
    Presta atención al apetito de tu gato. Si has notado que tu gato no ha comido mucho últimamente o si lo ha hecho más de lo normal, puede haber algo mal con él. Si no muestra interés en la comida durante todo un día, podría deberse a una serie de problemas, ya sea que esté comiendo la comida de los vecinos, sienta náuseas o tenga problemas renales. Por otro lado, si tu gato está repentinamente hambriento, podría ser una señal de un problema de salud.
    • Si tu gato se rehúsa a comer durante más de 24 horas, haz que lo revise un veterinario para que pueda corregir el problema subyacente antes de que desarrolle complicaciones.[6] [7]
  5. 5
    Verifica si tu gato está deshidratado. Mantente alerta en busca de cambios en el comportamiento de tu gato para beber agua. La cantidad de líquido que bebe tu gato dependerá de si come alimento húmedo (en cuyo caso es poco común que beba agua) o seco (en ese caso es normal que lo haga). Muchas enfermedades pueden provocar un aumento en la sed, tales como algunos tipos de infecciones, enfermedades renales, tiroides hiperactiva y diabetes. Si tu gato está sediento, haz que lo revise un veterinario.[8]
    • También puedes revisarlo físicamente. Con cuidado y suavidad, sujeta la piel ubicada entre sus omóplatos. Jálala (con suavidad) y luego suéltala. Si la piel no vuelve a su lugar inmediatamente, lo más probable es que esté deshidratado y debas llevarlo al veterinario.[9]
  6. 6
    Presta atención al peso y a la silueta de tu gato. Cualquier cambio en el peso es significativo y debe ameritar una visita al veterinario. La pérdida de peso repentina o gradual podría ser una señal de enfermedad. Ante la duda, pesa a tu gato una vez a la semana en casa y, si sigue perdiendo peso, busca el consejo de un veterinario.[10]
    • En las etapas tempranas de las enfermedades como la diabetes o el hipertiroidismo, el gato podría parecer bien, pero perder peso. Si el gato sigue perdiendo peso, consulta con un médico.
    • Algunas enfermedades, como el cáncer de estómago o enfermedades cardíacas, hacen que el gato mantenga su peso general pero que pierda condición física. Esto significa que puedes sentir sus costillas y clavícula con más facilidad, pues hay menos grasa corporal, pero su estómago puede parecer redondeado o hinchado. Si tienes dudas, haz que lo revise un veterinario.[11]
  7. 7
    Examina el pelaje de tu gato. Un gato enfermo generalmente no tiene la energía para acicalarse. Por lo general, el pelaje que anteriormente era brillante y bien cuidado se volverá opaco, enmarañado y enredado. Si bien el estrés puede representar la pérdida de pelo o cambios en los hábitos de acicalado, es posible que tu gato esté realmente enfermo. Consulta con un veterinario.[12] [13]
    • Los cambios en los hábitos de acicalado también pueden ser un resultado de la artritis. Si tu gato está agarrotado, el acicalado podría ser doloroso. Una vez más, esta es una señal que indica que es necesario ir al veterinario.
    Anuncio

Método 2
Método 2 de 3:
Buscar síntomas

  1. 1
    Vigila los vómitos. Si tu gato vomita, en especial varias veces al día, y parece enfermo, entonces es algo importante. Si el gato se rehúsa a beber agua o vomita después de hacerlo, llévalo al veterinario.[14]
    • Muchos gatos suelen vomitar de vez en cuando (una o dos veces a la semana) como una forma de limpiar su organismo. Esto no es preocupante en un gato que es activo, receptivo, que se comporta con normalidad y come bien.[15]
  2. 2
    Busca síntomas de diarrea. Un gato debe producir heces formadas y parecidas a salchichas. La diarrea son heces líquidas que no tienen forma y son definitivamente anormales. Si el gato está sano, es aceptable esperar unas 24 horas para ver si solo ha comido algo que le haya generado un malestar estomacal. Sin embargo, si vomita, se rehúsa a comer, está apático o aletargado, o si hay presencia de sangre o moco (una sustancia gelatinosa) en sus heces, entonces debes llevarlo al veterinario.[16]
  3. 3
    Presta atención al nivel de actividad de tu gato. El letargo, o la falta de energía, puede ser un indicador de fiebre, dificultades respiratorias o de dolor. Esto es sutilmente diferente del hecho de que el gato duerma más, porque aquí el animal está despierto, pero no tiene la energía para interactuar o participar en las actividades diarias. Si el gato está aletargado y respira con rapidez, debes acudir al veterinario.[17]
    • Analiza la personalidad de tu gato. Si tu gato se siente inusualmente cansado o pierde el interés en hacer ejercicio y actividades diarias, podría ser una señal de que está desnutrido o enfermo.
  4. 4
    Verifica si tu gato tiene problemas respiratorios. Si tu gato respira con mucha rapidez y de manera superficial o con la boca abierta, y no se ha ejercitado, es necesario llevarlo al veterinario. También debes estimar que tan dificultosa parece su respiración. Si notas que agita los músculos de su estómago para respirar, llévalo al veterinario.[18]
    • A veces, un gato que ronronea puede confundir el índice respiratorio (hace que parezca más rápido), así que trata de contar sus respiraciones cuando no ronronee o esté dormido. El índice de respiración normal en un gato es de 20 a 30 respiraciones por minuto y debe ser menor cuando está relajado.
  5. 5
    Presta atención a la inclinación de su cabeza, a los mareos o a la desorientación. Todos estos pueden ser síntomas de un trastorno neurológico o de una infección en el oído. En ese caso, debes llevarlo inmediatamente al veterinario. Tu gato es una criatura ágil que es ligero con las patas. Si esto cambia y se vuelve torpe o si inclina la cabeza hacia un lado, entonces es probable que algo esté mal. Estos cambios podrían ser una señal de derrame cerebral, presión arterial elevada o incluso de un tumor cerebral, por lo que es aconsejable acudir al veterinario.[19]
  6. 6
    Acicala a tu gato a menudo para revisar si hay bultos o crecimientos nuevos. La mayoría de los bultos o abscesos son benignos, pero si hay supuración o sensibilidad, será necesario que lo revisen. Asimismo, presta atención a los malos olores que puedan provenir de los arañazos infectados. Una vez más, haz que revisen a tu mascota. Si no recibe tratamiento, la infección puede provocar envenenamiento de la sangre.[20]
  7. 7
    Presta atención a los ojos de tu gato. Examina los ojos (así como la nariz) en busca de cualquier secreción excesiva. Si tu gato continuamente parece estar llorando, podría ser alérgico a algo o tener una infección en los senos paranasales. Si la secreción se presenta con una sed u orina excesiva, letargo y un pelaje opaco, llévalo al veterinario para que lo revise en busca de una posible insuficiencia renal.
    • También revisa la dilatación de las pupilas. Algunas enfermedades hacen que los ojos del gato se dilaten y permanezcan así. Debes llevar a tu mascota al veterinario de inmediato cuando notes que sus pupilas permanecen muy dilatadas.
  8. 8
    Observa la boca de tu gato. En concreto, busca cualquier decoloración en las encías. Si notas que las encías de tu gato, en especial si tiene encías negras, se vuelven muy pálidas, es posible que esté enfermo. También debes oler el aliento de tu gato. Si hay un olor extraño que no es producto de algún alimento, entonces podría deberse a un problema.[21]
    Anuncio

Método 3
Método 3 de 3:
Revisar a tu gato en busca de una enfermedad específica

  1. 1
    Revisa a tu gato en busca de pulgas. Observa si tu gato se rasca demasiado, lo que podría indicar la presencia de pulgas. Si ves que tu gato se rasca con frecuencia, deberás revisarlo. Consigue un peine con dientes finos y pásalo a través de su pelaje. Busca manchas pequeñas marrones de rápido movimiento (las pulgas) especialmente alrededor del cuello y la cola del gato.[22]
    • También puedes buscar pulgas al acicalarlo sobre una hoja de papel blanco. Podrás ver las pulgas en los dientes del peine o su excremento en el papel. El excremento de pulga es de color negro y tiene forma de coma. Si lo colocas en una bola de algodón húmeda, se disolverá en vetas sangrientas.
    • Hay muchos productos comerciales para matar pulgas y eliminarlas desde tu hogar. Pídele a tu veterinario que te dé recomendaciones específicas.
  2. 2
    Mantente atento a una tos seca y a vómitos que puedan significar una presencia de bolas de pelo. Las bolas de pelo también pueden causar mal aliento o poco apetito. Los problemas graves con bolas de pelo podrían convertirse en tricobezoares (bultos duros de pelo enmarañado y comida no digerida de mal olor) y, en casos extremos, requerir una cirugía. Acicala a tu gato con regularidad para reducir la presencia de bolas de pelo.[23]
    • Otros remedios efectivos caseros incluyen la adición de suplementos a su dieta, tales como: corteza de olmo resbaladizo para lubricar el paso de la bola de pelo o pulpa de calabaza (en lata), la cual añade fibra a las heces, facilitando la salida de la bola de pelo. Estos productos pueden añadir periódicamente a los alimentos tales como el pescado o el pollo o hígado cocido como una forma de prevenir la formación de las bolas de pelo.
    • Debes consultar con el veterinario para estar seguro de que no se deba a un problema más grave.
  3. 3
    Busca señales de hipertiroidismo o de tiroides hiperactiva. Los síntomas incluyen un aumento en el apetito o en la sed, una pérdida de peso inexplicable (en especial de la masa muscular), nerviosismo o irritabilidad, vómitos frecuentes, letargo y debilidad, diarrea o un pelaje desaliñado. Si tu gato presenta dos o más síntomas, debes llevarlo a un veterinario.[24] El hipertiroidismo generalmente se produce en gatos de mediana edad a mayores, siendo algo raro en los jóvenes.
    • El aumento del apetito es una señal de advertencia clara de que tu gato necesita recibir la atención del veterinario. La hormona de la tiroides que desencadena el apetito también incrementa el ritmo metabólico y ejerce estrés en la función de los órganos.[25]
  4. 4
    Busca síntomas de diabetes felina. Las señales de diabetes felina incluyen vómitos, deshidratación, debilidad y pérdida de apetito, un aumento de la sed y de la orina, pérdida de peso, anomalías respiratorias, y un pelaje descuidado. La diabetes felina afecta a los gatos de cualquier edad, pero principalmente en los más machos más viejos y obesos. Si tu gato tiene alguno o varios de estos síntomas, llévalo al veterinario donde le podrán hacer pruebas de los niveles de azúcar en sangre y en la orina.[26]
  5. 5
    Busca síntomas de una enfermedad del tracto urinario inferior (FLUTD, por sus siglas en inglés). Las señales de FLUTD incluyen una micción inadecuada o difícil y frecuente, pérdida de apetito, apatía, presencia de sangre en la orina o una necesidad de lamerse frecuentemente los genitales. Esta enfermedad es una inflamación dolorosa del tracto urinario inferior que puede ser fatal rápidamente.
    • La FLUTD se produce por una serie de causas, desde una ingesta de agua disminuida y retención en la orina hasta virus, bacterias o el tipo de dieta. Algunos alimentos secos pueden provocar una acumulación de cristales en la orina, lo que raspará e irritará el revestimiento de la vejiga. Si no se trata, pueden formarse cálculos en la vejiga, los cuales son potencialmente graves si provocan un bloqueo.
    Anuncio

Consejos

  • Si el gato sufre de cambios en su personalidad, como por ejemplo irritabilidad, deseos de estar solo, un menor entusiasmo, etc., podría estar enfermo.
  • Algunos cambios en el comportamiento inusuales son normales, en especial si cambias la comida o la marca de la arena.
  • Mantente alerta a los síntomas físicos (como vómitos o diarrea) y recuerda la frecuencia con la que se producen. Será útil para el veterinario que tomes una foto cuando documentes cualquier enfermedad o diarrea. Por más extraño que parezca, estas pueden ser pistas valiosas de la causa de la enfermedad.
  • Si tienes dudas, comunícate con el veterinario. Si tu gato está enfermo, esperar puede ser peligroso.
  • Si tu gato se esconde en entornos cerrados cuando normalmente permanece en el exterior, podría ser una señal de que siente dolor.
Anuncio

Advertencias

  • Si tu gato no come ni bebe nada durante dos días, llévalo al veterinario inmediatamente para que lo examine.
  • Si tu gato está deshidratado y vomitando, es importante que lo lleves de inmediato al veterinario, pues puede sufrir una falla renal, lo cual es mortal.
  • Si tu gato ha perdido todo el control de sus funciones corporales, es necesario que lo lleves al veterinario de inmediato, pues podría sufrir una falla hepática, lo cual puede ser mortal.
  • Los gatitos pueden sufrir de anemia si se les expone a las pulgas.
  • Los seres humanos también son sensibles a las picaduras de pulgas, generalmente en los tobillos.
  • La pulga más común, la pulga del gato (Ctenocephalides Felis) puede portar las larvas de la tenia Dipylidium Caninum. Si los gatos se comen a las pulgas mientras se acicalan, podrían infestarse. Las pulgas también transmiten otros agentes infecciosos.
Anuncio

Referencias

  1. BSAVA Manual of Textbook of Veterinary Nursing. Cooper & Moulineaux. Publicaciones BSAVA.
  2. BSAVA Manual of Textbook of Veterinary Nursing. Cooper & Moulineaux. Publicaciones BSAVA.
  3. http://www.petfinder.com/cats/cat-health/subtle-signs-of-a-sick-cat/
  4. Small Animal Internal Medicine. Nelson & Couto. Editorial: Mosby. 5ta edición
  5. Small Animal Internal Medicine. Nelson & Couto. Editorial: Mosby. 5ta edición
  6. http://www.petfinder.com/cats/cat-health/subtle-signs-of-a-sick-cat/
  7. Consultations in Feline Internal Medicine. Agosto. Editorial Saunders.
  8. Small Animal Internal Medicine. Nelson & Couto. Editorial: Mosby. 5ta edición
  9. http://animal.discovery.com/pets/how-to-tell-if-your-cat-is-sick1.htm
  1. Small Animal Internal Medicine. Nelson & Couto. Editorial: Mosby. 5ta edición
  2. Small Animal Internal Medicine. Nelson & Couto. Editorial: Mosby. 5ta edición
  3. http://www.readersdigest.ca/pets/care/6-ways-tell-if-your-cat-is-sick
  4. BSAVA Manual of Textbook of Veterinary Nursing. Cooper & Moulineaux. Publicaciones BSAVA.
  5. Small Animal Internal Medicine. Nelson & Couto. Editorial: Mosby. 5ta edición
  6. Small Animal Internal Medicine. Nelson & Couto. Editorial: Mosby. 5ta edición
  7. Small Animal Internal Medicine. Nelson & Couto. Editorial: Mosby. 5ta edición
  8. Small Animal Internal Medicine. Nelson & Couto. Editorial: Mosby. 5ta edición
  9. Small Animal Internal Medicine. Nelson & Couto. Editorial: Mosby. 5ta edición
  10. Consultations in Feline Internal Medicine. August. Editorial: Saunders.
  11. BSAVA Manual of Textbook of Veterinary Nursing. Cooper & Moulineaux. Publicaciones BSAVA.
  12. http://www.readersdigest.ca/pets/care/6-ways-tell-if-your-cat-is-sick
  13. http://www.aspca.org/pet-care/cat-care/fleas
  14. http://pets.webmd.com/cats/guide/what-to-do-about-hairballs-in-cats
  15. http://www.aspca.org/pet-care/cat-care/hyperthyroidism
  16. Consultations in Feline Internal Medicine. Agosto. Editorial: Saunders.
  17. http://www.vcahospitals.com/main/canine-feline-diabetes-awareness/feline-diabetes-awareness

Acerca de este wikiHow

Pippa Elliott, MRCVS
Coescrito por:
Veterinaria
Este artículo fue coescrito por Pippa Elliott, MRCVS. La Dra. Elliott, miembro del Colegio Real de Cirujanos Veterinarios, es una veterinaria con más de 30 años de experiencia en cirugía veterinaria y práctica en animales de compañía. Se graduó de la Universidad de Glasgow en 1987 con un título en Medicina y Cirugía Veterinaria. Ella ha trabajado en la misma clínica de animales en su ciudad natal durante más de 20 años. Este artículo ha sido visto 442 156 veces.
Anuncio