La conducta emocionalmente abusiva se da cuando una persona dice, insinúa o hace algo para herir los sentimientos de alguien de forma deliberada y constante durante un periodo prolongado.[1] Pelear, molestar, insultar u otras conductas negativas ocurren en las relaciones ordinarias todos los días. Sin embargo, un patrón de conducta emocionalmente hiriente al final puede convertirse en una relación emocionalmente abusiva. Podrías estar en una relación emocionalmente abusiva si tu pareja te hace sentir que eres buena para nada, te insulta, te menosprecia, te amenaza o te intimida o temes que tu pareja te deje.[2] Si estás en una relación abusiva, reconoce que no puedes cambiar a tu pareja y que es mejor buscar ayuda y abandonar la relación.

Método 1
Método 1 de 2:
Manejar tu situación actual

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    Presta atención a los signos de abuso emocional. El objetivo del abuso emocional es hacerte sentir pequeña y despojarte de tu independencia y autoestima. Tu pareja podría hacerte sentir aislada, usar la intimidación o la conducta controladora. Aunque tu pareja no use la fuerza física, puede amenazarte con la violencia.[3]
    • Tu pareja podría limitar tu libertad (por ejemplo, no dejarte pasar tiempo con algunas personas o en insistir en conocer tu paradero), rechazarte (por ejemplo, actuar como si no existieras y culparte de cosas que no son culpa tuya) o menospreciarte insultándote a ti, a tu familia o a tu profesión.[4]
    • Los patrones de conducta controladora y abusiva pueden afectar tus finanzas. El abuso emocional puede incluir una pareja que supervisa tus finanzas, te pide cuentas de cada centavo, retiene dinero de ti o restringe tus gastos.[5]
    • El abuso emocional también puede incluir supervisar tu tiempo, insistir en revisar tu celular y tus correos y limitar el contacto con tu familia.
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    Conoce tus derechos. Tienes derecho a que te traten con respeto dentro de una relación equilibrada con tu pareja. Tienes derecho a cambiar de opinión y a terminar la relación si ya no te conviene. Tienes derecho a tener tus propias opiniones, aunque tu pareja no esté de acuerdo con ellas. Tienes derecho a recibir respuestas claras y honestas a preguntas importantes. Tienes derecho a decirle que no a tu pareja si no quieres tener relaciones sexuales.[6]
    • Estos son tus derechos. No dejes que tu pareja te convenza de lo contrario.
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    Date cuenta de que no puedes cambiar a tu pareja. No es responsabilidad tuya hacerle entender o darse cuenta de que te lastima. Los abusadores no cambian por recibir tu compasión, ellos cambian aprendiendo a actuar con compasión.[7]
    • No le haces ningún favor a tu pareja si te quedas en la relación. Tal vez sientas que eres “la única persona que la entiende” o que es “una buena persona si llegas a conocerla”, pero no minimices el dolor que dicha persona te causa a ti. No tiene nada de heroico quedarse con una persona que te falta el respeto.
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    No le respondas. Los abusadores son excelentes manipuladores y pueden provocarte hasta el punto de hacerte perder el control para luego culparte de todo. No respondas ninguna indirecta, insulto o amenaza. Si bien puede ser difícil frenar tu temperamento, recuerda que es una trampa y que podrías ser tú quien sufra las consecuencias.[8]
    • Nunca respondas con la fuerza física, aunque te provoquen. Trata de controlar tus impulsos saliendo del lugar, respirando profundo o deteniendo la discusión.
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    Reconoce los riesgos a largo plazo de una relación abusiva. La relación abusiva puede contribuir a problemas físicos (como migrañas, artritis y dolores corporales), a problemas de salud mental (como depresión, trastorno de estrés postraumático, ansiedad y consumo o abuso de alcohol o drogas) y a problemas de salud sexual como un aumento del riesgo de infecciones de transmisión sexual o embarazos no deseados.[9]
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    Busca apoyo. Confía en tus amigos y familiares y pídeles su apoyo. Diles lo que está pasando y que te gustaría que te ayuden a dejar la situación. De seguro estarán dispuestos a ayudarte de cualquier forma que puedan.
    • Puedes crear una señal para avisarles que necesitas ayuda, como un texto codificado.[10] “Prepararé lasaña para la cena” podría ser un código para decir “Tengo problemas y necesito tu ayuda”.
    • Recurre a amigos, familiares, vecinos, líderes espirituales o a cualquiera que pueda ayudarte.

Método 2
Método 2 de 2:
Abandonar la relación

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    Debes saber cuándo decir adiós. En ocasiones, las relaciones simplemente andan mal y no pueden salvarse. Por tu propio bien y por el bien de tu salud mental, trata de reconocer lo más pronto posible si vale la pena esforzarte por esta relación. Recuerda que es poco probable que el abusador cambie.[11]
    • No te permitas aferrarte a la relación solo porque temes dejarla ir. Recuerda todo el dolor que dicha persona te ha causado y que lo mejor para ti es dejarla. Puede ser difícil imaginar tu vida sin esta relación, pero mereces que te traten con más respeto.
    • Nunca dejes que el abuso continué ni justifiques la conducta de tu pareja.
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    Pon tu seguridad en primer lugar. Reconoce que los abusadores raras veces cambian y es probable que el abuso se intensifique con el tiempo hasta el punto de convertirse en violencia física.[12] Con esto en mente, prioriza tu seguridad. Podrías responder a las amenazas de otra manera si temes la violencia, por ejemplo, puedes evitarlas o no reaccionar a ellas. Si bien no defenderte puede ser difícil o hiriente, recuerda que estás priorizando tu seguridad hasta que puedas hacer el próximo movimiento.
    • Si te encuentras en un peligro inmediato y temes por tu seguridad o bienestar, llama a los servicios de emergencia y ponte a salvo de inmediato.
    • Si no te sientes segura en tu casa, ve a casa de un hermano o hermana, a casa de un amigo o a cualquier otro lugar donde te sientas segura.
    • Prioriza la seguridad de tu hijo. Si tienes uno o varios hijos, protégelos. Envíalos a algún lugar seguro como la casa de un amigo.
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    Lleva contigo un celular en todo momento. Podrías necesitar pedir ayuda, llamar a la policía o lidiar con una situación de emergencia respecto a tu seguridad. Debes tenerlo cargado y listo en todo momento para garantizar tu seguridad.[13]
    • Programa la marcación rápida para contactarte con cualquiera que necesites llamar en una emergencia, incluyendo tus amigos, familiares o la policía.
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    Escapa a un lugar seguro. Cuando planees un escape, piensa en los riesgos que pueden presentarse. Por ejemplo, si tienes hijos, asegúrate de que tu pareja no vaya tras ellos o intente hacerles daño. Incluso podrías escapar a un lugar distinto al de tus hijos si te preocupa tu seguridad y la de ellos. Ve a algún lugar que sea seguro y donde estés protegida de tu pareja. Podría tratarse de la casa de un amigo, la casa de tus padres o de tu hermano o un refugio.[14]
    • Siempre ten cuidado al momento de dejar una relación abusiva, incluso si se trata "solo" de una relación emocionalmente abusiva. Puedes obtener ayuda para elaborar un plan de seguridad llamando a la Línea nacional de ayuda para la violencia doméstica 1-800-799-SAFE (7233), si vives en Estados Unidos, o al número de ayuda contra la violencia doméstica de tu país.
    • Pídele ayuda a un amigo o a un familiar que pueda ayudarte a escapar de inmediato. Esta persona puede ayudarte a reunir tus pertenencias, a cuidar tus hijos o puede ser la persona a quien recurrir para escapar rápidamente.
    • Muchos refugios reciben niños y mascotas.
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    Rompe todo contacto. Una vez que hayas escapado con éxito de la relación, no dejes que tu pareja entre en tu vida de ninguna manera. Podría tratar de persuadirte con palabras bonitas, disculparse o decirte que las cosas han cambiado. Recuerda que es muy probable que su conducta vuelva a repetirse, incluso si tu pareja promete que nunca volverá a ocurrir. Permítete sanar a tu manera, sin tu pareja.[15]
    • Borra el número de teléfono de dicha persona y corta cualquier lazo que tengas con ella en las redes sociales. Incluso puedes cambiar tu propio número de teléfono.
    • No intentes mostrarle a tu pareja que estás mejor sin ella. Tu recuperación debe ser personal, solo para ti.
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    Cuida de ti misma. Recuerda que el abuso no fue culpa tuya. Nadie merece ser víctima de abuso por ningún motivo y nada de lo que hiciste justificaba que te trataran de ese modo. Busca formas de ser feliz. Escribe en tu diario, sal a caminar y realiza actividades divertidas, como hacer senderismo o dibujar.[16]
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    Recibe ayuda profesional. Busca un profesional de la salud mental que puede ayudarte a superar la situación. El terapeuta puede ayudarte con el lado emocional de la ruptura y ayudarte a lidiar con los sentimientos de depresión, ansiedad, estrés postraumático o enojo. También puede ayudarte a lidiar con la situación y a superar tus emociones difíciles.
    • Para aprender más sobre consultar con un terapeuta, revisa el artículo “Cómo saber si necesitas consultar con un terapeuta”.

Consejos

  • Para obtener ayuda y consejos sobre cómo huir de una relación abusiva, llama a la Línea nacional de ayuda para la violencia doméstica 1-800-799-SAFE (7233) o al 1-800-787-3224 (si vives en Estados Unidos).

Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011. Este artículo ha sido visto 33 073 veces.