El bullying laboral (mobbing) hace referencia a todo comportamiento intencional y repetido en contra de un empleado con el fin de degradarlo, humillarlo, avergonzarlo o socavar su desempeño. Estas agresiones podrían provenir de colegas, supervisores, de la gerencia y es un problema real para todos los trabajadores a todo nivel. No es broma. Al aprender a detectar y enfrentar un comportamiento de bullying laboral podrás crear un ambiente más productivo y sano para ti y tus colegas. Sigue leyendo para aprender más sobre el tema.

Parte 1
Parte 1 de 4:
Comprender lo que es el bullying laboral

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    Ten presente la naturaleza del agresor y lo que hace. Al igual que sus hermanos o hermanos menores inmaduros en el patio de la escuela, los agresores del trabajo emplean armas de intimidación y manipulación para hacer sentir mal a una persona. Aprender a detectar su comportamiento será el primero paso para detenerlo y volver a trabajar en un ambiente cómodo.
    • El agresor disfruta atormentar a los demás. Es probable que no siempre te lleves bien con todos en el trabajo, pero no quiere decir que esas personas sean más agresivas que tú. Distingue estos dos casos reconociendo el siguiente rasgo: ¿acaso esa persona hace un esfuerzo para fastidiarte, hacerte tropezar o hacerte sentir mal? ¿Parece que disfruta hacerlo? Si la respuesta es afirmativa, podría tratarse de un caso de bullying.
    • Por lo general, los agresores tienen problemas psicológicos muy arraigados relacionados al control. Ten presente que el bullying no se debe a tu desempeño ni a tu personalidad, sino más a las inseguridades del agresor.
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    Reconoce el comportamiento del bullying. Observa los signos que demuestran que el problema es más que un simple malentendido o desacuerdo personal. En el bullying laboral, el agredido podría sufrir lo siguiente:
    • Gritos, ya sean en privado, frente a colegas o clientes
    • Sobrenombres
    • Comentarios despectivos o irrespetuosos
    • Monitoreo, crítica excesiva o quisquillosa de su trabajo
    • Sobrecarga deliberada de trabajo
    • Socavan su trabajo de modo que fracase.
    • Retienen adrede la información necesaria para desempeñar su trabajo de manera eficiente.
    • Exclusión adrede de las conversaciones del personal o del lugar de trabajo para hacerlo sentir incómodo
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    Presta atención a los signos fuera del trabajo que sugieren que eres víctima del bullying. Podrías ser una víctima si sufres en casa de la siguiente manera:
    • Te cuesta dormir o luchas con náuseas y vómitos debido a tu miedo a ir al trabajo.
    • Tu familia se frustra por lo mucho que hablas y te obsesionas sobre tus problemas laborales.
    • Pasas días preocupándote por tener que regresar al trabajo.
    • Tu médico observa problemas de salud como presión arterial alta y otras reacciones causadas por el estrés.
    • Te sientes culpable por haber provocado problemas en tu trabajo.
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    No pases por alto el sentimiento de ser agredido. Si te sientes discriminado o si se burlan de ti desproporcionadamente, podría ser tentador inventar excusas. “A todo el mundo le tratan así” o “Me lo merezco” son las típicas frases de culpa que los agresores aprovechan para seguir atormentándote. Si sientes que eres una víctima del bullying, no caigas en la trampa de aborrecerte a ti mismo. Elabora un plan para detener esos ataques y recuperar tu lugar en el trabajo.[1]
    • A diferencia de los agresores de la escuela, quienes suelen meterse con víctimas que ven solas o débiles, los agresores laborales normalmente se las agarran con los empleados que podrían amenazar su futuro laboral. Si tu presencia hace que alguien no se vea muy bien, esa persona tendrá la necesidad de derribarte, así que tómalo como un cumplido tergiversado. Eres bueno en lo que haces y lo sabes, así que no dejes que te confundan.
    • Muchas veces los más proclives a sufrir de acoso laboral son los trabajadores con algún tipo de discapacidad (sobre todo si es de tipo mental o psicosocial como síndrome de Down, oligofrenia, autismo, síndrome de Asperger, etc.)

Parte 2
Parte 2 de 4:
Tomar medidas

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    Dile al agresor que se detenga. Claro que hacerlo es más difícil que decirlo, pero podrás recordar unos cuantos gestos y respuestas para emplear cuando te agredan.
    • Pon tus manos arriba, crea una barrera entre el agresor y tú, así como un policía usa el cartel de “Pare” con su mano.
    • Di algo corto que exprese tu frustración, por ejemplo: “Por favor, silencio, déjame trabajar” o “Deja de hablar, por favor”. Estas frases te ayudarán a defenderte y te dará argumentos para un posible informe, si continúa ese mal comportamiento.
    • Nunca intensifiques el bullying. Devolverle los insultos o gritarle podría meterte en un lío o empeorar la situación. Emplea un tono de voz calmado, sereno y dile que se detenga como si se lo estuvieras diciendo a un perro masticando una zapatilla.
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    Lleva un registro de todas las agresiones de bullying. Registra el nombre de la persona que te atormente y su método de bullying. Registra horas, fechas, ubicaciones específicas y los nombres de todo testigo presente. Brinda y reúne la mayor cantidad de información posible. Reunir documentación es la manera más importante y concreta para ponerle fin a las agresiones cuando eleves el problema a tus superiores o a un grupo jurídico.
    • Aunque no estés seguro de estar sufriendo bullying, documentar tus sentimientos en un diario podría ayudarte a desfogar tus sentimientos y saber a lo que te estás enfrentando. Como resultado de escribir tus sentimientos y frustraciones, podrías determinar que no es un caso de bullying o que sí lo es, por lo que deberás tomar medidas.
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    Consigue testigos. Consulta con un colega cada vez que te agredan y asegúrate de que te apoye corroborando la evidencia. Pídele que lo anote para tenerlo como referencia futura. Escoge a alguien que trabaje en tu mismo horario o cuyo escritorio esté cerca del tuyo.
    • Si el bullying suele darse en determinados horarios o lugares, procura que tu testigo se quede en ese lugar si sospechas que sufrirás una agresión. Lleva a los socios a una reunión en donde esté el superior que creas que te agrede. Tendrás respaldo en el caso de que las cosas se pongan feas y tendrás evidencia para después.
    • Si te agreden, es muy probable que a otros también. Crea un grupo y ayúdense entre sí para lidiar con un enemigo en común.
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    Mantén la calma y espera un momento. Asegúrate de haber reunido las pruebas necesarias, de mantener la calma y ser profesional. Acudir al jefe corriendo estando emocionalmente alterado podría hacerte ver como un llorón o exagerado, cuando en realidad existe un problema más grande. Si mantienes la calma, serás capaz de expresarte con fluidez, presentar un mejor caso y tendrás mayores probabilidades de cambiar el ambiente de trabajo para bien.
    • Espera una noche entre una agresión de bullying e infórmalo a tu jefe. Si te agreden en el entretanto o si tienes que esperar un tiempo antes de hablar con tu jefe, evita al agresor lo más que puedas. Mantén la calma y sigue tu camino. Si sabes que sufrirás otra agresión, estarás preparado para ello.
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    Concierta una reunión con tu supervisor o representante de RR.HH. Lleva tu evidencia escrita, tus testigos y presenta tu caso con la mayor calma posible. Practica lo que vayas a decir antes de la reunión. Procura que tu queja sea breve y completa toda documentación que te brinden tus superiores.
    • No sugieras una línea de actuación particular a menos que tu jefe te lo pida. En otras palabras, será inapropiado decirle a tu jefe: “Tiene que despedir a Bruno, porque me agrede”. Expón tu caso con la mayor fuerza posible y las únicas pruebas incriminatorias podrían ser: “Me frustra su comportamiento y ya no tengo opciones, por eso pensé que tenía que hacérselo saber”. Deja que tus superiores hagan sus propias conclusiones sobre la línea de actuación.
    • Si el agresor es tu superior, ponte en contacto con RR.HH. o con los superiores de tu supervisor. No es el ejército y no existe una “cadena de comando”. Habla con alguien que pueda hacer una diferencia.
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    Haz un seguimiento. Si el bullying continúa, todavía no se ha solucionado y nada se ha hecho para detenerlo, tendrás el derecho a recurrir a superiores de mayor grado. Habla con una gerencia, personal superior o incluso con RR.HH. Sigue insistiendo hasta que tu queja se tome en serio y la situación se solucione para que puedas trabajar en un ambiente cómodo.
    • Podría ser de mucha ayuda pensar en alternativas variadas para que la situación mejore. Si el supervisor de tu jefe no está dispuesto a despedirlo, pero reconoce que se ha dado una instancia de bullying, ¿estás dispuesto a una transferencia? ¿Estás dispuesto a trabajar desde casa? ¿Qué solución sería la “correcta” para ti? En caso de que sea necesario que presentes tu caso, reflexiona seriamente sobre ciertas alternativas.
    • Si presentas tus pruebas y nada cambia o la situación empeora, consulta con un abogado y considera la posibilidad de tomar medidas jurídicas. Bríndale la documentación y busca tomar acciones legales.

Parte 3
Parte 3 de 4:
Recuperarte del bullying

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    Procura que recuperarte sea una prioridad. Si no te tomas el tiempo para recuperarte de la experiencia con el bullying, no serás un buen empleado ni serás una persona feliz. Tómate un tiempo de descanso e ignora el trabajo durante un tiempo.[2]
    • Si has expuesto un buen caso, deberás ser un buen candidato para gozar de unas vacaciones pagadas. Aprovecha esta oportunidad.
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    Realiza actividades satisfactorias y significativas fueras del trabajo. Por algo se llama “trabajo”, no “momento super-archi-divertido”. Todo empleo, incluso el que tenga un ambiente entretenido, podría cansarte después de un tiempo, por lo que necesitarás unas vacaciones para renovar tu ética de trabajo y espíritu. Si has sido víctima del bullying y quieres empezar a sentirte mejor, entonces:
    • Dedícate a retomar los pasatiempos que hacías antes.
    • Lee más.
    • Empieza a salir.
    • Sociabiliza con amigos y familiares.
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    Habla con tu doctor o psiquiatra. Podrías necesitar cuidados más significativos que aquellos que estén en tus posibilidades. Si has sufrido un tiempo considerable los ataques de un agresor en el trabajo, podrías necesitar hacer terapia o tomar medicamentos.
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    Cámbiate de trabajo. Podría suceder que, aunque hayas lidiado con el agresor, te sientas más cómodo buscando otras oportunidades en otro lugar. Considera toda esta mala experiencia como una oportunidad, no como un contratiempo. Si no estabas contento en tu trabajo, quizá desarrollar más habilidades en otra profesión, cambiarte a un clima diferente o que te transfieran a otra sucursal podría brindarte una perspectiva renovada de la vida y del trabajo.[3]

Parte 4
Parte 4 de 4:
Prevenir el bullying como empleador

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    Implementa una política de tolerancia cero con el bullying en tu empresa. Toda política de bienestar y salud tiene que tener protocolos anti-bullying. Asegúrate de que la gerencia se encargue de ellos, los apoye y se los tome seriamente en todo nivel de la empresa.
    • Compleméntalo con una política abierta y organiza reuniones frecuentes de orientación con respecto al bullying laboral, así te asegurarás de que los empleados a todo nivel estén atentos a este comportamiento.
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    Enfrenta los comportamientos de bullying de inmediato. Será fácil no hacer nada y esperar a que se solucione solo pensando que tus empleados podrán resolverlo por su cuenta, pero no será así. Si quieres tener un ambiente laboral productivo, sano y efectivo, no permitas que un problema se propague entre tus empleados.[4]
    • Investiga todas las quejas con seriedad y en su totalidad. Aunque parezcan provenir de empleados demasiado sensibles y ser el resultado de simples malentendidos, merecen tu atención.
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    Elimina la competencia. A menudo, el bullying pasa a ser una especie de competencia laboral, lo cual hace que los empleados que se sienten amenazados por las habilidades de otros empleados intenten derribarlos o sabotear sus esfuerzos valiéndose de ataques psicológicos. Esta dinámica laboral será peligrosa y problemática, así que no permitas que se propague.
    • La competencia laboral se basa en la creencia de que los empleados querrán lo mejor para sí y trabajarán más cuando se les premie por sus logros. Si bien es cierto que la competencia en algunos modelos de negocio podrían incrementar la productividad, también incrementará la rotación de empleados y podría crear un ambiente incómodo y hostil.[5]
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    Fomenta la interacción entre la gerencia y el personal. Entre más involucrada este tu fuerza laboral a todo nivel entre sí, será menos probable que los trabajdores del nivel más inferior tomen cartas en el asunto con sus propias manos. Imagina que es como El Señor de las Moscas, no permitas que los padres se vayan de la isla y los niños estarán bien.

Consejos

  • No te tomes a pecho lo que te diga un agresor, sino lo único que logrará será dañar tu autoestima.
  • Un agresor podría hacerle a su víctima muchas preguntas como de interrogatorio de policía o al estilo de fiscal. El interrogatorio podría causar que la víctima se sienta temerosa a abrirse, culpable (no el agresor), angustiada, solitaria y a la defensiva.
  • Sigue siendo y sintiéndote bien contigo mismo. No creas los disparates que te digan y no permitas que te impidan ser tú mismo.
  • No creas en los mitos del bullying, tales como “Los palos y las piedras bien podrían romper mis huesos, ¡pero las palabras nunca me herirán!” o “Los adultos no lloran”. Las palabras hieren y llegan hasta el tuétano, por eso el bullying puede entristecer a la víctima al punto de las lágrimas.
  • Cuídate de los chismes o comentarios maliciosos disfrazados de chistes o bromas. Si hiere tus sentimientos, no será algo inocente.
  • En el caso de que te digan cosas desagradables, lo mejor será no decir nada y retirarse del lugar o sino podrás responder una sola palabra que demuestre que no estás interesado en los disparates del agresor(es).
  • No tomes represalias, sino todo podría salirse de control y podrías terminar siendo el agresor en lugar de la víctima.
  • Piensa en la reacción. Si se intensifica, ten un testigo para cada acción futura que puedas tomar. La mayoría de personas advierte al agresor inmediatamente que no la trate de esa manera y que no admitirá bajo ninguna circunstancia dicho comportamiento.
  • Si la situación es pésima, no temas acudir al médico y solicitar días de descanso o un permiso anual.
  • Sigue haciéndote oír y recuerda que no estás solo.
  • Si te llegasen a despedir, puedes acudir a un tribunal laboral. Ellos tomarán las medidas pertinentes, quizá sancionen pecuiniariamente a la empresa y la obliguen a pagarte una indemnización por ello.

Advertencias

  • Toda forma de abuso físico y mental deberá ser considerada una amenaza seria para tu salud y bienestar. Infórmala de inmediato y si es necesario, busca orientación jurídica.

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