Antes de cocinar frijoles secos, es necesario remojarlos. Un remojo profundo suaviza los granos, ayuda a que se cocinen más parejo y a eliminar los almidones que causan gases y otras molestias digestivas. Lo único que necesitarás es una bolsa de frijoles crudos, una olla espaciosa y una cuantas tazas de agua. Luego podrás decidir el método de remojo (el remojo tradicional de toda la noche, el caliente o el rápido) que mejor se adecue a tu horario y al tipo de platillo que vas a preparar.

Método 1
Método 1 de 3:
Hacer un remojo tradicional

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    Revisa que los frijoles no tengan piedras. Vierte los frijoles en una bandeja para hornear grande y plana y distribúyelos por toda la superficie. Cuela los frijoles a mano y quita cualquier objeto foráneo que encuentres. ¡Ningún tipo de remojo suavizará una piedra![1]
    • Ya que los frijoles crecen en la tierra, es común encontrar piedras pequeñas u otros residuos.
    • Las piedras suelen ser fáciles de detectar, ya que no tienen color y generalmente son más pequeñas que casi todos los tipos de frijoles.[2]
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    Enjuaga los frijoles. Transfiere los frijoles a un colador, lávalos con agua de grifo fría y revuélvelos con la mano ocasionalmente. Una lavada rápida en el grifo quitará cualquier residuo de tierra que todavía esté pegado en los granos. Sigue lavándolos hasta que el agua se vea clara.[3]
    • Algunos cocineros omiten este paso, ya que el remojo también sirve para lavarlos, aunque un lavado preliminar ayudará a que los frijoles estén más limpios.
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    Pon los frijoles en una olla o tazón grande y añade agua. Llena la olla hasta que los frijoles estén completamente sumergidos. Debe haber de unos 3 a 5 cm (1 a 2 pulgadas) de agua cubriendo la capa superior. Usa agua fresca o tibia solamente, no fría.[4]
    • Salvo que los prepares en grandes cantidades, lo más sencillo será remojar los frijoles de una sola vez. Dividirlos en varias tandas puede consumir mucho tiempo.
    • Los frijoles se expandirán a medida que absorban el agua, así que asegúrate de escoger un envase del tamaño suficiente para que entren los frijoles hinchados.[5]
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    Remoja los frijoles toda la noche. Cubre los frijoles y déjalos en remojo unas 8 horas como mínimo. Si quieres que salgan más suaves, puedes remojarlos hasta por 24 horas. Entre más se remojen, saldrán más de los azúcares de difícil digestión.[6]
    • Los tipos más suaves de frijoles como las lentejas y los garbanzos pueden solo necesitar unas horas en el agua, mientras que las variedades de cáscara más dura como los frijoles negros necesitarán un remojo más prolongado.[7]
    • Si no tienes mucho espacio en el mostrador, puedes poner el tazón u olla en el refrigerador.
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    Escurre y lava los frijoles. Una vez satisfecho con el tiempo de remojo de los frijoles, destápalos y tira el agua (es probable que notes que tiene un color sucio). Enjuaga los frijoles otra vez y vuelve a llenar la olla con agua para empezar a cocinarlos.[8]
    • El remojo tradicional es útil si tienes mucho tiempo disponible o si prefieres preparar tus alimentos con antelación para ahorrar tiempo haciendo el platillo final.
    • Nunca uses la misma agua del remojo para cocinar los frijoles, sino las mismas impurezas y los almidones regresarán a los frijoles.
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Método 2
Método 2 de 3:
Hacer un remojo rápido

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    Pon los frijoles en una olla grande. Para este método, tendrás que emplear calor directo para remojar los frijoles, así que omite los tazones y demás contenedores, y busca directamente una olla espaciosa segura para usar en la estufa. Una olla común es la mejor opción en la mayoría de los casos. También puedes usar una cacerola más pequeña si solo vas a preparar lo suficiente para una sola porción.
    • No olvides escoger y lavar los frijoles antes de empezar.
    • La olla que elijas debe tener el espacio suficiente para que hiervas varias tazas de agua.
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    Añade la cantidad suficiente para cubrir los frijoles. El agua debe sobrepasar los frijoles por varios centímetros (un par de pulgadas). Te recomendamos usar un poco más de agua de la que necesitarías para un remojo en frío, ya que parte de ella se evaporará durante el hervido.[9]
    • Si quieres una medida más exacta, como regla general puedes echar unas 6 tazas de agua por cada 2 tazas de frijoles.
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    Hierve los frijoles de 1 a 2 minutos. Por la olla destapada a fuego medio alto hasta que el agua empiece a burbujear. Después de pasados un par de minutos, apaga la cocina y quita los frijoles del fuego.[10]
    • Revuelve los frijoles periódicamente mientras hierven para mantenerlos circulando.
    • Este primer hervido rápido empezará a disolver la cáscara cerosa de los frijoles, lo cual puede reducir significativamente su tiempo de cocción.
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    Deja los frijoles en remojo por 1 hora. Mantén los frijoles tapados mientras remojan para retener el calor. Pon un cronómetro para que te acuerdes de revisar los frijoles cuando pase ese tiempo.[11]
    • Pon la olla en uno de los quemadores traseros para evitar golpes o volcados accidentales.
    • El remojo rápido es la manera más rápida de preparar frijoles secos desde cero, además puede ser práctico para hacer una cena de emergencia.
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    Vuelve a llenar la olla con agua limpia. Una vez que la olla enfríe, escurre el agua de remojo y echa más agua limpia para cocinar. Luego, podrás cocinar los frijoles al punto que quieras y usarlos en tus recetas favoritas o guardarlos para calentarlos después.[12]
    • Añadir un chorro de un ácido suave como vinagre o jugo de limón recién exprimido puede ayudar a que los granos granos y duros se cocinen más parejo.[13]
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Método 3
Método 3 de 3:
Hacer un remojo en caliente

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    Vierte los frijoles en una olla. Después de escoger los frijoles y lavarlos, ponlos en una olla grande y con tapa. Asegúrate de que tenga el espacio suficiente para la cantidad de frijoles que vas a preparar, para el agua de remojo y para que el agua pueda elevarse a medida que se calienta.
    • Al igual que con el remojo rápido, tendrás que hacer el remojo y la cocción en la misma olla.
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    Llena la olla con agua. Usa unas 10 tazas por cada 2 tazas de frijoles. Para hacer el remojo en caliente, tendrás que añadir un poco más de agua de la que usarías para el remojo tradicional o rápido. Esto evitará el escape de demasiado vapor mientras los frijoles se cocinan.[14]
    • No llenes la olla demasiado, sino podría rebalsar cuando rompa el hervor.
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    Hierve los frijoles de 2 a 3 minutos. Deja los frijoles destapados y asegúrate de revolverlos periódicamente para que no se peguen. Empezarás a ver una espuma gruesa sobre los frijoles hirviendo. Así sabrás que los almidones pesados se están cocinando.[15]
    • Si el nivel del agua en los frijoles se ve bajo para cuando terminen de hervir, puedes añadir incrementos de media taza.
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    Deja que los frijoles remojen de 2 a 4 horas. Haz espacio en el mostrador o en la estufa para dejar la olla reposando. Con el remojo en caliente, el tiempo adicional que los frijoles pasen remojando se compensará con un tiempo de cocción mucho más rápido.[16]
    • El remojo en caliente es el método más efectivo de preparación para aquellos que quieren frijoles tiernos siempre.
    • Un remojo más prolongado en agua caliente puede reducir los agentes que causan hinchazón hasta el 80 %.
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    Prepara los frijoles para su cocción. Tira el agua sucia de remojo y cámbiala por la misma cantidad de agua limpia. Añade sal, pimienta negra, orégano, cebolla picada y cualquier otro condimento de tu elección. Hierve los frijoles a fuego lento hasta que obtengan la textura de tu preferencia.[17]
    • Remoja en caliente los frijoles destinados para sopas y ensaladas para asegurarte de que salgan suaves.
    • Un grano de frijol perfectamente cocido debe estar firme por fuera, esponjoso por dentro y con la cáscara intacta.
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Resumen rápido

Para remojar los frijoles, ponlos en un colador y lávalos bien, teniendo cuidado de quitar las piedras o los restos que veas. Pon los frijoles lavados en una olla o tazón grande y añade agua tibia hasta que los frijoles estén completamente sumergidos. Luego, tápalos y déjalos en remojo a temperatura ambiente unas 8 horas como mínimo. Cuando los frijoles se hayan suavizado, pon un colador en el fregadero y vierte los frijoles juntos con el agua. Lávalos bien con agua limpia y ¡estarán listos para cocinar!

Consejos

  • El remojo de frijoles en agua salada es una buena manera de precondimentarlos (aunque algunos chefs aseguran que esto puede alargar su cocción).
  • Después de un tiempo, los frijoles secos pueden perder un poco de su humedad interior, cosa que hará que se endurezcan y pierdan su sabor. Asegúrate de que no pasen más de 6 meses después de comprarlos para usarlos.
  • Si tienes hipertensión o estás en una dieta especial, cocinar los frijoles desde cero te ayudará a limitar la cantidad de sodio que consumes.
  • Los frijoles están llenos de nutrientes beneficiosos y vienen en diversas variedades, lo que los hace perfectos para una gran gama de estofados, salsas, ensaladas y guarniciones.
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Cosas que necesitarás

  • bolsa de frijoles secos
  • olla o tazón grande con tapa
  • agua limpia
  • cuchara de palo
  • vinagre o jugo de limón (opcional)
  • sal, pimienta negra y otras especias (opcional)

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Categorías: Recetas de frijoles
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