Ser digno de confianza es un propósito noble. Requiere que seas una persona fiable, coherente y constante, incluso en las situaciones difíciles. Para lograrlo, debes cumplir tus promesas oportunamente. Considera con cuidado lo que vas a prometer y siempre mantén tu palabra. Al final, tus acciones demostrarán qué tan confiable eres.

Método 1
Método 1 de 3:
Cambiar tus hábitos

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    puntual. Si tienes que estar en un lugar, trata de llegar a tiempo. Es mejor estar allí temprano que tarde. Si sabes que vas a toparte con el tráfico o cualquier otro obstáculo, sal de casa temprano para tener tiempo adicional.[1]
    • La puntualidad es una de las mejores formas de mostrar que eres digno de confianza. Incluso llegar unos minutos tarde puede enviar un mensaje errado.
    • Programa la alarma de tu celular para despertarte en la mañana o recordarte cuándo debes partir.
    • Si sabes que te toma mucho tiempo alistarte en la mañana, levántate lo suficientemente temprano para estar listo.
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    Responde los mensajes y correos electrónicos con rapidez. Si recibes una llamada telefónica, un mensaje de texto, una carta o un correo electrónico, léelo y responde en 24 horas máximo. Así la persona recibirá la respuesta apropiada y tú no te olvidarás de responder asuntos importantes.[2]
    • Si alguien te llama y no estás disponible, envíale un mensaje de texto o un correo electrónico preguntándole si puedes devolverle la llamada más adelante.
    • Dedica 30 minutos en la mañana y la tarde a responder a todos tus correos electrónicos. De este modo, no te quedarás sin responderlos si estás ocupado a lo largo del día.
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    Corrige tus errores a tiempo. Cometer errores de vez en cuando no significa que no seas fiable. Solo asegúrate de asumir la responsabilidad de todos tus errores y ofrece corregirlos lo más pronto posible.[3]
    • Por ejemplo, si te comprometiste a comprar las provisiones de camino a casa y lo olvidaste, ofrécete regresar a traerlas.
    • Si cometiste un error en un documento del trabajo, dile a tu jefe que lo corregirás enseguida.
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    Haz un buen trabajo en todo momento. No importa si vas a ayudar a un amigo a instalar su televisor nuevo o preparando un informe en el trabajo, siempre haz tu mejor esfuerzo. Si es posible, ve más allá de lo requerido para mostrar que eres capaz de realizar un buen trabajo de forma constante.[4]
    • Por ejemplo, si ayudas a alguien a colgar cuadros en su pared, tómate el tiempo de medir el espacio y de nivelar cada cuadro. No te conformes con poner un clavo en la pared e irte.
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    Delega tareas cuando sea necesario. Es difícil ser digno de confianza cuando aceptas demasiadas responsabilidades como para que las maneje una sola persona. No temas pedir ayuda a tus colegas, amigos o familiares cuando te sientas sobrecargado.
    • Por ejemplo, podrías decirle a tu pareja “¿Hoy puedes pasar por los niños a la escuela? Le prometí a mi jefe que terminaría este informe antes de finalizar el día, así que es probable que necesite quedarme un poco más tarde”.
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    Ten paciencia contigo mismo. Cambiar tus hábitos requiere tiempo y compromiso. Para lograrlo de manera permanente, debes perseverar en dichos cambios por un periodo prolongado. Los estudios demuestran que en promedio necesitas 66 días de esfuerzo diario y persistente para cambiar un hábito.[5]
    • Es normal que se presenten contratiempos a lo largo del camino. Trata de identificar qué los causó para poder evitar que vuelvan a ocurrir en el futuro.

Método 2
Método 2 de 3:
Mantener tus promesas

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    Acepta tareas que sabes que puedes realizar. Cuando aceptes una promesa por primera vez, solo hazlo si estás seguro de que puedes cumplirla. De lo contrario, pídele a la otra persona que te dé más tiempo para pensar en su pedido.[6]
    • Revisa tu agenda y demás compromisos. Asegúrate de contar con el tiempo suficiente para completar la tarea.
    • Pide más información sobre la tarea para saber qué estás aceptando. Por ejemplo, pregunta ¿Cuándo debes terminarla? ¿Cuánto tiempo tomará? ¿Qué es lo que debes hacer con exactitud?
    • No dejes de lado un compromiso para completar otro. Por ejemplo, no le prometas a tu colega que vas a arreglar su computadora si eso implica perderte el partido de fútbol de tu hijo.
    • Evita exagerar cuando asumas una tarea. Por ejemplo, si tu jefe te pide terminar un informe para el final de la semana, no le digas “Puedo terminarlo en 2 días” si necesitas más tiempo.
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    Aprende a decir que no cuando no puedas aceptar una responsabilidad. Negarte a hacer algo no te hace poco fiable. En vez de eso, demuestra que comprendes la importancia del pedido. Si careces de tiempo, energías o recursos para hacer algo, está bien decir que no puedes cumplir con esa responsabilidad.[7]
    • No es necesario decir “no” directamente. Puedes utilizar un rechazo más suave, como “No creo que pueda hacerlo” o “No puedo prometer eso”.
    • No inventes excusas para librarte de una responsabilidad. Debes ser honesto respecto a tus motivos para no aceptarla. Por ejemplo, en vez de mentirle a tu amigo que tienes una cita el mismo día de su mudanza, podrías decirle “Lo siento, pero no puedo ayudarte”.
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    Escribe tus promesas en una agenda. Es fácil olvidar tus promesas y compromisos si tienes mucho que hacer. Cuando te comprometas a algo, escríbelo. Reserva tiempo para realizarlo. Utiliza la misma agenda, calendario o aplicación para llevar un registro de todos tus compromisos. De este modo, tendrás una idea realista de lo que debes hacer cada día.[8]
    • Por ejemplo, podrías escribir "Cuidar la casa de Juan la próxima semana" o "Entregar el pastel a María el 12 de este mes".
    • Si has prometido algo más abstracto, como ser más considerado o menos bullicioso, podrías darte un recordatorio diario, como "Dile a Sandra lo mucho que significa para ti" o "Recuerda no hacer ruido cuando llegues a casa esta noche".
    • Fíjate un plazo para realizar la tarea. Podrías dividirla un poco cada día o escribir la fecha de cuándo debes terminarla. Si es en un día específico, separa el tiempo que necesites para prepararla y completarla.
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    Trázate objetivos SMART. Es más fácil cumplir tus objetivos y compromisos si los mantienes de acuerdo con la técnica SMART (acrónimo en inglés basado en los adjetivos: específico, medible, realizable, realista y limitado en el tiempo). En vez de comprometerte a hacer algo vago y agobiante (por ejemplo, “Voy a ser más productivo en el trabajo”), haz una promesa más específica que siga dichos criterios.[9]
    • Por ejemplo, en vez de fijarte un objetivo de productividad general, podrías decir “Voy a terminar estos dos informes importantes para el final de la semana”.
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    Cancela un compromiso con anticipación si es necesario. En ocasiones, las situaciones que no podemos controlar impiden que mantengamos nuestras promesas. Cuando esto es así, es mejor que la otra persona lo sepa con suficiente tiempo de anticipación. Apenas sepas que no puedes cumplir una promesa, contáctate con la persona involucrada para que pueda hacer otros arreglos.[10]
    • Discúlpate y explícale tus motivos para no poder hacerlo. Por ejemplo, dile “Sé que contabas conmigo para ayudarte con la mudanza este sábado, pero mi esposo está enfermo y no creo que pueda hacerlo. Lo siento mucho”.
    • Si es posible, sugiérele a alguien más que pueda ayudarle. Por ejemplo, podrías decir “Creo que Lucía tiene un camión donde entran tus muebles. ¿Quieres que le pregunte si está disponible?”.
    • No esperes hasta la noche anterior o ese mismo día para decirle que no puedes, a menos que sea estrictamente necesario.

Método 3
Método 3 de 3:
Convertirte en una persona digna de confianza

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    Confía en los demás. Una de las mejores formas de mostrar que eres confiable es confiar en otras personas. Si les pides ayuda, comprenderán que confías en ellas y eso les permitirá aprender a confiar en ti.[11]
    • Por ejemplo, si tienes problemas con un error de la computadora, no te hagas el que sabe cómo solucionarlo cuando no es así. Pídele ayuda a un colega.
    • Si no tienes suficiente dinero para el almuerzo, pídele a un amigo que te preste lo que te falta y promete que le pagarás más tarde. Solo asegúrate de cumplir con tu promesa y de devolverle el dinero.
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    Desarrolla relaciones sólidas con otras personas. La confianza es un proceso lento. Para desarrollarla con el tiempo, esfuérzate por cultivar relaciones sólidas con tus amigos, colegas, familiares y otros seres queridos. Debes estar presente para ellos cuando te necesiten y celebra sus triunfos junto con ellos.[12]
    • Marca los cumpleaños, aniversarios y otras fechas importantes en tu calendario para no olvidarlos. Siempre recuerda enviar un regalo o una tarjeta.
    • Tener relaciones sólidas les demuestra a los demás que otras personas confían en ti. También es una muestra de que puedes desarrollar lazos y promesas a largo plazo.
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    Logra tus objetivos. Ser constante es una manera importante de expresar qué tan fiable eres. Trázate un objetivo y lógralo. Trabaja cada día para hacerlo posible. Realizarlo les mostrará a los demás que puedes cumplir los objetivos y proyectos grandes.[13]
    • Por ejemplo, si tu propósito de año nuevo es estar en mejor forma, ve al gimnasio 3 a 5 días por semana. Inscríbete en una clase de ejercicios o aprende a levantar pesas. Persevera hasta que alcances tus objetivos de estado físico. Los demás te admirarán por tu triunfo.
    • Si siempre hablas de tu deseo de escalar una montaña, empieza a tomar las medidas necesarias para lograrlo. Únete a un gimnasio de escalada en roca, entrena con caminatas pequeñas o vete de vacaciones a las montañas.
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    Di la verdad cuando te pregunten algo. Si alguien te pide tu opinión o consejo, responde con sinceridad. Si mientes y te descubren, los demás ya no te pedirán ayuda o tu opinión. Recuerda que puedes ser honesto y cortés al mismo tiempo.[14]
    • Por ejemplo, si tu amigo te pide una crítica constructiva de su novela, sé honesto y minucioso. Puedes ser amable y felicitar su trabajo, pero asegúrate de que reciba la opinión que desea. Por ejemplo, podrías decirle "Tu historia es realmente emocionante; la disfruté mucho. Pero he notado algunos vacíos en la trama sobre los que quería preguntarte".
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    Evita los chismes o propagar rumores. Si alguien te cuenta algo personal, privado o confidencial, no lo difundas. Andar chismeando es un gran abuso de confianza. Si lo haces, los demás ya no confiarán tanto en ti.[15]
    • Por ejemplo, si tu hermana te dice que se va a divorciar, no se lo cuentes al resto de la familia a menos que ella lo autorice. Ella debe tener sus razones para esperar para decirlo a los demás.
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    Respeta lo que no te pertenece. A los demás les será más fácil confiar en ti si eres cuidadoso con sus cosas. Siempre devuelve los objetos prestados sin demora y en buen estado. Si las personas saben que sus pertenencias están seguras en tus manos, estarán más dispuestas o dejarte utilizar sus cosas en el futuro.
    • Esto también se aplica para el dinero. Si alguien te presta cierta cantidad, trata de pagar tu deuda lo más pronto posible o dentro del plazo acordado.

Consejos

  • Demostrarles a los demás que eres digno de confianza requiere tiempo. Mantente coherente con tus acciones para demostrar que eres una persona confiable.
  • Una acción vale más que mil palabras. Nada de lo que digas importa si no lo haces.

Acerca de este wikiHow

Leah Morris
Coescrito por:
Coach de vida
Este artículo fue coescrito por Leah Morris. Leah Morris es coach de vida y transición de relaciones, y es propietaria de Life Remade, un servicio integral de coaching personal. Con más de tres años como coach profesional, se especializa en guiar a las personas a medida que avanzan en las transiciones de sus vidas a corto y largo plazo. Leah tiene una licenciatura en Comunicación Organizacional de la Universidad Estatal de California, Chico, y es una entrenadora certificada de Transformational Life por medio del Instituto Southwest de Artes de Sanación. Este artículo ha sido visto 54 707 veces.