Un hombre duro tiene tanto resistencia física como mental. Ellos saben controlar sus emociones, no dejan que otras personas los influencien con facilidad y siguen sus propias reglas. Ellos se defienden solos y defienden a otras personas. Cualquiera puede convertirse en un hombre duro si está dispuesto a practicar y entrenar mucho.

Método 1
Método 1 de 3:
Tener resistencia mental

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    Cuestiona los pensamientos negativos. Todos tenemos pensamientos negativos de vez en cuando, pero tener demasiados puede empezar a afectar tu comportamiento y la visión que tengas de ti. Si no cuestionas estos pensamientos negativos, podrías no alcanzar tu potencial ni ser la persona que te gustaría ser. Para cuestionar estos pensamientos, anótalos, evalúalos y responde con un pensamiento más positivo.[1]
    • Por ejemplo, si tu pensamiento inicial es “Soy débil”, empezarás escribiendo este pensamiento en un papel. Luego te preguntarás “¿Hay evidencia de que no soy débil?”. Por último, reemplazarás el pensamiento inicial con uno más positivo, como “Soy una persona fuerte. Hay aspectos que debo mejorar, pero me estoy esforzando por ser mejor”.
    • Tienes que practicar los pensamientos positivos hasta que se vuelvan algo natural.
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    Céntrate en lo que puedas controlar. No siempre podrás controlar tus circunstancias, pero sí la manera en la que respondas a ellas. El tiempo que pases preocupándote por un problema será un desperdicio de energía mental. Si notas que te preocupas por algo, identifica con exactitud qué te preocupa y luego desarrolla un plan para solucionar el problema.[2]
    • Por ejemplo, si te preocupa una presentación importante que se aproxima, empieza anotando los motivos por los que te preocupe. Luego crea un plan para prepararte para la presentación y aborda toda inquietud específica. Dedicar energía a desarrollar una presentación grandiosa es una manera mucho mejor de usar tu tiempo que sentarte a pensar en todas las maneras en las que podría salir mal.
    • Desarrollar buenos hábitos e intensificar tu fuerza de voluntad también son maneras de ayudarte a manejar el estrés y centrarte en tu comportamiento, en lugar del problema.[3]
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    Fíjate metas. Fíjate metas específicas y a corto plazo. Esto te ayudará a centrar la mente en una tarea a la vez en lugar de pensar en lo que tienes que hacer a continuación. También te volverás más seguro cada vez que cumplas una meta.
    • Si te estableces la meta de ejercitarte, fíjate “terminar los siguientes 60 minutos de tu ejercicio” en lugar de “ejercitarte por 60 minutos, 5 veces a la semana”.
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    Afronta los obstáculos. Habrá obstáculos en el camino. La manera en la que los afrontes determinará si eres un hombre duro. Acepta los obstáculos como una parte del proceso de crecer y mantente centrado en la meta. Dedica un tiempo a escribir sobre tu experiencia o pensar en ella, y sobre lo que has aprendido. Podrías preguntarte lo siguiente:[4]
    • ¿Qué hice?
    • ¿Cómo podría haberlo hecho mejor?
    • ¿Qué haría si pudiera atravesar esta situación de nuevo?
    • ¿Qué hice bien?
    • ¿Qué aprendí que podría aplicarlo en mis metas futuras?
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Método 2
Método 2 de 3:
Ser resistente a nivel físico

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    Haz ejercicio con frecuencia. Ten un programa de ejercicios constante que puedas seguir. Entrena lo más duro que puedas. Reduce el tiempo de descanso entre los ejercicios. Por ejemplo, en lugar de correr dejando un día, podrías correr 5 o 6 días a la semana y tener un día de descanso. Si levantas pesas, podrías descansar 30 segundos entre los ejercicios en lugar de hacerlo por 1 o 2 días.
    • Dado que harás que tu cuerpo se esfuerce mucho, será importante que consumas una dieta saludable y duermas lo suficiente.
    • Si no haces ejercicio, conversa con el doctor antes de empezar.
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    Entrena al aire libre. Si solo entrenas dentro de casa, te limitarás a un entorno controlado. Cuando salgas al aire libre, desafiarás más a tu cuerpo. Entrena en entornos fríos y calientes. Camina y corre en las colinas y senderos en lugar de seguir superficies planas y pavimentadas en todo momento.[5]
    • También puedes adaptar tu ropa para hacer que el entorno sea más desafiante. Si hace calor al aire libre, usa pantalones largos y prendas de manga larga en lugar de pantalones cortos y una camiseta sin mangas. Si hace frío al aire libre, usa la menor cantidad de ropa que puedas aguantar cuando entrenes.
    • Aumenta la intensidad poco a poco. No debes lastimarte. Por ejemplo, podrías entrenar en un clima cálido con pantalones cortos y una prenda de manga larga. Una vez que tu cuerpo se acostumbre a la prenda de manga larga, podrás agregar los pantalones largos.
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    Supera tus límites. Tu cuerpo se adaptará a las condiciones del entrenamiento. Debes combinarlo y realizar una variedad de actividades. Impúlsate constantemente para alcanzar el siguiente nivel. Si correr en el clima frío es fácil, hazlo cuando haga frío y esté lloviendo. Si has hecho 20 repeticiones la última vez, ahora trata de hacer 25.[6]
    • Haz todo lo que haga que te ensucies.
    • Las carreras espartanas, las pistas de obstáculos y las carreras de aventura son buenas opciones.
    • Si puedes entrenar con otras personas, siempre esfuérzate por ser el mejor y superar a las otras personas.
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    Afronta el dolor. El dolor es inevitable cuando haces que tu cuerpo se esfuerce. Trata de controlar el dolor por tu cuenta. No te quejes con las otras personas sobre lo que sientas. El pensamiento positivo también te ayudará a lidiar con el dolor. El dolor hará que estés un paso más cerca de ser el hombre que quieres.
    • Repítete “Puedo lidiar con el dolor. Esto me ayudará a ser más fuerte”.
    • Si el dolor se vuelve tan fuerte que no puedes realizar tus actividades diarias, acude a un profesional de la atención médica para cerciorarte de que no tengas una lesión grave.
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Método 3
Método 3 de 3:
Comportarte como un hombre duro

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    Haz algo incómodo a diario. Como un hombre duro, tus emociones o circunstancias no podrán controlarte. Se requiere tiempo para alcanzar esta etapa y debes practicar afrontando incomodidades pequeñas todos los días. Mientras más practiques, mejor lo harás.[7]
    • Las incomodidades pequeñas (como tomar duchas frías, ayunar un día a la semana o seguir una dieta estricta) son un buen punto inicial.
    • Si tienes problemas para encontrar una incomodidad pequeña, elabora una lista de las cosas que te irriten o no te guste hacer. Luego elige una en la cual trabajar. Por ejemplo, si odias despertar temprano, empieza a hacerlo 15 minutos antes por la mañana.
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    Elige tus batallas. El simple hecho de que puedas pelear no significa que debas hacerlo. No tienes que demostrarle nada a nadie. Solo pelea cuando sea necesario y por una buena causa. Nunca debes iniciar una pelea, pero definitivamente puedes terminar una.[8]
    • Defiende a las víctimas de bullying y a las que usen como chivos expiatorios. Muestra empatía por la víctima y diles a los acosadores que no la molesten.
    • Si alguien se choca contigo o te dice algo grosero, no valdrá la pena que te pelees. Sin embargo, valdrá la pena que lo hagas si la persona se choca con tu novia, pareja, hermana o madre; o si les falta el respeto.
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    No te quejes. Sin importar lo que sientas o lo que atravieses, no te quejes de ello con otras personas. Si te quejas, las otras personas pensarán que eres débil. En lugar de quejarte, afronta los problemas de forma directa y sé valiente.
    • Esto es importante en especial cuando estás cerca de otras personas. Por ejemplo, si te has ejercitado mucho un día y estás muy adolorido, no tendrás que decírselo a los demás. No quieres empatía, sino que te respeten.
    • Si has estado despierto toda la noche trabajando o estudiando, no les digas a las personas lo cansado que estás al día siguiente. En lugar de ello, dedícale esfuerzo adicional a tu apariencia al día siguiente. Las personas verán que has trabajado mucho, pero no te ha afectado.
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    Cíñete a tus creencias. No dejes que lo que otras personas hagan o digan influya en ti. Ten tu propia opinión y cíñete a tus creencias. Siempre actúa siguiendo estas creencias y adopta medidas si alguien las viola. Tu reputación es muy importante. Sé un líder, no un seguidor.[9]
    • Por ejemplo, si tienes creencias sólidas en torno a ser amigable con los animales y los niños, podrías corregir a alguien que golpea a su perro por ser desobediente.
    • Si crees en ser leal y sincero con tus amigos, no toleres a aquellos que mientan y sean turbios.
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    Habla con seguridad. Mira a las personas a los ojos y habla con convicción. No tienes que levantar la voz ni decir groserías, pero habla como si creyeras lo que dices. Si no crees tus palabras, otras personas no te creerán.[10]
    • Por ejemplo, en lugar de decir “Creo que fue una muy buena película”, di “Fue una película grandiosa. Tienes que verla”.
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    Determina cuándo ser blando. Incluso los hombres duros tienen límites. Hay ocasiones en las que tu resistencia podría no ser de ayuda para ti u otras personas a tu alrededor. Nunca debes ser un peligro para ti u otras personas. Pide ayuda si la necesitas. Recuerda que no tienes que demostrarle nada a nadie. Eres un hombre duro porque has dedicado un tiempo a mejorar tu persona.
    • Podrías tener que ser un poco más blando para reconfortar a un amigo, ayudar a alguien en necesidad o mostrar humildad.
    • Puedes ser un hombre duro y aun así tener emociones.
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