Las gafas de natación protegen los ojos y permiten ver debajo del agua, así que saber cómo ponérselas correctamente es importante. Comienza presionando los cubreojos tipo copa en tu cara hasta que sientas una ligera succión. Una vez que tengas los cubreojos en su lugar, coloca la correa elástica trasera en tu cabeza y ajústala en la longitud apropiada para que asegure a las gafas, pero no aprieten mucho. Las gafas de natación deben formar un sello cómodo para que no entre el agua y que no pellizquen tu piel.

Método 1
Método 1 de 3:
Ponerse y quitarse gafas de natación

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    Agarra las gafas por los bordes de los cubreojos. Sostén las gafas para que el interior de los lentes apunte hacia ti. Coloca los pulgares en el fondo de los cubreojos, luego coloca los dedos índices alrededor de la parte superior de los marcos. El pulgar derecho debe estar en el cubreojos derecho y el pulgar izquierdo en el cubreojos izquierdo.[1]
    • Voltea la correa hacia la parte delantera de las gafas para que no molesten mientras te las pongas.
    • Como alternativa, puedes comenzar con la correa alrededor del cuello y las gafas colgando frente a ti.
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    Presiona las gafas contra tus ojos. Lleva las gafas hacia tu cara, guiando los cubreojos hacia los ojos. Presiona los dedos suavemente en los bordes de los marcos. Debes sentir una ligera succión mientras forman un sello en la piel alrededor de los ojos.[2]
    • Solo la goma suave alrededor del interior de los cubreojos debe estar en contacto con la cara.
    • Asegúrate de que los cubreojos no te pellizquen o tiren la piel. Si lo hacen, tendrás que quitártelos y volverlos a posicionar hasta que se sientan cómodos.
    • Evita que los lentes se toquen entre ellos. Esto puede dejar manchas y obstruir la visión debajo del agua.
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    Guía la correa hacia arriba sobre tu cabeza. Sosteniendo las gafas presionadas en los ojos con una mano, usa la otra mano para posicionar la correa hasta que quede de nuevo en la parte trasera de la cabeza al nivel de los ojos. Si se ve de costado, la correa y los cubreojos deben formar una línea recta horizontal.[3]
    • Si la correa no se siente cómoda en ese lugar, deslízala hacia arriba en vez de abajo. Mientras más abajo esté, más probable es que las gafas se caigan mientras estés nadando.
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    Ajusta la correa para lograr un ajuste cómodo y seguro. Tira el extremo suelto de la correa de goma por la ranura de la hebilla en el costado del marco para ajustar las gafas. Si quieres aflojarlas, levanta la palanca de la hebilla y tira la correa hacia afuera para que quede un poco suelta. Las gafas de natación deben estar ajustadas pero no apretadas.[4]
    • Antes de sumergirte, revisa que las gafas estén bien aseguradas alrededor de las cavidades de los ojos y que puedas ver claramente con ambos lentes.
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    Tira la correa sobre tu cabeza desde atrás para quitarte las gafas. Cuando estés listo para quitártelas, simplemente invierte el movimiento que has usado para ponértelas. Ve hacia atrás de las orejas y desliza los pulgares debajo de los lados de la correa, luego levántala sobre tu cabeza hasta que las gafas salgan.
    • No trates de quitarte las gafas tirando de los cubreojos. Si no tienes cuidado, pueden volverse y golpearte la cara.
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Método 2
Método 2 de 3:
Probar gafas de natación para encontrar el ajuste adecuado

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    Elige un par de gafas que queden cómodas alrededor de los ojos. Cuando compres un nuevo par de gafas, prueba diferentes pares para comparar las formas de los lentes y la sensación de los cubreojos. El par correcto de gafas debe amoldarse a tu cara al punto en que casi no se sientan. Si los oculares te pellizcan o tiran la piel o restringen tu campo de visión, lo mejor es buscar otro par.[5]
    • Si tienes cavidades oculares redondas, por ejemplo, es probable que estés más cómodo con gafas que tengan oculares lisos y redondos. Si tus ojos son más almendrados, busca un par con goma contorneada alrededor de los cubreojos.
    • Tomarte tiempo para elegir gafas que te queden bien puede significar la diferencia entre nadar libremente y estar con una incomodidad constante.
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    Presiona los cubreojos en la cara para probar la succión. Coloca los cubreojos en la posición alrededor de los ojos, luego aplica una presión suave en los bordes. Si las gafas te quedan bien, deben pegarse a la piel por un par de segundos antes de salirse.[6]
    • No debes deslizar la correa sobre tu cabeza en este punto; solo estás probando cómo quedan los cubreojos por sí solos.
    • Las gafas de natación que se caigan inmediatamente son de la forma incorrecta para tu cara.[7]
    • Si solo uno de los cubreojos se queda pegado, no necesariamente significa que las gafas tienen un mal ajuste. Pruébate otros pares y nota las diferencias entre ellos antes de tomar una decisión.
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    Tira la correa para tener una idea de cómo se usan las gafas. Una vez que estés satisfecho con el ajuste de los cubreojos, termina de colocarte las gafas de la forma en que lo harías normalmente. Guía la correa sobre tu cabeza para que quede al nivel de los cubreojos. Con un ajuste mínimo, debe quedar ajustada sin apretar.[8]
    • Si te empieza a doler la cabeza o experimentas visión borrosa luego de usar las gafas por un par de minutos, descártalas y busca un par más apropiado.
    • La correa de goma puede tirar tu cabello durante tu prueba de ajuste. Esto puede ser incómodo, pero no necesariamente significa que es un mal par de gafas. No debes tener el mismo problema una vez que estés en la piscina o usando una gorra de baño.
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    Ajusta la correa nasal cambiando la distancia entre los oculares. Algunos tipos de gafas de natación más caros tienen correas nasales regulables. Estas pueden ajustarse desenganchando la correa donde se conecta con el ocular y volviéndola a enganchar para un mejor ajuste en el puente de la nariz. Para aflojar la correa nasal, separa más los oculares.[9]
    • Al igual que los oculares, es importante que la correa nasal quede cómoda si vas a usar las gafas por un periodo largo.
    • No todas las gafas tienen correas nasales regulables. Siempre y cuando el par que te pruebes te quede bien alrededor de los ojos, las correas regulables no son necesarias.
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    Busca gafas con oculares profundos si tus pestañas rozan los lentes. Las pestañas pueden ser una gran distracción cuando tratas de concéntrate en nadar. Para asegurarte de que no tengas este problema, trata de pestañear un par de veces una vez que tengas las gafas puestas. Si sientes que las pestañas rozan la parte trasera de los lentes, considera comprar un par que tenga más espacio.[10]
    • Las gafas de natación con más espacio quedan más alejadas de los ojos y les brindan a las pestañas más libertad para moverse mientras pestañeas.
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Método 3
Método 3 de 3:
Encontrar el par de gafas correcto para ti

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    Elige unas gafas de natación suecas para mejor comodidad. Las gafas de natación suecas son un estilo antiguo de gafas acuáticas que aún son populares entre muchos nadadores. Tienen cubreojos moldeados de plástico duro, con lentes que bridan protección solar para nadar en el exterior. La mayoría de los pares tienen una correa nasal regulable que conecta los cubreojos.[11]
    • Un paquete de 2 gafas de natación suecas solo cuesta cerca de 15 dólares en promedio, lo que las hace una opción más económica si no estás acostumbrado a usar equipos de primera línea.
    • Las gafas suecas deben armarse antes de su primer uso. Por esta razón, pueden ser un poco complicadas para que las usen los niños pequeños.[12]
    • Una desventaja de las gafas suecas es que el plástico duro que tienen las hacen un poco menos cómodas para usarlas prolongadamente.
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    Compra gafas de competición para mejor comodidad y desempeño. Las gafas de competición son hechas de materiales livianos e hidrodinámicos, y brindan un sello hermético perfecto siempre. Este énfasis en la comodidad te permitirá enfocarte solo en nadar. Además, vienen en una variedad de formas y tamaños, así que siempre podrás encontrar un par que te quede bien.[13]
    • Un buen par de gafas de competición puede costar hasta 50 dólares, pero ten en cuenta que cuando se trata de equipos especiales para deportes, obtienes lo que pagas.
    • Debido a que son más pequeñas que las gafas normales, las gafas de competición pueden presionar más la cavidad ocular cuando se usan para sesiones largas de natación.[14]
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    Usa lentes de color para reducir el resplandor. Las gafas con lentes oscuros son el equivalente a gafas de sol para un nadador. Ya que brindan protección solar y una capa antivapor, son útiles para bloquear la luz del sol en los días soleados. Si sueles nadar mayormente en el exterior durante la mañana o la tarde, los lentes de color pueden ser una buena opción.[15]
    • Puedes comprar gafas con lentes de color en cualquier tienda de venta de equipos y accesorios para natación.
    • Al igual que las gafas de sol, las gafas de natación oscuras no se deben usar en el interior. Usarlas adentro puede dificultar la vista de tu marca, los divisores de carril o a otros nadadores.
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    Pruébate un par con lentes de color para mejorar la visibilidad adentro. Los lentes de color dejan entrar cantidades variables de luz, lo que los hace adecuados para una amplia gama de condiciones. Los lentes ámbar y amarillos, por ejemplo, son efectivos para hacer que las piscinas se vean más claras debajo del agua. De manera similar, los lentes azules brindan una claridad óptima para nadar en el exterior.[16]
    • Los lentes de las gafas de natación vienen en una variedad de diferentes colores. El color que funcione mejor para ti dependerá mayormente de la profundidad, el color y los químicos del agua de la piscina en la que suelas nadar.
    • Cuando nades en un ambiente con poca luz, es mejor usar los lentes transparentes normales para evitar cualquier distorsión que pueda interferir en tu visión.
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    Pide gafas recetadas si tienes requisitos especiales de visión. Visita al oftalmólogo para que te hagan un par acorde a tus especificaciones exactas. Las gafas recetadas usan los mismos lentes correctivos que los anteojos o los lentes de contacto, lo que significa que puedes disfrutar de una visión nítida debajo del agua y ahorrar espacio en tu bolso.[17]
    • También puedes encontrar versiones ya hechas en recetas comunes en algunas tiendas de natación.
    • Como regla general, no debes usar lentes de contacto en el agua debido al riesgo de contaminación bacteriana. Si no puedes conseguir gafas de natación recetadas; sin embargo, puedes colocar dentro lentes de contacto descartables y desecharlos al final de la sesión.[18]
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Consejos

  • Comprar gafas de natación es un proceso muy personalizado, así que no temas ser exigente. Prueba muchos ajustes y estilos diferentes hasta que encuentres el par que se vea y se sienta mejor en tu cara.
  • Asegúrate de revisar la política de devolución de la tienda antes de hacer una compra. Debes saber si aceptan devoluciones si descubres que tus nuevas gafas no se ajustan correctamente luego de un par de baños.
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Advertencias

  • Asegurar un ajuste adecuado es importante si se trata de niños que van a usar las gafas. Un ajuste malo resulta en fugas e irritación ocular.
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Acerca de este wikiHow

Brad Hurvitz
Coescrito por:
Instructor de natación certificado
Este artículo fue coescrito por Brad Hurvitz. Brad Hurvitz es un instructor certificado de natación de My Baby Swims, una escuela de natación para adolescentes con sede en La Jolla, California. Brad está capacitado como instructor de recursos de natación infantil (ISR, por sus siglas en inglés) con el programa Self-Rescue® de ISR. Se especializa en entrenar a niños de seis meses a seis años de edad en habilidades de supervivencia como flotar sobre su espalda para respirar y nadar de regreso a la pared, al mismo tiempo que educa a los padres sobre cómo mantener a sus hijos a salvo. Tiene una maestría en Administración de Empresas de la Universidad Estatal de Oregon. Este artículo ha sido visto 8558 veces.
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