Algunas veces, es probable que escuches el término autoaceptación y que entornes los ojos mientras piensas en algo como “¿Cómo puedo ser mejor si me acepto a mí mismo por quien soy? ¿No corro el riesgo de volverme perezoso o de estancarme?”. La idea de la autoaceptación no tiene que ver con no crecer o no cambiar. Consiste en reconocer que eres lo suficientemente bueno, sin importar en qué parte del camino te encuentres. Se trata de amarte y de valorarte por lo que ofreces al mundo que te rodea. Pasar algo de tiempo resaltando tus mejores rasgos es una buena manera de empezar a desarrollar la autoaceptación.

Método 1
Método 1 de 3:
Celebrar tus fortalezas

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    Haz una lista de las cosas que te hacen excepcional. Toma una hoja de papel y haz una lista de tus mejores rasgos. No seas tímido al respecto. Escribe las fortalezas que admiras en ti, así como los cumplidos que has recibido de otras personas.[1]
    • Por ejemplo, puedes incluir cosas como “Soy muy organizado” o “Las personas dicen todo el tiempo que soy un buen orador”.
    • Puedes mantener la lista de tus fortalezas en un libro y luego recurrir a esta cuando necesites una inyección de confianza. Si alguna vez recibes notas de agradecimiento o comentarios positivos de otras personas, ponlos en el libro para que puedas recordar que otras personas te valoran por quien eres.
    • Si necesitas ayuda para determinar tus fortalezas, trata de hacer la evaluación de carácter en el siguiente enlace: https://www.viacharacter.org/www/.
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    Solicita comentarios positivos de las personas que te rodean. De manera predeterminada, nunca podrás verte a ti mismo con los ojos con los que los demás te ven. Por lo tanto, llama a algunos amigos o familiares, y pídeles que identifiquen las fortalezas que ven en ti.[2]
    • Puedes oír los cumplidos habituales, pero alguien también puede identificar un aspecto que generalmente no veas como fortaleza. Esto puede ser algo como “Creo que siempre acudes a ayudar a las personas que te necesitan” o “Nunca te escuché chismear y eso es algo muy bueno”.
    • Añade estas fortalezas nuevas a la lista preexistente de rasgos buenos.
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    Repite afirmaciones positivas acerca de tus mejores rasgos diariamente. Usa la lista que has elaborado para una sesión poderosa de afirmación cada día. Repasa la lista y lee en voz alta todos los rasgos añadiendo la palabra “soy” al comienzo de cada uno.[3]
    • Por ejemplo, puedes decir “Soy muy organizado” y “Siempre acudo a ayudar a las personas que me necesitan”.
    • Luego de completar las afirmaciones, es muy probable que te sientas más seguro y con más poder con respecto a quién eres como persona.
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    Ejercita las fortalezas en el mundo que te rodea. Acepta los desafíos en los que puedas recurrir a tus fortalezas. Esto te ayudará a desarrollar una actitud de “sí se puede”. Con el tiempo, empezarás a definirte menos por los errores y más por los talentos y los logros.[4]
    • Si eres muy creativo, inscríbete para ayudar a hacer disfraces para la obra de la escuela. Si eres un orador talentoso, únete a un grupo Toastmasters para afianzar la habilidad.
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    Usa tus buenas cualidades para ayudar a otras personas. Otra manera de celebrar tus fortalezas es usándolas para hacer la vida de los demás más sencilla. Esto puede traducirse en un compromiso voluntario en tu comunidad o simplemente en la colaboración cuando otros necesitan ayuda.[5]
    • Si realmente eres compasivo, trata de dedicar algo de tiempo a un refugio local para animales o para indigentes. Si eres bueno con los niños, ofrécele a tu vecino cuidar a sus hijos para que pueda salir con su esposa por la noche.
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Método 2
Método 2 de 3:
Lidiar con las deficiencias

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    Asume la responsabilidad de tus deficiencias. Puedes esforzarte mucho para superar tus deficiencias, pero eso solo te mantendrá estancado. Tómate un momento para etiquetar cuál es el problema y siéntate sabiendo que la capacidad de reaccionar ante este problema está a tu alcance.[6]
    • Por ejemplo, si te sientes abatido por tus bajos ingresos, admítelo en voz alta. Di algo como “Mi salario afecta la manera en que me veo a mí mismo. Me siento indefenso”.
    • Ahora, fortalécete imaginando que solo tú puedes hacer algo al respecto. Puedes decir algo como “Soy el único que puede mejorar mi situación financiera”.
    • Recuerda que no es necesario que seas perfecto. Aprende a aceptar tus debilidades y tus deficiencias si son cosas que no puedes cambiar, y busca maneras de superarlos.
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    Establece metas realistas si quieres cambiar. La aceptación se centra en el empoderamiento, así que analiza tus deficiencias y decide si deseas trabajar en estas o simplemente ignorarlas. Si quieres cambiar, elabora un plan usando metas SMART para mejorar en estas áreas.[7]
    • Las metas deben ser específicas, medibles, alcanzables, realistas y limitadas temporalmente (las siglas de estas palabras en inglés componen el acrónimo SMART). Evita las metas vagas como "Quiero ser feliz". Una buena meta SMART puede ser algo como “Quiero pedir un ascenso o postular a empleos mejor pagados para mejorar mis ingresos. Lo haré a fin de mes”.
    • Trata de no sobrecargarte; solo encárgate de una deficiencia (como el ingreso) a la vez.
    • Algunas deficiencias no se pueden cambiar, lo cual está bien. Por ejemplo, si crees que tu altura es una deficiencia, eso es algo que no puedes cambiar. En vez de eso, esfuérzate en aceptar esa parte de ti mismo y conviértela en algo positivo.
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    Cuestiona tu monólogo interior negativo. Sé consciente del lenguaje negativo o derrotista, y empieza a cuestionar su validez. Hazte preguntas como ¿Hay alguna evidencia que pruebe esta afirmación? ¿Esta declaración hace que te sientas mal contigo mismo? ¿Hay alguna otra manera más motivadora de examinar la situación?[8]
    • Por ejemplo, puedes pensar algo como “Nunca seré bueno tocando la guitarra”. Cambia el monólogo interior a algo más realista, como “Si practico más, podré tocar mejor la guitarra. Sin embargo, en este momento, tocarla no es una prioridad principal”.
    • Esta corrección te ayudará a ver las situaciones de manera más realista y desde una posición de autoaceptación (por ejemplo, “No me interesa llegar a ser un gran guitarrista porque no es mi objetivo principal, PERO puedo mejorar, si quiero”).
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    Deja las comparaciones y trata de comprender que eres único. Sé más consciente del momento en que te comparas con otras personas. Cuando esto suceda, vuelve a la lista de tus fortalezas y recuérdate a ti mismo todas las formas en que eres un ser único.[9]
    • Por lo general, empiezas a compararte cuando se produce el monólogo interior negativo. Por ejemplo, tal vez comenzaste a criticar tu talento con la guitarra luego de oír tocar a un amigo.
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    Elimina a la gente tóxica o negativa de tu vida. Identifica a las personas negativas, críticas y prejuiciosas en tu vida, y empieza a pasar menos tiempo con ellas. Estas son las que hacen muchas comparaciones, las que chismean o las que se enfocan en los aspectos negativos de las situaciones.[10]
    • Otras personas pueden meterse en tu cabeza y menoscabar tu capacidad de aceptarte a ti mismo. Alejarte de las personas negativas puede ayudar a mejorar tu nivel de autoaceptación.
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Método 3
Método 3 de 3:
Practicar la autocompasión

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    Perdónate por ser humano. Reemplaza la autocrítica con la autocompasión y pídete “perdón” por ser prejuicioso o humillante. Puedes decir algo como “Siento haberme reprochado a mí mismo por cometer errores. Soy solo un humano y todos los humanos son imperfectos de alguna manera”.[11]
    • Haz esta operación cada vez que te encuentres en un ciclo de crítica o de desaprobación.
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    Genera benevolencia hacia ti mismo. Trata de aceptarte y de amarte como si fueras un amigo cercano. En vez de ser duro contigo mismo cuando cometas un error, acaríciate el brazo o los hombros como si dijeras “Ya, ya, no estés triste”.[12]
    • Incluso puedes abrazarte si crees que es reconfortante o pídele a alguien más que te abrace cuando lo necesites.
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    Adopta una rutina de autocuidado. Participa regularmente en actividades que reafirmen tu valor personal. Comer alimentos saludables, hacer ejercicio e ir a la cama temprano son formas de recordarte a ti mismo que eres bueno y digno de ser cuidado.[13]
    • El autocuidado puede ser cualquier cosa constructiva que haga que te sientas bien, como meterte a una bañera con sales de baño, escuchar tu álbum favorito, colorear, salir a correr, hacerte un automasaje o abrazar a tu perro.
    • Incluso puedes usar la rutina de autocuidado para contrarrestar cualquier monólogo interior negativo que hayas tenido acerca de ti mismo. Por ejemplo, si criticas habitualmente tu cutis, pasa tiempo adicional aplicándote una mascarilla y cuidando esta parte de ti.
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    Busca a personas que te animen. Mostrar compasión por ti mismo significa entablar relaciones con personas positivas y edificantes que te hagan sentir bien por quien eres. Identifica a esas personas en tu vida y proponte pasar tiempo con ellas con más frecuencia.[14]
    • Si no tienes muchos familiares que te acepten, considera la posibilidad de unirte a un grupo de apoyo o a un club relacionado con un pasatiempo o con un interés.
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Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011. Este artículo ha sido visto 16 642 veces.
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