Las ampollas pueden aparecer en cualquier lugar donde la piel se irrite por algo, como las prendas de vestir, el calzado, los guantes, la temperatura, los irritantes o cualquier cosa que roce la piel. Las ampollas que aparecen individualmente o en pequeños números debido a la fricción o una quemadura por lo general indican un problema temporal. Sin embargo, las que aparecen en todo el cuerpo en grandes cantidades pueden ser un indicador de una condición más grave o una reacción a un medicamento. No importa el tipo de ampolla que tengas, por lo general causan dolor. Aprende cómo aliviar el dolor de una ampolla para que puedas aliviar tu malestar.

Método 1
Método 1 de 3:
Usar remedios caseros para aliviar el dolor de una ampolla

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    Retira la fuente de la ampolla. La mayoría de las ampollas sanarán por sí mismas si se retira o elimina la fuente o el agente que las causa. Tan pronto como veas que se está formando una ampolla, elimina la causa de inmediato si es posible.
    • Por ejemplo, quítate los zapatos o la ropa incómoda que pueda estar causándola.
    • Si tienes ampollas por frío o calor, retira tu cuerpo de la fuente de la temperatura. Si estás afuera en el sol, ve inmediatamente a un lugar en interiores o cúbrete con ropa.
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    Protege la ampolla. Para ayudar a aliviar el dolor de una ampolla y empezar a curarla, debes protegerla. Usa una almohadilla de tela de algodón aterciopelada u otro vendaje para cubrirla y protegerla.
    • Proteger la ampolla es extremadamente importante si está en un área que soporta peso, como el pie. Puedes cortar una venda de amortiguación en forma de rosquilla para ayudar a amortiguar el área a la vez que dejas la ampolla intacta.[1]
    • Si bien querrás cubrir la ampolla cuando vayas a colocar peso u otros objetos encima de ella, déjala descubierta al aire tanto como sea posible. Por ejemplo, cuando estés en casa, descubre la ampolla.
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    Remoja la ampolla. Prueba a remojar la ampolla si te causa molestias. Puedes remojarla en agua fría cada pocas horas, sobre todo si te duele o te produce picazón.[2]
    • Coloca un trapo en agua fría, remójalo en agua y luego colócalo sobre la ampolla para que tenga un efecto calmante.
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    Usa una compresa de hielo. Las ampollas de sangre son dolorosas y debes dejar que sanen por su cuenta. Para ayudar a reducir el dolor, puedes aplicar una compresa de hielo inmediatamente después de que aparezcan.[3]
    • Mantén la compresa de hielo sobre la ampolla de sangre de 5 a 15 minutos cada hora hasta que el dolor se reduzca.
    • Puedes usar una bolsa de verduras congeladas si no tienes una compresa de hielo.
    • Envuelve la compresa de hielo en una toalla. Nunca apliques hielo directamente sobre ninguna ampolla.
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    Aplica un ungüento antibiótico. Si la ampolla se ha reventado, aplica un ungüento antibiótico. Esto ayudará a sanar la ampolla y prevenir la infección. Asegúrate de cubrirla con una gasa o un vendaje.[4]
    • Puedes usar una crema con tres antibióticos, como neomicina o bacitracina.
    • También puedes usar una pomada, como la vaselina.[5] Deja de usar cualquier pomada que cause sarpullido.
    • En general, solo aplícate ungüentos y cremas a las ampollas que se hayan reventado para ayudar a reducir la infección y acelerar el proceso de curación.
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    Usa gel de aloe vera. Para ayudar a sanar las ampollas, aplica gel de aloe vera en lugar de un ungüento antibiótico. Después de aplicar el gel, cubre la ampolla con un vendaje.
    • Asegúrate de usar gel de aloe vera directo de la planta. El gel de aloe vera que venden en las tiendas contiene ingredientes adicionales que pueden resecar la piel, o irritarla o quemarla.
    • El aloe vera es antiinflamatorio y promueve la curación.[6]
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    Prueba con el té verde. Los antioxidantes en el té verde pueden ayudar a estimular la curación de una ampolla. Remoja una bolsa de té verde en agua tibia y luego deja que se enfríe. Aplica la bolsa de té mojada sobre la ampolla.[7]
    • Esto ayudará a reducir el dolor y la picazón, además de ayudar a prevenir la infección y la hinchazón.
    • Las bolsas de té verde pueden ser útiles para reducir el dolor y la irritación causada por el herpes labial.
    • Coloca la bolsa de té verde en el refrigerador para agregar un elemento calmante adicional.
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    Aplica vitamina E. La vitamina E puede ayudar a aumentar la curación de una ampolla. Compra una cápsula de vitamina E y ábrela. Puedes aplicar el gel directamente sobre la ampolla.[8]
    • También puedes mezclar la vitamina E con aceite de caléndula, que se usa tradicionalmente para ayudar a sanar heridas. Simplemente mezcla cantidades iguales de vitamina E y aceite de caléndula.[9]

Método 2
Método 2 de 3:
Reventar una ampolla

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    Deja que la ampolla drene naturalmente. Lo mejor es dejar que la ampolla drene por su cuenta. Esto significa que debes evitar reventarla. Si la parte superior de la ampolla aún está intacta, trata de mantenerla de esa manera al no ejercer ningún tipo de presión adicional sobre ella que pueda hacer que reviente. La parte superior de la ampolla ayuda a proteger la piel contra las infecciones.[10]
    • Usa una bola de algodón humedecida en avellana para reducir la hinchazón de la ampolla en lugar de reventarla.
    • Es posible que quieras cubrir la ampolla con una venda si es que revienta, en el caso de que vayas a usar zapatos con una ampolla en el pie.
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    Revienta una ampolla con cuidado. Si optas reventar una ampolla y drenarla para reducir el dolor, asegúrate de hacerlo correctamente. Esto ayudará a reducir el riesgo de infección. Si revientas la ampolla, asegúrate de mantener la parte superior de la ampolla intacta, ya que esta ayuda a proteger la piel que se encuentra debajo.[11]
    • Lávate las manos y la ampolla antes de empezar. Comienza limpiando una aguja con alcohol. Luego, pincha suavemente el lado de la ampolla. Trata de acercar la aguja al borde si es posible.
    • Empuja con cuidado el líquido hacia el lugar del pinchazo. Recuerda: trata de mantener la parte superior de la ampolla intacta tanto como sea posible.
    • Usa una gasa para recoger el fluido que sale de la ampolla. Lava la ampolla con agua y jabón luego.
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    Cubre la ampolla correctamente. Después de haberla reventado y drenado, debes cubrir la ampolla con un vendaje. Esto ayudará a protegerla de cualquier infección.[12]
    • Antes de aplicar la gasa, puedes aplicar un ungüento antibiótico o vaselina a la ampolla. Puedes agregar una cucharadita de miel, ya que esta tiene propiedades antibióticas, para acelerar la curación.[13]
    • Cuando coloques un vendaje, asegúrate de que tenga la forma de una “carpa” para minimizar el contacto con la ampolla. Para hacerlo, deja un poco de espacio entre la ampolla y el vendaje. Trata de levantarlo para que permanezca sobre la piel, pero sin tocarla.
    • Cambia el vendaje a diario. Asegúrate de mantener el vendaje seco.

Método 3
Método 3 de 3:
Aprender sobre las ampollas

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    Conoce las causas de las ampollas. Las ampollas aparecen cuando algo se frota con la piel y la irrita. Hay una serie de causas de ampollas. Estas incluyen:[14]
    • Fricción: por lo general, es una fricción intensa durante un corto periodo de tiempo. Los callos y las callosidades se desarrollan debido a las fricciones a largo plazo.
    • Quemaduras: cualquier fuente de calor intenso, desde las llamas o el vapor, hasta el sol o las superficies calientes, pueden provocar ampollas.
    • Frío: las ampollas pueden ser el resultado de un frío intenso.
    • Irritantes o alérgenos: la reacción de la piel a diversos irritantes químicos o alérgenos puede provocar ampollas.
    • Reacciones a medicamentos: hay una amplia variedad de medicamentos que pueden causar reacciones en la piel, incluso ampollas.
    • Enfermedades e infecciones: hay enfermedades autoinmunes en las que el sistema inmune reacciona contra los componentes de la piel que pueden causar ampollas. Todos estos requieren atención médica. Estas enfermedades incluyen pénfigo, penfigoide ampolloso y dermatitis herpetiforme. Las infecciones con virus, como la varicela, el herpes zóster y el herpes labial, o las bacterias, también pueden provocar ampollas.
    • Genética: ciertos trastornos genéticos raros provocan ampollas generalizadas.
    • Picaduras de insectos: algunas picaduras de insectos provocan ampollas.
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    Ten en cuenta cuándo ver a un médico. La mayoría de las ampollas son complicaciones menores y desaparecerán pos sí solas. Sin embargo, hay algunas razones por las que debes acudir al médico si tienes una ampolla.[15]
    • Ve al médico si la ampolla está infectada. La ampolla tendrá pus amarillo o verde si está infectada. Asimismo, es posible que sea extremadamente dolorosa, o esté roja o caliente.
    • Ve al médico si la ampolla te causa mucho dolor.
    • Ve al médico si la ampolla sigue reapareciendo. También debes visitar al médico si está en lugares extraños, como los párpados o la boca.
    • Ve al médico si aparecen ampollas graves por quemaduras solares, quemaduras, escaldaduras o reacciones alérgicas.
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    Evita que aparezcan ampollas. Debes evitar que aparezca cualquier ampolla en primer lugar. Para ayudar a evitarlas en los pies, simplemente usa zapatos a tu medida o medias, zapatos adecuados y plantillas que se ajusten adecuadamente a tus pies para ayudar a prevenirlas. También puedes considerar usar calcetines que absorban la humedad.[16]
    • Coloca tela de algodón aterciopelada dentro de tus zapatos para que roce con tu piel o échate talco para absorber la humedad.
    • Usa guantes para evitar que las ampollas aparezcan cuando manipules objetos fríos o calientes.

Consejos

  • Usa antitranspirante en los pies para reducir la cantidad de humedad si tienes ampollas en los pies.
  • Trata de usar talco para pies para mantener los pies secos.

Advertencias

  • No drenes la ampolla si tienes diabetes, VIH/SIDA o cualquier otra enfermedad donde el sistema inmunológico esté decaído, varicela, o cualquier otra enfermedad infecciosa.

Referencias

Acerca de este wikiHow

Tiffany Jumaily, MD
Coescrito por:
Médico certificado
Este artículo fue coescrito por Tiffany Jumaily, MD. La Dra. Tiffany Jumaily es pediatra certificada y miembro de la Academia Estadounidense de Pediatría (FAAP) con sede en Los Ángeles, California. Con más de una década de experiencia en el campo médico, el Dr. Jumaily se especializa en identificar la causa raíz de los síntomas y presentar las manifestaciones de la enfermedad. Tiene una licenciatura en Biología de la Universidad de Boston y un MD de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston. Su dedicación a combinar la medicina alopática basada en la evidencia con terapias complementarias y alternativas la ha llevado a ser presentada y citada en varias plataformas, incluida la de EE. UU. News & World Report, Forbes y CBS Los Ángeles. Este artículo ha sido visto 12 577 veces.
Categorías: Eczemas