El análisis de heces es una herramienta de diagnóstico extremadamente común que usan los médicos. La información recolectada de estas pruebas ayudan a diagnosticar una variedad de enfermedades digestivas, que van desde las infecciones parasitarias hasta el cáncer colorrectal. Los cambios en las evacuaciones intestinales también pueden servir como signos de alerta temprana que puedes verificar en casa, de manera que puedas saber cuándo visitar al doctor. Para identificar un excremento anormal, primero tendrás que saber qué aspecto tiene uno saludable.[1] [2]

Método 1
Método 1 de 4:
Observa la forma y el tamaño

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    Calcula la longitud de tu excremento. La longitud óptima de una evacuación debe ser aproximadamente de 30 centímetros (12 pulgadas). El excremento significativamente más corto (como gránulos redondos) denota estreñimiento. Aumenta tu ingesta de fibra dietética y mantente hidratado.[3]
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    Considera el ancho de tu excremento. Si tu excremento empieza a salir constantemente estrecho, habla con tu doctor. El adelgazamiento de las evacuaciones intestinales denota una obstrucción en el intestino grueso. Tu intestino puede estar bloqueado por un objeto extraño o un tumor.[4]
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    Nota la consistencia de tu excremento. Tus evacuaciones intestinales debes ser suaves, sólidas y un poco esponjosas.
    • Las evacuaciones intestinales que se desmenuzan fácilmente o que son mayormente líquidas denotan diarrea. Esto puede ser consecuencia de una amplia variedad de problemas de salud, incluyendo las enfermedades infecciosas, la inflamación, la mala absorción de nutrientes o incluso el estrés psicológico.
    • Las evacuaciones intestinales que son grumosas, duras y difíciles de pasar, denotan estreñimiento.[5]

Método 2
Método 2 de 4:
Revisa el color

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    Averigua el color base de tu excremento. El color ideal de un excremento es un tono medio de marrón, pero se pueden encontrar algunas variaciones entre las personas saludables.
    • El excremento verde o amarillo generalmente es el resultado de que las evacuaciones intestinales son muy rápidas, como en el caso de la diarrea leve. La bilis, que es el pigmento principal en el excremento, empieza a salir verde y se vuelve marrón con el tiempo.
    • Las heces de color gris pálido o amarillo indican una enfermedad hepática.[6]
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    Fíjate en signos de sangre. Presta atención si el excremento presenta un color rojo o negro.
    • El rojo brillante indica un sangrado en la parte final del tracto digestivo, probablemente en el intestino grueso o en el ano. Este tipo de sangrado generalmente denota problemas de salud que no son graves, como una inflamación menor o hemorroides. Además, raramente puede ser un signo de cáncer. Habla con tu doctor si sucede varias veces o si tus evacuaciones intestinales se tornan dolorosas.
    • El sangrado en la parte más alta del sistema digestivo, como en el estómago o en el intestino delgado, hace que las heces salgan de un color rojo oscuro intenso o negro. También tendrá una consistencia viscosa y parecida a la brea. Si tienes este tipo de excremento, habla con tu doctor. Puede ser un signo de una variedad de problemas graves, que van desde las úlceras pépticas hasta el cáncer intestinal.[7]
    • Comer remolacha también puede hacer que tu excremento salga de color rojo. Sin embargo, el rojo de la remolacha es fácil de distinguir del rojo de la sangre. Si el rojo tiene un matiz magenta o fucsia, lo más probable es que provenga de la remolacha o del colorante del alimento, no de la sangre.[8]
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    Trata de no alarmarte por los colores raros, a menos que persistan. Casi todas las causas transitorias de los cambios de color del excremento se remontan al colorante del alimento. Aunque no recuerdes haber comido un alimento con un color particular, los colorantes pueden estar ocultos o camuflados entre otros colores que se descomponen con más facilidad. Los colorantes de los alimentos también pueden interaccionar con otros pigmentos del tracto digestivo y producir resultados inesperados.[9]

Método 3
Método 3 de 4:
Considera otros atributos

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    Haz seguimiento a la frecuencia de tu evacuación intestinal. Un sistema digestivo saludable dará como resultado una evacuación intestinal “regular”. No obstante, “regular” es un término relativo. Averigua la frecuencia de tu evacuación intestinal para que puedas ser consciente de los cambios que puedan ser signos de alerta temprana de algún problema de salud.
    • Por lo general, una frecuencia saludable de evacuación intestinal va de una vez cada tres días hasta un máximo de tres veces al día. Si vas más de tres veces al baño en un día, entonces tienes diarrea. El estreñimiento, por el contrario, se da cuando la frecuencia de la evacuación intestinal está espaciada por más de tres días.[10]
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    Determina la flotabilidad del excremento. Las heces saludables deben deslizarse suavemente hasta la parte inferior del inodoro. Si tu evacuación intestinal flota fácilmente, es probable que tu dieta tenga un alto contenido de fibra.[11]
    • La pancreatitis causa un deterioro en la absorción de lípidos, lo que conduce a un excremento grasoso que tiende a flotar. Estas evacuaciones intestinales son extremadamente grasosas y liberan gotas inmiscibles en la taza del inodoro.[12]
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    Presta atención a los excrementos particularmente hediondos. Ningún excremento olerá agradable. De hecho, un olor penetrante puede denotar una flora intestinal saludable. Sin embargo, ciertos problemas de salud pueden causar que las heces huelan mucho más fuerte de lo normal. Estos problemas incluyen las heces con sangre, la diarrea infecciosa y los síndromes de mala absorción de nutrientes.[13]

Método 4
Método 4 de 4:
Entiende a los recién nacidos

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    Trata de no alarmarte por el meconio. La primera evacuación intestinal de un bebé, llamada meconio, se da dentro de las 24 horas posteriores al nacimiento. El meconio es de color verde oscuro, casi negro, grueso y viscoso. Está hecho de las células desprendidas y del desecho que se acumulan en el útero. Tu bebé debe hacer la transición al excremento normal en el plazo de dos a cuatro días.[14]
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    Verifica la consistencia. A medida que el sistema digestivo del bebé madure, producirá excremento que es muy diferente del que se considera saludable en niños mayores y adultos. Debido a su dieta líquida, las evacuaciones intestinales saludables en los bebés no son sólidas y deben tener la consistencias de la mantequilla de maní o del pudín. Es normal que los bebés alimentados con fórmula produzcan un excremento más grueso y más voluminoso que los bebés lactantes.
    • La diarrea de los bebés es extremadamente acuosa y puede filtrarse al pañal y a la espalda del bebé. Llama a tu doctor si tu bebé tiene diarrea, es menor de 3 meses, ha tenido diarrea por más de un día o exhibe otros síntomas (como fiebre).[15]
    • Las evacuaciones intestinales sólidas son un signo de estreñimiento. Un pañal que contenga pequeñas piedras de manera ocasional no es causa de alarma, pero consulta a un doctor si sucede frecuentemente. Un estreñimiento grave puede darse conjuntamente con la diarrea si el excremento acuoso se filtra de la obstrucción.[16]
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    Fíjate en el color. Por lo general, el excremento del bebé es más ligero y puede ser de color amarillo, verde o marrón claro. No te alarmes por los cambios de color. A medida que el sistema digestivo de tu bebé madura, los cambios en la producción de enzimas y la duración de la trayectoria producirán la diversidad.
    • El color marrón oscuro es un signo de estreñimiento.
    • El excremento negro posterior al meconio definitivamente denota sangrado. Es muy probable que las manchitas de color negro similares a las semillas de amapola sean consecuencia de haber tragado sangre de un pezón irritado. No te alarmes, ya que si tu bebé toma un suplemento de hierro, esto también dará como resultado el excremento negro.
    • El color amarillo pálido o el gris tiza puede ser un signo de problemas hepáticos o una infección.[17]
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    Sé consciente de la frecuencia. Un bebé recién nacido saludable tendrá entre 1 a 8 evacuaciones intestinales cada día, con un promedio de 4. Como los adultos, cada bebé tendrá su propio ritmo “normal”. Sin embargo, habla con un doctor si tu bebé alimentado con fórmula tiene menos de una evacuación intestinal al día o tu bebé lactante tiene menos de una cada 10 diez días.[18] [19]
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    Pon atención al olor. El excremento de tu bebé debe tener un olor menos penetrante y casi dulce. Es normal que los bebés alimentados con fórmula tengan evacuaciones intestinales que huelan más fuerte que las de los bebés lactantes. Las evacuaciones intestinales de un bebé deben empezar a oler más como las de un adulto una vez que empiece la transición a los alimentos sólidos.[20]

Consejos

  • Si estás estreñido, come más fibra y trata de mantenerte hidratado. La fibra dietética hace al excremento voluminoso, lo que produce evacuaciones intestinales más frecuentes. La hidratación apropiada lubrica el tracto digestivo y mejora su motilidad, haciendo que el excremento transite con más facilidad.
  • Muchos doctores están de acuerdo en que no hay un criterio de “normalidad” que indique perfectamente cuándo un excremento es saludable. Es más importante que te fijes en los “cambios” en la apariencia y la frecuencia de las evacuaciones intestinales.[21]
  • Con la excepción de la sangre en el excremento, ninguno de los cambios en este artículo indican problemas de salud, a menos que sean constantes. Un excremento de un color raro o particularmente hediondo no es algo de lo que debas preocuparte. Solo asegúrate de hablar con tu doctor si empieza a suceder con frecuencia.

Advertencias

  • Si notas que las heces son de aspecto oleoso y de color negro o caoba muy oscuro y además viene acompañado de vómitos sanguinolentos (de color negro o marronáceo oscuro) y sientes que pierdes el conocimiento acude al médico enseguida. Puede tratarse de una hemorragia digestiva generalmente producto de una úlcera péptica y si no se trata a tiempo puede causar un shock hipovolémico que podría poner tu propia vida en riesgo.

Acerca de este wikiHow

Dale Prokupek, MD
Coescrito por:
Internista certificado y gastroenterólogo
Este artículo fue coescrito por Dale Prokupek, MD. Dale Prokupek es un internista y gastroenterólogo certificado por el consejo, quien posee un doctorado en Medicina y dirige una práctica privada con sede en Los Ángeles, California. El Dr. Prokupek también es médico en el Centro Médico Cedars-Sinai y profesor clínico asociado de medicina en la Facultad de Medicina Geffen de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA). El Dr. Prokupek tiene más de 25 años de experiencia médica y se especializa en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades del hígado, el estómago y el colon, incluyendo la hepatitis C crónica, el cáncer de colon, las hemorroides, el condiloma anal y las enfermedades digestivas relacionadas con la inmunodeficiencia crónica. Tiene una licenciatura en Ciencias en Zoología de la Universidad de Wisconsin-Madison y un doctorado en Medicina de la Facultad de Medicina de Wisconsin. Completó una residencia de medicina interna en el Centro Médico Cedars-Sinai y una beca de investigación de gastroenterología en la Facultad de Medicina Geffen de UCLA. Este artículo ha sido visto 590 896 veces.