El taro es una raíz vegetal que es un producto básico común en la mayoría de las dietas del Asia-Pacífico. Podrás encontrarlo en un mercado asiático o cualquier tienda de alimentos que tenga una sección de frutas y verduras bastante grande. Estas raíces versátiles se pueden tratar casi igual que las papas al momento de cocinar, se pueden freír, hervir, hacer puré, asar o cocinar a fuego lento. ¡Solo recuerda que el taro es tóxico cuando está crudo así que no olvides cocinarlo bien!

Método 1
Método 1 de 3:
Tomar las precauciones adecuadas

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    No comas el taro cuando esté crudo. El taro en realidad puede ser tóxico para los humanos si se come crudo. Siempre cocínalo por completo para evitar cualquier efecto secundario de comerlo crudo.[1]
    • Siempre es mejor pecar de precavido y recocinar el taro que no cocerlo lo suficiente.
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    Usa guantes cuando estés manipulado el taro. Como el taro es tóxico en su forma cruda, es importante que estés con guantes cuando lo tocas. Esto ayudará a evitar cualquier reacción posible a la toxicidad del taro.[2]
    • La cáscara velluda externa es bastante irritante para la piel humana, así que los guantes también ayudarán a protegerla de este aspecto.
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    Limpia bien el taro antes de cocinarlo. Lavar la comida antes de consumirla siempre es importante, pero lo es aún más en el caso del taro debido al factor tóxico. Limpiarlo ayudará a quitarle más toxinas antes de que la cocción vuelva comestible el resto. Pela el taro con un cuchillo o un utensilio para pelar.[3]
    • Enjuaga el taro pelado debajo de una corriente de agua fría en el lavadero y usa los dedos para retirar el exceso de tierra o residuos.

Método 2
Método 2 de 3:
Cocinar el taro en el horno

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    Haz bastones fritos de taro. Córtale la parte externa velluda de la raíz y rebana un taro entero en pedazos delgados, como si estuvieras preparando papas fritas normales. Vierte 2 cucharadas (30 ml) de aceite de canola en una sartén y déjalo cocinar a fuego medio alto hasta que esté caliente y chisporrotee. Agrégale los pedazos de taro a la sartén y deja que se cocinen hasta que los bordes se pongan dorados. Luego dales la vuelta y deja que se cocinen por el otro lado.[4]
    • Cuando los bastones estén listos, colócalos en papel toalla para escurrirles el exceso de aceite.
    • Después sazónalos con sal y ¡estarán listos para servir!
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    Asa el taro. Lava bien 12 raíces pequeñas de taro. Ponlas en una vaporera por unos 10 minutos o hasta que la pulpa esté blanda. Después, deja que se enfríen antes de pelarles la cáscara velluda externa. Coloca todos los taros pelados dentro de una bolsa hermética grande y agrégales 2 cucharaditas de aceite, 1 cucharadita de chile en polvo y ¼ de cucharadita de cúrcuma en polvo. Muévelos dentro de la bolsa hasta que queden cubiertos con la mezcla.[5]
    • Esparce los taros en una bandeja para hornear con un pedazo de papel aluminio encima. Ásalos durante 25 minutos y sácalos cuando la superficie esté chamuscada y bien dorada.
    • Recuerda darles la vuelta a los taros varias veces cuando estén en el horno.
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    Haz chips de taro. Toma 500 g (1 libra) de taros frescos y pélalos. Córtalos a lo largo cuidadosamente en rebanadas delgadas. Luego, ponlos en una bandeja para horno cubierta con papel sulfurizado y cubre cada rebanada ligeramente con aceite de oliva. Mete la bandeja en el horno a 200 °C (400 °F ) durante 20 minutos o hasta que los bordes estén crujientes y dorados.[6]
    • Puedes rociarle un poco más de sal encima de los chips si quieres.
    • Ten mucho cuidado de no cortarte los dedos cuando estés cortando los taros.

Método 3
Método 3 de 3:
Cocinar taros en la estufa

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    Haz un puré de taros. Corta 1 kg (2 libras) de taro en pedazos de 5 cm (2 pulgadas). En un recipiente para mezclar, combina los pedazos con 500 ml (2 tazas) de aceite, 2 cucharadas de ajo finamente picado y sal o pimienta al gusto. Mezcla bien los ingredientes. Espárcelos en una bandeja para horno con un poco de aceite y ponla en el horno a que se asen los taros durante 45 minutos o hasta que estén dorados.[7]
    • En una olla pequeña, echa 1 l (1 cuarto) de crema espesa y 250 g (1/2 libra) de mantequilla sin sal. Caliéntala hasta que la mantequilla se haya derretido por completo, revolviéndola de manera continua.
    • Saca la olla y vierte la mezcla sobre el bol para mezclar. Agrégale los pedazos dorados de taro y machuca los dos ingredientes hasta que consigas la consistencia deseada.
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    Hierve los taros por 1 hora. Pélales la parte externa y velluda de la raíz, y córtala en pedazos pequeños con un cuchillo. Ponlos en una olla llena de agua caliente y ponla en la estufa a fuego alto. Cuando el agua empiece a hervir, puedes disminuir el calor y cubrir la olla con una tapa.
    • Deja que el taro cocine lentamente por una hora más o menos. Cuando esté listo, la pulpa hervida estará blanda al tacto.
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    Cocina el taro a fuego lento con sake. Toma 7 taros medianos y pélalos con un cuchillo. Córtales las puntas no comestibles y descártalas. Agrega 1 cucharada (15 ml) de aceite vegetal en una olla, luego échale los taros enteros y hazlos rodar hasta que queden bien cubiertos con aceite. Incorpórale 400 ml de agua y 100 ml de sake regular, y aumenta el fuego. Cuando el líquido empiece a hervir, agrégale 2 cucharadas (30 ml) de azúcar.
    • Tapa la olla y déjala cocinar a fuego medio por 10 minutos. Luego agrégale 2 cucharadas (30 ml) de salsa de soya y sigue cocinándola por unos 8 minutos más o menos hasta que la salsa se haya puesto espesa.
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    Listo.

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Categorías: Frutas y verduras