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Si tienes un exceso de ciruelas este verano, congelarlas es una excelente manera de preservarlas por hasta 12 meses, de forma que puedas disfrutarlas hasta que la cosecha del próximo año esté lista. Las ciruelas dulces y frías son deliciosas directamente del congelador, y también puedes utilizarlas para preparar tarta o bizcocho de ciruela. Lee este artículo para aprender cómo congelar ciruelas en seco, en almíbar y enteras.
Pasos
Método 1
Método 1 de 3:Congelar ciruelas en seco
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1Cosecha o compra ciruelas maduras. Busca ciruelas que estén en buen estado, libres de manchas y arrugas. Las ciruelas deben congelarse cuando están totalmente maduras, dulces y llenas de sabor. No congeles ciruelas que están un poco verdes o demasiado maduras, ya que no tendrán un buen sabor y textura cuando las descongeles.
- Haz una prueba antes de congelar una tanda de ciruelas. Muerde una de las ciruelas. Si jugo púrpura-rojo corre por tu barbilla y la ciruela está dulce y sabrosa, probablemente el resto también lo esté. Si está muy ácida o granulosa, puede que prefieras no congelar esa tanda de ciruelas.
- Si las ciruelas están un poco duras, puedes dejarlas a temperatura ambiente durante unos días para que maduren. Congélalas cuando estén perfectamente maduras.
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2Lava las ciruelas. Bajo el grifo, con agua fría, frota la cáscara suavemente con tus dedos. Enjuaga cualquier suciedad o mugre.
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3Rebana las ciruelas en rodajas. Utiliza un cuchillo de mondar afilado para cortarlas en rodajas de aproximadamente 2,5 cm (1 pulgada) de grosor. Descarta las semillas y los tallos. Continúa rebanando las ciruelas hasta que hayas terminado con todas.
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4Coloca las rebanadas de ciruela sobre una bandeja de horno. Acomódalas en una sola capa, sin que se traslapen, de forma que no se peguen al congelarse. Cubre la bandeja con una capa de film plástico.
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5Congela las rebanadas de ciruela hasta que estén firmes. Coloca la bandeja en el congelador y déjala dentro hasta que las ciruelas estén firmes y secas, no pegajosas. Esto tomará aproximadamente una hora.
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6Coloca las rodajas de ciruela en bolsas para congelados y congélalas. Llena la bolsa hasta 2,5 cm del borde y presiona para eliminar tanto aire como sea posible (o utiliza una selladora de vacío, que extrae el aire por ti). Puedes utilizar una pajilla para sacar el aire y cerrar la bolsa firmemente. El aire atrapado en la bolsa hará que las ciruelas sufran quemaduras más rápidamente.
- Las rebanadas de ciruela congeladas en seco pueden conservarse en el congelador hasta por 6 meses.
- Para conservar las ciruelas por más de 6 meses debes utilizar almíbar, para prevenir las quemaduras por frío.
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7Reconstituye las ciruelas. Las rebanadas de ciruela congelada son perfectas para añadir a batidos o utilizar en tartas y otros postres. También añaden un bonito toque decorativo si las utilizas para sustituir cubos de hielo en cocteles o bebidas frutadas.Anuncio
Método 2
Método 2 de 3:Almacenar ciruelas en almíbar
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1Lava las ciruelas maduras. Elige las ciruelas frescas y maduras, libres de manchas y arrugas. Prueba una de las ciruelas para asegurarte de que estén perfectamente maduras, no demasiado verdes o pasadas. Enjuaga las ciruelas con agua fría para retirar cualquier suciedad o resto.
- Si las ciruelas aún están un poco verdes, déjalas madurar en tu aparador por algunos días antes de congelarlas.
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2Pela las ciruelas. Conservar las ciruelas en almíbar, congelarlas y reconstituirlas hace que la cáscara pierda su textura y se ponga blanda. Si prefieres conservar la cáscara, puedes saltearte este paso, pero el esfuerzo vale la pena a largo plazo. Puedes pelar ciruelas utilizando la misma técnica que se usa para pelar tomates:
- Lleva una cacerola grande llena de agua a hervor.
- Llena un tazón grande con agua y hielo.
- Usa un cuchillo para marcar una "x" en la cáscara de la parte superior de cada ciruela.
- Coloca las ciruelas en el agua hirviendo y blanquéalas por 30 segundos.
- Retíralas del agua y sumérgelas en el baño de hielo por 30 segundos.
- Retíralas del baño de hielo y jala las tiras de cáscara para pelarlas. Blanquear las ciruelas afloja la cáscara, lo cual hace más fácil este proceso.
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3Corta las ciruelas en la mitad y sácales la pepa. Utiliza un cuchillo afilado para rebanar las ciruelas en la mitad, alrededor del carozo. Separa las mitades y retira y descarta la pepa. Continúa hasta que hayas cortado y despepitado todas las ciruelas.
- Si lo deseas, puedes cortar las ciruelas en trozos más pequeños, pero conservarán mejor su textura si las dejas en mitades.
- Si te preocupa que las ciruelas se oscurezcan en el congelador, puedes bañarlas en jugo de limón. El ácido cítrico ayuda a conservar el color. También existen productos especiales que puedes espolvorear encima para obtener el mismo efecto.
- Si prefieres no cortar las ciruelas en mitades, de todas formas debes retirar el carozo. Compra un descarozador para ciruelas o duraznos, con el cual puedes retirar la pepa fácilmente sin cortar el resto de la pulpa.
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4Mezcla las ciruelas con una solución de azúcar. Preservar las ciruelas en una solución dulce mejora su sabor y las mantiene frescas por más tiempo (hasta 12 meses). Coloca las ciruelas en un tazón y vierte suficiente líquido para cubrirlas por completo. Estas son algunas opciones que puedes utilizar como solución de azúcar:
- Almíbar ligero. Para prepararlo, calienta 3 tazas de agua en una cacerola y añade 1 taza de azúcar. Revuelve la mezcla hasta que el azúcar se disuelva y luego deja enfriar el líquido antes de verterlo sobre las ciruelas.
- Almíbar espeso. Si quieres una solución muy dulce, calienta 3 tazas de agua y 2 tazas de azúcar en una cacerola. Revuelve a mezcla hasta que el azúcar se disuelva, enfría el almíbar y luego viértelo sobre las ciruelas.[1]
- Jugo de fruta. Prueba con jugo de ciruela, de uva o de manzana. No es necesario calentarlo, solo vierte lo suficiente para cubrir las ciruelas.
- Azúcar. Algunas personas utilizan azúcar solo para extraer los jugos de la ciruela. Esta es una elección deliciosa, pero muy dulce y azucarada. Si la eliges, debes verter azúcar blanca en el fondo de tu recipiente para congelar, añadir una capa de ciruelas y espolvorear más azúcar encima. Luego, continúa intercalando capas hasta que el recipiente esté lleno.
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5Coloca las ciruelas en bolsas para congelar. Vierte las ciruelas y solución de azúcar en bolsas para congelar, llenando cada una a una pulgada de la parte superior. Utiliza una selladora de vacío o una pajilla para extraer el exceso de aire de las bolsas y luego séllalas firmemente. Etiqueta y congela las bolsas. Puedes apilarlas dentro del congelador.
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6Descongela las ciruelas. Cuando desees usar las ciruelas, simplemente retíralas del congelador y descongélalas en la nevera o sobre el aparador. Las ciruelas pueden comerse directamente de la bolsa. Son deliciosas como cobertura para helado de vainilla o por sí solas, con un poco de crema batida.Anuncio
Método 3
Método 3 de 3:Congelar ciruelas enteras
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1Lava ciruelas maduras. Si vas a congelar ciruelas enteras, es especialmente importante elegir aquellas que estén frescas, maduras, dulces y jugosas. Mientras mejor sepan antes de congelarlas, mejor sabrán al descongelarlas. Enjuaga las ciruelas con agua fría para retirar cualquier mugre o resto.
- Si las ciruelas aún están un poco verdes, madúralas en tu mostrador por un par de días antes de congelarlas.
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2Coloca las ciruelas en una bolsa para congelados. Simplemente coloca las ciruelas enteras y frescas en una bolsa, llenándola tanto como sea posible. Utiliza una pajilla o una selladora de vacío para retirar tanto aire como sea posible. Etiquétala y guárdala en el congelador.[2]
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3Come las ciruelas congeladas. Cuando te provoque una explosión de sabor dulce y frío, simplemente toma una ciruela del congelador y cómela directamente. La textura de una ciruela congelada es sorprendentemente deliciosa, especialmente cuando hace calor fuera. Si lo prefieres puedes descongelar la ciruela sobre el mostrador por algunos minutos antes de comerla.Anuncio
Cosas que necesitarás
- Congelador
- Recipiente apto para congelador, largo y plano
- Cuchillo y tabla de cortar
- Fecha el recipiente con un marcador especial
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