La congelación es un método que sirve para conservar las sandías durante todo el año. La forma más sencilla de hacerlo es congelarlas en seco sobre una charola para hornear. También puedes recubrir las sandías con azúcar para preservar parte de la dulzura que se pierde durante el proceso de congelación. Para mantener las sandías lo más frescas y dulces posibles, puedes almacenarlas en jarabe o jugo de frutas. Aunque las sandías pierden algo de su textura natural después del proceso de congelación, aún puedes comerte los pedazos o utilizarlos para preparar batidos y otras recetas.

Método 1
Método 1 de 4:
Lavar y cortar la sandía

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    Lava la sandía con agua del grifo y sécala. Debes enjuagar la fruta para eliminar la suciedad y los residuos antes de cortarla. Si es necesario, puedes eliminar la suciedad más difícil con un cepillo para verduras. Luego, utiliza papel absorbente para secarla.[1]
    • Lávate las manos con jabón y agua caliente para evitar contaminar la fruta.
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    Utiliza un cuchillo afilado para cortar la sandía en cuartos. Coloca la sandía sobre una superficie plana y estable (por ejemplo, una tabla de cortar o una encimera). Primero debes cortar la sandía de un lado a otro para partirla por la mitad. Luego, coloca las mitades planas y córtalas por la mitad de forma vertical.
    • Otra forma de dividir la sandía es cortarla en rodajas finas. Primero divídela por la mitad y luego continúa cortándola de forma horizontal en rebanadas de 2 cm (1 pulgada) de espesor.
    • También puedes quitar la cáscara antes de cortar la fruta. Corta 1 extremo para que puedas apoyar la sandía. Luego, corta la cáscara en rebanadas de forma gradual por todos sus lados.[2]
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    Retira la cáscara y extrae las semillas de los pedazos de la sandía. Coloca de nuevo los pedazos sobre la superficie de corte. Desliza el cuchillo entre la pulpa rosada y la capa de piel blanca y verde para separar la cáscara de la fruta. Antes de cortar el resto de la fruta, debes extraer las semillas negras y desecharlas.[3]
    • Aunque puedes desechar la cáscara, este elemento posee muchos nutrientes y aplicaciones. Por ejemplo, puedes freírla, encurtirla, exprimirla, o utilizarla para preparar un plato sofrito.
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    Divide la fruta en cubos de 2 cm (1 pulgada). Una vez que hayas desechado la cáscara, no tendrás mucho problema para cortar el resto de la fruta en el tamaño que necesites. Los cubos y las bolitas son las formas más fáciles de hacer y congelar. Trata de mantener todos los pedazos aproximadamente del mismo tamaño para que se congelen a la misma velocidad.[4]
    • Para crear bolitas de melón, puedes utilizar una cuchara parisina. Esta es una cucharada que se utiliza para servir helado. Puedes utilizarla después de cortar la sandía entera por la mitad.
    • Puedes congelar las rebanadas y las rodajas de sandía, pero tienden a ocupar demasiado espacio. Además, pierden su textura en el congelador, por lo que no saben bien cuando se comen crudos.
    • También puedes congelar el jugo o el puré de sandía en un recipiente o una cubitera para tenga forma de cubitos de hielo. Mezcla y cuela la fruta antes de congelarla.
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Método 2
Método 2 de 4:
Empaquetar la sandía seca sin azúcar

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    Esparce los pedazos de sandía sobre una charola para hornear. Puedes colocar un pedazo de papel sulfurizado sobre la charola para evitar que la sandía se adhiera. Mantén los pedazos en una sola capa, asegurándote de que no se toquen entre sí.[5]
    • Aunque puedes colocar los pedazos de sandía directamente sobre la charola, el uso de papel sulfurizado o una lámina de silicona reducirá parte del desorden.
    • Si algunos de los pedazos de sandía se tocan, pueden congelarse juntos, lo que los volverá más difíciles de empaquetar ahora y de descongelar más adelante.
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    Congela la sandía durante 2 horas hasta que los pedazos se sientan firmes al tacto. Coloca la charola en el congelador y programa un cronómetro. Una vez que estén listos, los pedazos de sandía se sentirán sólidamente congelados. Si los pedazos seden al presionarlos con los dedos, debes darles más tiempo para que se congelen.[6]
    • Si tienes problemas para retirar la sandía congelada de la charola, puedes utilizar una espátula resistente. Por lo general, el calor de las manos es suficiente, pero debes dejar que se asienten fuera del congelador durante un minuto para ayudar a que se aflojen.
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    Transfiere las piezas a recipientes etiquetados y seguros para el congelador. Coloca todos los pedazos en una bolsa de plástico o un contenedor con cierre hermético. Deja aproximadamente 1 cm (½ pulgada) de espacio vacío en la parte superior en caso de que la sandía se expanda. Luego, etiqueta la bolsa con la fecha actual para que sepas cuánto tiempo ha estado almacenada.[7]
    • Es importante que dejes este espacio. Sin este espacio adicional, el contenedor puede abrirse a medida que la sandía se expande.
    • Puedes utilizar un marcador negro para escribir la fecha directamente sobre las bolsas. Si vas a utilizar contenedores, puedes utilizar calcomanías como etiquetas.
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    Congela los pedazos de sandía hasta por 12 meses. Por lo general, los pedazos de sandía se pueden conservar congelados de forma indefinida a −18 °C (0 °F). Sin embargo, la calidad de la fruta disminuirá a partir de los 10 meses de almacenamiento.[8]
    • La sandía que se congela de esta manera suele suavizarse y perder un poco de su dulzura durante el almacenamiento, por lo que es mejor que la utilices como ingrediente líquido para preparar batidos y otras recetas.
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    Descongela los pedazos de sandía en el refrigerador antes de utilizarlos. En cuanto estés listo para utilizar la sandía, debes transferir el recipiente al refrigerador. Deja que los pedazos se ablanden nuevamente y luego agrégalos al plato. Con frecuencia puedes utilizarlos antes de que se descongelen por completo, en especial si planeas preparar un batido con ellos.
    • La sandía descongelada puede durar aproximadamente 4 días en el refrigerador. Debes desecharla si se vuelve demasiado suave, presenta manchas verdes de moho o comienza a despedir un olor rancio.
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Método 3
Método 3 de 4:
Congelar la sandía en azúcar

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    Agrega azúcar a los pedazos de sandía cortados. Lava y corta la sandía como lo harías normalmente. Luego, transfiérela a un tazón. Debes espolvorear aproximadamente ½ kg (1 libra) de azúcar blanca granulada por cada 2 kg y ½ (5 libras) de fruta. Revuelve el contenido del tazón con las manos o una cuchara resistente.[9]
    • Este método funciona bien con cubos y bolitas de sandía. El azúcar conserva parte de la dulzura que se pierde durante el proceso de congelación normal.
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    Empaqueta la sandía en recipientes seguros para el congelador. Una vez que los pedazos de sandía se encuentren bien cubiertos con azúcar, debes colocarlos en bolsas de plástico o recipientes con cierre hermético. Deja 1 cm (½ pulgada) de espacio en la parte superior del contenedor para que la sandía cuente con espacio para expandirse. Etiqueta los contenedores con la fecha actual antes de meterlos en el congelador.[10]
    • No es necesario que la sandía se congele por completo antes de almacenarla de esta manera.
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    Congela la sandía hasta por 12 meses. Puedes almacenar las piezas en un congelador a −18 °C (0 °F) o más bajo. La sandía puede durar de manera indefinida, pero perderá su calidad entre los 10 y 12 meses de almacenamiento.[11]
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    Descongela los pedazos de sandía en el refrigerador antes de utilizarlos. Transfiere los recipientes al refrigerador y espera unos 30 minutos hasta que los pedazos se ablanden. Los pedazos estarán más suaves que la sandía fresca al descongelarse. Puedes comértelos tal y como están, pero es mejor que los utilices para preparar batidos y otras bebidas.
    • Puedes guardar las sobras en el refrigerador hasta por 4 días.
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Método 4
Método 4 de 4:
Crear un paquete de jarabe

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    Pon a hervir agua con azúcar en una cacerola pequeña. Mezcla 4 tazas (1 litro) de agua con 1 taza y ¾ (150 g) de azúcar blanca en una cacerola. Pon a hervir la mezcla a fuego de medio a alto en la estufa. Revuelve de vez en cuando hasta que el azúcar se disuelva por completo.[12]
    • También puedes sustituir aproximadamente ⅖ del azúcar con jarabe de maíz o miel en partes iguales.
    • Otra opción es utilizar jugo de frutas. Trata de reemplazar el agua con jugo de piña, jugo de naranja o ginger ale. También puedes omitir la preparación del jarabe y verter el jugo directamente en un recipiente junto con la sandía.[13]
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    Enfría el jarabe en el refrigerador durante 1 hora. Transfiere el jarabe a un recipiente de plástico que puedas dejar en el refrigerador. Debes dejarlo hasta que se sienta frío al tacto. Evita apresurarte. Si el jarabe aún se siente caliente, debes dejar que se asiente hasta que se enfríe al menos a temperatura ambiente.[14]
    • El jarabe caliente puede hacer que la fruta se cocine, así que debes darle mucho tiempo para que se enfríe. Si se siente caliente sobre tus dedos, entonces se encuentra demasiado caliente para la sandía.
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    Combina la sandía y el jarabe de forma gradual en un recipiente seguro para el congelador. Debes escoger una bolsa de plástico de calidad o un recipiente que planeas utilizar para mantener la sandía en el congelador. Primero vierte ½ taza (120 ml) de jarabe, seguido de la sandía. Luego, agrega el jarabe restante para sumergir la sandía por completo.[15]
    • Asegúrate de dejar al menos 1 cm (½ pulgada) de espacio vacío en la parte superior del contenedor. Esto permite que el contenido del contenedor se expanda a medida que se congela, lo que evita que el contenedor se abra.
    • Si no deseas preparar jarabe, puedes sumergir la sandía en jugo de frutas para crear un paquete de jugo. De esta manera, lograrás mantener la sandía en una calidad similar a la de un paquete de jarabe.
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    Cubre la sandía con un pedazo de papel manteca. Mantén la sandía sumergida en el jarabe. Para lograr almacenarla de forma adecuada, debes utilizar solo papel impermeable. Envuelve el papel con fuerza sobre la parte superior del contenedor antes de sellarlo con una tapa. De esta manera, lograrás mantener la sandía en el jarabe para evitar que se seque.[16]
    • Etiqueta el contenedor con la fecha actual para que siempre sepas cuándo lo empaquetaste.
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    Congela la fruta hasta por 12 meses. Puedes mantener la sandía almacenada a o por debajo de −18 °C (0 °F). Cuando estés listo para utilizarla, puedes dejar que se descongele en el refrigerador o agregarla casi de inmediato a tu plato. Puedes conservarla en el refrigerador hasta por 4 días antes de que se eche a perder.[17]
    • Las frutas que se envasan de esta manera son las mejores para preparar postres y cócteles de frutas, ya que conservan la calidad y la dulzura de la sandía, similar a las frutas enlatadas.
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Consejos

  • El proceso de congelación cambia la textura de la sandía. Evita congelarla si deseas disfrutarla cruda. La sandía tendrá un sabor más suave y pulposo de lo normal después de haber permanecido en el congelador.
  • La sandía congelada funciona mejor para preparar batidos, bebidas y otras recetas que no requieren pedazos enteros y frescos.
  • Otra forma de congelar la sandía es convertirla en jugo o puré. Puedes colocarla en una cubitera para crear cubitos de sandía congelada o paletas con sabor.
  • Otros tipos de frutas (como el cantalupo y el melón chino) pueden congelarse como las sandías.
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Advertencias

  • Los cuchillos afilados son peligrosos, porque podrías cortarte los dedos al cortar la sandía. Debes alejar el cuchillo de tu cuerpo y mantener los dedos lo más lejos posible.
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Cosas que necesitarás

Lavar y cortar la sandía

  • un fregadero
  • agua
  • papel absorbente
  • una tabla de cortar o una superficie plana
  • un cuchillo
  • un cepillo para verduras

Empaquetar la sandía seca sin azúcar

  • una charola para hornear
  • papel sulfurizado
  • contenedores seguros para el congelador
  • un congelador

Congelar la sandía en azúcar

  • un tazón
  • una cuchara
  • azúcar
  • un vaso medidor
  • contenedores seguros para el congelador
  • un congelador

Crear un paquete de jarabe

  • una estufa
  • una cacerola
  • un vaso medidor
  • agua
  • azúcar blanca granulada
  • un refrigerador
  • un contenedor seguro para el congelador
  • un congelador

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