Muchas especies de lavanda son plantas perennes, lo que significa que viven dos o más años. Estas plantas aumentarán de tamaño cada primavera y verano y, con el tiempo, podrían requerir de más espacio del que está disponible en tu jardín. Sin embargo, la lavanda es inusualmente frágil cuando se divide, así que los jardineros expertos utilizan esquejes pequeños en lugar de crear plantas nuevas. Si tu planta es demasiado grande, está mayormente muerta o florece menos cada año, tal vez sea necesario que la sometas al arriesgado proceso de división.

Método 1
Método 1 de 4:
Decide cómo propagar la lavanda

  1. 1
    Usa esquejes, en lugar de divisiones, para crear plantas nuevas. Si tu meta es crear más plantas, propaga la lavanda con esquejes en lugar de divisiones. Los esquejes tienen un porcentaje más elevado de supervivencia y requieren de menos esfuerzo para su inicio. La división conlleva un riesgo significativo de que se muera la planta y solo debes considerarla si es necesaria para la supervivencia de la lavanda. A fin de tomar una decisión sigue estos criterios:[1]
  2. 2
    Si la planta de lavanda ha crecido de más, intenta podarla en lugar de dividirla. Debido al alto riesgo de muerte posterior a la división, aun en el caso de una planta que haya crecido en exceso, en general no deberías dividirla. En su lugar, pódala agresivamente, cortando 1/3 de la planta cada tres años.[2]
    • Poda solo en primavera o a inicios del verano, justo después de que empiecen los nuevos brotes. Podarla en otoño puede hacer que la planta gaste energía en dar más brotes, dejándola más vulnerables a la congelación.
    • No podes las plantas de lavanda el primer año, cuando estén desarrollando raíces.
    • Si los crecimientos viejos y leñosos ya son demasiado grandes para tu jardín, considera hacer varios esquejes o acodos y eliminar por completo la planta vieja, una vez que las plantas nuevas se hayan establecido por un año. Considera que la división es la solución más rápida, pero tiene un porcentaje mucho más bajo de éxito.
  3. 3
    Antes de considerar una división, busca una disminución consistente en la floración de un año a otro. Presta atención a cuántas flores produjo tu lavanda este año y compara esta cifra con las de años pasados. Ten en cuenta que una disminución leve o temporal podría deberse a algún cambio en el clima. Sin embargo, si la producción de flores ha bajado dos o más años seguidos y ahora notas una cantidad significativamente menor, tal vez sea necesario que dividas la planta. Probablemente, la opción más segura sea iniciar plantas nuevas de esquejes o acodos y continuar vigilando el avance de la planta vieja.
  4. 4
    Examina el centro de la planta de lavanda. Las plantas viejas de lavanda podrían comenzar a morir en el centro y producir flores solo en su parte externa. Esta es una de las pocas situaciones en las que podría ser necesario dividir la planta. Sin embargo, considera que cualquier planta de lavanda corre un riesgo significativo de morir después de la división.
    • Las opiniones difieren respecto a si las plantas más jóvenes o más viejas de lavanda corren un riesgo menor de morir después de la división.[3] [4]

Método 2
Método 2 de 4:
Toma esquejes de la planta de lavanda (métodos para madera blanda y dura)

  1. 1
    Comienza en primavera o verano. Toma los esquejes durante la temporada cálida de crecimiento o las raíces podrían no desarrollarse. Los esquejes tienen más oportunidades de establecerse si los cortas a principios de la primavera, pero si quieres flores adicionales podrías esperar hasta principios o mediados del verano; una vez que la planta haya florecido corta los esquejes.[5] Considera que no es recomendable esperar más allá de mediados del verano, a no ser que vivas en un área con heladas tardías o sin ellas, ya que la planta requerirá de al menos seis semanas para desarrollar raíces antes de que la tierra se congele.[6]
  2. 2
    Selecciona una rama con al menos dos nudos con hojas. Los "nudos" son los abultamientos en las ramas de los cuales brota un racimo de hojas. Elige una rama joven, que esté en la parte baja de la planta, con al menos dos nudos. Hay dos métodos diferentes para seleccionar una rama:
    • Los esquejes de madera blanda, producidos a partir de material suave y nuevo del mismo año, que todavía no hayan adquirido una coloración café ni se hayan tornado leñosos. Estos esquejes crecerán con más rapidez, pero solo se pueden utilizar si el material blando es de al menos 12 centímetros (5 pulgadas) de longitud e incluye un mínimo de dos nudos con hojas.[7] [8]
    • Los esquejes de madera dura se producen a partir de un tallo leñoso y café, pero deben tener al menos entre 2,5 y 5 centímetros (1 o 2 pulgadas) de crecimiento blando en la punta. Estos esquejes requieren de un enraizador para alentar al crecimiento de la raíz, que puedes comprar en las tiendas de jardinería.
  3. 3
    Compra un enraizador, pero considera que a veces su uso es opcional. Necesitarás un enraizador para que se desarrollen los esquejes de madera dura; en el caso de los de madera blanda es opcional, ya que el tallo joven desarrollará raíces sin este. Un enraizador podría resultarte útil para un esqueje de madera blanda si lo separaste de la planta tarde, menos de seis semanas antes de la primera helada.
    • Revisa la etiqueta y los ingredientes del enraizador antes de comprarlo. Selecciona uno que contenga una hormona de raíz y no solamente fertilizante y vitamina B1.[9]
  4. 4
    Prepara macetas pequeñas o una charola de inicio con tierra especial. Prepara una charola de inicio para semillas o macetas pequeñas para poner los esquejes durante las primeras semanas posteriores al corte. Dado que las plantas sin raíz son sensibles tanto a la falta de agua como a la humedad excesiva, usa una mezcla especial de 50 % de compost orgánico y 50 % de perlita a fin de que retenga el agua en el porcentaje correcto.[10] Ten en cuenta que también puedes usar las mezclas comerciales similares que venden en las tiendas de jardinería, tales como una mezcla de musgo de esfagno y perlita.
    • Las macetas de barro son preferibles a las de plástico debido a que son porosas, especialmente si empapas la maceta con agua durante la noche, antes de continuar con el paso siguiente.[11]
  5. 5
    Corta la rama con un cuchillo filoso y limpio. Afila y limpia un cuchillo si es necesario, a fin de hacer un corte limpio con pocas posibilidades de infección. Corta la rama que hayas seleccionado justo debajo de un nudo de hojas, para obtener un esqueje de al menos 13 centímetros (5 pulgadas) de longitud y que incluya un mínimo de dos nudos de hojas. Considera que cuanto más largo sea el esqueje y más nudos tenga más probable será que brote.
    • Ten en cuenta que no es recomendable usar tijeras, ya que estas podrían comprimir el tallo y dificultar que salgan las raíces.[12]
  6. 6
    Corta todas las hojas menos las del nudo más cercano a la punta. Deja el nudo de hojas superior, ya que estas hojas le darán energía a la planta nueva. Usa tu cuchillo para cortar todas las demás hojas del tallo a fin de que este invierta toda su energía en el desarrollo de la raíz, en lugar de en el crecimiento de follaje excesivo.[13]
    • Ten cuidado de no dañar la corteza mientras quitas las hojas.
  7. 7
    Sumerge la base del esqueje en un enraizador (a veces es opcional). Sigue las instrucciones de la etiqueta del enraizador para diluirlo a la proporción correcta si está concentrado o en polvo. Sumerge los 2 centímetros (3/4 de pulgada) inferiores del esqueje en la solución del enraizador preparado.[14]
  8. 8
    Planta los esquejes en los recipientes que preparaste y riégalos bien. Planta los esquejes en los recipientes que preparaste antes, a una profundidad apenas suficiente para que se mantengan fijos. Riégalos con una cantidad generosa de agua, proporcional al tamaño pequeño del recipiente, inmediatamente después de plantarlos.
  9. 9
    Mantén los esquejes húmedos y a la sombra, pero exponlos gradualmente a menos agua y a más sol. Considera que regarlos en exceso es un error común cuando se cuida a los esquejes nuevos de lavanda. Después del riego inicial, solo riega los esquejes de lavanda cuando la tierra comience a secarse, no cuando todavía esté húmeda.[15] Durante los primeros días, la sombra ayudará a minimizar el daño ocasionado por el estrés del transplante, pero después de esto podrás mover paulatinamente la planta a áreas cada vez más soleadas.
    • Ten en cuenta que el ambiente de un invernadero puede ser demasiado húmedo para los esquejes de lavanda.[16] Sin embargo, si el esqueje se ve marchito o seco después de uno o dos días, pasarlo a un invernadero o colocarlo bajo una bolsa de plástico podría ayudar a que retenga humedad hasta que desarrolle raíces.[17]
  10. 10
    Transplanta el esqueje a una maceta más grande o al suelo cuando las raíces se desarrollen. Después de al menos tres semanas, aunque por lo general esta etapa requerirá seis semanas o más, se habrán desarrollado raíces fuertes dentro de la maceta pequeña o charola de inicio. Cuando las raíces hayan compactado la tierra en el contenedor, podrás pasar la tierra y la planta a una maceta más grande o a un macizo de flores.[18] Plántala en una tierra rica, de buen drenaje y cuídala como a cualquier planta de lavanda.

Método 3
Método 3 de 4:
Haz acodos de la planta de lavanda (método de acodadura)

  1. 1
    Escoge una rama pequeña y joven cerca de la base de la lavanda. Selecciona una rama pequeña, que nazca cerca de la base exterior de la lavanda, por cada planta que planees hacer. Necesitarás una rama joven y flexible, o una que crezca en posición horizontal justo sobre la superficie de la tierra.
    • Ten en cuenta que existen varios métodos de propagación relacionados que se conocen como "acodadura".[19] Este método es simple y de bajo riesgo, pero podría ser trabajoso si planeas hacer más de unos pocos acodos. Consulta los siguientes consejos si quieres convertir a tu planta de lavanda en varias docenas de plantas nuevas.
  2. 2
    Entierra la parte media de la rama en un hoyo poco profundo. Cava un hoyo de entre 10 y 15 centímetros (4 y 6 pulgadas) en la tierra, a poca distancia de la planta madre. Ubica el hoyo de manera tal que puedas flexionar la parte del medio de la rama seleccionada y acomodarla en su interior, con las flores y las hojas en el extremo que quedará sobre la tierra del otro lado del hoyo.[20]
  3. 3
    Fija la rama en su lugar. Sujeta la rama en su lugar con piedras o con una estaca doblada a fin de evitar que se enderece y se desentierre. Cubre el centro de la rama con tierra hasta llenar el hoyo y deja el extremo con hojas y flores sobre la tierra.
  4. 4
    Mantén húmeda a la rama enterrada. Riega la sección enterrada ocasionalmente, para mantenerla húmeda, pero no empapada. Ten cuidado de no dejar que la tierra se seque durante los calurosos meses del verano.[21]
    • No es recomendable que riegues la planta cuando esté inactiva durante el invierno.
    • Considera que el mantillo puede ayudar a la tierra a retener agua, pero también puede causar que la planta se sobrecaliente durante los días calurosos.
  5. 5
    Desentierra y corta la rama cuando se hayan cumplido al menos tres meses de la temporada de crecimiento. Mientras que puedes iniciar este proceso en cualquier momento, la rama podría no desarrollar un tallo y raíces fuertes hasta la temporada de crecimiento, en primavera y verano. Después de tres o cuatro meses de crecimiento, de preferencia cuando inicie el clima fresco de otoño, cava cuidadosamente alrededor de la rama enterrada a fin de buscar las raíces. Si se han desarrollada y han compactado la tierra, corta la rama de manera tal que todas las raíces queden del mismo lado que el extremo con hojas y flores.[22]
  6. 6
    Transplanta la rama como a una nueva planta de lavanda. Transplanta el acodo directamente a su ubicación nueva y pasa la tierra que la rodea junto con ella, esto a fin de no dañar las raíces. Mantén la planta protegida del viento hasta que desarrolle raíces más fuertes y cuídala como a cualquier planta de lavanda.

Método 4
Método 4 de 4:
Divide la planta de lavanda

  1. 1
    Usa este método como último recurso. Las plantas de lavanda, a diferencia de muchas perennes, no soportan la división demasiado bien. Lee la sección sobre cómo decidir la manera de propagar la lavanda para encontrar más consejos, o consulta la sección de esquejes o acodos si tu objetivo principal es el de producir plantas de lavanda nuevas.
  2. 2
    Divide la planta a principios de la primavera. Las plantas de lavanda permanecen en estado latente durante el invierno, aunque podrían conservar su color verde grisáceo. Espera hasta principios de primavera para dividir la planta, pero hazlo antes de que inicie su temporada de mayor crecimiento.[23]
  3. 3
    Identifica las áreas para la división. Si el centro de la planta está muerto, lo más probable es que puedas identificar grupos de tallos que rodeen al área muerta, unidas a la misma sección de raíces. Considera dividir la planta de manera tal que cada sección nueva tenga al menos entre tres y cinco tallos en crecimiento y una porción de cepellón aproximadamente del mismo tamaño de las demás.
    • Para lograr lo anterior, es probable que tengas que incluir varios grupos de tallos en una sola división.
  4. 4
    Cava hoyos para las plantas divididas. Como regla general, cada hoyo debe tener alrededor del doble del ancho del cepellón y aproximadamente 30 centímetros (12 pulgadas) de profundidad. Ten presente que estos cepellones serán más pequeños después de la división.
  5. 5
    Agrega tierra enriquecida en el fondo del hoyo. Puedes mezclar materiales orgánicos, tales como el compost o la corteza de pino, con la tierra de jardín que usarás para rellenar o puedes agregar el material en forma de capa a los 7,5 centímetros (3 pulgadas) de profundidad en la base de cada hoyo.
    • Opcionalmente, agrega también una pequeña cantidad de fertilizante con un alto contenido de fósforo y potasio en la base del hoyo.[24]
  6. 6
    Desentierra la planta de lavanda parcial o completamente. Si la planta no es excesivamente grande, el centro no está muerto, o las divisiones separadas no se ven con facilidad mientras la planta esté enterrada, tal vez quieras desenterrarla totalmente antes de dividirla. De no ser así, quita porciones de tierra de alrededor de la planta para aumentar la visibilidad y tener acceso al cepellón.
    • Haz palanca con la pala mientras cavas alrededor de la planta, hasta que esta se desprenda del suelo.
  7. 7
    Usa una pala para cortar el cepellón. La mayoría de las plantas de lavanda no podrán ser separadas con facilidad, pero si tu variedad tiene racimos discretos, podrías intentar cortarlos con dos horquillas de jardín. Por lo general, tendrás que usar una pala limpia y afilada para cortar la planta de lavanda, en las secciones que hayas decidido antes, y luego usar las horquillas de jardín para dividir las raíces entrelazadas.
  8. 8
    Planta cada sección en su propio hoyo. Planta cada lavanda nueva a la misma profundidad a la que estaba plantada previamente, apretando suavemente la tierra a su alrededor mientras llenas el hoyo. Riega abundantemente después de plantar a fin de alentar al crecimiento de las raíces y para que la planta se acomode en la tierra. Cuídala como siempre.

Consejos

  • Sacar unas pocas divisiones de una lavanda sana no debería causarle ningún daño a la planta madre, a la que podrás cuidar como siempre.
  • Puedes sacrificar tu planta de lavanda a fin de crear docenas de acodos nuevos, pero solo si tiene entre tres y cinco años. En la primavera, entierra los 30 centímetros (12 pulgadas) inferiores de los tallos en un montículo de tierra mojada, sacude los tallos y aplana la tierra para eliminar las bolsas de aire. A mediados de otoño, varias semanas antes de la primera helada, saca el montículo y corta los tallos donde hayan formado ramas leñosas nuevas.[25]

Acerca de este wikiHow

Steve Masley
Coescrito por:
Especialista del hogar y jardinería
Este artículo fue coescrito por Steve Masley. Steve Masley ha estado diseñando y manteniendo huertos orgánicos en el Área de la Bahía de San Francisco por más de 30 años. Es consultor de jardinería orgánica y fundador de Grow-It-Organically, un sitio web que enseña a clientes y estudiantes los entresijos de la horticultura orgánica. En 2007 y 2008, enseñó la práctica de campo de agricultura sostenible local en la Universidad de Stanford. Este artículo ha sido visto 44 241 veces.
Categorías: Siembra y cultivos