El extracto del aloe vera es muy conocido por sus propiedades antibacterianas y antioxidantes, y se usa ampliamente para tratar las quemaduras. Además, tiene otras propiedades menos conocidas: disminuye la placa dental, se usa para tratar las aftas e incluso reduce el estreñimiento. Sin embargo, comprar una gran cantidad de ungüento quizás sea costoso y el aloe podría estar diluido o contener aditivos que podrían volverlo inadecuado para tus necesidades. No obstante, puedes cosechar y abrir algunas hojas de aloe vera para ahorrar dinero y asegurarte de la concentración del aloe que uses.

Método 1
Método 1 de 2:
Cosechar las hojas del aloe vera

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    Evalúa la planta de aloe vera. Antes de empezar a extraer el gel, debes asegurarte de que la planta esté madura. Puedes reconocer una planta madura y saludable por sus hojas verdes y grandes: deben tener un largo aproximado de 20 cm (8 pulgadas). El aloe crece desde el centro hacia fuera, por lo que las hojas exteriores son las más antiguas, más grandes y más fuertes que puedes usar.[1]
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    Ritu Thakur, MA

    Ritu Thakur, MA

    Profesional en salud natural
    Ritu Thakur es consultora de atención médica en Delhi, India, con más de 10 años de experiencia en Ayurveda, Naturopatía, Yoga y Atención Holística. Recibió su licenciatura en Medicina en 2009 en la Universidad de BU, Bhopal, seguida de su maestría en Atención de la Salud en 2011 en el Instituto Apollo de Gestión de la Atención de Salud, Hyderabad.
    Ritu Thakur, MA
    Ritu Thakur, MA
    Profesional en salud natural

    Comienza con hojas frescas de aloe vera. La doctora Ritu Thakur, ayurveda, señala: "Extrae el gel de hojas de aloe vera frescas e intactas. Revisa la parte inferior de las hojas en busca de secreción amarillenta y córtala si la hay. Retira todas las espinas y la parte verde de las hojas. Separa las partes blancas y claras. Mezcla la pulpa blanca en la licuadora y asegúrate de que no haya grumos. Puedes almacenar el gel en el refrigerador por un tiempo prolongado".

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    Corta algunas hojas del aloe. Toma la cantidad que necesites, pero es probable que no quieras ni tengas que usar toda la planta de una sola vez. Corta una de las hojas externas desde la base de la planta con un cuchillo afilado. Las hojas no vuelven a crecer, pero si cortas solo una parte de la planta, dejarás que todo lo demás siga creciendo y te provea más aloe vera para el futuro.
    • Asegúrate de que el cuchillo esté afilado para no dañar mucho la planta.
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    Limpia el aloe que cortaste. Cuando hayas cortado la hoja, empezará a salir una sustancia amarilla del corte. Parar evitar que la planta cause un lío, coloca la hoja de forma vertical, corta el extremo y colócala en un tazón para dejar que la sustancia siga saliendo. Vierte el agua de un jarro hacia el tazón y limpia con los dedos la hoja desde arriba hasta abajo.[2]
    • La sustancia amarilla que se produce en este paso es una savia que se llama látex de aloe.[3] No es el gel, el cual será transparente y espeso, y no debes contaminar el gel con la misma, ya que tiene propiedades laxantes que podrían descomponer el tracto digestivo.

Método 2
Método 2 de 2:
Abrir las hojas del aloe vera

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    Corta el tercio superior de las hojas. Debido a que la parte superior puntiaguda de la hoja es muy delgada, no resultaría rentable tratar de extraer el gel de esta parte porque perderías mucho tiempo, así que córtala y deséchala.[4]
    • Tendrás que repetir el paso anterior de enjuague en la parte superior porque también producirá la sustancia amarilla en este momento.
    • Según el tamaño de las hojas, quizás te resulte más fácil extraer el gel si cortas en trozos la parte gruesa de la hoja, ya sea a lo largo o a lo ancho o en ambas direcciones.
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    Quítales las espinas. Antes de extraer el núcleo de gel de la hoja, tendrás que quitar los bordes con las espinas duras que se encuentra a cada lado de la hoja. Córtalos con cuidado y recuerda dirigir el cuchillo hacia el lado contrario de ti y de las manos para evitar cortarte en el proceso.[5]
    • Asegúrate de que las hojas estén secas antes hacer este corte porque una hoja resbalosa podría provocar accidentes.
    • Haz el corte lo más cerca posible de las espinas para no perder mucho gel.
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    Quita la capa superior e inferior. Coloca la hoja sobre una tabla de cortar y corta con cuidado la cáscara, es decir, la capa delgada externa de color verde. Pasa el cuchillo entre esta y el gel espeso y trasparente del centro. Voltea la hoja hacia abajo y repite el procedimiento en la capa superior restante.[6]
    • Si no quieres usar un cuchillo en este paso porque temes cortarte, puedes usar un pelador de frutas.[7]
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    Retira y guarda el gel. En este momento, tendrás unos trozos del gel transparente del áloe vera. Si ves algún pedacito restante de la cáscara, retírala y corta con el cuchillo el gel en cubos para guardarlo con mayor facilidad. Enjuaga el gel 2 o 3 veces cuando termines para asegurarte de que no quede ningún residuo del látex de aloe.[8]
    • Raspa con una cuchara el gel que haya quedado en la cáscara.
    • Guarda todo el gel que hayas extraído en un tazón o vaso nuevo apartado del agua que usaste para lavar las hojas.

Advertencias

  • Ten en cuenta que la planta de aloe vera tiene un olor distintivo fuerte que algunas personas no toleran.
  • Cuando se abre, la planta tiene una consistencia muy viscosa y pegajosa al tacto.

Acerca de este wikiHow

Ritu Thakur, MA
Coescrito por:
Profesional en salud natural
Este artículo fue coescrito por Ritu Thakur, MA. Ritu Thakur es consultora de atención médica en Delhi, India, con más de 10 años de experiencia en Ayurveda, Naturopatía, Yoga y Atención Holística. Recibió su licenciatura en Medicina en 2009 en la Universidad de BU, Bhopal, seguida de su maestría en Atención de la Salud en 2011 en el Instituto Apollo de Gestión de la Atención de Salud, Hyderabad. Este artículo ha sido visto 62 296 veces.
Categorías: Remedios caseros