Los ejotes son una gran adición a los saltados, las cazuelas o las ensaladas, así como un tentempié saludable por sí solos. Son una buena fuente de vitamina C, A y K, y no tienen grasa, colesterol ni sodio. Para guardar los ejotes frescos, comienza por cortarlos para que tengan el mejor sabor posible. Si tienes planeado comerlos dentro de una semana, guárdalos en el refrigerador. Si quieres conservarlos por más tiempo, congélalos para que se mantengan frescos por varios meses.

Método 1
Método 1 de 3:
Cortar los ejotes

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    Usa un cuchillo de chef afilado para cortarles las puntas. Quítales los extremos nudosos a los ejotes cortándolos con un cuchillo. Así se verán más apetitosos cuando los agregues a los platos o las comidas.[1]
    • También puedes cortar los extremos ahusados de los ejotes si quieres, aunque no afectará su sabor o gusto.
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    Corta los ejotes en pedazos de 3 a 5 cm (1 a 2 pulgadas). Si tienes planeado agregarlos a sopas y cazuelas, córtalos antes de guardarlos. Así será más fácil ponerlos en los platos cuando los estés cocinando. Asegúrate de que los ejotes estén cortados más o menos del mismo tamaño y longitud.[2]
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    Deja los ejotes enteros para un plato a base de ellos. Si tienes planeado servirlos enteros en un plato de ejotes al vapor, no los cortes antes de guardarlos.
    • Puedes cortar una porción de los ejotes y dejar otra entera para que haya un poco de variedad.
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Método 2
Método 2 de 3:
Refrigerar los ejotes

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    No laves los ejotes. Lavarlos les dejará humedad, lo que podría provocar que les aparezca moho. Usa las manos para quitarles la tierra o los residuos, si tuvieran.[3]
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    Coloca papel toalla en una bolsa hermética grande. El papel toalla absorberá la humedad de los ejotes y evitará que les aparezcan hongos.[4]
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    Pon los ejotes en la bolsa. Asegúrate de que queden extendidos en la bolsa. Sácale la mayor cantidad de aire que puedas a la bolsa antes de sellarla.
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    Refrigéralos hasta por 1 semana. Ten los ejotes en el cajón para vegetales del refrigerador para que se conserven frescos.[5]
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    Lava los ejotes antes de usarlos en los platos. Antes de echarlos en un plato, sácalos del congelador y enjuágalos con una corriente de agua fría. Asegúrate de que se vean firmes y flexibles, no remojados o húmedos. Después, ponlos en cazuelas, saltados y ensaladas para que tenga un crujido saludable.[6]
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Método 3
Método 3 de 3:
Congelar los ejotes

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    Hierve los ejotes en el agua. Blanquear los ejotes evitará que se les formen bacterias, y los conservará crujientes y no pastosos o húmedos. Pon 4 litros (1 galón) de agua en una olla grande. Hazla hervir y échale los ejotes por tandas.[7]
    • Deja que los ejotes pequeños hiervan por 2 minutos. Los ejotes medianos se pueden hervir por 3 minutos y los grandes por 4.
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    Enfría los ejotes en un recipiente de agua con hielo. Para hacer agua con hielo, pon cubos de hielo en un recipiente de agua fría. Pon los ejotes hervidos en el agua para blanquearlos. Después de que se enfríen, sácalos del agua con hielo y sécalos a toques con papel toalla.[8]
    • Enfría los ejotes por la misma cantidad de tiempo que los herviste. Por ejemplo, si herviste ejotes pequeños por 2 minutos, enfríalos por 2 minutos también.
    • Quizás tengas que agregarle más hielo al agua helada para que se mantenga fría.
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    Coloca los ejotes en una bolsa hermética grande para congelador. Asegúrate de que estén extendidos al interior. Cierra la parte de arriba y deja un espacio pequeño. Luego, presiona bien la bolsa para quitarle el aire. Esto evitará las quemaduras de congelador y mantendrá los ejotes frescos.[9]
    • Otra opción es utilizar una selladora al vacío para quitarle el aire a las bolsas.
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    Etiqueta la bolsa con la fecha y la cantidad. Usa un marcador permanente para anotar la fecha en que congelaste los ejotes y la cantidad que hay en la bolsa. También puedes escribir “ejotes” en ella para que sea fácil identificarlos cuando los saques del congelador.[10]
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    Congela los ejotes por 8 a 10 meses. Se conservarán ahí siempre que se mantengan cerrados en la bolsa para congelador. Trata de que los ejotes queden estén extendidos uno sobre otro en el congelador.[11]
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    Sácalos del congelador y úsalos en platos. No tienes que descongelarlos antes de agregarlos a una cazuela, unas sopas o unos saltados. Simplemente sácalos de la bolsa para congelador, agrégalos a los platos y deja que se calienten cuando los estés cocinando.
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Vídeo
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Cosas que necesitarás

  • un cuchillo de chef afilado
  • bolsas herméticas grandes para congelador
  • papel toalla
  • un marcador permanente
  • un recipiente de agua helada
  • una olla de agua hirviente
  • acceso a una estufa

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Resumen del artículoX

Si tienes que guardar ejotes frescos para usarlos en el transcurso de una semana, usa un cuchillo afilado para cortar con cuidado los extremos irregulares. No los laves antes de guardarlos, porque la humedad puede causar la aparición de moho. Dobla una hoja de papel toalla y ponla en una bolsa grande de plástico con cierre para que absorba la humedad. Luego, llena la bolsa con los ejotes. Saca la mayor cantidad de aire que puedas antes de cerrarla. Lava los ejotes antes de usarlos.

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