Hablar muy rápido puede ser problemático para tu audiencia. A veces, esto puede ser el resultado de un tick nervioso que hace que atropelles un poco tus palabras al hablar. Si tienes problemas porque hablas muy rápido, hay algunas cosas que puedes hacer. Haz la prueba con algunos ejercicios vocales que te ayudarán a desacelerar tu forma de hablar al añadir pausas, y haz la práctica de enunciar cada palabra individualmente. También, te puedes grabar hablando. Esto te ayudará a identificar momentos en los que debes ir más despacio, o te permitirá adicionar pausas, con el fin de tomar aire en discursos escritos para así recordarte el hablar más despacio.

Método 1
Método 1 de 3:
Hablar más claro

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    Pronuncia cada palabra claramente. Uno de los más grandes problemas para las personas que habla muy rápido es que a veces mezclan palabras entre ellas en una manera que se vuelve difícil entenderles. Pasa un tiempo practicando cómo pronunciar las palabras, especialmente cuando las unes en una frase.[1]
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    No te saltes ninguna palabra, ni siquiera las más cortas. Pronuncia cada silaba de cada palabra. Practica enrollando la lengua. Los enrollamientos de lengua están diseñados para ayudarte a trabajar los músculos en tu boca, y para mejorar tu propia pronunciación. Practica con varios enrollamientos y ejercicios de lengua para ayudarte a calentar la boca antes de dar un discurso, o simplemente para que te ayuden a volver más lenta tu cadencia vocal en general.[2]
    • Ejercítate diciendo, “Los labios, los dientes, la punta de la lengua” una y otra vez. Exagera cada una de las silabas.
    • Repite las palabras “Tres tristes tigres comían tres tristes platos de sopa”. Di cada palabra claramente. Repite la frase una y otra vez.
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    Alarga los sonidos de las vocales. Mientras practicas tu forma de pronunciar las palabras, trata de alargar los sonidos de las vocales, para así añadir longitud a cada una. Esto te ayudará a hablar más despacio y con mayor claridad.
    • Exagéralo al principio y añade una pausa corta entre cada palabra. Con el paso del tiempo, esto te ayudará a no pegar tanto las palabras mientras a la misma vez enunciarás cada palabra con claridad absoluta.
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Método 2
Método 2 de 3:
Usar pausas y controles de velocidad

la oración a donde las pausas tienen sentido en una conversación normal. Aquí se incluyen las pausas entre las frases, después de una parte importante de la información y cuando el tema cambia. Trata de hacer un esfuerzo consciente para añadir más pausas mientras estás hablando.[3]

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    • Podrías necesitar hacer pausas entre cada palabra, o añadir pausas extra largas después de haber dicho información importante.
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    Permítete utilizar ocasionalmente palabras de relleno. Estas son herramientas conversacionales que le dejan al receptor entender mejor el tema, y también le dan a quien está hablando, tiempo para pensar antes de completar una respuesta. Permitirte usar ocasionalmente estas palabras en un discurso pueden ayudarte a bajarle la velocidad a tu presentación. También permitirá a tu audiencia conectarse más fuertemente con lo que estás diciendo.
    • Estas incluyen cosas como “um”, “uh”, “tú sabes”, y “como”.
    • Ten en cuenta que usar muchas palabras de relleno pueden hacer parecer que estás luchando para encontrar las palabras adecuadas, o que no conoces la respuesta. Usalas con moderación, y solo de manera que te ayuden a desacelerar tu velocidad de habla.
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    Respira con más frecuencia. A veces las personas aguantan su respiración un poco, o hablan más rápido para poder expresar más palabras con una sola bocanada de aire. Si quieres hablar más lentamente, haz un esfuerzo concertado para respirar más mientras estés hablando. [4]
    • Si tienes un discurso escrito debes considerer añadir notas para ti mismo con el fin de que recuerdes cuándo respirar y para que lo hagas con mayor frecuencia de lo que normalmente lo haces.
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    Haz contacto visual con tu escucha. Cuando estés dando un discurso o hablando con otras personas, puede ser de mucha ayuda hacer contacto visual con quienquiera esté escuchando. Practicando este truco, tu estarás esperando por señales verbales o corporales de tu oyente u oyentes antes de que sigas adelante con tu tema. Esto significa que te verás forzado a disminuir la velocidad para acomodarte a tu audiencia.
    • Hablar más despacio e involucrarte con tu audiencia haciendo contacto visual los ayudará a ellos a mantener la atención a lo que dices y a que entiendan acerca de lo que estás hablando.
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    Practica técnicas de relajamiento personal. Hablar muy rápido es causado frecuentemente por ansiedad o nerviosismo cuando se está hablando. Puede ayudarte el que practiques calmarte, para que así puedas desacelerar el ritmo de tu propio discurso.
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    Trata el apretar y el relajar de tus músculos. Comienza por los músculos de arriba de tu cuerpo y trabaja la técnica hasta abajo del mismo. Aprieta tus músculos de la frente y de la cara mientras respiras. Mantén la respiración por un momento y suelta el aire lentamente, relajando los músculos mientras lo haces. Repite este proceso hacia debajo de tú propio cuerpo apretando y relajando todos tus músculos.
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Método 3
Método 3 de 3:
Practica tu discurso en voz alta

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    Lee textos en voz alta a diferentes velocidades. Trata leyendo un pasaje en voz alta a tu propia velocidad, y entonces trata de leerlo más rápidamente que tu velocidad normal. Esto hará que cualquier otro tempo parezca más lento. A continuación vuelve a leer el texto haciendo un esfuerzo consciente para leerlo más lento, entonces continúa haciéndolo más y más lento hasta que parezca exagerado. .[5]
    • Con pactica, esta forma de alteración de la velocidad te ayudará a controlar el tempo de tu propia voz.
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    Lee textos en voz alta a diferentes volúmenes. Lee un pasaje a tu volumen normal. Después prueba leyéndolo como un susurro. Practica leyendo cosas en tono susurro. El esfuerzo extra puesto al expeler el aire a un volumen más suave automáticamente desacelerará tu monologo. .[6]
    • Trata de inhalar profundamente y después expeler el aire mientras completas una frase individual. Has una pausa entre las frases.
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    Grábate a ti mismo hablando. Muchas personas tienen inconvenientes escuchando los problemas que ocurren durante sus propios discursos, especialmente al momento de una presentación o de un discurso. Grábate mientras estás hablando -preferiblemente durante una presentación en vivo, no en una sesión de practica- para que así te puedas escuchar y criticar tus propios errores. .[7]
    • Reproduce la grabación cuando estés solo y tengas algún tiempo para analizar lo que escuchas. Intenta practicando el mismo discurso nuevamente, pero haz un esfuerzo consciente de alterar algunos de los problemas que notaste en la grabación.
    • Piensa sobre los lugares en los cuales tu discurso lució especialmente rápido y practica volviéndolo más lento especialmente en esos momentos.
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    Pídele a alguien el favor el favor de que te escuche y te provea de retroalimentación al respecto. Pide a un amigo de confianza o aun colega que te escuche mientras hablas y que te haga algunos apuntes para ti. Después de que la presentación termine, pregúntale a la persona sus pensamientos, especialmente acerca del tema de la velocidad en tu discurso o forma de hablar. .[8]
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Categorías: Autoayuda
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