Este artículo fue coescrito por Patrick Muñoz. Patrick es un coach de voz y oratoria reconocido a nivel internacional. Él se enfoca en los discursos públicos, el poder vocal, el acento y los dialectos, la reducción de acento, el doblaje, la actuación y la terapia del habla. Ha trabajado con clientes como Penélope Cruz, Eva Longoria y Roselyn Sánchez. BACKSTAGE votó por él como el coach de voz y dialectos favorito de Los Ángeles, es el coach de voz y discursos de Disney y Turner Classic Movies, y es miembro de la Asociación de Coaches de Voz y Oratoria.
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La elocuencia no es genética y sin duda cualquier persona la puede aprender a cualquier edad. Si estás preocupado por la elocuencia de tu discurso, entonces tómate algo de tiempo para practicar y mejorar no solo en lo que dices, sino en cómo lo dices.
Pasos
Parte 1
Parte 1 de 2:Cambiando lo que dices
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1Cíñete a un vocabulario claro y conciso. Si bien no siempre puede ser el caso, un vocabulario amplio no equivale necesariamente a un vocabulario fuerte. Cuando se trata de sonar elocuente, menos es más. Una explicación prolija no es más elocuente que una explicación simple y clara si ambas logran el mismo propósito. No agregues palabras adicionales en tu vocabulario para sonar más inteligente.[1]
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2Usa lo que sabes. Haz intentos para aprender nuevo vocabulario siempre que sea posible, pero cuando hables, cíñete a usar las palabras que conoces. Una de las cosas menos elocuentes que puedes hacer es usar mal una palabra de un vocabulario extenso o combinar muchas palabras de vocabulario extenso y dejar a tu oyente confundido.
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3Haz referencias útiles. Cuando corresponda, haz alusiones a cosas que ayudan a explicar un pensamiento o idea o que de otro modo le dé al oyente una mejor idea de lo que estás tratando de decir. Las referencias a la cultura pop, la literatura clásica, el arte y a las personas y acontecimientos históricos son increíblemente útiles y te dan un aire adicional de inteligencia.[2]
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4No uses muletillas. Nada suena menos profesional que llenar silencios y espacios entre palabras con muletillas como “eh”, “o sea”, “este…” y “ajá”. Haz un esfuerzo consciente para no llenar tus discursos con estas muletillas. No sientas que debes insertar palabras en cada espacio vacío. Si es útil, piensa exactamente en lo que vas a decir antes de que lo digas para que no caigas en el uso de las muletillas.
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5Enuncia cada palabra. Puedes tener el discurso más elocuente del mundo preparado, pero si no puedes enunciar correctamente las palabras, tus oyentes terminarán confundidos y en la oscuridad. Tómate el tiempo necesario para pronunciar correctamente cada palabra en tu oración y minimizar un acento si es necesario. Si tienes problemas con la enunciación en particular, contrata a maestro de dicción para que te ayude a pronunciar las palabras correctamente.
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6Familiarízate con las transiciones y los adjetivos. Uno de los problemas comunes que las personas tienen al hablar es que tratan de dar con las palabras y dejan una pausa incómoda en su discurso, lo cual da la impresión de que no estaban preparadas. Evita esto familiarizándote con una lista de transiciones populares y adjetivos populares. Si te olvidas lo que ibas a decir, no te tomará mucho tiempo reemplazar una palabra si puedes hacer referencia a esa lista mental.
- Las transiciones comunes (y elocuentes) incluyen “es más”, “adicionalmente”, “además”, “en particular”, “sin embargo” y “a pesar”.
- Los adjetivos comunes (y elocuentes) varían dependiendo de lo que hables, pero pueden incluir “espléndido”, “disgustado”, “absurdo”, “de buen gusto”, “relevante”, “breve”, “agradable” y “encantador”.[3]
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7Formula tu oración de antemano. Con el fin de evitar enredarte con tus pensamientos y salir a decir el discurso, piensa en lo que vas a decir antes de decirlo. Similar a escribir una respuesta, pensar de antemano te dará tiempo para formular exactamente lo que vas a decir y cómo vas a decirlo. Solo ten cuidado de no preparar el discurso tanto que te haga sonar falso o de omitir accidentalmente palabras importantes.[4]
Parte 2
Parte 2 de 2:Cambiando tu forma de hablar
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1Supera las ansiedades sociales y de expresión oral. Será muy difícil sonar elocuente si tu voz tiembla, hablas demasiado bajo o tartamudeas cuando empiezas a hablar. Toma las medidas necesarias para superar estas ansiedades sociales al visitar un logopeda, terapeuta del habla o un consejero.
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2Mantente relajado. Al igual que el paso anterior con respecto a superar las ansiedades, si estás tenso, estresado o pareces nervioso, no dirás tu discurso tan elocuentemente. Haz lo que sea necesario para relajarte, ya sea que te imagines a tu público en ropa interior o simplemente recuerdes que lo peor que podría pasar es que el público se aburra (lo que en realidad no es tan malo en lo absoluto). Tu discurso debe ser natural y no forzado, así que deja que las palabras fluyan y no te preocupes demasiado por la forma en que las dices o lo que la gente piensa de ti.
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3Habla con confianza. ¿Alguna vez has notado cómo las personas que actúan con confianza automáticamente parecen más carismáticas y elocuentes? Cuando hablas con confianza, provocas una sensación de curiosidad en tu audiencia. Incluso cuando no lo sientes, actúa con confianza y tu discurso se verá más profesional y bien hablado. Además, a medida que pretendas tener confianza, realmente empezarás a tener más confianza. Es una situación en la que no hay pierde, es un hecho.
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4Reduce la velocidad de tu discurso. Hablar demasiado rápido hará que incluso el más elocuente de los oradores suene ansioso y sin preparación. Cuando estás preocupado por decir algo, es una reacción natural acelerar tus palabras pronunciadas por minuto para terminar de hablar más rápido. Esto no suena profesional y te hace lucir estresado. Tómate tiempo para ralentizar tu discurso; es mejor hablar muy lento que muy rápido.
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5Préstales atención a los oyentes. Los oradores eficaces hacen contacto visual con su audiencia de manera regular y abordan su discurso a las personas. Esto muestra que no solo están hablando para el aire, sino que se preocupan de que su audiencia esté escuchando y prestando mucha atención a lo que estén diciendo. Cuando hables, incluso si es a una sola persona, haz contacto visual con tu(s) oyente(s) con frecuencia.
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6Usa notas si es necesario. Si estás preocupado acerca de un discurso público y no consideras que es como una simple conversación diaria, no te sientas culpable por tener unas cuantas notas a la mano. Organizar tus pensamientos y tenerlos a la mano para mirarlos de manera breve es una gran forma de mantener tu discurso en orden. No uses las notas como un guion, sino más bien como una forma de recordarte a ti mismo rápidamente las palabras clave y las frases que puedes insertar en tu discurso para que te entiendan mejor.
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7Practica frente a un espejo. Sí, te puede parecer una tontería, pero si puedes verte a ti mismo hablar, podrás ver lo que tienes que cambiar. Haz un espacio en frente de un espejo o grábate hablando con una cámara de video. Esto te ayudará a localizar con exactitud lo que haces bien cuando estás hablando y lo que tienes que mejorar.
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8Dedica más tiempo a la lectura. Leer libros no solo amplía tu vocabulario y tu comprensión de lectura, sino que también te presenta a personajes de ficción elocuentes y con buena dicción. Lee de forma regular y presta mucha atención a las cosas que los personajes dicen que consideras elocuentes. Puedes imitar esos patrones de discurso y comportamientos en tu propio discurso si así lo deseas.
Consejos
- Si tienes un amigo íntimo o un familiar cuya forma de hablar consideres particularmente elocuente, presta atención a la forma en la que habla e imítalo en tus propias conversaciones.