La postura del león, o Simhasana, es una postura de yoga que ejercita los músculos de la cara y la garganta. Se cree que tiene muchos beneficios físicos, como aliviar la tensión y estimular la circulación[1] . También puede reducir el estrés y la ansiedad, como muchas posturas de yoga. Hay muchas variaciones diferentes que puedes hacer a la postura del león, así que trata de experimentar con diferentes versiones para encontrar la más beneficiosa para ti.

Parte 1
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Prepararte

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    Consulta con tu doctor. Siempre debes discutir cualquier régimen de ejercicios nuevo con tu doctor para asegurarte de que sea lo suficientemente saludable para realizarlo de manera segura. La postura del león no es una postura particularmente extenuante, pero podrías elegir incorporarla a una práctica de yoga más grande.[2]
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    Ponte cómodo. Usa ropa que te permita moverte libremente y no te distraiga.
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    Encuentra un espacio tranquilo. El yoga se trata de meditación así como de ejercicio físico, así que trata de encontrar un lugar sin distracciones para tu práctica.
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    Coloca la colchoneta. Necesitarás una superficie suave para realizar esta postura ya que estarás arrodillado. Si no tienes una colchoneta de yoga, también puedes realizar la postura del león sobre otra superficie suave, como una manta, una toalla o una alfombra.

Parte 2
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Realizar la postura

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    Arrodíllate en el piso y siéntate sobre los talones. Tus rodillas deben estar separadas a una distancia cómoda y las manos deben estar a los lados.
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    Inclínate hacia delante. Coloca las palmas en el piso, con los dedos apuntando hacia el sentido opuesto de tu cuerpo, aproximadamente a 15 cm (6 pulgadas) lejos de las rodillas. Separa los dedos y presiónalos firmemente contra el piso.
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    Ruge. Prepárate para la extensión completa de la postura inhalando por la nariz. A medida que exhales, abre bien la boca, contrae los músculos en la garganta y suelta un suspiro audible. Estira la lengua hacia fuera y hacia abajo lo más lejos que puedas.[3]
    • Asegúrate de involucrar los músculos de los brazos empujando los dedos contra el piso a medida que rujas. Una alternativa es mantener las manos a los lados y luego empujarlas delante de ti rápidamente al rugir.[4]
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    Involucra los ojos. Al rugir, abre bien los ojos mientras miras hacia las cejas o la punta de tu nariz.[5]
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    Inhala y repite. Mantén la postura tanto tiempo como se sienta cómoda. Relaja tu cuerpo a medida que inhalas por la nariz y luego repite la postura la próxima vez que exhales. Puedes repetir la postura cuantas veces quieras.

Parte 3
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Modificar la postura

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    Cruza los tobillos. Una variación de la postura del león es cruzar un tobillo sobre el otro. Si pruebas esta modificación, asegúrate de cambiar de pierna al cruzarlas y realizar la postura el mismo número de veces en cada lado.[6]
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    Siéntate con las piernas en la postura de la rana. Para abrir las caderas en la postura, trata de incorporar Mandukasana (postura de la rana) en la postura del león. Antes de extender los brazos hacia delante, reposiciona las piernas de tal manera que los pulgares del pie se toquen, pero las rodillas estén separadas por lo menos a la altura de la parte externa de las caderas. Luego realiza el resto de la postura como siempre.[7]
    • Algunas personas combinan esta posición de piernas modificada con una posición de brazos modificada. Trata de colocar las palmas en el piso delante de ti con los dedos apuntando hacia ti. Mantén las manos a unos cuantos centímetros de tu cuerpo y luego inclínate hacia delante ligeramente.[8]
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    Coloca las manos en las rodillas. Si prefieres no inclinarte, los músculos de la cara y la garganta aún pueden beneficiarse de la postura del león. Simplemente arrodíllate sobre la colchoneta y coloca las manos con las palmas hacia abajo en las rodillas en lugar de extenderlas delante de ti. Luego realiza el resto de la postura como siempre, teniendo cuidado de mantener la espalda recta.[9]
    • Aunque los brazos no estén extendidos, sigue presionando las manos hacia abajo con los dedos separados.
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    Siéntate de piernas cruzadas o en Padmasana (la postura del loto). A veces simplemente no es cómodo arrodillarte. Si tienes rodillas sensibles, podría ser recomendable sentarte en una posición diferente. Puedes sentarte en una posición de piernas cruzadas o, si estás más avanzado, puedes hacer la postura del loto. Elige una posición sentada que sea cómoda para ti y luego realiza el resto de la postura como siempre.[10]
    • Otra buena opción para los yoguis con rodillas sensibles es doblar la colchoneta o arrodillarse sobre una manta para añadir relleno.
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    Trata de reír. En vez de rugir, experimenta con la risa al exhalar. Podría ayudarte a reducir el estrés.[11]

Cosas que necesitarás

  • colchoneta de yoga u otra superficie suave
  • ropa cómoda

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Categorías: Yoga